Cielo Riveros jovencita contra dos pervertidos depravados
por
Cielo Yamile Katherine Miriam Riveros caballero
género
hetero
Cielo Riveros JOVENCITA CONTRA DOS pervertidos DEPRAVADOS
Mar seguía arrodillada y sin ganas de levantarse, con uno de sus brazos se sostenía del suelo y el otro apoyaba su sudada frente, su apetitoso cuerpo descansaba maltrecho recargado del suelo por sus prominentes caderas, el desagradable sabor del esperma de Felipe aun continuaba en su boca, sus rosáceos labios presentaban una amarillenta capa proveniente del enfermo líquido que el viejo descargó en su boquita, Pancho se acercó e intentó levantarla pero su ayuda fue rechazada por Cielo Riveros con un jalón de brazo que la liberó de la sucia mano del gordo.
-¡suélteme cerdo!,- dijo Cielo Riveros entre sollozos.
-¡viejo asqueroso, lo odio maldito!- decía Mar al viejo Pancho.
-jejejejeje, no te pongas berrinchuda pinche mocosa que yo no te hice nada,- decía Pancho intentando volver a levantarla.
-¡que me suelte que no oye, viejo desgraciado!- dijo Mar y lanzó un escupitajo combinado con restos de semen de Felipe al viejo Pancho pero este cayó a escasos centímetros de donde ella se encontraba, escupir no era lo suyo.
-y me escupes, parece que no has aprendido a respetar a tus mayores, ¡TOMAAAAAA!- gritó el viejo Pancho y valientemente regaló una bofetada al bello rostro de Cielo Riveros, la niña cayó al suelo sobándose su cachete, llorando por la rudeza del golpe.
-eeeesfff, esssffff un bruto- dijo la sollozante Cielo Riveros.
-y agradece que no te pegue con el puño, a ver, vuélveme a escupir, vuélveme a escupir y te muelo orita a golpes, jajajajajajajajaja- retaba el viejo sabiendo que Mar había entendido quien mandaba, la jovencita lo miraba con ojos de odio y con una mano en su adolorida mejilla.
El viejo Pancho la levantó de sus cabellos y la llevó de nueva cuenta a donde los viejos; la vieja proxeneta encargada también de las cantineras veía cuando Felipe salía de la puerta a la que solo el personal tiene acceso, lo veía sudado, agitado y acomodándose la cremallera de su pantalón, desde luego que supuso la situación que se llevó a cabo ahí adentro, y más aun, cuando vio a Pancho tomando del brazo a una jovencita con su vestido sucio, subido prácticamente mostrándolo todo y un rostro deshecho en donde lo último que se veían eran ganas de seguir viviendo.
La vieja cantinera se acercó a la pareja, Mar la divisó con un caminar para nada coqueto, más bien cascorvo, era fea de la cara y muy cachetona, tenía una nariz larga y afilada, exageramente maquillada con combinaciones de colores que ni al caso, su cabello era color rubio oxigenado y estaba muy reseco y maltratado, una verruga con pelos cerca de su nariz, cejas postizas a simple vista y mal acomodadas, y cerca de su boca una espinillota muy madura, blanca de la parte de arriba, casi reventándose por sí sola, ni siquiera los kilos de maquillaje podían cubrir esa imperfección, además de un cuerpo algo robusto casi rayando en lo masculino, traía puesto un vestido negro que no le favorecía en nada.
-pero mira nada mas, pobre muchacha, que le hiciste puto Pancho?,- decía la vieja cantinera con un acento de preocupación muy convincente.
-yo nada, Felipe le llenó la boquita de leche, jejejejeje- reían enfermamente el viejo Pancho y sin que Mar lo viera hizo una seña al viejo que se había quedado en la barra en sustitución de Felipe, dicha seña era la clave para la preparación de un afrodisiaco brebaje.
-ay mija que te hicieron estos animales, a ver, acomódate tu vestidito- la señora muy humanitaria le acomodaba el vestido a la tremenda chamaca.
El gordo Pancho se dirigió hacia una mesa, platicaba muy interesante con el viejo que se atrevió a pellizcarle las nalgas a Cielo Riveros cuando recién llegó a este elegante sitio, se alcanzó a ver como el anciano casi de la cuarta edad pasaba disimuladamente cuatro billetes de 500 pesos a las callosas manos del gordo Pancho y este rápidamente se los metía a su bolsillo.
