Niña Cielo Riveros (El taxista)

por
género
hetero

Niña cielo riveros (el taxista)
"creo que ya os lo habéis pasado bien ¿no?... Ahora, luis… ¿me llevas a casa?"- preguntó niña cielo riveros tratando de poner cara de niña buena.

"joder, luci… ¿no podías esperarte un poco?"- preguntó luis, mirando de reojo a iván con una traviesa sonrisa.

"luisito… iván seguramente tendrá que trabajar ¿no es así? Y además, tú tienes clases dentro de… hora y media, y no has comido más que polla. Que por mucho que nos guste, no tiene valor nutritivo suficiente"

"vale, vale… espérame en la entrada mientras me visto"- se resignó luis, aún cubierto bajo la sábana que tapaba su desnudez.

"¿ahora me vas a venir con remilgos, después de lo que hemos pasado juntos?"- niña cielo riveros bromeó poniendo los brazos en jarra.

"¡tira a la entrada, luci!"- concluyó con una sonrisa luis.

I. Un nuevo encargo.

"¡cielo riveros, antes de irte!"- hacia la pequeña rubia, que ya avanzaba por el pasillo rumbo a la puerta del chalet, corría gloria con su piercing en el labio que tan sensual le quedaba.- "¿puedes hacer un encargo mañana por la noche?"

"joder, otra noche más sin catar a joan…"- pensó la joven, pero la excitante idea de un nuevo trabajo le hizo responder otra cosa.

"claro, siempre estoy dispuesta y lo sabes…"- contestó con una sonrisa pícara.

"ya sé por qué le gustas tanto a natalia… en fin… él es un cliente antiguo y todo un caballero chapado a la antigua… un tipo raro. No quiere una puta, así que tendrás que controlarte. Todavía no se ha acostado con ninguna de las que le acompañamos, sólo quiere invitarte a cenar, hablar, normalmente sobre literatura, así que si estás pez te aconsejo que lo digas para no cagarla y envío a paula".

Niña cielo riveros pensó en paula, una compañera suya y estudiante de filología presumida y pedante, que gustaba de demostrar siempre sus conocimientos aunque no vinieran al caso.

"yo sé suficiente de literatura. Puedes dejármelo a mí"

"perfecto, porque al tío le gustan jóvenes. Se le ve más emocionado cuanto más joven parece la acompañante. Por eso no quisiera enviar a paula, parece una cuarentona recauchutada"

"entonces yo le encantaré."

"está bien, mañana, a las diez de la noche, en la boca del metro de colón. El pelo suelto y llévate un libro para leer, así te reconocerá. él es un tío bajito, regordete, con bigote y voz de pito que pasa de largo los cincuenta. Y si ves ahora al salir a natalia en la piscina dile que estoy hasta el coño de hacerle su trabajo, que bastante tengo con atender las llamadas para también repartir los encargos."

"bueno, qué, cielo riveros… ¿nos vamos?"- preguntó luis, que ya había bajado, acompañado de iván.

"sí, vámonos."

luis e iván se despidieron con un pico en los labios, y cielo riveros agarró el papel con los datos del trabajo que le tendía gloria.

Cuando bajaron las escaleras, natalia tomaba el sol en la piscina, completamente desnuda, haciendo que los vecinos más avispados optaran por ese momento precisamente para dedicarse a la contemplación del paisaje a través de la ventana.

"¡gloria te quiere cortar las tetas, nati! ¡dice que curres más y tomes menos el sol, que vas a pillar un cáncer!"

"¡pues tú dile que se vaya a la mierda y no se preocupe por mi piel! ¡que sigue igual de suave aunque no la quiera probar desde que tiene novio!"- rió la veterana, mientras luis y cielo riveros bajaban la cuesta rumbo a la calle.

*****

niña cielo riveros llegó a casa y ya no había nadie, los efectos de la orgía con ángela, nacho y joan habían desaparecido, y hasta el cuarto de sus padres olía a fresco. "buen trabajo", pensó.

Se hizo una comida rápida, escuchando el rugido de sus tripas. Después de la acción que había tenido por la mañana, de los dos viajes en moto y de la espía del encuentro entre luis e iván, el estómago de niña cielo riveros clamaba por algo de alimento para retomar las muchas energías perdidas.

Después de comer, se recostó en el sofá y se quedó dormida. Sólo cuando su madre entró en casa despertó. Eran las siete y las clases de la tarde hacían dos horas que se habían acabado.

"cielo riveros, hoy tendrás que hacerte la cena tú sola. Tenemos una cena de empresa en el bar y estamos hasta arriba de trabajo. Yo sólo he venido a por el móvil de tu padre… este hombre… un día no se dejará la cabeza tirada por ahí porque la tiene pegada al cuello…"

cenar sola. "para variar", pensó cielo riveros.

"oye, mama… ¿y sobre qué hora cerraréis?"

"no. A las once a la cama. Mañana tienes colegio."

"que no es por eso... Es por si pasa algo saber hasta qué hora puedo llamaros al teléfono del bar."

luna cortés, cuarenta y nueve años increíblemente bien llevados, madre de cielo riveros, miró a los ojos de su hija y enhebró una sonrisa divertida.

"sí, ya… bueno, no creo que cerremos hasta lo menos las tres. Mañana abrirá el bar la manoli y nosotros podremos dormir, pero… ¡a las once en la cama!"- advirtió luna.

"sí, por supuesto, a las once en la cama. Prometido…"- niña cielo riveros sonrió mientras levantaba la mano dando su palabra.

Su madre encontró finalmente el móvil y salió de la casa no antes de recordarle a su hija nuevamente la hora tope.

"a las once en la cama, y antes también…"- dijo, una vez sola, niña cielo riveros. Tenía una idea. Cogió el teléfono y marcó un número que conocía de memoria.

No tardaron en responder.

"joan, cariño, te invito a cenar a mi casa. Con postre, por supuesto."

*****

a las once y media, media hora más tarde de lo que había dicho joan que llegaría a su casa, el chico salía de casa de cielo riveros, completamente vacío de electrolitos.

Niña cielo riveros quedaba en su cama, desnuda, sonriente y satisfecha. Su cuerpo estaba ebrio de sudor, y en su mente sólo quedaba una espina clavada.

A pesar de lo que se había esmerado joan, del placer que le había causado, niña cielo riveros había tenido que volver a fingir su orgasmo cuando el joven se derramaba en su interior.

Comenzó a masturbarse, buscando ella sola el placer que no había podido conseguir con joan. Una hora después, tras muchos gemidos, jadeos y estremecimientos, se dio por vencida y se quedó dormida sin haberlo conseguido. Demasiadas cosas pasaban por su cabeza para concentrarse en correrse. Estaba hecha un lío y no sabía bien por qué.

