Déjame contarte.
por
Juan Alberto
género
incesto
Déjame contarte sobre mi “primera vez”. Normalmente siempre es especial para todos, o casi todos, pero todavía me emociono al recordar esos momentos tan significativos. Es mi historia y quiero compartirla con ustedes. Todavía era la niña de papá, recuerdo también la edad que tenía, pero quizás no sería conveniente decirla por obvias razones.
Recuerdo la primera vez que me di cuenta de que los chicos no eran igual a las chicas, tenían un pene. No sé cual fue el motivo, pero me fascinó la idea de ver uno verdadero. No tenía muchas opciones por esos días, asistía a una escuela de solo niñas. Así que decidí quien iba a ser mi candidato más probable y cercano. Él era un hombre, por lo que debía haber sido un chico alguna vez. Había visto a mi madre desnuda un sinnúmero de veces, así que razoné que, habiéndola ya vista a ella, lo normal era ver desnudo a mi padre, de ese modo podría ver su pene. Por supuesto que es muy simple describirlo y escribirlo así, pero la cosa no me resultaba tan fácil, tuve que idear un plan para cumplir con mi objetivo.
Mamá era enfermera del hospital local y tenía un par de días libres a la semana, que nunca eran los mismos, iban variando. Papá, por otro lado, tenía horarios vespertinos de nueve a seis de la mañana y los sábados y domingos no iba al trabajo. Concluí que la mejor oportunidad que tenía de ver el pene de mi padre, debía ser un fin de semana en que mamá estuviera en su trabajo. Por supuesto que inmediatamente comencé a fantasear sobre como lograría ver el pene de papá e incluso jugar con él si me daba el permiso, aunque me parecía imposible que papá me lo permitiera. Aún así, para poder ver uno real, me refiero a una polla de verdad; tenía que idear un plan muy bien elaborado.
Mamá siempre me levantaba para ir a la escuela durante la semana, incluso en sus días libres, y me iba a dejar a la escuela. Como papá trabajaba en el turno de noche, solo podía verlo los fines de semana, porque cuando yo llegaba de la escuela, él siempre estaba preparándose para irse al trabajo y cuando él llegaba temprano en la mañana, yo siempre me despertaba, porque me encantaba cuando el asomaba su cabeza en mi dormitorio y me lanzaba un beso diciéndome.
—Buenos días princesita … —Mi sonrisa duraba para todo el día, había recibido el beso de papá
Continuando con mi plan, me di cuenta de que nuestro gato, el Sr. Spock, siempre dormía en el dormitorio de mis padres, y sabía que le encantaba dormir entre las piernas de papá, porque mamá se giraba demasiado en la cama. Desde esa observación comencé a idear mi plan.
El sábado por la mañana esperé hasta que mamá se fue al trabajo. Yo entré a la habitación de mis padres, desperté a papá diciéndole que quería al Sr, Spock. Me metí rápidamente en la cama y apoyé mi cabeza casi directamente encima de donde supuse estaría su pene, comencé a acariciar al Sr, Spock. Creo que papá estaba demasiado sorprendido como para moverse o decirme algo. Sea como sea, me dejó hacer. Mantuve mi cabeza moviéndola suavemente mientras acariciaba al Sr. Spock y comencé a sentir a la altura de mi oreja de que algo se estaba abultando. Estaba solo debajo del edredón y sobre la sábana, así que no lo estaba tocando realmente, pero lo podía sentir y esto me emocionó mucho, era mi primera vez que podía sentir de cerca de mí un pene real.
Mi mejilla rozaba esa cosa que se ponía cada vez má duro. Papá movió sus manos para tratar de alejar mi cabeza de su creciente protuberancia, así que antes de que alcanzara mi cabeza me arrimé al Sr. Spock y lo abracé. Papá se relajó y volví a colocar mi cabeza sobre su bulto. ¡El pene de papá estaba muy duro y yo estaba en el cielo! No pude verlo, pero estaba casi a contacto con eso y, ¡Fue absolutamente fantástico!
Bueno, finalmente papá dijo que tenía que levantarse, así que me hizo salir de la habitación, me llevé al Sr. Spock conmigo, mi plan estaba funcionando y mañana debía volver a intentarlo. Papá salió de la ducha y me miró en una forma extraña, por un segundo sospeché que algo no andaba según mis planes. Pero luego todo volvió a la normalidad; vimos televisión, hablamos, jugamos, comimos y no hicimos nada de novedoso. Me moría de ganas porque llegara el domingo. Apenas me desperté, me levanté y fui en busca del Sr. Spock que estaba justo donde esperaba encontrarlo, entre las piernas de papá. Anuncié que había venido en busca del Sr. Spock y me senté intencionalmente sobre el regazo de papá. Bueno, él estaba desnudo y yo tenía puesto mi camisón y mis bragas, así que mi pequeño coño quedó justo encima de su pene. Al instante me emocioné y comencé a moverme, al cabo de unos minutos, el enorme pene de papa presionaba entre mis pequeñas nalgas y mi coño. Él se levantó y nos sacó de la habitación a mí y al Sr, Spock. Se fue a duchar y esta vez se demoró mucho en terminar la ducha.
Cuando salió de la ducha y ya vestido, me di cuenta de que me miraba subrepticiamente, cuando pensaba que yo estaba distraída o que no lo veía, él me miraba y yo no sabía porque él me miraba en modo diferente, tal vez sospechaba algo, pensé preocupada.
La semana pareció no pasar nunca, comencé a preguntarme si papá había descubierto mi plan, porque escuché a mamá decir que yo estaba creciendo y pronto sería una jovencita, pero que notaba que yo ya estaba actuando como jovencita. Pero no hablaban de mi en un sentido de elogios, como que estaban constatando de que yo ya no era una nenita pequeña. No sé por qué hablaban de mí de ese modo.
Tuve la confirmación el fin de semana siguiente. Sábado por la mañana ella tenía que ir al trabajo, me levantó, me vistió y fue a buscar al Sr, Spock; lo dejo conmigo en la sala de estar. ¡Estaba devastada! Papá le había dicho algo a mamá, ¡lo sabía! Luego el domingo volvió a hacer lo mismo, el Sr. Spock y yo completamente vestida solos en la sala de estar. ¡Aarrgghh, qué rabia!, fue horrible, tuve que repensar todo de nuevo, mi plan había fracasado. Cuanto más pensaba en ello, más quería hacerlo. Me estaba obsesionando con la idea de ver el pene de papá, ya sabía que era enorme, pero nunca lo había visto ni tocado de verdad. Ahora debía ser más astuta, solo debía descubrir como y cuando llegarlo a ver bien del todo.
Mis sospechas se confirmaron cuando durante toda la semana dejaron al Sr, Spock dormir en su dormitorio, durmiendo con ellos, o bastaba que él maullara cerca de la puerta y lo dejaban entrar. Pero el fin de semana, mamá se encargaba de sacar al Sr, Spock y traerlo consigo para vestirme y dejarme junto a él. Me dio una rabia inmensa y me decidí a contratacar e idear una nueva estrategia, ¡iba a ver el pene de papá pase lo que pase!
Junté todos los duendes mágicos sobre mi cama y les pedí que me dieran alguna solución mágica que me ayudara a ver el pene de papá. Ya otras veces había acudido a pedir la ayuda de ellos y había obtenido lo que buscaba, ahora era hora de hacer uso de todos mis recursos. Creo que llevaré a Neviska y Escarcha conmigo, ellos serán mi aliados perfectos.
Al parecer la influencia positiva de los duendes, hizo que mamá bajara su guardia y, al sábado siguiente no me vistió, solo me trajo al Sr. Spock. Le di gracias a los duendes por eso. Sin mamá, me quedé afuera de la puerta de papá sin hacer ningún ruido; el Sr. Spock acurrucaba su lomo contra mis piernas y obviamente quería estar entre las piernas de mi padre. Podría jurar que escuché a papá llamar mi nombre a baja voz, casi respondí, pero no sé por qué, no lo hice. Entonces puse una oreja cerca de la puerta de él y escuché el chirrido de la cama. Esto me alertó porque pensé que papá se estaba levantando y me podía atrapar espiando su puerta, pero de inmediato me di cuenta de que no era este el caso, la cama seguía crujiendo.
La única razón que podría dar origen a la cama rechinando, era que papá estuviera jugando con su pene. ¡Dios santo! Podría tenerlo duro y al aire libre, justo al otro lado de la puerta. Sabía que si entraba sin llamar me iba a meter en problemas; pero también me di cuenta de que era ahora o nunca. Cogí al Sr. Spock en un brazo y a los duendes mágicos en el otro. Levanté al Sr. Spock hacia mi rostro para que papá no se diera cuenta donde estaba mirando. Con la mano donde tenía los duendes abrí la puerta y entre mirando directamente en la dirección de la entrepierna de papá, él apartó repentinamente su mano y se cubrió con la sábana.
—Papi … Te traje al Sr. Spock … Estaba fuera de tu puerta …
La cara de papá estaba roja, no se movía ni un centímetro. Pude ver dónde estaba su pene cuando entré, pero noté que se había reblandecido. Entonces sin preguntar nada me subí a la cama y dejé caer al Sr, Spock entre las piernas de papá. Sabía que sentarme en su regazo iba a ser contraproducente, así que volví a apoyar mi cabeza sobre su pene y procedí a acariciar al Sr. Spock que estaba ronroneando como un carro de bomberos. ¡Justo lo que necesitaba mi coño que estaba encendido en llamas! También estaba asustada y desesperada. No quería que papá moviera mi cabeza. Sentí su pene en mi mejilla, estaba segura de sentirlo allí. Seguí acariciando al Sr. Spock mientras sentía que el pene de papa comenzaba a agrandarse. No quería que papá se sintiera mal y volviera a decirle algo a mamá, así que desistí de seguir con mi plan. Dejé de acariciar al Sr. Spock y, aunque sabía que no debía hacerlo, al momento de levantarme, giré la cara hacia abajo y mi boca quedó sobre el pene de papá por un breve momento, luego me levanté y me fui de su cuarto.
