Anita se deja por un amigo

por
género
orgías

Era una noche de sábado más y Anita estaba preparándose para salir.
Yo estaba listo hacía rato y entonces me dedicaba a mirar a mi mujercita mientras se vestía y maquillaba frente al espejo.
Ella había decidido llevar unas calzas bien ajustadas a su cuerpo, que dejaban adivinar una diminuta tanga que se perdía entre sus nalgas. Lo completaba con una remera negra también bien pegada a su cuerpo y unas botas de taco aguja bien alto. Parecía una verdadera perra…
Llegamos al boliche donde íbamos habitualmente, tomamos algunos tragos y bailamos con amigos. El exceso de alcohol nos fue poniendo cada vez más calientes a ambos…
De repente Ana me dijo que se encontraba aburrida, percibiendo que esa noche en ese lugar ya no sucedería nada interesante. Me sugirió llamar a su amigo Miguel; un flaco que en el pasado se la había cogido y además yo sabía que no le disgustaban los tríos.
Ana lo llamó y enseguida Miguel dijo que nos esperaba en su casa.
Durante el trayecto, mientras yo trataba de manejar sin accidentarnos, Anita sacó mi verga de mis pantalones y me regaló una mamada infernal. Pero la muy turra cuando notó que estaba a punto de acabar, se sentó derecha riendo, diciéndome que mejor me reservara para más tarde…
Llegamos a la casa de Miguel y, antes de que él pudiera abrir una botella de champagne, mi esposa lo tiró sobre un sillón y se abalanzó sobre su cuerpo, comiéndole la boca en un profundo beso de lengua.
Luego siguió lamiendo el torso de su amigo mientras lo iba desvistiendo.
Cuando lo dejó desnudo, le lamió un poco la verga ya erecta y le dio la espalda para bajarse sus calzas hasta los tobillos. Le mostró así su hermoso culo apenas enfundado en una micro tanga blanca.
Miguel le pidió que no se quitara la tanga y sus botas. Mi mujercita obedeció y enseguida gateó por el piso rumbo al sofá donde Miguel y yo estábamos sentados, comenzando a lamernos las pijas a ambos con su dulce boca.
Cuando todo estuvo listo para empezar a cogerla, Ana sugirió subir a la habitación, diciendo que en la cama sería todo más cómodo.
Ella se acostó boca arriba y yo repté entre sus muslos abiertos, para correr la tanga a un lado y lamerle su hermosa concha bien depilada.
Miguel se arrodilló cerca de la cabeza de mi esposa y ella comenzó a chuparle la verga.
Mi mujer estaba muy caliente y comenzó a organizar todo para su placer.
Lo puso a Miguel boca arriba y le chupó la pija hasta el fondo, metiéndosela entera dentro de la garganta. Mientras tanto, yo seguí comiéndole la concha a ella, preparándola para lo que vendría después…
Cuando Ana se sintió bien lubricada, sin demasiadas vueltas, agarró la verga de Miguel y se la acomodó en su concha para cabalgarlo suavemente pero hasta el fondo, bien a fondo. Me pidió que le acercara mi verga a sus labios.
Después de un buen rato de hacerse coger así, Anita se puso en cuatro y le pidió a Miguel que la cogiera desde atrás. Mientras él la penetraba yo le hice una seña a él y me acerqué para arrimar un dedo a la estrecha puerta trasera de mi esposa.

Al ver que ella no me sacaba la mano, empecé a poner saliva en mi dedo y a meterlo suavemente en su culo bien cerrado, disfrutando cómo ella gozaba con cada centímetro que le iba metiendo.

Manteniendo a mi mujer en cuatro, Miguel se colocó un forro bien lubricado y le agregó un poco de gel. Luego apoyó su verga bien dura contra la estrecha abertura anal mi mujercita y empujó suavemente
Ana lo sintió invadirla y comenzó a mover sus caderas hacia atrás pidiéndole a su amigo que se la metiera bien a fondo por el culo.
Cuando logró entrar toda, ella se arqueó sobre su espalda pero él la agarró de la cintura y le dejó claro que ya estaba toda adentro; sus bolas empezaron a chocar con los labios vaginales, arremetiendo con un ritmo infernal. Ella comenzó a gemir y aullar de placer.
Pronto pude ver que Miguel ya no daba más. Me ofreció ocupar su lugar y entonces me ubiqué detrás de mi esposa. Ella se quejó un poco, diciendo que la cabeza de mi verga era más gruesa que la de su amigo…
Sentir que estaba cogiendo el culo recién entregado de mi mujercita no me permitió aguantar mucho. El morbo fue mayor cuando Miguel se arrodilló frente a Ana y le puso su pija en la boca para que terminara su trabajo.
Acabamos los tres prácticamente juntos. Yo me descargué salvajemente en el culo de mi mujer y Miguel dejó toda su leche en la boca de Ana, que acabó nuevamente por la calentura increíble que tenía.
Nos recostamos en la cama los tres y junto con Miguel nos dedicamos a acariciar el esbelto cuerpo de mi esposa.
Cuando nos fuimos ya estaba amaneciendo y Anita estaba agotada.
Antes de desmayarse por el sueño, me dijo que le había encantado entregarle el culo a su amigo. Me aseguró que jamás lo había hecho antes de esa manera con él; pero a partir de ese momento, nunca más se lo iba a negar cuando Miguel se lo pidiera...
escrito el
2017-10-20
3 . 1 K
visitas
0
votos
evaluación
0
tu voto
Denuncia abuso en esto relato erótico

comentarios de los lectores sobre la historia erótica

cookies policy Para su mejor experiencia del sitio utiliza cookies. Al utilizar este website Usted consiente el uso de cookies de acuerdo con los términos de esta política.