"mierda".- fue su última palabra antes de dormirse.

*****

al día siguiente, se sentía agotada al despertarse. Se duchó durante varios minutos más de los que acostumbraba. El olor a sudor y sexo se había pegado a su cuerpo después de la noche anterior.

"señoritas garrigues y del solar y señores martí y giménez… ¿algún justificante de su ausencia a las clases de ayer? Vamos, si no están muy ocupados charlando entre ustedes"- les preguntó el tutor, profesor de matemáticas de los jóvenes, nada más entrar en clase.

Nacho había sido previsor y había escamoteado del despacho de su padre, médico de cabecera en un centro cercano, varios partes, aunque cielo riveros le había bajado los pies al suelo.

"¿tú te crees que se va a creer que los cuatro nos pusimos enfermos el mismo día? ‘el ewok’ no es tonto."- ‘el ewok’ no era más que el mote que se había ganado su tutor por su barba cardada y su aspecto rechoncho.

"pero por intentarlo no se pierde nada"- fue la contestación de nacho, y ángela y joan pensaron lo mismo.

Los tres le entregaron los partes falsificados por la diestra mano de nacho. Niña cielo riveros se quedó cruzada de brazos en su pupitre.

"señorita del solar ¿usted no tiene justificante?"

"no, porque me quedé en casa. Se lo puede preguntar a mis leucocitos, pero no sé si le responderán, aún se están recuperando de la batalla de ayer."- dijo, con evidente sorna, la frágil adolescente, desatando las risas de sus compañeros de clase.

"después de clases quiero verla."

"¿es que ahora no me ve? ¿está ciego?"- respondió niña cielo riveros descaradamente, aumentando las risas entre los estudiantes.

El profesor no continuó la discusión, sabía que tenía las de perder y prefirió no darle alas a la joven. Luego, en solitario, seguro que se acobardaría.

Ii. Saltándose el castigo

de nada sirvieron los consejos que niña cielo riveros recibió de nacho, joan y ángela. Se plantó, una vez acabadas las clases de la mañana, ante su tutor con la misma actitud que había exhibido durante la clase.

Sólo tuvo un instante de debilidad y miedo cuando don mariano avisó que había llamado a sus padres. Pero acto seguido recobró su fachada indomable.

El tutor le advertía sobre posibles medidas disciplinarias hasta que niña cielo riveros le interrumpió.

"oiga, que me he saltado un día de clases, no he apuñalado a nadie… no se ponga dramático."

don mariano clavó su furibunda mirada en los ojos de niña cielo riveros y, posiblemente, ese fuera su mayor error. La determinación marcada en esas dos pupilas verdes consiguió el efecto contrario al que él pretendía al mirarla fijamente. Fue él quien se amilanó.

"cielo riveros, es la primera vez que haces algo así, así que por esta vez, pase. Pero a la próxima pasaré el caso al comité escolar."

"muy bien. ¿puedo irme?"

"puedes irte."

niña cielo riveros salió del colegio cuando ya no quedaba nadie. Llegó a casa y, como esperaba, allí estaban sus padres para discutir con ella.

"nosotros nos partimos el espinazo para que puedas ir al colegio y tú a las primeras de cambio ‘pasas’ de las clases…"

"no sé qué te pasa últimamente, cielo riveros, antes no eras así…"

"no vas a salir de fiesta en un mes, jovencita"- sentenció su padre, y a la joven se le cayó el mundo encima.

"¿cómo? ¡esta noche he quedado!"- niña cielo riveros recordaba con claridad su encargo para esa noche. últimamente era lo único que le sacaba de la rutina. Su trabajo en natural escorts.

"¡pues ‘desqueda’!"- bramó su padre, y niña cielo riveros, portazo mediante, se encerró en su habitación.

No les dedicó ni una palabra más a sus padres durante la comida. Cuando volvió después de las clases de la tarde, sus progenitores ya habían vuelto al trabajo y la casa estaba de nuevo vacía.

"una mierda para ellos si se piensan que voy a quedarme aquí amargada."

a las nueve, después de una cena rápida y de jurarle por teléfono a sus padres (con los dedos cruzados) que no saldría de casa, niña cielo riveros salió de casa.

Tenía un trabajo y un libro de bolsillo en el bolso para que él le reconociera.

*****

la suave luz de las farolas besaba el cuerpo de niña cielo riveros. Una mini vaquera, una camiseta de tirantes y una chaquetita para huir del frío eran su única vestimenta. Sus breves zapatitos de tacón, que dejaban sus pies al aire, no eran suficientes para hacerla parecer más alta que la mayoría de las personas que salían de la boca del metro.

Eran las diez en punto y niña cielo riveros levantó la vista. Hacia ella se acercaba un tipo tal y como lo había descrito gloria. Bajito, regordete y con bigote. Había, sin embargo, algo que le resultaba extrañamente familiar en ese hombre, aunque no recordara el qué.

Sin embargo, sus ojos volvieron al libro, el libro de poesía que le regaló un taxista, y su mente se iluminó. ¡era el taxista!

"¿tú... Tú eresss?"- el hombre, que hablaba con una discordante voz de pito que, pese a todo, no era desagradable, no parecía encontrar las palabras justas.

"niña cielo riveros, de natural escorts… y usted es taxista, ¿verdad?"- dijo la pequeña rubia, agitando el libro que llevaba en la mano.

"¡virgen santa!"- exclamó el hombre.- "la pequeña princesita que un día encontré llorando…"- sonrió el taxista, como si, en verdad, estuviera recitando un verso de algún nuevo poema.

"el caballero de blanco corcel que me rescató una noche oscura…"- respondió niña cielo riveros con una amplia sonrisa, devolviéndole el verso.

El taxista estalló en una carcajada y dijo:

"¿me acompañas? Te invito a cenar, pequeña"

niña cielo riveros se agarró del brazo que el hombre le tendía y comenzaron a caminar, como una desigual pareja, por las calles de la noche.

*****

"pero tú pareces muy joven para ese… ‘trabajo’ ¿no?"- preguntó el hombre a niña cielo riveros, sentados ambos a una mesa de un lujoso restaurante en que los camareros, de vez en cuando, miraban de reojo a la joven adolescente. Su ropa desentonaba con el ambiente del local.

"soy la más joven de la empresa… pero en fin… aún así parezco más joven de lo que soy, de veras."- respondió tranquilizadora niña cielo riveros con una sonrisa. Sabía que el taxista, que ahora sabía que se llamaba ricardo, no le preguntaría la edad. Ni aun siendo ella tan joven. Eso jamás lo haría un caballero.