Papá volvió a pasar un largo rato bajo la ducha después de levantarse, cuando salió me dijo.
—Tú madre no quiere que vengas así a nuestra habitación …
Esto me hizo pensar, él nunca dijo que él no quería verme en su habitación. Era solo mamá la que se oponía y echaba por tierra mi plan. Estaba indecisa sobre que responder, esperé un largo rato y le dije.
—Nunca se lo diré … Ella no lo sabrá … Además, solo quería traerte al Sr. Spock …
Papá no dijo nada, solo se quedó allí pensativo, luego se alejó. El resto de la mañana de sábado transcurrió como de costumbre y sin sobresaltos.
El domingo por la mañana estaba muy nerviosa y emocionada. Mamá entró y me despertó trayendo al Sr, Spock a mi cama. Los domingos son nuestro día de sueño, me dio un beso en la mejilla y me dejó allí con el gato. Supuse que papá no le había dicho nada. Tan pronto como sentí que su carro se alejaba, me levanté de prisa y me dirigí con el Sr. Spock al dormitorio de papá. Entré rápido a la habitación y papá estaba despierto y mirándome, le dije.
—Papi … El Sr. Spock no está feliz en mi cuarto … Le gusta estar aquí contigo …
Me subí a su cama y puse al Sr. Spock entre sus piernas. Noté que me miraba de un modo diferente, nunca dijo nada, así que me acosté sobre su pene nuevamente y comencé a acariciar al Sr. Spock. Al principio estaba blandito, pero rápidamente comenzó a ponerse duro, ¡Me sentí en el cielo! Su pene se hinchaba poco a poco y presionaba contra mi mejilla. Comencé a mover mi cabeza al ritmo que acariciaba al Sr. Spock, hacia atrás y hacia adelante, sintiendo como el pene de papá se engrosaba más y más.
Creo que pasaron unos cinco minutos que pude sentir el hinchado pene de papá fingiendo acariciar al Sr, Spock. Me emocioné mucho cuando lo sentí pulsar un par de veces cerca de mi oreja. El enorme pene de papá estaba duro y palpitante y podía sentirlo. Papá estaba muy tranquilo y no se había movido durante todo este tiempo, excepto que de tanto en tanto empujaba sus caderas hacia arriba y su pene se apretaba contra mi mejilla, ¡Que delicia sentir ese monstruo restregarse contra mi mejilla! Papá se agitó y me dijo.
—Bueno, princesa … Supongo que no volveré a dormir … Prepárate que iremos al parque a dar un paseo …
Entonces lo hice de nuevo, giré la cara hacia adelante y presioné mis labios contra esa dureza bajo las sábanas como para morderlo, me di cuenta de que papá no miraba y deposité un besito sobre su lindo pene, luego me fui a mi habitación a vestirme.
Papá terminó la ducha rápidamente y fue a la cocina a prepararnos algo de colación. Mientras comíamos, él hizo un comentario muy interesante, me dijo.
—Tú mamá se enojaría mucho si supiera que tú estás abrazando al Sr. Spock en nuestra cama cuando ella no está …
—Lo sé, papi … Pero nunca lo va a saber porque yo nunca se lo voy a decir …
Después de que dije eso, él solo me miró y no hizo ningún comentario.
La semana pasó demasiado lenta, parecía como si los días se hubieran alargado. Por fin era viernes por la noche. Mamá se llevo al Sr, Spock a su dormitorio al igual que lo había hecho todos estos días, pero el sábado en la mañana lo trajo de regreso a mi dormitorio. Esperé hasta que la escuché alejarse en su coche y luego, como un meteorito, caminé a paso cierto a la puerta de papá con el Sr. Spock en mis brazos, entré y encontré a papá despierto y me miraba, dije.
—Papá … —Y él dijo rápidamente.
—Sí, ya sé … Ya sé … El Sr. Spock quiere venir a estar conmigo …
Volví a subirme a su cama y dejé caer al Sr, Spock en su lugar acostumbrado; inmediatamente comenzó a ronronear. Podía sentir los ojos de papá en mi nuca mientras me recostaba en su regazo poniendo mi cara sobre su pene. ¡Uy, ya estaba durito! Acaricié al Sr. Spock moviendo ligeramente mi cabeza. Sentí las palpitaciones de su gran pene. Me percaté que cada vez que restregaba mi mejilla con su pene, papá levantaba sus caderas y se agitaba. ¡Eso me encantó!
Me concentré en mover mi cabeza y acariciar al Sr, Spock. Yo movía mi cabeza y papá se agitaba y su pene pulsaba. A momentos me pareció que papá movía sus caderas como para empujar contra mi oreja y mi mejilla, se le escapó un gemido y con voz atribulada me dijo.
—Nenita, necesitas mover tu cabeza de ahí …
Entendí que él quería decir que quitara mi cabeza de su pene, pero estaba más osada, me giré y puse mi boca sobre su pene diciéndole.
—¿Así? …
Luego comencé a mover mi boca a lo largo de esa cosa dura bajo las sábanas. Pensé que él me detendría, pero no lo hizo. Entonces estiré mi mano para dar alguna caricia al Sr, Spock, mi brazo se apoyó contra su pierna y en ese preciso instante pareció que su pierna se puso rígida, luego se puso rígido todo su cuerpo, papá tenía sus ojos cerrados y se sacudía, un momento después su pene ya no estaba durito. Escuché a papá exhalar fuertes respiraciones como si se hubiera ahogado por un momento, después se movió y le pregunté.
—¿Hemos terminado de abrazarnos por hoy, papi? …
—Sí, dulce princesita …
Así que tuve que levantarme e irme a mi habitación. No sé porque papá tuvo que sacar toda la ropa de la cama y la metió en la lavadora. Más tarde se aseguró de ordenar su cama antes de que llegara mamá. Cuando él estaba metiendo las sábanas a la lavadora me dijo.
—Bebita … Ya sabes … Tú mamá se enojaría mucho si supiera que te acurrucas conmigo y el Sr. Spock …
Puse mi mano en mi pecho, dibujé una cruz y le juré.
—Papi … Es nuestro secreto y jamás mamá lo sabrá …
—¿No? … ¿Nunca? …
No le respondí, pero volví a poner mi mano en mi pecho, hice la cruz y se lo volví a jurar haciendo una cruz con mi dedito pulgar e índice, luego le di un beso y lo moví hacia el cielo, se lo estaba jurando por Dios. Él me levantó en sus brazos y medio un gran abrazo, rindiéndome completamente feliz.
Cuando mamá llegó a casa del trabajo, papá había ordenado y limpiado toda su cama, pero el domingo por la mañana mamá se despertó antes de ir a trabajar. Trajo al Sr. Spock y me preguntó si estaba siendo buena jovencita mientras ella estaba a trabajar. La miré a los ojos y luego le respondí que por supuesto que sí, luego me giré restándole importancia a lo me estaba hablando. Ella mantuvo su mirada en mi ojos, luego procedió a vestirme antes de irse. Me levanté y comencé a girar por la casa con ella antes de que se fuera; cuando me cercioré de que se había ido y alejado lo suficiente, corrí a mi habitación y me puse mi camisón, dejándome las bragas. Encontré que mi camisón era demasiado largo, así que busqué mi viejo camisón, ese que me quedaba corto y se me subía sobre mi trasero porque ya era chico para mí. Recogí al Sr. Spock y con el corazón que amenazaba de escapar de mi pecho, me fui a la puerta de papá. Estaba convencida de que papá no le había dicho nada a mamá, de otro modo ella hubiera estado enojada conmigo y no lo estaba. Él quería que fuera nuestro secreto, ¿no?.
Sin mayores preocupaciones entre a su dormitorio. Papá estaba despierto y mirándome, todavía estaba cubierto con la sábana y el edredón, pero ahora estaban recogidos más abajo y podía ver su pecho velludo y desnudo. También supe perfectamente donde estaba su pene porque había un levantamiento de la ropa justo en ese lugar, le dije.
—Papi … Traje al Sr. Spock …
El me sonrió y asintió con su cabeza; de nuevo sobre la cama me arrimé para poner mi cabeza sobre su pene, mientras bajaba mi cabeza, papá me preguntó.
—Te gusta acurrucarte así, ¿verdad? …
Con mi cabeza firmemente apoyada sobre su pene, la moví asintiendo mientras decía.
—Ah-ha … —A lo que papá respondió prontamente.
—A papi también le gusta eso, princesita … Pero no le cuentes esto a mamá … Nunca …
Me giré puse mi boca sobre su pene y la moví un poco por todas partes. Luego volví a hacer la señal de la cruz sobre mi pecho para comprometerme con un juramento. A continuación, me di la vuelta para seguir acariciando al Sr. Spock, apoyando mi cabeza contra su duro pene, frotando mi mejilla para colocarme más cómoda.
Al girar de ese modo, mi corto camisón se levanto y dejó mis bragas expuestas a los ojos de papá, mientras acariciaba al Sr. Spock, papá me preguntó.
—¿Ese este tu viejo camisón? …
Moví mi cabeza varias veces asintiendo en respuesta, presionando mi cara contra su pene, le dije.
—Este me gusta más y es más cómodo …
Podía sentir las pulsaciones de su pene en respuestas a mis movimientos, seguí acariciando al Sr. Spock y a frotar mi cabeza contra esa suave dureza. Una vez más sentí cuando papá se puso rígido, su cuerpo se sacudió y su pene se ablandó; al igual que el día anterior, papá exhalo agitadas respiraciones. Después que se ablandó, papá me acarició mis cabellos y frotó mi espalda, disfruté cada minuto de eso. Estaba feliz porque mi plan estaba resultando. Di gracias a los duendes mágicos por todo esto. Mi objetivo estaba cada vez más cerca.