-señora por favor, ayúdeme, ese tipo me quiere violar y….. sepa dios que otras cosas quiera hacerme, ya le dije que solo quiero irme a mi casa y no me deja irme………. por favor ayúdeme, sáqueme de aquí…….. se lo ruego por lo que más quiera,- hablaba desesperada la jovencita quitándose la pena, sin saber que se lo decía a una vieja tan corrupta como Pancho y que ya conocía el protocolo que lleva a cabo el gordo cada que trae una hembra a sus aposentos, pues Cielo Riveros no era la primera que amanecía violada por tan fino caballero.
-shhh, baja la voz niña, te va a oír, voy a hablarle a alguien para que te lleve a tu casa sin que se dé cuenta ese bruto, mira nada mas, tan bonita chiquilla y que te quiera violar ese viejo tan feo- decía la vieja.
La vieja sacó un celular carísimo y fingió teclear un conjunto de números para después sacar todos sus dotes de frustrada actriz y convencer a Mar que estaba hablando con alguien y que le decía que tenía a una muchachita que quería regresar a su casa, obviamente Mar no pensaba revelar la ubicación exacta de su vivienda a otro desconocido así que en su ingenua y confiada mente ya se estaba imaginando en qué lugar bajarse.
-listo, dice que en menos de media hora pasa por ti, ahora mientras lo esperamos que tal un trago,- decía la vieja.
-señora, su amigo es de confianza?- preguntó Cielo Riveros.
-claro mi niña, es de confianza, es el que lleva a estas muchachas a sus casas cuando se les hace tarde, no te preocupes es incapaz de faltarle al respeto a una mujer, no como ese pinche gordo depravado, ahora tomemos un trago mientras llega- decía la vieja.
-lo siento señora, pero no tengo dinero, ese desgraciado me robó- decía Mar con unos ojitos medio empañados.
-no te preocupes hija, este yo lo invito- insistía la vieja
-no señora, muchas gracias de todos modos, pero no bebo- rechazaba la oferta la jovencita.
-ay mija, no seas apretada, en este lugar vendemos puro alcohol no juguitos, además después de lo que te hizo ese desgraciado de Felipe lo que necesitas es algo que raspe y que te quite el mal sabor de esa porquería- decía la prostituta.
-bueno, está bien- dijo Mar, pensando que con una copa no pasaría nada, la señora se levantó y se dirigió hacia la barra.
Mar volteaba a su alrededor, la frescura e inocencia de esa hermosa muchacha no encajaba con lo vulgar y corrompido del lugar, si bien estaba sentada sola, con sus manos recargadas en la mesa y sus carnosas y brillosas piernas cuidadosamente cruzadas comprendía que no podía salir huyendo así como así, aunque la posibilidad la tenía pues nada le impedía llegar a la puerta de esa cantina apenas a unos 15 metros de ella, en primera no sabía exactamente en qué parte de la cuidad se encontraba, si es que todavía seguía en su cuidad pues Mar vivía en una urbe tan grande que comprendía la unión de tres ciudades, en segunda los vagos que había afuera representaban un peligro mayor que los mismos viejos que la mancillaron, eso sin pensar la posibilidad de caer en manos de algún loco sádico que la violara y después le sacara los órganos para venderlos ya que lo único que le faltó ver en todo su turístico recorrido al llegar a este distinguido sitio fue gente que aparentara decencia, y por último veía en esta señora una ligera esperanza para poder librase de este tormento.
La señora regresó con dos vasos, uno para ella que utilizaría para disimular y el otro para la chiquilla seguramente aseados a partir del proceso de calidad certificado por la ISO que realizaba el viejo Felipe, puesto que fue él quien los limpió pues ya había regresado a su labor y no dejaba de ver burlonamente a la dulce Cielo Riveros, además de admirar ese exquisito cruzado piernas que mantenía la joven y mandarle besos cada que sus miradas se cruzaban, dentro de su pantalón su asquerosa herramienta ya rugía otra vez por volver a meterse dentro de esa fina boquita, la muchachita lo veía de reojo y cuando notaba la mirada del tipejo desviaba la suya y ponía cara de enojo.
-anda niña toma- dijo la vieja y puso el vaso al alcance de la jovencita, lo que Mar no sabía era que su bebida era una combinación exótica de whisky barato, agua mineral, un raro energetizante y un poderoso, costoso y muy difícil de conseguir afrodisiaco, todo esto para que la niña se mostrara un poco mas complaciente y con suerte disfrutara lo que se le avecinaba, además la bebida contaba con un ingrediente secreto, un escupitajo del viejo que ayudaba a Don Felipe.
Mar se tomó esa pócima de un jalón, tenía sed y le resultó agradable al paladar, además era cierto que borraba el desagradable sabor de la corrida del viejo Felipe.
-quieres más?- preguntó la vieja
-otro y ya por favor- contestó la nena.