"¿te gusta el plato?"- preguntó ricardo mirando el recargado plato de pasta que niña cielo riveros esquilmaba muy, muy lentamente.

"oh, sí… no es eso es sólo que…"- niña cielo riveros miró a su alrededor. Todos los comensales estaban vestidos impecablemente, con trajes los hombres y vestidos de noche las mujeres.- "si hubiera sabido que vendríamos a un restaurante así… hubiera… perdona…"- añadió, con un gesto de tristeza sin dejar de mirar fijamente el plato.

"no te apenes, pequeña. Que les jodan a todos estos bastardos. Ninguno de todos ellos es ni la mitad de elegante que tú."- dijo ricardo, y niña cielo riveros levantó la vista. Se apartó un mechón de pelo rubio de la cara y sonrió sinceramente.

"me encantó su libro. ¿sabe?"

*****

la cena se alargó mientras ricardo y niña cielo riveros hablaban sobre literatura. El taxista se sorprendió de lo inteligente que era la joven, que no parecía más que una niña. Posiblemente era la conversación más inteligente que había tenido en mucho tiempo. Niña cielo riveros no era ninguna experta en nada, pero sabía lo justo como para entablar una conversación fluida sobre cualquier tema que ricardo expusiera.

Sin embargo, de pronto y sin razón aparente, a ricardo comenzó a temblarle la mandíbula mientras niña cielo riveros hablaba sobre lo que le parecía el poeta josé hierro.

"p-perdón…"- gimió el hombre, volviendo la cara y enjugándose unas lágrimas que comenzaban a aparecer.

A niña cielo riveros se le estrujó el corazón.

"¿q-qué pasa? ¿he hecho algo mal? P-por favor, perdóname si…"- trató de disculparse la adolescente.

"no, no es culpa tuya… es sólo que… te pareces tanto…"- dijo ricardo, visiblemente consternado.

"¿me parezco? ¿a quién?"

el taxista extrajo su cartera y enseñó una foto que, por el aspecto que mostraba él, debía de haber sido de, al menos una década antes. Pero niña cielo riveros se fijó muy poco en él. A su lado, una niña rubia como el sol y de profundos ojos verdes sonreía con alegría.

La niña de la foto no contaría con más de doce años, y parecía muy feliz junto a un ricardo algo más joven.

"¿quién es ella?"

"se llamaba marta. Era mi hija."

"¿era? Oh, lo siento mucho…"- niña cielo riveros se compadeció de aquel hombre que por tanto parecía haber pasado.

"murió hace diez años. Tenía 13 años cuando un conductor borracho la atropelló y se dio a la fuga a plena luz del día. Poco después se estrellaba en un puente de la ciudad."

"oh, joder…"- maldijo niña cielo riveros. Entonces, hizo algo que le nació del mismo alma. Se levantó, se sentó sobre las rodillas del hombre y le dio un reconfortante abrazo mientras lo escuchaba derramarse en lágrimas.

Alguno de los clientes del restaurante se giró a contemplar a aquél hombre regordete que lloraba abrazado por quien parecía ser, al menos, su hija.

"vámonos de aquí…"- le dijo niña cielo riveros a ricardo cuando se hubo desahogado.

El taxista aceptó y después de pagar la, para cielo riveros, carísima cena, salieron del local.

Niña cielo riveros sintió el contraste de temperaturas y se estremeció de frío. Ricardo, caballerosamente, le puso la chaqueta de su traje sobre los hombros.

"gracias."- dijo niña cielo riveros, acurrucándose más junto al cuerpo del hombre mientras ambos caminaban.- "¿cómo era ella?"

cielo riveros sabía que, pese a que tal vez fuera doloroso recordarla, ricardo debía sacar fuera todo ese dolor.

"era maravillosa. Era lista, le encantaba josé hierro, por eso al hablar tú de él me la has recordado tanto. Y además, era la niña más preciosa de todo el mundo. Se parecía mucho a ti."

niña cielo riveros recordó la niña de la foto. Pese a que no se parecían más que en los ojos verdes y el pelo rubio, la hija de ricardo era muy hermosa. Hubiera sido una mujer extremadamente atractiva.

"sí, era muy guapa."

"yo le mentía diciendo que nunca la iba a dejar tener novio porque así su novio sería siempre yo. Y ella sonreía. Y mi mujer sonreía… y cuando marta murió, no sonreímos más y cada uno e hundió en sus propios demonios. Al final, nos divorciamos entre lágrimas… puta vida"

"tranquilo… todo eso ya pasó".

*****

la extraña pareja caminó durante horas por las calles de la ciudad.

"¡oh, vaya! ¿viste qué hora es?"

"no es tan tarde… queda tiempo aún para una copa… ¿no?"- dijo la joven.

"a estas horas una muchachita como tú debería estar en casa."

"¿en casa de quién?"- inquirió niña cielo riveros con una sonrisa. Ricardo la miró extrañado. Sabía que se proponía algo pero no lograba adivinar cuál sería su próximo paso.

"¿a qué te refieres?"

"siempre podemos tomar la copa en tu casa…"

*****

niña cielo riveros no se despegó de ricardo en todo el camino. Afortunadamente, habían paseado prácticamente en círculos durante toda la noche y no se habían alejado de la casa de ricardo.

"sólo una copa, ¿verdad?"- avisó el taxista, abriendo la puerta de su casa.

"sólo una copa."

iii. 40 años de diferencia. Px

dos vasos de cubata vacíos reposaban sobre la mesita auxiliar del salón. Ricardo y niña cielo riveros se miraban fijamente a los ojos, cada uno sentado a un lado de la diminuta mesa.

"oh… ¿cómo puede ser tan hermosa?"- dijo el hombre, acariciando con la yema de los dedos el rostro aniñado de cielo riveros.

"si te acercas, te lo digo…"- suspiró la joven. Aquellas manos eran suaves, ligeras y rápidas, como las poesías que escribían.

Ricardo se inclinó más sobre la mesita de cristal. Sabía lo que iba a hacer, y aunque en su fuero interno, una voz intentaba detenerlo, niña cielo riveros emanaba una especie de halo de influencia mucho mayor.

El beso no fue un beso lascivo, pasional, húmedo. Fue suave y romántico, donde los labios fueron más importantes que las lenguas. El bigote del hombre le arrancó unas leves cosquillas a la joven sobre su labio superior.

Niña cielo riveros saltó la pequeña mesita y se sentó al lado de ricardo, que la abrazó con ternura.

"¿eres muy bueno, sabes? No suelen portarse así conmigo…"

"tranquila, niña…"- decía el hombre, acariciándole los hombros desnudos.

"ricardo…"

"¿sí?"

"quiero que me hagas el amor."

ricardo se asombró ante aquella confesión.