Durante la semana percibí que mamá estaba un poco nerviosa, me miraba raro, pero no me decía nada. Como siempre el Sr. Spock estuvo toda la semana en el dormitorio de mis padres. Finalmente, volvió la mañana del sábado. Otra ves mamá me despertó, trajo al Sr. Spock y me vistió antes de irse a trabajar. Pero esta vez mientras salía, pasó por la puerta de su habitación y dijo en alta voz para que papá la escuchara.
—Ahora esta señorita está vestida … No quiero que vuelva a la cama …
Dijo mirándome a mí en forma severa. Luego salió y se fue. Eso me enojó bastante, pero nada cambió, después de que ella se fue me desnudé y me puse mi viejo camisón, pensé en quitarme las bragas, pero me acobardé y no lo hice.
De regreso a la puerta de papá con el Sr. Spock en mis brazos, me detuve a pensar. No puedo seguir haciendo lo mismo por una eternidad, tengo que encontrar un modo de ver el pene de papá, no se me ocurrió nada, pero ya hallaría la forma de llegar a ver su pene. Lo que estaba haciendo me parecía fabuloso y por ningún motivo iba a renunciar a seguir haciéndolo.
Bueno, entré y que sorpresa, papá estaba parcialmente sentado en la cama, el edredón estaba recogido hacia los pies y él estaba cubierto solo por la sábana. Pude apreciar nítidamente la forma de su pene bajo la delgada tela. Papá dijo.
—¡Oh! … Pensaba levantarme …
Estoy seguro de que el vio el desaliento en mi cara, así que volvió a recostarse diciéndome.
—Pero si quieres acurrucarte un poco …
Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro y me subí a su cama, el Sr, Spock tomó su lugar con sus habituales ronroneos, a él no le importaba que ya no hubiera edredón y a mi tampoco. Puse mi cabeza sobre su pene y, ¡Oh, Dios! Pude sentirlo de verdad. Me encendí sintiendo su gruesa cabezota contra mi mejilla. Giré al Sr. Spock hacia el otro lado, esto me permitió frotarme más fuerte contra el abultado pene de papá, de este modo también mi boca quedó casi en contacto con esa elevación magistral. De nuevo comencé a sentir sus palpitaciones con cada uno de mis movimientos, así que me aseguré de hacer muchos y continuos movimientos. Giré al Sr. Spock con mi boca apretada contra el duro pene de papá y él se agitó. Di vuelta del otro lado al Sr. Spock en modo que mi boca se movió hacia arriba y hacia abajo por toda la extensión del pene de papá, él se volvió a agitar. Me moví continuamente girando al Sr. Spock un poco hacia allá y un poco hacia acá. ¡Dios Santo! ¡Era fantástico! ¡Era como estar sintiendo de verdad su pene! Sentí las caderas de papá moviéndose repetidas veces, entonces pensé que había llegado la hora, agarré al Sr. Spock y lo moví con mi boca abierta sobre la cabezota dura del pene de papá. Él lanzó un fuerte gruñido y se sacudió. Volví a girarme y sentí mi oreja toda mojada, juraría que su pene expulsaba alguna substancia líquida y tibia. Sin poder evitarlo, me restregué varias veces sobre esa humedad, me parecía algo increíble, así que me senté para verla. Las sábanas eran celestes y justo donde estaba su pene había una gran mancha húmeda, viscosa y clara, creo que con tonos de blanco. Le sonreí contenta y le pregunté.
—¿Hiciste eso por mí? …
Papá todavía con la respiración entre cortada me dijo con voz enronquecida.
—Sí, cariño … Eres mi princesita adorada …
Estaba feliz, pero todo me parecía un poco raro, ¿Qué será esa cosa que le salió? Sin siquiera pensar, puse mi dedo en mi mejilla, la limpié y me lo llevé a la boca, lo lamí para saborear la sapidez de esa cosa nueva que había visto. Papá abrió mucho sus ojos y respiró profundamente cuando hice eso. Por el resto del día todo siguió su curso normal, excepto que papá mencionó que no le había dicho nada a mamá de nuestros abrazos y el Sr. Spock. Se me quedó mirando, así que me hice la señal de la cruz sobre mi corazón.
Papá otra vez tuvo que hacer la lavadora y ordenar su cama. Cuando mamá llegó, inmediatamente se fue a su dormitorio, luego volvió a salir. Parecía que pensaba a alguna cosa, pero nunca dijo de que se trataba.
El domingo por la mañana mi corazón latía tan fuerte que pensé que mamá podía escucharlo cuando vino a despertarme y vestirme para pasar el día. Seguí la rutina habitual y no me quejé de nada. El domingo era el día para dormir un poco más, sin embargo, ella me vestía como para ir a la escuela. Cuando ella por fin salió, no escuché a su auto alejarse, así que esperé. Encendí la televisión y me puse a ver “Plaza Sésamo”. Al rato mamá volvió a buscar su bolso. Ella me vio viendo a Abelardo, Elmo y Enrique juntos a todos los demás. Sonrió y volvió a salir. Esta vez escuche a su auto alejarse. Ahora podía continuar con mi estrategia. ¡De seguro esta iba a ser la vez que iba a ver el pene de papá!
Corrí a mi cuarto y me desnudé completamente, me puse solo mi viejo camisón. Si no podía ver el pene de papá hoy, al menos él podría ver mi panochita, eso era seguro. Busqué al Sr. Spock y no estaba por ningún lado, finalmente lo encontré en su cajita en la cocina; lo esperé, lo tomé en brazos y me lo llevé por el pasillo hacia el dormitorio de papá. Respiré profundamente y entré. Hoy mejor que ayer; papá estaba sentado cubierto solo por la sábana que cubría solo en parte su vientre, podía ver todos sus vellos por debajo de su ombligo. Pude ver la tienda de campaña que alzaba su pene ya durísimo. Le iba a preguntar si podía acurrucarme, pero él se me adelantó.
—Deja al Sr, Spock en su lugar, princesita …
Asentí y me subí a la cama dejando al Sr, Spock en su lugar. Mientras bajaba mi cabeza papá dijo.
—¡Y nuestro secreto, princesita? …
—Para siempre, papi …
Mientras me acomodaba me pareció ver que las manos de papá corrían la sábana un poco más abajo; creo que lo hizo porque cuando me apoye, mi mejilla quedó sobre la sábana, pero mi oreja quedó sobre algo suave y cálido. Mi corazón pareció acelerarse, ¡Dios, es el pene de papá! Estaba tan emocionada que olvide que no llevaba bragas y mi trasero estaba desnudo y al descubierto. Papá jadeaba y estaba con sus ojos desorbitados, dijo.
—¿Acaso olvidaste tus bragas? …
Instintivamente giré mi cabeza hacia abajo, lo que hizo que la sábana volviera a bajar un poco más exponiendo más de su pene. Entonces le respondí lo más casual posible.
—¡Oh, bueno! … Sí, es porque tu también estás desnudo … Así estamos a la par, ¿no? …
—¿No te molesta que pueda ver tus partes privadas? …
—Pero se trata solo de ti … No me importa si me ves … Nunca se las mostraría a nadie más …
Moví mi cabeza de regresó a donde podía sentir su pene y agregué.
—Es nuestro secreto, ¿recuerdas? …
Volví a acomodarme sintiendo la aterciopelada piel de su pene sobre mi mejilla y mi oreja. Me moví hacia el Sr. Spock para hacer descender un poco más la sábana. Sentí un movimiento en mi cabeza, no se si fue la mano de papá o yo que moví mi cabeza; pero cuando me giré vi el obelisco que se alzaba desde el bajo vientre de papá, era majestuoso, como un tótem sagrado y adorado. Su pene parado y duro estaba ante mis ojos finalmente. Me acurruqué y puse mi mejilla y lo sentí palpitar en mi cara, entonces froté mi cabeza y llevé mi mano al borde de la sábana, también papá tenía su mano en la sábana, pero apartada de la mía. Ambos tiramos de la sábana más abajo y ahora tenía el premio gordo, todo el pene de papá al descubierto.
Mi mejilla seguía en contacto con el pene desnudo de papá, moví imperceptiblemente mi cabeza un poco hacia adelante y un poco hacia atrás y mi boca quedó tocando su afelpada piel. Podía ver el saco peludo de sus grandes bolas. No estaba pensando a nada, pero se me escapó un.
—¡Oh, sí! …
Y froté mi mejilla contra la gran polla desnuda de mi papá. Dejé de acariciar al Sr. Spock, ya no había necesidad de fingir, además el ronroneaba siempre y creo que no le importaba si lo hacía o no, solo quería dormir entre las piernas de papá. Bajé la cara y deslicé mi boca infantil con mis labios a contacto hasta llegar a su cabezota hinchada. Por alguna extraña razón me dio miedo poner mi boca en esa cabeza gorda y lustrosa, así que volví a acariciar su pene con mi mejilla hacia abajo en forma lenta. No pude resistir más y tire toda la sábana hacia los pies quería ver a mi padre totalmente desnudo. La sábana simplemente dejó al Sr. Spock enrollado en ella, él solo maulló un poco y luego se quedó quieto, tal vez le gusta estar así enrollado a la sábana. Ahora podía ver claramente el pene y las bolas desnudas de papá, rápidamente me arrimé a él con mi mejilla para continuar ese contacto con su piel. Papá gimió y comenzó a empujar sus caderas. Giré la cabeza para ver si hacía algún sonido, pero él agarró mi cabeza y la presionó contra su polla, parecía que él quería tener sexo con mi cara. Entonces sentí que se ponía rígido y se estremecía con su pene pulsando contra mi cara. Luego de la nada comenzó a aparecer ese líquido cremoso y pegajoso, primero sobre mi oreja, después sobre mis cabellos, giré mi cabeza y un chorro golpeó mi mejilla y la comisura de mis labios, era su semen que salía disparado de su pene.