La vieja demoró un poco y regresó con otro vaso igual de cargado, pero ahora, en vez de escupitajo, la bebida venia adicionada con unos cuantos grumos de la corrida que el ayudante se había tirado al ver para quien iban dirigidos los tragos y de nueva cuenta Mar se la bebió de un jalón, lo que si notó fue algo espeso correr por su garganta pero no dio importancia.
-si quieres puedo ir por otro?- dijo la vieja.
-no señora, ya no, gracias, no vaya a ser que se me suba,- respondió la nena esbozando una leve sonrisa.
“esa es la idea chiquilla estúpida” decía la vieja en su mente
-cómo te llamas niña?- dijo la vieja mientras le agarraba la mano a la preciosa jovencita.
-Cielo Riveros- respondió la jovencita alejando un poco su suave mano.
-sabes Cielo Riveros,- la vieja se levantó y caminó hasta quedar de espaldas a la chica, depositando sus viejas manos en los desnudos hombros de la nena.
-eres muy bonita, te pareces a una sobrina que tengo- decía la vieja mientras jugaba con los castaños cabellos de la joven y acercaba su boca con aliento a alcohol a la oreja de Cielo Riveros.
Mar se incomodó un poco y se tensó, sintió ese acercamiento con otras intenciones mas allá de hacer una simple plática amistosa, esto fue notado por la vieja quien se acercó más a su oído para susurrarle:
-que te pasa?, te pongo nerviosa? jejejejejeje,- dijo la vieja esbozando una sonrisa tan espantosa que haría llorar a un niño pequeño, mientras aplicaba un suave masaje en los hombros de la engalanada joven.
-no, no es eso, es que……- Mar comenzó a sentir un rico calorcito, además de una especie de oleaje creado por el aire que por ahí circulaba y que chocaba deliciosamente con su sexo, y que estaba haciendo que se humedeciera.
-entonces?,-dijo la vieja mientras se sentaba en la silla que estaba al lado de Cielo Riveros, la vieja colocó descaradamente una de sus arrugadas manos en el desnudo muslo de la chiquilla y ahí lo dejó.
-tienes un cuerpo muy bonito, con razón volviste loco al Pancho, eres exactamente como le gustan, güeritas, piernuditas, nalgoncitas y chichoncitas- decía la doña, dando a conocer que el viejo tenía muy buenos gustos.
Mar tragó saliva y comenzó a sentir ese calor proveniente de su vagina esparcirse rápidamente por todo su cuerpo y en un acto de reverenda calentura abrió sus piernas para sentir más intenso el supuesto roce que el aire mantenía contra su sexo, eso sin contar las intensas ganas que tenia de tocarse que hacían que sus manos se retorcieran arriba de la mesa por no poder aguantarlas.
-tienes unas bonitas piernas Cielo Riveros, haces ejercicio?- preguntó la vieja mientras apretaba levemente los muslos de la joven, haciendo que la chica volteara al lado contrario y exhalara un leve suspiro para cerrar sus piernas mientras las friccionaba entre ellas.
Cielo Riveros volteaba a su alrededor, muy nerviosa, empezó a sentirse más incomoda con la señora que con el viejo, su respiración se empezó a acelerar y su todo su femenino cuerpo comenzó a traspirar, de su sexo comenzó a rodar una gotita de flujo que terminó por impregnarse en su tanga y que no pasó desapercibida por la calenturienta chiquilla.
-seño, donde está el baño?- dijo la estimulada muchacha.
-allá a la vuelta- dijo la vieja señalando otro corredor diferente por el que anteriormente la habían llevado.
“esta pendeja sí que anda urgida, tan rápido y ya se calentó” pensaba la señora.
La muchachita se levantó y llegó a la puerta del baño en cuestión de segundos, se extraño porque solo vio una puerta, dos viejos que se encontraban ahí intercambiando barajas con imágenes de muchachas en poca ropa rápidamente se abalanzaron sobre la espectacular chiquilla.
-híjole, buenaaaaaaas, muuuuuy buenas noches,- dijo un viejo en tono morboso.
-trabajas aquí chamaca?, no te habíamos visto antes- dijo el otro y comenzaron a acercarse lentamente a Cielo Riveros.
-señor, disculpe este el baño de mujeres?- decía la nerviosa y excitada joven haciendo movimientos extraños con su exquisito cuerpo.
-no, es el de hombres- dijo uno de los viejos, mientras el otro se le acercaba peligrosamente por detrás y le repegaba su deforme cuerpo.
-busco el baño de mujeres,- dijo Cielo Riveros.
-también es ese, lo ocupan hombres y mujeres para hacer sus necesidades, jejejejeje- decía el otro viejo quien se acercó a Cielo Riveros por enfrente y la tomó de su breve cintura, agarrando un par de pliegues del vestido y empezándolo a levantar muy lentamente.