"p-pero… no tienes por qué hacerlo, no te he contratado como puta."

"lo sé. Digamos que ya no eres mi cliente, que mi ‘turno’ ha terminado. Quiero que me hagas el amor como mujer, no como chica de natural."

ricardo sintió clavarse en sus ojos esos dos enormes luceros verdes con los que niña cielo riveros lo miraba. No podría negarse a un rostro tan angelical aunque quisiera.

"no estaría bien… te saco casi cuarenta años."

"no quiero que me digas lo que estaría bien o lo que no estaría bien… quiero que me digas si quieres hacerme el amor."

niña cielo riveros evitaba usar la palabra ‘follar’. No quería follar. Quería hacer el amor, redescubrir la sensación de dos cuerpos que se unen con más romanticismo que lujuria.

*****

ricardo la desvestía con casi adoración. La camisetita de tirantes desveló una delgada cintura, y un sujetador con relleno para que le joven aparentara tener más pecho que con el que la naturaleza la había obsequiado.

La mini vaquera siguió el mismo camino que la camiseta y ricardo dejó a niña cielo riveros con sólo la ropa interior.

"dios mío… si pareces una niña."

"pero no lo soy, ricardo… soy una mujer que quiere hacer el amor contigo…"- respondió niña cielo riveros, con seguridad, antes de besar suavemente al hombre.

El beso terminó por despertar del onírico letargo en que ricardo parecía estar sumido. Cogió a niña cielo riveros y la tumbó con suavidad sobre la cama. Le quitó las braguitas y abrió sus piernas para meter la cabeza entre ellas.

"no."- pidió la joven.- "sólo hazme el amor… por favor…"

ricardo sonrió y se empezó a desvestir. ¿quién le iba a decir a él, con sus varios kilos de más, su incipiente calvicie, su voz nasal y discordante, que una jovencita hermosísima le iba a pedir que se fundiera con él? Sólo esperaba que su amigo no sufriera uno de los achaques de la edad. No. Afortunadamente, se mostraba erecto y soberbio.

La propia niña cielo riveros se quitó su sujetador con relleno, mostrando sus dos pechos mínimos y sus apuntados pezones.

"¿quieres ponerte tú arriba?"- preguntó ricardo mientras se subía a la cama.

"tranquilo, no me harás daño"- respondió ella, adivinando los temores del hombre. Niña cielo riveros parecía tan tierna, tan frágil, tan niña con sus pechos pequeños que parecían aún sin crecer.

El hombre dirigió su erecta polla al depilado coño de la joven, quien lo aceptó con un suspiro. Ricardo comenzó a bombear, tratando de repartir su peso sobre los brazos para que niña cielo riveros no tuviera problemas con su cuerpo, mientras miraba a la joven a los ojos.

Dos pupilas verdes. Ojos verdes, pelo rubio…

niña cielo riveros gemía y sonreía, mirándolo también a los ojos como si, más que los sexos, la penetración se hiciera mediante la mirada. Ricardo trataba de poner en práctica todos sus años de experiencia para hacer gozar a la joven y, por los gemidos de ésta, lo estaba consiguiendo.

"cambiemos de postura…"- dijo ricardo, cuyos brazos ya temblaban a causa del esfuerzo de soportar todo su peso durante varios minutos.

El bigotudo taxista se tumbó sobre las sábanas y niña cielo riveros se encaramó a él. Con suavidad, dirigiendo con una mano la erecta y húmeda polla sin condón del hombre, fue descendiendo sobre ella.

Las piernas de niña cielo riveros se estremecieron involuntariamente en relámpagos de placer mientras se empalaba con la polla de ricardo. Puso ambas manos sobre el abultado vientre del hombre y comenzó a cabalgarlo con movimientos lentos, sensuales, de adelante hacia atrás, haciendo que su polla se deslizara por las humedades de su coñito.

Ambos dos no dejaban de mirarse a los ojos. La cara de ricardo se contraía entre el placer y la emoción, y, después de que sus manos abandonaran los pechos nimios de niña cielo riveros y subieran hasta su rostro, la joven tuvo una revelación.

Siguió cabalgando, contrayendo los músculos de su vagina para darle más placer a aquel maduro taxista que tan bien se había portado con ella.

"dilo."- suspiró la niña-mujer.

"¿el qué?"- respondió él, sin mostrar ni un gesto de extrañeza en el rostro, mirando los ojos verdes de la adolescente mientras su polla seguía yendo y viniendo en ese joven coño.

"di el nombre…"

"cielo riveros…"- respondió casi automáticamente el hombre, mientras sus manos resbalaban hasta las suculentas caderas de la joven.

"no..."-niña cielo riveros jadeaba, le era imposible controlar la respiración.- "di el nombre que… que estás pensando… sí… el nombre que te viene… a la… a la cabeza… mientras me miras y me follas…"

por primera vez desde que habían empezado a follar, el rostro ricardo mudó a la sorpresa. Era imposible que le leyera al pensamiento tan fácilmente.

"dilo…"- repitió, en pleno gemido, la pequeña rubia.

"marta…"- gimió el hombre, sintiendo como su propio corazón se acompasaba al de la niña que se follaba.

"dime que me quieres… papá…"- suspiró niña cielo riveros, llevando el juego más allá de donde jamás pensó.

"te quiero, te amo, marta, te quiero…"

"repite… mi nombre…"- niña cielo riveros había comenzado a moverse más rápido. Sentía la polla de ricardo latir en su interior. Lo sabía, estaba a punto de correrse.

"marta"- suspiró ricardo, y se corrió.

Llegó al orgasmo mientras niña cielo riveros se veía obligada a volver a fingir el suyo. No quería hacerlo sentir culpable más de lo que se sentiría… chorros de semen inundaron el coño de la joven, mientras gritaba de un placer que, sin ser fingido, era mucho menor de lo que hacía aparentar.

*****

"¿por qué lo he hecho? Soy un monstruo…"- se maldecía ricardo.

"no lo eres. No has follado. Has hecho el amor. Amabas tanto a tu hija que te hubiera encantado verla disfrutar así, pero no te excitaba eso… sólo amabas…"- trataba de calmarlo niña cielo riveros.

"es extraño… ahora que lo pienso… muchas veces… con algunas mujeres… me acordaba de marta…"

"la amabas tanto que el dolor que te causó perderla llenó todo tu amor. Sólo eras capaz de amarla a ella y, si alguna vez quisiste amara a una mujer, no amabas más que a las cosas de marta que veías en ella… pero era una relación puramente de sentimiento. Una relación hermosísima, sin ganas de sexo. Ojalá yo pudiera sentir una relación así…"- dijo niña cielo riveros.