Papá sintió que moví mi cabeza y me ayudó a moverla un poco más. De repente su cabezota estaba presionando mi boca y él me empujaba hacia abajo. Abrí mi boca y dos chorros calientes entraron en mi boca. Papá mantuvo mi cabeza allí por un rato más. Su pene todavía estaba duro, podía sentirlo pulsar, pero me pareció que ya no chorreaba, quizás solo un poco más y estaba todo dentro de mi boca. No sabía que hacer con ello. Mi boca estaba llena de su esperma, nunca pensé vivir una situación de este tipo. Papá me soltó la cabeza y pude sentarme de rodillas con mis piernas abiertas. Ahora no pensaba a nada más que tenía la esperma de mi papá en mi boca, en ese momento llegué a la conclusión de que no era tan malo. Papá estaba mirando mi panocha cuando me tragué su semen. Sonreí y me limpié los dedos al borde de la boca. Había un poco de semen deslizándose por mi mejilla, lo recogí con mi dedo y lo puse en mi boca. Chupé mi dedo y papá me miró un poco sorprendido, no sé por qué, pero me dijo.
—Eres un amor, princesita …
Esto me dio luz verde para abalanzarme sobre su pecho y lamer todo el esperma que había desde su vientre hasta su cuello. Cogí el semen que había en mis cabellos y los froté en mi rajita cerrada, papá mi miró y me dijo.
—¿Qué haces? …
—Nada … Solo quiero saber cómo se siente aquí abajo …
Y frote más esperma en mi coño. Papá apretó su pene y recogió en sus dedos un poco de su esperma, luego comenzó a frotarlo en mi labia hinchada. Puse mis manos en mis rodillas y abrí mis piernas para ver como mi papá me hacía eso, él me miró y preguntó.
—¿Te gusta eso, princesita? …
Me sentí tan emocionada que casi no podía hablar, solo asentí con mi cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras el frotaba sin cesar mi hendedura mojada. Papá comenzó a empujar sus dedos dentro de mí, entonces comencé a quejarme y a gemir, ¡No quería que por ningún motivo él sacara sus dedos desde mi coño!
Enseguida él recogió más semen desde su polla y metió dos de sus dedos en mi apretada panocha y me preguntó.
—¿Te gusta eso? …
Gimiendo con un rico gustito, moví mi cabeza en sentido afirmativo mientras el seguía empujando sus dedos cubiertos de esperma dentro y fuera de mi coño. Luego de un rato de estas deliciosas sensaciones, papá me preguntó.
—¿Quieres más de esto? …
Volví a asentir con mi cabeza, luego me preguntó.
—¿Te gustaría sentarte en mi regazo como lo hiciste la otra vez? …
Entonces miré su hermosa y grande polla de adulto que se estaba poniendo dura otra vez. Tenía todos esos vellos desordenados, Su saco peludo con sus bolas y todo eso. Me deslicé hacia él y me puse de cuclillas sobre su regazo Tal como lo había hecho la vez anterior. Pasé mi pierna sobre su pecho y volví A ponerme en cuclillas como lo había hecho antes. Ahora su pene semiduro presionaba los pequeños labios de mi coño abierto. Ya estaban untos con su esperma y mis propios fluidos, por lo que era resbaladizo y el pene desnudo de papá podía ser deslizado hacia adelante y hacia atrás en medio a mi surco empapado.
Al cabo de algunos minutos, sentí que el pene de papá estaba nuevamente duro y comenzó a frotar mi pequeña hendedura abierta de un lado al otro por todo el largo de su dura polla. Yo miraba atentamente hacia abajo pues no me quería perder nada de lo que estaba pasando. Disminuí mis movimientos e incliné un poco mis caderas, pude ver la gruesa cabezota de papá apareciendo en medio a mis labiecitos mojados. Restregué mi pequeño coño haciendo desaparecer su cabezota y ver solo sus bolas peludas. Lo volví a hacer una y otra vez pues se sentía genial. Quería verlo todo, quería ver muy bien su gran pene. Me levanté un poco y pude ver la gruesa polla de papá brillante y mojada con su semen y mi propia humedad. Papá gimió y comenzó a empujar para volver a sentir el roce de mi panocha. Otra vez bajé mi centro de gravedad y mi coño tocó su cabezota morada. Volví a moverme en un suave vaivén a lo largo de su nervudo pene. Cuando me moví hacia atrás para volver a ver su cabezota, sentí que su pene estaba en el agujero de entrada de mi coño. Bastaba solo un pequeño empujón y su polla me habría penetrado, me dio susto y quise moverme y alejarme, pero justo en ese momento, papá me dijo.
—Nenita … Papi quiere poner solo la puntita dentro de ti, ¿vale? …
—¡Oh, no! … Yo lo quiero todo, papi …
No sé porque papá se detuvo y luego de algunos instantes me pregunto.
—¿Dices que quieres la polla de papá dentro de ti? …
Lo dijo como si fuera una pregunta, pero no esperaba ninguna respuesta, de todos modos, le di la mía.
—Sí, papi … quiero sentir tu pene dentro de mí … Quiero sentirlo todo …
—¿Quieres sentirme chorrear? …
No pude aguantarme y dije inmediatamente.
—¡Oh, Dios! … ¡Sí, papi! … ¡Quiero que me chorrees dentro! …
Papá se volteó repentinamente y el Sr. Spock salió volando de la cama. Papá me colocó frente a las almohadas y él se quedó detrás de mí. Quise girarme, pero él empujó mis hombros hacia abajo con una mano y con la otra separó bien mis rodillas. Me di cuenta de que en esa posición mi coño estaba completamente abierto y expuesto para que él hiciera todo lo que quisiera conmigo. Eso fue exactamente lo que hizo.
Papá se agachó a mirar mi panocha abierta, luego se acomodó arrodillado y sentí que se movía. Al parecer él era demasiado alto para mí, porque de pronto sentí que me agarraba la parte interior de mis piernas abiertas y me levantaba. Así que ahora estaba totalmente desnuda, con mi coño abierto y en el aire, con papá levantándome y tirándome hacia su pene. Tiré un par de almohadas y apoyé mis codos para poder mirar hacia abajo. Lo hice justo a tiempo, porque vi la polla desnuda de papá aparecer a la vista entre mis piernas. Hundí mi estómago para poder ver mejor. Sentí la polla de papá apoyándose contra mi agujerito, yo tenía restos de su esperma y estaba toda mojada y eso era muy resbaladizo. La enorme cabezota se atoró a la entrada de mi cuevita, papá hizo suficiente presión como para rasgar mi himen, no sentí un dolor enorme, solo un escozor e incomodidad al ser penetrada por una polla tan grande como la de papá.
Jadeé cuando él la metió toda dentro de mí. Miré hacia abajo y pude ver solo sus bolas columpiándose, mientras él comenzaba a follarme. Sentí un poco de malestar cuando su polla pareció tocar el fondo de mi vagina. A cada embestida parece que mis pliegues se estiraban para acomodar su enorme polla. El malestar se atenuó y comencé a sentir placer con el pene de papá. Yo ya alguna vez había jugado un poco con mi coño, pero esto era totalmente diferente y no se podía comparar con esta nueva y maravillosa sensación. Pronto estaba arqueando mi espalda, con mis manos crispadas aferrando las almohadas, mis piececitos en el aire encorvados, me puse tensa y exploté en un abrumador orgasmo con el pene de papá incrustado profundamente en mi panocha. Con mis brazos empujé hacia atrás para sentir toda su maravillosa extensión dentro de mi coño. Papá comenzó a embestirme con todas sus fuerzas haciéndome levantar de la cama y empezó a chorrear dentro de mí. Cuando se calmó un poco, volví a mirar hacia abajo y vi que de mi coño chorreaba un denso líquido lechoso, era el semen caliente de papá. Rápidamente puse ambas manos entre mis piernas, ya no veía mi coño, pero ahora podía sentir el saco peludo de sus bolas apretadas contra mi coño, no quería dejar salir ni siquiera una gota de su semen de mi coño.
Papá se tiró un poco hacia atrás y se bajó de la cama. Cambio su agarre y ahora me tenía tomada casi de mi estómago, todavía estaba empalada en su pene. Con su polla enterrada profundamente en mi panocha, él caminó hacia el baño. Dijo que de ese modo su semen se quedaría dentro de mí y que habría menos desorden que limpiar. Nos metimos juntos a la ducha y él me bajó sobre el piso de baldosas.
Estábamos ambos desnudos y su semen escurría por mis piernas y caía sobre el suelo de la ducha. Mi coño ardía por haber sido forzado por su pene grande, pero al mismo tiempo me sentía fantástica al saber que acababa de tener sexo con papá y que él había disparado dentro de mí. No sabía que decir, así que simplemente le dije.
—Esto fue bueno, papi … Si lo chorreas dentro de mí entonces no queda ningún desastre para que mamá lo encuentre … Así no tienes que lavar toda la ropa todas las veces … Y mamá no sospechará tanto …
Papá me miró sonriente, luego me levantó en sus brazos y me dio mi primer abrazo desnudos y un beso en la boca. Ahora papá era mi novio.
Hubo muchísimos otros encuentro entre papá y yo. Pero este es el que más recuerdo, incluso ahora no puedo resistir a tocarme pensando a ello, recordando el día que por fin pude ver el pene de papá y le entregué mi virginidad. Todavía, hasta el día de hoy, colecciono los duendes mágicos y les pido ayuda a ellos.