"eres muy especial, pequeña. Lista y guapa como la que más… deseo de corazón que todo te vaya bien… toma, para ti…"- ricardo se inclinó sobre su mesita de noche y extrajo una billetera y, de ella, unos billetes.

"no, los pagos directamente a la agencia… es más seguro para nosotras."

"ya lo sé… no es un pago por el trabajo… simplemente es un regalo por ser como eres."

"¿me cambias el dinero por un paseo en taxi?"- sonrió niña cielo riveros.

*****

niña cielo riveros sacó las llaves mientras ricardo se iba en su taxi de nuevo a casa. Pasaban de las cuatro de la madrugada y las calles estaban desiertas. La llave del portal tembló ante el ojo de la cerradura.

Sabía que le esperaba una buena bronca con sus padres. Gritos, frases de siempre, lágrimas, castigos…

no. Había una salida más fácil.

Encendió el móvil y vio más de 40 llamadas perdidas entre las de sus padres, las de ángela (posiblemente contactada por sus progenitores) y las de joan (contactado por ángela).

Buscó en la agenda y llamó a un número. No le gustaba tener que despertarla, pero era necesario.

El móvil sonó. Perfecto, estaba encendido, no trabajaba esa noche.

"¿quién coño llama a estas putas horas?"- la voz era ronca y soñolienta, pero aún así, niña cielo riveros adivinó entre ellas el tono de natalia.

"natalia, por favor, soy niña cielo riveros… ¿puedes venir a por mí?"

"¿a dónde? ¿qué coño ha pasado? ¿te ha pasado algo?"- la voz de natalia se aclaró repentinamente, fruto de la sorpresa y la preocupación.

"no… no ha pasado nada pero… ¿puedo pasar una temporada en la casa? No quiero volver a la mía…"- las lágrimas empezaron a brota de los ojos de la adolescente y natalia las escuchó.

"tenemos que hablar seriamente. Voy para allá en la moto. ¿dónde estás?"
la mañana siguió su curso. Cuatro adolescentes desnudos se dejaron llevar por sus fantasías y ángela redescubrió el morbo que le daba ver follar a alguien. Tal vez lo que le excitaba era ver follar a niña cielo riveros. Sea como fuere, el orgasmo que, poco más tarde, le ocasionó nacho, incluso le cortó la consciencia por un segundo, mientras niña cielo riveros y joan seguían follando una y otra vez.

Las muchachas les regalaron a sus novios un corto show lésbico que hizo que joan y nacho volvieran "a la carga" en un espacio increíblemente corto de tiempo.

Justo en ese momento, sonó un móvil.

"joder"- se quejó niña cielo riveros torciendo el gesto al ver el texto del sms recibido.

"¿pasa algo, luci?"- preguntó ángela.

"nada… nada importante vamos… angie… ¿podrás con los dos?"- dijo la joven de pechos niños mientras miraba a nacho y joan, ambos con una erección que perdía consistencia a cada segundo de diálogo.

"¿estás loca?"- se horrorizó ángela. No iba a aguantar dos pollas en su interior ni borracha.

"está bien… ven, joan…"- se resignó niña cielo riveros mientras gateaba por la cama.

Seis minutos y cuarenta y dos segundos después, toda vez que joan se hubiera corrido en su boca, niña cielo riveros comenzó a vestirse con una sonrisa.

"deja a la parejita follar tranquila, cari…"- le pidió niña cielo riveros.- "nos vemos mañana en clase, tengo que salir pitando… hazte un bocata si quieres y luego los ayudas a ordenar la casa. No quiero que mis padres entren y noten que esto huele a orgía."

sin más, niña cielo riveros salió de su casa, masticando un chicle mientras releía el sms de natalia.

"niña lucia, ha surgido un problema con tu cuenta corriente. Tienes q venir a la casa a cobrar. T spero."

i. ¿me llevas?

El semáforo se puso en verde y la moto frenó justo a escasos centímetros del paso de cebra. La parada del primero de los tres autobuses que niña cielo riveros tenía que coger para llegar a la casa de las chicas estaba en la acera contraria, pero la joven, por puro instinto, desvió la vista hacia el motorista antes de cruzar.

La pequeña rubia se extrañó al notar que el motorista tembló bajo su casco al verla. Con una sonrisa, se fue acercando a la moto.

"hola cielo riveros…"- contestó desganadamente el motorista levantando la visera del casco, tras la que se vislumbraron unos rizos rubios.

"hola luis… bonita moto. ¿me llevas?"

el joven se quitó el casco y niña cielo riveros sintió de nuevo clavarse en sus pupilas verdes los dos vivaces ojos azules de su compañero de clase. El compañero de clase que se la folló en una discoteca. El compañero de clase al que se folló con un strap-on.

"me han dicho que has tenido una buena bronca con tus padres."-dijo niña cielo riveros mientras se montaba en el vehículo.- "¿qué pasó?"

"tú tienes la culpa. Si no hubiera sido por ti… yo no…"

"¿no qué? Y por cierto… ¿no pensarás dejarme sin casco, verdad?"

luis sonrió y dejó que cielo riveros le agarrara por las caderas después de pasarle su casco.

"estoy saliendo con alguien"- dijo al fin el joven. Mirando como al despiste el semáforo, que seguía en rojo. El sol del mediodía brillaba en sus frágiles rasgos de niño. Mirándolos a ambos exclusivamente a la cara, pocos podrían decir que niña cielo riveros y luis superaban los quince años.

"¿cómo se llama?"

"iván"

"vaya… ¿tanto te gustó aquello?"- respondió, sorprendida, cielo riveros.

"digamos que sólo me ayudó a ratificarme algo que llevaba un tiempo pensando."

"¿que eras gay?"

"que era gay."

"¿eso quiere decir que estás fuera del mercado?"

el semáforo, por fin, se puso en verde y luis aceleró, mientras niña cielo riveros colaba sus pequeñas manos bajo la ajustada camiseta de luis. Bajo el casco, se mordió los labios con picardía al dibujar con facilidad la silueta de sus marcados abdominales.

*****

poco tiempo después, la moto de luis frenaba ante la "casa de las chicas".

"¿quieres entrar? No voy a estar mucho tiempo, sólo coger un dinero e irme… luego si quieres podemos ir a tomar algo y me cuentas…"

"está bien… si me dejas"

"no creo que me pongan problemas… por cierto, ¿cómo conociste a iván?"- inquirió niña cielo riveros, tras devolverle el casco a su dueño y que éste lo guardara en la moto.

"por ahí…"- respondió sin mucho énfasis luis.

"no me convence tu respuesta."

"no es importante cómo lo conocí."- respondió tajante el chaval.