Fin
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electrónico, a favor o en contra, ¡Tiene la magia de alegrar el día de quien construye con palabras, una sensación y un placer!
luisa_luisa4634@yahoo.com
Recuerdo la primera vez que me di cuenta de que los chicos no eran igual a las chicas, tenían un pene. No sé cual fue el motivo, pero me fascinó la idea de ver uno verdadero. No tenía muchas opciones por esos días, asistía a una escuela de solo niñas. Así que decidí quien iba a ser mi candidato más probable y cercano. Él era un hombre, por lo que debía haber sido un chico alguna vez. Había visto a mi madre desnuda un sinnúmero de veces, así que razoné que, habiéndola ya vista a ella, lo normal era ver desnudo a mi padre, de ese modo podría ver su pene. Por supuesto que es muy simple describirlo y escribirlo así, pero la cosa no me resultaba tan fácil, tuve que idear un plan para cumplir con mi objetivo.
Mamá era enfermera del hospital local y tenía un par de días libres a la semana, que nunca eran los mismos, iban variando. Papá, por otro lado, tenía horarios vespertinos de nueve a seis de la mañana y los sábados y domingos no iba al trabajo. Concluí que la mejor oportunidad que tenía de ver el pene de mi padre, debía ser un fin de semana en que mamá estuviera en su trabajo. Por supuesto que inmediatamente comencé a fantasear sobre como lograría ver el pene de papá e incluso jugar con él si me daba el permiso, aunque me parecía imposible que papá me lo permitiera. Aún así, para poder ver uno real, me refiero a una polla de verdad; tenía que idear un plan muy bien elaborado.
Mamá siempre me levantaba para ir a la escuela durante la semana, incluso en sus días libres, y me iba a dejar a la escuela. Como papá trabajaba en el turno de noche, solo podía verlo los fines de semana, porque cuando yo llegaba de la escuela, él siempre estaba preparándose para irse al trabajo y cuando él llegaba temprano en la mañana, yo siempre me despertaba, porque me encantaba cuando el asomaba su cabeza en mi dormitorio y me lanzaba un beso diciéndome.
—Buenos días princesita … —Mi sonrisa duraba para todo el día, había recibido el beso de papá
Continuando con mi plan, me di cuenta de que nuestro gato, el Sr. Spock, siempre dormía en el dormitorio de mis padres, y sabía que le encantaba dormir entre las piernas de papá, porque mamá se giraba demasiado en la cama. Desde esa observación comencé a idear mi plan.
El sábado por la mañana esperé hasta que mamá se fue al trabajo. Yo entré a la habitación de mis padres, desperté a papá diciéndole que quería al Sr, Spock. Me metí rápidamente en la cama y apoyé mi cabeza casi directamente encima de donde supuse estaría su pene, comencé a acariciar al Sr, Spock. Creo que papá estaba demasiado sorprendido como para moverse o decirme algo. Sea como sea, me dejó hacer. Mantuve mi cabeza moviéndola suavemente mientras acariciaba al Sr. Spock y comencé a sentir a la altura de mi oreja de que algo se estaba abultando. Estaba solo debajo del edredón y sobre la sábana, así que no lo estaba tocando realmente, pero lo podía sentir y esto me emocionó mucho, era mi primera vez que podía sentir de cerca de mí un pene real.
Mi mejilla rozaba esa cosa que se ponía cada vez má duro. Papá movió sus manos para tratar de alejar mi cabeza de su creciente protuberancia, así que antes de que alcanzara mi cabeza me arrimé al Sr. Spock y lo abracé. Papá se relajó y volví a colocar mi cabeza sobre su bulto. ¡El pene de papá estaba muy duro y yo estaba en el cielo! No pude verlo, pero estaba casi a contacto con eso y, ¡Fue absolutamente fantástico!
Bueno, finalmente papá dijo que tenía que levantarse, así que me hizo salir de la habitación, me llevé al Sr. Spock conmigo, mi plan estaba funcionando y mañana debía volver a intentarlo. Papá salió de la ducha y me miró en una forma extraña, por un segundo sospeché que algo no andaba según mis planes. Pero luego todo volvió a la normalidad; vimos televisión, hablamos, jugamos, comimos y no hicimos nada de novedoso. Me moría de ganas porque llegara el domingo. Apenas me desperté, me levanté y fui en busca del Sr. Spock que estaba justo donde esperaba encontrarlo, entre las piernas de papá. Anuncié que había venido en busca del Sr. Spock y me senté intencionalmente sobre el regazo de papá. Bueno, él estaba desnudo y yo tenía puesto mi camisón y mis bragas, así que mi pequeño coño quedó justo encima de su pene. Al instante me emocioné y comencé a moverme, al cabo de unos minutos, el enorme pene de papa presionaba entre mis pequeñas nalgas y mi coño. Él se levantó y nos sacó de la habitación a mí y al Sr, Spock. Se fue a duchar y esta vez se demoró mucho en terminar la ducha.
Cuando salió de la ducha y ya vestido, me di cuenta de que me miraba subrepticiamente, cuando pensaba que yo estaba distraída o que no lo veía, él me miraba y yo no sabía porque él me miraba en modo diferente, tal vez sospechaba algo, pensé preocupada.
La semana pareció no pasar nunca, comencé a preguntarme si papá había descubierto mi plan, porque escuché a mamá decir que yo estaba creciendo y pronto sería una jovencita, pero que notaba que yo ya estaba actuando como jovencita. Pero no hablaban de mi en un sentido de elogios, como que estaban constatando de que yo ya no era una nenita pequeña. No sé por qué hablaban de mí de ese modo.
Tuve la confirmación el fin de semana siguiente. Sábado por la mañana ella tenía que ir al trabajo, me levantó, me vistió y fue a buscar al Sr, Spock; lo dejo conmigo en la sala de estar. ¡Estaba devastada! Papá le había dicho algo a mamá, ¡lo sabía! Luego el domingo volvió a hacer lo mismo, el Sr. Spock y yo completamente vestida solos en la sala de estar. ¡Aarrgghh, qué rabia!, fue horrible, tuve que repensar todo de nuevo, mi plan había fracasado. Cuanto más pensaba en ello, más quería hacerlo. Me estaba obsesionando con la idea de ver el pene de papá, ya sabía que era enorme, pero nunca lo había visto ni tocado de verdad. Ahora debía ser más astuta, solo debía descubrir como y cuando llegarlo a ver bien del todo.
Mis sospechas se confirmaron cuando durante toda la semana dejaron al Sr, Spock dormir en su dormitorio, durmiendo con ellos, o bastaba que él maullara cerca de la puerta y lo dejaban entrar. Pero el fin de semana, mamá se encargaba de sacar al Sr, Spock y traerlo consigo para vestirme y dejarme junto a él. Me dio una rabia inmensa y me decidí a contratacar e idear una nueva estrategia, ¡iba a ver el pene de papá pase lo que pase!
Junté todos los duendes mágicos sobre mi cama y les pedí que me dieran alguna solución mágica que me ayudara a ver el pene de papá. Ya otras veces había acudido a pedir la ayuda de ellos y había obtenido lo que buscaba, ahora era hora de hacer uso de todos mis recursos. Creo que llevaré a Neviska y Escarcha conmigo, ellos serán mi aliados perfectos.
Al parecer la influencia positiva de los duendes, hizo que mamá bajara su guardia y, al sábado siguiente no me vistió, solo me trajo al Sr. Spock. Le di gracias a los duendes por eso. Sin mamá, me quedé afuera de la puerta de papá sin hacer ningún ruido; el Sr. Spock acurrucaba su lomo contra mis piernas y obviamente quería estar entre las piernas de mi padre. Podría jurar que escuché a papá llamar mi nombre a baja voz, casi respondí, pero no sé por qué, no lo hice. Entonces puse una oreja cerca de la puerta de él y escuché el chirrido de la cama. Esto me alertó porque pensé que papá se estaba levantando y me podía atrapar espiando su puerta, pero de inmediato me di cuenta de que no era este el caso, la cama seguía crujiendo.
La única razón que podría dar origen a la cama rechinando, era que papá estuviera jugando con su pene. ¡Dios santo! Podría tenerlo duro y al aire libre, justo al otro lado de la puerta. Sabía que si entraba sin llamar me iba a meter en problemas; pero también me di cuenta de que era ahora o nunca. Cogí al Sr. Spock en un brazo y a los duendes mágicos en el otro. Levanté al Sr. Spock hacia mi rostro para que papá no se diera cuenta donde estaba mirando. Con la mano donde tenía los duendes abrí la puerta y entre mirando directamente en la dirección de la entrepierna de papá, él apartó repentinamente su mano y se cubrió con la sábana.
—Papi … Te traje al Sr. Spock … Estaba fuera de tu puerta …
La cara de papá estaba roja, no se movía ni un centímetro. Pude ver dónde estaba su pene cuando entré, pero noté que se había reblandecido. Entonces sin preguntar nada me subí a la cama y dejé caer al Sr, Spock entre las piernas de papá. Sabía que sentarme en su regazo iba a ser contraproducente, así que volví a apoyar mi cabeza sobre su pene y procedí a acariciar al Sr. Spock que estaba ronroneando como un carro de bomberos. ¡Justo lo que necesitaba mi coño que estaba encendido en llamas! También estaba asustada y desesperada. No quería que papá moviera mi cabeza. Sentí su pene en mi mejilla, estaba segura de sentirlo allí. Seguí acariciando al Sr. Spock mientras sentía que el pene de papa comenzaba a agrandarse. No quería que papá se sintiera mal y volviera a decirle algo a mamá, así que desistí de seguir con mi plan. Dejé de acariciar al Sr. Spock y, aunque sabía que no debía hacerlo, al momento de levantarme, giré la cara hacia abajo y mi boca quedó sobre el pene de papá por un breve momento, luego me levanté y me fui de su cuarto.
Papá volvió a pasar un largo rato bajo la ducha después de levantarse, cuando salió me dijo.
—Tú madre no quiere que vengas así a nuestra habitación …
Esto me hizo pensar, él nunca dijo que él no quería verme en su habitación. Era solo mamá la que se oponía y echaba por tierra mi plan. Estaba indecisa sobre que responder, esperé un largo rato y le dije.
—Nunca se lo diré … Ella no lo sabrá … Además, solo quería traerte al Sr. Spock …
Papá no dijo nada, solo se quedó allí pensativo, luego se alejó. El resto de la mañana de sábado transcurrió como de costumbre y sin sobresaltos.
El domingo por la mañana estaba muy nerviosa y emocionada. Mamá entró y me despertó trayendo al Sr, Spock a mi cama. Los domingos son nuestro día de sueño, me dio un beso en la mejilla y me dejó allí con el gato. Supuse que papá no le había dicho nada. Tan pronto como sentí que su carro se alejaba, me levanté de prisa y me dirigí con el Sr. Spock al dormitorio de papá. Entré rápido a la habitación y papá estaba despierto y mirándome, le dije.
—Papi … El Sr. Spock no está feliz en mi cuarto … Le gusta estar aquí contigo …
Me subí a su cama y puse al Sr. Spock entre sus piernas. Noté que me miraba de un modo diferente, nunca dijo nada, así que me acosté sobre su pene nuevamente y comencé a acariciar al Sr. Spock. Al principio estaba blandito, pero rápidamente comenzó a ponerse duro, ¡Me sentí en el cielo! Su pene se hinchaba poco a poco y presionaba contra mi mejilla. Comencé a mover mi cabeza al ritmo que acariciaba al Sr. Spock, hacia atrás y hacia adelante, sintiendo como el pene de papá se engrosaba más y más.
Creo que pasaron unos cinco minutos que pude sentir el hinchado pene de papá fingiendo acariciar al Sr, Spock. Me emocioné mucho cuando lo sentí pulsar un par de veces cerca de mi oreja. El enorme pene de papá estaba duro y palpitante y podía sentirlo. Papá estaba muy tranquilo y no se había movido durante todo este tiempo, excepto que de tanto en tanto empujaba sus caderas hacia arriba y su pene se apretaba contra mi mejilla, ¡Que delicia sentir ese monstruo restregarse contra mi mejilla! Papá se agitó y me dijo.
—Bueno, princesa … Supongo que no volveré a dormir … Prepárate que iremos al parque a dar un paseo …
Entonces lo hice de nuevo, giré la cara hacia adelante y presioné mis labios contra esa dureza bajo las sábanas como para morderlo, me di cuenta de que papá no miraba y deposité un besito sobre su lindo pene, luego me fui a mi habitación a vestirme.
Papá terminó la ducha rápidamente y fue a la cocina a prepararnos algo de colación. Mientras comíamos, él hizo un comentario muy interesante, me dijo.
—Tú mamá se enojaría mucho si supiera que tú estás abrazando al Sr. Spock en nuestra cama cuando ella no está …
—Lo sé, papi … Pero nunca lo va a saber porque yo nunca se lo voy a decir …
Después de que dije eso, él solo me miró y no hizo ningún comentario.
La semana pasó demasiado lenta, parecía como si los días se hubieran alargado. Por fin era viernes por la noche. Mamá se llevo al Sr, Spock a su dormitorio al igual que lo había hecho todos estos días, pero el sábado en la mañana lo trajo de regreso a mi dormitorio. Esperé hasta que la escuché alejarse en su coche y luego, como un meteorito, caminé a paso cierto a la puerta de papá con el Sr. Spock en mis brazos, entré y encontré a papá despierto y me miraba, dije.
—Papá … —Y él dijo rápidamente.
—Sí, ya sé … Ya sé … El Sr. Spock quiere venir a estar conmigo …
Volví a subirme a su cama y dejé caer al Sr, Spock en su lugar acostumbrado; inmediatamente comenzó a ronronear. Podía sentir los ojos de papá en mi nuca mientras me recostaba en su regazo poniendo mi cara sobre su pene. ¡Uy, ya estaba durito! Acaricié al Sr. Spock moviendo ligeramente mi cabeza. Sentí las palpitaciones de su gran pene. Me percaté que cada vez que restregaba mi mejilla con su pene, papá levantaba sus caderas y se agitaba. ¡Eso me encantó!
Me concentré en mover mi cabeza y acariciar al Sr, Spock. Yo movía mi cabeza y papá se agitaba y su pene pulsaba. A momentos me pareció que papá movía sus caderas como para empujar contra mi oreja y mi mejilla, se le escapó un gemido y con voz atribulada me dijo.
—Nenita, necesitas mover tu cabeza de ahí …
Entendí que él quería decir que quitara mi cabeza de su pene, pero estaba más osada, me giré y puse mi boca sobre su pene diciéndole.
—¿Así? …
Luego comencé a mover mi boca a lo largo de esa cosa dura bajo las sábanas. Pensé que él me detendría, pero no lo hizo. Entonces estiré mi mano para dar alguna caricia al Sr, Spock, mi brazo se apoyó contra su pierna y en ese preciso instante pareció que su pierna se puso rígida, luego se puso rígido todo su cuerpo, papá tenía sus ojos cerrados y se sacudía, un momento después su pene ya no estaba durito. Escuché a papá exhalar fuertes respiraciones como si se hubiera ahogado por un momento, después se movió y le pregunté.
—¿Hemos terminado de abrazarnos por hoy, papi? …
—Sí, dulce princesita …
Así que tuve que levantarme e irme a mi habitación. No sé porque papá tuvo que sacar toda la ropa de la cama y la metió en la lavadora. Más tarde se aseguró de ordenar su cama antes de que llegara mamá. Cuando él estaba metiendo las sábanas a la lavadora me dijo.
—Bebita … Ya sabes … Tú mamá se enojaría mucho si supiera que te acurrucas conmigo y el Sr. Spock …
Puse mi mano en mi pecho, dibujé una cruz y le juré.
—Papi … Es nuestro secreto y jamás mamá lo sabrá …
—¿No? … ¿Nunca? …
No le respondí, pero volví a poner mi mano en mi pecho, hice la cruz y se lo volví a jurar haciendo una cruz con mi dedito pulgar e índice, luego le di un beso y lo moví hacia el cielo, se lo estaba jurando por Dios. Él me levantó en sus brazos y medio un gran abrazo, rindiéndome completamente feliz.
Cuando mamá llegó a casa del trabajo, papá había ordenado y limpiado toda su cama, pero el domingo por la mañana mamá se despertó antes de ir a trabajar. Trajo al Sr. Spock y me preguntó si estaba siendo buena jovencita mientras ella estaba a trabajar. La miré a los ojos y luego le respondí que por supuesto que sí, luego me giré restándole importancia a lo me estaba hablando. Ella mantuvo su mirada en mi ojos, luego procedió a vestirme antes de irse. Me levanté y comencé a girar por la casa con ella antes de que se fuera; cuando me cercioré de que se había ido y alejado lo suficiente, corrí a mi habitación y me puse mi camisón, dejándome las bragas. Encontré que mi camisón era demasiado largo, así que busqué mi viejo camisón, ese que me quedaba corto y se me subía sobre mi trasero porque ya era chico para mí. Recogí al Sr. Spock y con el corazón que amenazaba de escapar de mi pecho, me fui a la puerta de papá. Estaba convencida de que papá no le había dicho nada a mamá, de otro modo ella hubiera estado enojada conmigo y no lo estaba. Él quería que fuera nuestro secreto, ¿no?.
Sin mayores preocupaciones entre a su dormitorio. Papá estaba despierto y mirándome, todavía estaba cubierto con la sábana y el edredón, pero ahora estaban recogidos más abajo y podía ver su pecho velludo y desnudo. También supe perfectamente donde estaba su pene porque había un levantamiento de la ropa justo en ese lugar, le dije.
—Papi … Traje al Sr. Spock …
El me sonrió y asintió con su cabeza; de nuevo sobre la cama me arrimé para poner mi cabeza sobre su pene, mientras bajaba mi cabeza, papá me preguntó.
—Te gusta acurrucarte así, ¿verdad? …
Con mi cabeza firmemente apoyada sobre su pene, la moví asintiendo mientras decía.
—Ah-ha … —A lo que papá respondió prontamente.
—A papi también le gusta eso, princesita … Pero no le cuentes esto a mamá … Nunca …
Me giré puse mi boca sobre su pene y la moví un poco por todas partes. Luego volví a hacer la señal de la cruz sobre mi pecho para comprometerme con un juramento. A continuación, me di la vuelta para seguir acariciando al Sr. Spock, apoyando mi cabeza contra su duro pene, frotando mi mejilla para colocarme más cómoda.
Al girar de ese modo, mi corto camisón se levanto y dejó mis bragas expuestas a los ojos de papá, mientras acariciaba al Sr. Spock, papá me preguntó.
—¿Ese este tu viejo camisón? …
Moví mi cabeza varias veces asintiendo en respuesta, presionando mi cara contra su pene, le dije.
—Este me gusta más y es más cómodo …
Podía sentir las pulsaciones de su pene en respuestas a mis movimientos, seguí acariciando al Sr. Spock y a frotar mi cabeza contra esa suave dureza. Una vez más sentí cuando papá se puso rígido, su cuerpo se sacudió y su pene se ablandó; al igual que el día anterior, papá exhalo agitadas respiraciones. Después que se ablandó, papá me acarició mis cabellos y frotó mi espalda, disfruté cada minuto de eso. Estaba feliz porque mi plan estaba resultando. Di gracias a los duendes mágicos por todo esto. Mi objetivo estaba cada vez más cerca.