"bueno, vale, vale… no quería que te pusieras así. Perdón…"- niña cielo riveros bajó la cabeza apesadumbrada.

"lo siento luci… pero verás… no es que esté muy orgulloso de ello. ¿sabes guardar un secreto? Mira… contraté una agencia para concertar una cita. No quería que me follara, eso ya sabía que me gustaba. Quería pasar una noche, salir, divertirme con un chico y… sí, besarlo… y ver si me gustaba. Así que llamé a esta agencia y me mandaron a iván… digamos que yo también le gusté a él y, aunque sigue trabajando para ellos, es mi chico. En fin… no espero que lo comprendas."

"tranquilo… te comprendo más que nadie, luis…"- dijo cielo riveros, enarbolando una sonrisa.- "por cierto, ¿cómo se llamaba la agencia?"

"¡luci!"- replicó el rubio.

"sólo curiosidad, te lo prometo"

"natural escorts o algo así… no lo recuerdo bien."- dijo, rojo de vergüenza, el joven.

No se esperaba la brutal carcajada de niña cielo riveros.

"¡luci! ¿qué pasa contigo? ¡si lo llego a saber no te lo digo!"

"tranquilo, luis, tranquilo, no es por lo que crees. Ven, vamos dentro…"- pidió niña cielo riveros, tratando de aguantar como mejor podía la risa.

*****

"hola luci… pensé que no llegabas"- la escueta vestimenta de natalia sorprendió a luis, pero no a niña cielo riveros. Sólo unas sugerentes braguitas y una camiseta apretada que resaltaba sus dos generosos pechos vestían a natalia. Luis y cielo riveros supieron que no llevaba sujetador por la forma en que se le marcaban los pezones.

"hola, nat… es que cuando me llamaste estaba ocupada…"- respondió la joven con la mejor de la sonrisa.

"¿quién es él?"- preguntó la directora y fundadora de "natural escorts"

"¿él? Se llama luis. Y es el novio de iván."

luis se volvió hacia cielo riveros con los ojos como platos, y luego miró a natalia con la misma cara. ¿de qué iban a conocer ellas a iván?

"¿de iván? ¡no jodas! ¡iván!"- gritó hacia las escaleras natalia.- "gloria, sube arriba y dile a iván que baje…"

luis creyó que el corazón se le paraba.

"pe… pe… pero… ¿qué pasa aquí?"

"luis, bienvenido al cuartel general de natural escorts. Aquí es donde trabaja iván"- le reveló niña cielo riveros.

"¿qué?"

"y niña cielo riveros es la última de nuestras adquisiciones…"- continuó natalia.

"¿cómo?"

niña cielo riveros respondió mordiéndose el labio inferior y sonriendo mientras juntaba sus manos detrás de la espalda en un gesto pícaro e infantil.

Ii. ¿qué haces aquí?.

Un musculoso y mojado hombretón bajó las escaleras vestido únicamente con una escueta toalla blanca de felpa. A pesar de sus facciones duras, sus amplísimas espaldas y el exagerado moreno de su piel, tenía una delicada sutileza al caminar. Quien lo viera, le podría colocar más de veinticinco años, cuando la verdad es que no sobrepasaba los veintidós.

"¡luis!"- exclamó el hombre, que pocos segundos antes acababa su ducha.

"¡iván!"- exclamó su novio, un joven menor de edad rubio y de sorprendidos ojos azules.

Natalia y niña cielo riveros estallaron en risas. Los dos hombres se habían quedado petrificados, mirándose el uno al otro.

"¿qué? ¿qué demonios haces tú aquí?"- preguntó iván cuando dejó de boquear como un pez sacado del agua.

"yo… pues… ella… la moto… yo… mierda"

a niña cielo riveros se le saltaron las lágrimas de la risa. Natalia intentaba controlarse y gloria, que observaba la escena detrás de iván, también sonreía divertida.

"habladlo en privado, chiquitines"- dijo gloria al oído de iván.

"luis, vente, vamos arriba…"- dijo iván, extendiéndole un brazo a su novio mientras con la otra mano mantenía fija en su sitio la toalla.

Luis asintió y siguió al moreno joven que le dirigía a través de la casa.

*****

"y luci… ¿tú de qué conoces a luis?"

"somos compañeros de clase. Además… hemos tenido nuestros encuentros."- sonrió la pequeña rubia, dándole a la última palabra un perverso soniquete.

"¿y ahora es gay? Joder nena… ¿qué hiciste que lo asustaste?"

niña cielo riveros rió.

"nada… al contrario… fui yo el que lo enfilé por esa senda…"

"¿y eso?"

"digamos que no hay demasiadas cosas que diferencien a un hombre de una mujer con un strap-on"

"niña… coge el dinero y corre de aquí porque me están entrando unas ganas de follarte por todos los agujeros que…"- la exuberante mujer resopló y le tendió a la rubia su primera paga de natural escorts.

"oye… ¿y qué estarán haciendo estos dos?"- preguntó niña cielo riveros mientras agarraba los billetes.

Natalia sonrió y salió del salón de la casa. Niña cielo riveros recordaba bien la estancia. Era donde había pasado su iniciación a manos de las nueve veteranas. Salió también la rubia y siguió a natalia por el largo pasillo. Finalmente, llegaron a la librería donde natalia había llevado a la pequeña adolescente el primer día, cuando le explicó lo que podría ser su cometido si ella aceptara. Y aceptó.

Niña cielo riveros miró a su alrededor. Nada había cambiado. Las librerías repletas de libros tapaban las paredes y la misma modesta televisión parecía el único entretenimiento no legible de la estancia. Los dos mismos sofás estaban en el mismo sitio, en el centro de la habitación. Natalia giró uno de ellos, encarándolos hacia la librería contraria al televisor.

"¿ves esa tele? Pues es una mierda. Ni siquiera va… sin embargo… éstos…"

natalia movió un par de libros y la biblioteca pareció venirse sobre ella. Sin embargo, lo que pasaba es que esa librería era falsa, nada más que unas puertas decoradas de forma que conjuntaran con el resto de librerías reales de la estancia. La voluptuosa morena corrió las dos puertas cada una a su lado y descubrió cuatro enormes televisores rellenando media pared.

"todas las salas de arriba están monitorizadas. Lo que allí pasa no se graban en vídeo a menos que alguno de los interesados lo pida expresamente. Un día te tengo que pasar el vídeo de nuestra sesión con pedrito. No hay vez que no lo vea que no me ponga cachonda como una perra. Pero en fin… luis e iván están en la sala siete. Los canales están de forma que el primer número sea la sala y el segundo, el número de cámara. Hay cuatro cámaras."

"¿71, 72, 73 y 74?"

"exacto, niña… sólo el televisor de arriba a la derecha tiene sonido. Súbeselo al máximo si quieres escuchar algo. No hay videos disponibles, así que no lo vas a poder grabar. Pero puedes ver todo lo que hagan iván y tu pequeño amiguito. Eres libre de masturbarte si quieres. Pero si lo ensucias, lo limpias. Tienes suerte de que me toque a mí llevar un cliente. Si no… en fin… disfruta de la película"

de un pequeño cajón, natalia extrajo cuatro controles remotos idénticos a excepción de una etiqueta en cada uno que explicaba cuál de los cuatro televisores manejaba.

Natalia salió de la habitación, cerró la puerta y niña cielo riveros tragó saliva.

Su mano tembló sobre el mando. ¿se atrevería a irrumpir en la intimidad de una pareja? Recordaba la sensación que le había producido el espiar a joan y ángela mientras follaban, una mezcla entre celos, malicia, odio y lujuria, mucha lujuria. ¿sentiría los mismos celos por luis?

Sólo había una forma de comprobarla.

Encendió uno de los televisores y marcó el canal 72.

Una vista aérea de la habitación le reveló a iván y luis sentados sobre la cama.

Se estaban besando.

Iii. La sala número 7. Px

el beso entre dos hombres se le hizo extraño a niña cielo riveros, que buscó en las otras tres cámaras hasta encontrar un buen plano de las dos bocas devorándose.

Un beso puramente masculino carecía de la parte sensible y delicada que, según suponía niña cielo riveros, le imprimía la chica. Aún así, para la joven rubia, no dejaba de tener un fascinante morbo.

Niña cielo riveros dejó el primer televisor en el plano más cercano posible, con el volumen al máximo para escuchar cualquier susurro de la pareja, se quitó los pantalones y, con la mirada saltando de pantalla en pantalla, comenzó a acariciarse.

"no sabía que trabajaras aquí, lo prometo. Si no, no habría venido, no me habría atrevido a interrumpirte."- trataba de disculparse luis.

"no te preocupes…"- respondió el musculoso moreno dibujando garabatos con su dedo índice sobre la ajustada camiseta de su joven novio.- "me alegro que hayas venido…"- añadió, con una sonrisa pícara.

Incluso niña cielo riveros, televisión de por medio, se dio cuenta del bulto que se formaba bajo la toalla de iván.

"joder, iván… ¿aquí? ¿y si entra alguien?"- preguntó luis, dándose cuenta de la suculenta erección que se formaba en el cuerpo de su novio.

"no entrará nadie. Venga… lo estás deseando…"

iván se levantó y se soltó la toalla, que cayó al suelo, alrededor de sus pies.

"oh, joder, iván…"- gimió luis, clavando sus ojos en la polla erectísima de su pareja.

"oh, joder, iván…"- gimió niña cielo riveros, clavando sus ojos en la polla erecta que dibujaban las pantallas.- "¡qué pollón tienes!"

sin siquiera pensarlo, luis se arrodilló y se embutió el glande de iván en la boca. Niña cielo riveros no pudo evitar gemir al ver las mejillas de su compañero deformarse a causa del enorme invasor.

"necesitas algo más de experiencia, luisito… has de ir más suave…"- se dijo a sí misma la adolescente.

"tranquilo, cielo… sin prisas…"- se oyó decir a iván, y luis ralentizó sus caricias.

El joven rubio sentía pegársele al paladar el aroma a masculinidad de iván. Trataba de mirarlo a los ojos mientras se la mamaba, pero cada vez que subía la mirada, no podía evitar entretenerse en pasear la vista por los marcados abdominales de su chico, el primer hombre al que había penetrado, y si no hubiera sido por niña cielo riveros, el primero que lo hubiera penetrado a él.

Luis siguió con su trabajo bucal. Su boca, de labios finos y rectos, devoraba una y otra vez el bálano de iván, mientras éste perdía su mano derecha entre los rubios rizos del más joven de los dos.

Iván gozaba de las caricias. Niña cielo riveros lo podía ver por la segunda de las pantallas. Luis podía comprobarlo por el latir de su polla. Después de comer tantos coños, el mamar una polla era una experiencia siempre distinta, una sensación de lleno absoluto en la boca, igual que el que sentía en su culo cuando iván se la metía entre nalga y nalga.

"quieto, cielo… no quiero correrme ahora…"- la voz del moreno, al igual que sus gestos, era decidida y dominante. Estiró de los rizos de luis hacia atrás, sacándole su polla cubierta de saliva de la boca.- "desnúdate".

Niña cielo riveros observó un ligero temblor en luis. Eran los nervios propios de la excitación. Con presteza, el rubio adolescente se quitó la camiseta y la tiró a un rincón, exponiendo al aire el mismo torso desnudo e imberbe que una vez niña cielo riveros había palpado en los baños de una discoteca. Ahora sabía la joven que no se depilaba completamente sólo para sus clases de natación, que tenía en verano únicamente. Era por estética, por limpieza, por suavidad, por coquetería femenina.

Las manos del rubio temblaban al desabrocharse el botón de los vaqueros. Iván lo ayudó y vaqueros y slips cayeron al suelo.

Luis tenía una notable erección.

Su novio lo echó sobre la cama con un empujón decidido. El rubio cayó de espaldas y abrió las piernas, dejando que tanto iván como cielo riveros, gracias a las cámaras escondidas, vieran el ano del delgado adolescente amanecer entre sus nalgas.

Iván sonrió con una seductora sonrisa de dientes blancos. La misma que había encandilado a luis y la misma que había terminado por convencer a natalia que iván sería un estupendo acompañante. Luego ambos descubrirían los casi veinte centímetros de su polla y los estragos que podían hacer en su culo.

Iván se arrodilló a la orilla de la cama, y se inclinó hasta que su boca quedó al nivel de los cojones de luis. Se metió uno en la boca, y con la mano acarició la polla del jovencísimo rubio. Luis se estremeció. Le hizo el mismo tratamiento al otro testículo y su mano se engarfió sobre la larga y delgada polla de luis. Luis gimió.

Iván comenzó a masturbarlo lentamente, y su lengua abandonó los testículos para bajar más, mientras luis abría aún más sus piernas elevándolas en el aire y facilitándole el acceso a la sinhueso de su musculoso compañero.

La lengua de iván comenzó a lamer sin pudor el ano de luis mientras lo masturbaba con la mano derecha.

Niña cielo riveros, con las braguitas encharcadas y una mano bajo ellas, recordó aquella tarde en el baño de su casa en que había hecho lo mismo. Lamerle el culo mientras lo pajeaba.

A luis le encantaba. Se mordía el labio inferior mientras cerraba los ojos y se agarraba las piernas evitando sobrecargarlas.