Durante la semana percibí que mamá estaba un poco nerviosa, me miraba raro, pero no me decía nada. Como siempre el Sr. Spock estuvo toda la semana en el dormitorio de mis padres. Finalmente, volvió la mañana del sábado. Otra ves mamá me despertó, trajo al Sr. Spock y me vistió antes de irse a trabajar. Pero esta vez mientras salía, pasó por la puerta de su habitación y dijo en alta voz para que papá la escuchara.
—Ahora esta señorita está vestida … No quiero que vuelva a la cama …
Dijo mirándome a mí en forma severa. Luego salió y se fue. Eso me enojó bastante, pero nada cambió, después de que ella se fue me desnudé y me puse mi viejo camisón, pensé en quitarme las bragas, pero me acobardé y no lo hice.
De regreso a la puerta de papá con el Sr. Spock en mis brazos, me detuve a pensar. No puedo seguir haciendo lo mismo por una eternidad, tengo que encontrar un modo de ver el pene de papá, no se me ocurrió nada, pero ya hallaría la forma de llegar a ver su pene. Lo que estaba haciendo me parecía fabuloso y por ningún motivo iba a renunciar a seguir haciéndolo.
Bueno, entré y que sorpresa, papá estaba parcialmente sentado en la cama, el edredón estaba recogido hacia los pies y él estaba cubierto solo por la sábana. Pude apreciar nítidamente la forma de su pene bajo la delgada tela. Papá dijo.
—¡Oh! … Pensaba levantarme …
Estoy seguro de que el vio el desaliento en mi cara, así que volvió a recostarse diciéndome.
—Pero si quieres acurrucarte un poco …
Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro y me subí a su cama, el Sr, Spock tomó su lugar con sus habituales ronroneos, a él no le importaba que ya no hubiera edredón y a mi tampoco. Puse mi cabeza sobre su pene y, ¡Oh, Dios! Pude sentirlo de verdad. Me encendí sintiendo su gruesa cabezota contra mi mejilla. Giré al Sr. Spock hacia el otro lado, esto me permitió frotarme más fuerte contra el abultado pene de papá, de este modo también mi boca quedó casi en contacto con esa elevación magistral. De nuevo comencé a sentir sus palpitaciones con cada uno de mis movimientos, así que me aseguré de hacer muchos y continuos movimientos. Giré al Sr. Spock con mi boca apretada contra el duro pene de papá y él se agitó. Di vuelta del otro lado al Sr. Spock en modo que mi boca se movió hacia arriba y hacia abajo por toda la extensión del pene de papá, él se volvió a agitar. Me moví continuamente girando al Sr. Spock un poco hacia allá y un poco hacia acá. ¡Dios Santo! ¡Era fantástico! ¡Era como estar sintiendo de verdad su pene! Sentí las caderas de papá moviéndose repetidas veces, entonces pensé que había llegado la hora, agarré al Sr. Spock y lo moví con mi boca abierta sobre la cabezota dura del pene de papá. Él lanzó un fuerte gruñido y se sacudió. Volví a girarme y sentí mi oreja toda mojada, juraría que su pene expulsaba alguna substancia líquida y tibia. Sin poder evitarlo, me restregué varias veces sobre esa humedad, me parecía algo increíble, así que me senté para verla. Las sábanas eran celestes y justo donde estaba su pene había una gran mancha húmeda, viscosa y clara, creo que con tonos de blanco. Le sonreí contenta y le pregunté.
—¿Hiciste eso por mí? …
Papá todavía con la respiración entre cortada me dijo con voz enronquecida.
—Sí, cariño … Eres mi princesita adorada …
Estaba feliz, pero todo me parecía un poco raro, ¿Qué será esa cosa que le salió? Sin siquiera pensar, puse mi dedo en mi mejilla, la limpié y me lo llevé a la boca, lo lamí para saborear la sapidez de esa cosa nueva que había visto. Papá abrió mucho sus ojos y respiró profundamente cuando hice eso. Por el resto del día todo siguió su curso normal, excepto que papá mencionó que no le había dicho nada a mamá de nuestros abrazos y el Sr. Spock. Se me quedó mirando, así que me hice la señal de la cruz sobre mi corazón.
Papá otra vez tuvo que hacer la lavadora y ordenar su cama. Cuando mamá llegó, inmediatamente se fue a su dormitorio, luego volvió a salir. Parecía que pensaba a alguna cosa, pero nunca dijo de que se trataba.
El domingo por la mañana mi corazón latía tan fuerte que pensé que mamá podía escucharlo cuando vino a despertarme y vestirme para pasar el día. Seguí la rutina habitual y no me quejé de nada. El domingo era el día para dormir un poco más, sin embargo, ella me vestía como para ir a la escuela. Cuando ella por fin salió, no escuché a su auto alejarse, así que esperé. Encendí la televisión y me puse a ver “Plaza Sésamo”. Al rato mamá volvió a buscar su bolso. Ella me vio viendo a Abelardo, Elmo y Enrique juntos a todos los demás. Sonrió y volvió a salir. Esta vez escuche a su auto alejarse. Ahora podía continuar con mi estrategia. ¡De seguro esta iba a ser la vez que iba a ver el pene de papá!
Corrí a mi cuarto y me desnudé completamente, me puse solo mi viejo camisón. Si no podía ver el pene de papá hoy, al menos él podría ver mi panochita, eso era seguro. Busqué al Sr. Spock y no estaba por ningún lado, finalmente lo encontré en su cajita en la cocina; lo esperé, lo tomé en brazos y me lo llevé por el pasillo hacia el dormitorio de papá. Respiré profundamente y entré. Hoy mejor que ayer; papá estaba sentado cubierto solo por la sábana que cubría solo en parte su vientre, podía ver todos sus vellos por debajo de su ombligo. Pude ver la tienda de campaña que alzaba su pene ya durísimo. Le iba a preguntar si podía acurrucarme, pero él se me adelantó.
—Deja al Sr, Spock en su lugar, princesita …
Asentí y me subí a la cama dejando al Sr, Spock en su lugar. Mientras bajaba mi cabeza papá dijo.
—¡Y nuestro secreto, princesita? …
—Para siempre, papi …
Mientras me acomodaba me pareció ver que las manos de papá corrían la sábana un poco más abajo; creo que lo hizo porque cuando me apoye, mi mejilla quedó sobre la sábana, pero mi oreja quedó sobre algo suave y cálido. Mi corazón pareció acelerarse, ¡Dios, es el pene de papá! Estaba tan emocionada que olvide que no llevaba bragas y mi trasero estaba desnudo y al descubierto. Papá jadeaba y estaba con sus ojos desorbitados, dijo.
—¿Acaso olvidaste tus bragas? …
Instintivamente giré mi cabeza hacia abajo, lo que hizo que la sábana volviera a bajar un poco más exponiendo más de su pene. Entonces le respondí lo más casual posible.
—¡Oh, bueno! … Sí, es porque tu también estás desnudo … Así estamos a la par, ¿no? …
—¿No te molesta que pueda ver tus partes privadas? …
—Pero se trata solo de ti … No me importa si me ves … Nunca se las mostraría a nadie más …
Moví mi cabeza de regresó a donde podía sentir su pene y agregué.
—Es nuestro secreto, ¿recuerdas? …
Volví a acomodarme sintiendo la aterciopelada piel de su pene sobre mi mejilla y mi oreja. Me moví hacia el Sr. Spock para hacer descender un poco más la sábana. Sentí un movimiento en mi cabeza, no se si fue la mano de papá o yo que moví mi cabeza; pero cuando me giré vi el obelisco que se alzaba desde el bajo vientre de papá, era majestuoso, como un tótem sagrado y adorado. Su pene parado y duro estaba ante mis ojos finalmente. Me acurruqué y puse mi mejilla y lo sentí palpitar en mi cara, entonces froté mi cabeza y llevé mi mano al borde de la sábana, también papá tenía su mano en la sábana, pero apartada de la mía. Ambos tiramos de la sábana más abajo y ahora tenía el premio gordo, todo el pene de papá al descubierto.
Mi mejilla seguía en contacto con el pene desnudo de papá, moví imperceptiblemente mi cabeza un poco hacia adelante y un poco hacia atrás y mi boca quedó tocando su afelpada piel. Podía ver el saco peludo de sus grandes bolas. No estaba pensando a nada, pero se me escapó un.
—¡Oh, sí! …
Y froté mi mejilla contra la gran polla desnuda de mi papá. Dejé de acariciar al Sr. Spock, ya no había necesidad de fingir, además el ronroneaba siempre y creo que no le importaba si lo hacía o no, solo quería dormir entre las piernas de papá. Bajé la cara y deslicé mi boca infantil con mis labios a contacto hasta llegar a su cabezota hinchada. Por alguna extraña razón me dio miedo poner mi boca en esa cabeza gorda y lustrosa, así que volví a acariciar su pene con mi mejilla hacia abajo en forma lenta. No pude resistir más y tire toda la sábana hacia los pies quería ver a mi padre totalmente desnudo. La sábana simplemente dejó al Sr. Spock enrollado en ella, él solo maulló un poco y luego se quedó quieto, tal vez le gusta estar así enrollado a la sábana. Ahora podía ver claramente el pene y las bolas desnudas de papá, rápidamente me arrimé a él con mi mejilla para continuar ese contacto con su piel. Papá gimió y comenzó a empujar sus caderas. Giré la cabeza para ver si hacía algún sonido, pero él agarró mi cabeza y la presionó contra su polla, parecía que él quería tener sexo con mi cara. Entonces sentí que se ponía rígido y se estremecía con su pene pulsando contra mi cara. Luego de la nada comenzó a aparecer ese líquido cremoso y pegajoso, primero sobre mi oreja, después sobre mis cabellos, giré mi cabeza y un chorro golpeó mi mejilla y la comisura de mis labios, era su semen que salía disparado de su pene.
Papá sintió que moví mi cabeza y me ayudó a moverla un poco más. De repente su cabezota estaba presionando mi boca y él me empujaba hacia abajo. Abrí mi boca y dos chorros calientes entraron en mi boca. Papá mantuvo mi cabeza allí por un rato más. Su pene todavía estaba duro, podía sentirlo pulsar, pero me pareció que ya no chorreaba, quizás solo un poco más y estaba todo dentro de mi boca. No sabía que hacer con ello. Mi boca estaba llena de su esperma, nunca pensé vivir una situación de este tipo. Papá me soltó la cabeza y pude sentarme de rodillas con mis piernas abiertas. Ahora no pensaba a nada más que tenía la esperma de mi papá en mi boca, en ese momento llegué a la conclusión de que no era tan malo. Papá estaba mirando mi panocha cuando me tragué su semen. Sonreí y me limpié los dedos al borde de la boca. Había un poco de semen deslizándose por mi mejilla, lo recogí con mi dedo y lo puse en mi boca. Chupé mi dedo y papá me miró un poco sorprendido, no sé por qué, pero me dijo.
—Eres un amor, princesita …
Esto me dio luz verde para abalanzarme sobre su pecho y lamer todo el esperma que había desde su vientre hasta su cuello. Cogí el semen que había en mis cabellos y los froté en mi rajita cerrada, papá mi miró y me dijo.
—¿Qué haces? …
—Nada … Solo quiero saber cómo se siente aquí abajo …
Y frote más esperma en mi coño. Papá apretó su pene y recogió en sus dedos un poco de su esperma, luego comenzó a frotarlo en mi labia hinchada. Puse mis manos en mis rodillas y abrí mis piernas para ver como mi papá me hacía eso, él me miró y preguntó.
—¿Te gusta eso, princesita? …
Me sentí tan emocionada que casi no podía hablar, solo asentí con mi cabeza hacia arriba y hacia abajo mientras el frotaba sin cesar mi hendedura mojada. Papá comenzó a empujar sus dedos dentro de mí, entonces comencé a quejarme y a gemir, ¡No quería que por ningún motivo él sacara sus dedos desde mi coño!
Enseguida él recogió más semen desde su polla y metió dos de sus dedos en mi apretada panocha y me preguntó.
—¿Te gusta eso? …
Gimiendo con un rico gustito, moví mi cabeza en sentido afirmativo mientras el seguía empujando sus dedos cubiertos de esperma dentro y fuera de mi coño. Luego de un rato de estas deliciosas sensaciones, papá me preguntó.
—¿Quieres más de esto? …
Volví a asentir con mi cabeza, luego me preguntó.
—¿Te gustaría sentarte en mi regazo como lo hiciste la otra vez? …
Entonces miré su hermosa y grande polla de adulto que se estaba poniendo dura otra vez. Tenía todos esos vellos desordenados, Su saco peludo con sus bolas y todo eso. Me deslicé hacia él y me puse de cuclillas sobre su regazo Tal como lo había hecho la vez anterior. Pasé mi pierna sobre su pecho y volví A ponerme en cuclillas como lo había hecho antes. Ahora su pene semiduro presionaba los pequeños labios de mi coño abierto. Ya estaban untos con su esperma y mis propios fluidos, por lo que era resbaladizo y el pene desnudo de papá podía ser deslizado hacia adelante y hacia atrás en medio a mi surco empapado.
Al cabo de algunos minutos, sentí que el pene de papá estaba nuevamente duro y comenzó a frotar mi pequeña hendedura abierta de un lado al otro por todo el largo de su dura polla. Yo miraba atentamente hacia abajo pues no me quería perder nada de lo que estaba pasando. Disminuí mis movimientos e incliné un poco mis caderas, pude ver la gruesa cabezota de papá apareciendo en medio a mis labiecitos mojados. Restregué mi pequeño coño haciendo desaparecer su cabezota y ver solo sus bolas peludas. Lo volví a hacer una y otra vez pues se sentía genial. Quería verlo todo, quería ver muy bien su gran pene. Me levanté un poco y pude ver la gruesa polla de papá brillante y mojada con su semen y mi propia humedad. Papá gimió y comenzó a empujar para volver a sentir el roce de mi panocha. Otra vez bajé mi centro de gravedad y mi coño tocó su cabezota morada. Volví a moverme en un suave vaivén a lo largo de su nervudo pene. Cuando me moví hacia atrás para volver a ver su cabezota, sentí que su pene estaba en el agujero de entrada de mi coño. Bastaba solo un pequeño empujón y su polla me habría penetrado, me dio susto y quise moverme y alejarme, pero justo en ese momento, papá me dijo.
—Nenita … Papi quiere poner solo la puntita dentro de ti, ¿vale? …
—¡Oh, no! … Yo lo quiero todo, papi …
No sé porque papá se detuvo y luego de algunos instantes me pregunto.
—¿Dices que quieres la polla de papá dentro de ti? …
Lo dijo como si fuera una pregunta, pero no esperaba ninguna respuesta, de todos modos, le di la mía.
—Sí, papi … quiero sentir tu pene dentro de mí … Quiero sentirlo todo …
—¿Quieres sentirme chorrear? …
No pude aguantarme y dije inmediatamente.
—¡Oh, Dios! … ¡Sí, papi! … ¡Quiero que me chorrees dentro! …
Papá se volteó repentinamente y el Sr. Spock salió volando de la cama. Papá me colocó frente a las almohadas y él se quedó detrás de mí. Quise girarme, pero él empujó mis hombros hacia abajo con una mano y con la otra separó bien mis rodillas. Me di cuenta de que en esa posición mi coño estaba completamente abierto y expuesto para que él hiciera todo lo que quisiera conmigo. Eso fue exactamente lo que hizo.
Papá se agachó a mirar mi panocha abierta, luego se acomodó arrodillado y sentí que se movía. Al parecer él era demasiado alto para mí, porque de pronto sentí que me agarraba la parte interior de mis piernas abiertas y me levantaba. Así que ahora estaba totalmente desnuda, con mi coño abierto y en el aire, con papá levantándome y tirándome hacia su pene. Tiré un par de almohadas y apoyé mis codos para poder mirar hacia abajo. Lo hice justo a tiempo, porque vi la polla desnuda de papá aparecer a la vista entre mis piernas. Hundí mi estómago para poder ver mejor. Sentí la polla de papá apoyándose contra mi agujerito, yo tenía restos de su esperma y estaba toda mojada y eso era muy resbaladizo. La enorme cabezota se atoró a la entrada de mi cuevita, papá hizo suficiente presión como para rasgar mi himen, no sentí un dolor enorme, solo un escozor e incomodidad al ser penetrada por una polla tan grande como la de papá.
Jadeé cuando él la metió toda dentro de mí. Miré hacia abajo y pude ver solo sus bolas columpiándose, mientras él comenzaba a follarme. Sentí un poco de malestar cuando su polla pareció tocar el fondo de mi vagina. A cada embestida parece que mis pliegues se estiraban para acomodar su enorme polla. El malestar se atenuó y comencé a sentir placer con el pene de papá. Yo ya alguna vez había jugado un poco con mi coño, pero esto era totalmente diferente y no se podía comparar con esta nueva y maravillosa sensación. Pronto estaba arqueando mi espalda, con mis manos crispadas aferrando las almohadas, mis piececitos en el aire encorvados, me puse tensa y exploté en un abrumador orgasmo con el pene de papá incrustado profundamente en mi panocha. Con mis brazos empujé hacia atrás para sentir toda su maravillosa extensión dentro de mi coño. Papá comenzó a embestirme con todas sus fuerzas haciéndome levantar de la cama y empezó a chorrear dentro de mí. Cuando se calmó un poco, volví a mirar hacia abajo y vi que de mi coño chorreaba un denso líquido lechoso, era el semen caliente de papá. Rápidamente puse ambas manos entre mis piernas, ya no veía mi coño, pero ahora podía sentir el saco peludo de sus bolas apretadas contra mi coño, no quería dejar salir ni siquiera una gota de su semen de mi coño.
Papá se tiró un poco hacia atrás y se bajó de la cama. Cambio su agarre y ahora me tenía tomada casi de mi estómago, todavía estaba empalada en su pene. Con su polla enterrada profundamente en mi panocha, él caminó hacia el baño. Dijo que de ese modo su semen se quedaría dentro de mí y que habría menos desorden que limpiar. Nos metimos juntos a la ducha y él me bajó sobre el piso de baldosas.
Estábamos ambos desnudos y su semen escurría por mis piernas y caía sobre el suelo de la ducha. Mi coño ardía por haber sido forzado por su pene grande, pero al mismo tiempo me sentía fantástica al saber que acababa de tener sexo con papá y que él había disparado dentro de mí. No sabía que decir, así que simplemente le dije.
—Esto fue bueno, papi … Si lo chorreas dentro de mí entonces no queda ningún desastre para que mamá lo encuentre … Así no tienes que lavar toda la ropa todas las veces … Y mamá no sospechará tanto …
Papá me miró sonriente, luego me levantó en sus brazos y me dio mi primer abrazo desnudos y un beso en la boca. Ahora papá era mi novio.
Hubo muchísimos otros encuentro entre papá y yo. Pero este es el que más recuerdo, incluso ahora no puedo resistir a tocarme pensando a ello, recordando el día que por fin pude ver el pene de papá y le entregué mi virginidad. Todavía, hasta el día de hoy, colecciono los duendes mágicos y les pido ayuda a ellos.
Fin
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electrónico, a favor o en contra, ¡Tiene la magia de alegrar el día de quien construye con palabras, una sensación y un placer!
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El despertar de Dana.
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