Iván, mientras repetía lengüetazos sobre el cada vez más palpitante ano de luis, masajeaba su propia polla con la mano izquierda y la de su joven novio con la derecha. Ambas al mismo ritmo suave y sin pausa.

Dejó de masturbarse cuando vio que iba a correrse. Estaba entrenado para aguantar. Cambió la mano que masturbaba a luis, que seguía abrazándose a sus corvas, e hizo descender la derecha hasta que el índice se paró a la entrada del boqueante agujerito del alumno de instituto.

Apartó momentáneamente la lengua y el dedo avasalló los esfínteres de luis, que respondió con un gemido gutural. Aceleró ambas manos. Niña cielo riveros veía cómo ése dedo no tenía más misión que hacer acto de presencia, demostrar a luis que, mientras lo pajeaban, le follaban el culo.

La lengua se adaptó al dedo invasor y comenzó a acariciar los morenos bordes del ano con rápidos lengüetazos, mientras dedo índice derecho y mano izquierda iban aumentando la velocidad.

Niña cielo riveros no sabía cuántos minutos llevaba iván masturbando a luis. Pero sabía que su compañero de instituto estaba a punto de correrse, envuelto en gemidos y sudor.

"iván… iván… iván… iván…"- repetía luis una y otra vez, al borde del delirio.

El índice entonces frenó su violento metisaca y buscó algún punto interno en el recto de luis. Y, al tiempo que seguía masturbándolo, pareció encontrarlo, porque luis gimió quedamente y comenzó a correrse sobre su propio vientre.

Inacabables chorretones de semen se esparcieron sobre su esbelto torso, llegando a embadurnarle los pezones e, incluso, tal fue la fuerza con que brotaron de la enhiesta polla del rubio, llegar a la barbilla de luis.

Iván recogió algo del semen de luis con el dedo que acababa de sacar de su ano, y lo llevó hacia la aniñada cara del joven, que, casi por instinto, abrió la boca y recibió sobre la lengua su propia semilla.

El atlético moreno lamió las gotas de semen que habían llegado hasta su barbilla y susurró algo al oído de luis que niña cielo riveros no pudo escuchar a pesar de tener el volumen de los televisores al máximo.

El rubio asintió y, lentamente, aún recuperándose de su poderoso orgasmo, se dio la vuelta sobre el lecho para ponerse a cuatro patas.

Iván iba a follárselo.

La cámara primera los grababa de perfil de tal forma que niña cielo riveros podía ver la polla cada vez menos erecta de luis colgando boca abajo mientras iván, erecto y poderoso, se acercaba a luis por detrás.

Se ensalivó la polla con esmero. Apuntó al anito del rubio y empujó. El gemido de luis se prolongó durante segundos, los que tardó la polla de iván en hundirse completamente en sus entrañas.

Niña cielo riveros se maravilló. Nunca había pensado que una polla así le pudiera caber en el cuerpo a luisito.

Una, dos, tres, cuatro, cinco embestidas. El choque de las caderas, los cojones golpeándose, los gemidos de luis e iván… niña cielo riveros deseó poder subir más el volumen del televisor para que los sonidos llenaran completamente la salita.

La polla del moreno aparecía y desaparecía en el estrecho culito del rubio, que se arqueaba de placer, a pesar de los intentos de iván de mantenerlo con la cabeza pegada a la almohada para que su polla entrase mejor.

La morena piel de iván contrastaba con la de luis, que sin ser nada pálida, no llegaba al ligero tizne árabe que parecía poseer el más mayor de los dos.

"me vuelves loco, luisito… tienes un culo perfecto… me encanta tu culito, putita"

niña cielo riveros nunca pensó que a luis podría excitarle que le llamaran "puta". Pero aunque su polla estaba otra vez arrugada y sin vida, su sonrisa lasciva y sus gemidos de placer delataban una excitación creciente.

Iván extrajo la polla del cuerpo de luis y lo obligó a girarse, quedando de nuevo acostado de espaldas sobre las deshechas sábanas de seda. Arrastró sus caderas hacia el borde de la cama y, colocándose él de pie en el suelo y subiendo ligeramente el culo de luis, lo volvió a penetrar de esa forma, a la vez que se echaba las estilizadas piernas de luis sobre los hombros.

Y nuevamente el choque de pieles. Y los gemidos. Y el "puta" de iván. Y la sonrisa de puta viciosa y satisfecha de luis. Y sus ojos en blanco cada vez que iván le penetraba hasta el fondo.

Niña cielo riveros había olvidado su sexo. De rodillas sobre el sofá, se masturbaba por el culo, soñando que cada embestida de iván la recibía ella.

"te quiero, luis… me vuelves loco…"- los jadeos de iván era cada vez más pesados.

Finalmente, tras unas últimas y poderosas embestidas, iván extrajo la polla del culo de luis, le separó las piernas y se masturbó sobre él hasta volverlo a pringar de su semen, que se mezcló con el de luis sobre el delgado vientre y el depilado torso del rubio.

Los últimos trallazos de semen se descolgaron por la polla de iván, manchándole también la mano con la que se masturbaba, pero luis, aún enfervorizado de sexo, lamió la polla de su chico hasta no dejar una sola gota de nada que no fuera saliva sobre la verga de iván.

Niña cielo riveros lo observaba todo sin atreverse a pestañear. Había vuelto a masturbarse y se notaba próxima al orgasmo, pero alguien tocó a la puerta.

"mierda"- gruñó niña cielo riveros, que pensó si seguir masturbándose o vestirse para atender a quien tocaba.

Se decidió por lo segundo y se puso de nuevo los vaqueros y sus zapatos.

"¿hay alguien ahí?"- preguntó una voz femenina.

"sí, un momento…"- dijo niña cielo riveros, mientras terminaba de abrocharse los vaqueros y le echaba un último vistazo a las pantallas, donde luis e iván se abrazaban desnudos y mirándose tiernamente.

Apagó los televisores y abrió la puerta.

"hola, vane… estaba viendo unas cosillas"- dijo niña cielo riveros tras abrir la puerta, aún con un escandaloso rubor en las mejillas.

"¿lo has grabado?"

"no hay cintas"

"mierda…"- se quejó la veinteañera.

*****

poco después, la puerta de la sala número siete se abría repentinamente, interrumpiendo el beso de iván y luis.

-

"¡cielo riveros!"- se quejó iván.

"¡luci!"- lo secundó luis.

"creo que ya os lo habéis pasado bien ¿no?... Ahora, luis… ¿me llevas a casa?"- preguntó niña cielo riveros tratando de poner cara de niña buena.

Ya no le salía.


escrito el
2025-01-12
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