-es el mismo?- preguntó la acorralada joven, quien no hacia esfuerzo por alejar de su cuerpo esas chaqueteras manos y seguía moviéndolo apretadamente.
-sí, el mismo, para eso querían igualdad de género, no?, aquí compartimos todo,- decía el viejo de enfrente y descarado metió su sucia mano (con la que hace poco se había masturbado) dentro del sexo de Cielo Riveros, notándolo muy mojadito y moviendo circularmente uno de sus callosos dedos.
-ahhhhhh- Cielo Riveros abrió su boca muy seductoramente y emitió un pequeño gemido.
-uuuuuuuuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyy, parece que esta niña quiere que le den pa´dentro- el viejo empezaba a desabrocharse su cinturón.
-señor suélteme,- dijo Cielo Riveros, ahora si empezando a poner resistencia aunque fuera solo verbal.
El viejo que tenia pegado por atrás comenzó a restregarle el paquete sobre sus tremendas nalgotas, haciendo que el vestido se levantara hasta casi tener expuestos la mitad de sus glúteos, al pobre viejo casi se le salen los ojos al contemplar la redonda perfección de esos dos carnosos atributos.
-a ver niña, que tienes aquí?- preguntó el viejo de atrás y jaló el hilo de la tanga de Mar, haciendo que esta se ajustara perfectamente a su sexo, llegándose a ver la húmeda rajita de la jovencita.
-mmm, señor, no haga eso- dijo Cielo Riveros, esbozando otro leve gemido.
-y aquí que tienes?- dijo el otro viejo y deslizó uno de los finos tirantes del escotado vestido por el hombro de la joven.
-no por favor, no me violen- decía la chamaca.
-oye eso es una buena idea, vamos para mi casa, llevémonos a esta pendeja calenturienta, ya que no la aprovecharon vamos a aprovecharla nosotros,- decían los jariosos viejos haciéndole prácticamente sándwich a la curvilínea Cielo Riveros.
-siiii, además dicen, que las mujeres cuando dicen no, es siii, entonces si quiere verga jejejejejejejejeje- dijo un viejo jalando el hilo hasta casi romperlo.
-a donde creen que van con esta puta?- dijo la vieja quien había ido a ver porque tardaba tanto la jovenzuela.
-que te importa pinche Lencha, quítate no estorbes- decía uno de los viejos.
-esa putita vino con Pancho, si se la quieren llevar llévensela, pero a ver como les va cuando los vea que salen con ella- amenazó la vieja.
-es de Pancho?- dijo el otro de los viejos, liberando el hilito haciendo que le pagara a los glúteos de la chica como una liga.
-ehhhh, creo que mejor me voy- volvió a decir el viejo.
-sí, es lo más prudente, además como que ya es algo tarde y mañana tengo que trabajar- dijo el otro
-viejos collones,- decía Lencha, los dos viejo salieron rápidamente sin voltear a ver a tan espectacular hembra.
-y tu ven acá, te voy a quitar lo arrecha- dijo la vieja agarrando a Mar de un brazo.
La vieja la llevó adentro del asqueroso y maloliente baño, ahí adentro la recargó sobre el lavabo y maliciosamente acercó su boca a la de la chiquilla para darle un lento y sensual beso, Mar solo se sonrojó pues nunca en su vida había sido besada por otra mujer, sentía la lengua de la vieja recorrer cada centímetro de su boca y retorciéndose entre su prefecta y blanca dentadura, la vieja encontró la lengua de Mar y ambos órganos se entrelazaron para seguir fundiéndose en un caloroso beso que hizo que Mar sudara de su hermoso rostro, la chiquilla a pesar de que quería no podía dejar de besar a esa vieja tan fea, al separase ambas bocas seguían unidas por un espeso hilo de saliva, el cual se rompió pues ambas bocas se iban alejando poco a poco, cabe mencionar que en el tiempo que duro el lésbico beso Cielo Riveros no mostró incomodidad alguna.
La vieja ahora metía mano dentro del sexo de Mar y con uno de sus dedos comenzó a aplicar un leve roce, estimulada se abrió de piernas a tal punto de permitirle el acceso entre ellas al robusto cuerpo de la doña, la vieja aprovechó la docilidad de la muchachita y literalmente se enterró entre las torneadas piernas de la chica, comenzó a realizar obscenos movimientos copulatorios como si de una pareja heterosexual se tratara.
-lástima que no tengo mi dildo princesa, te la ibas a pasar muuuuuuy bien- dijo la vieja guiñando un ojo.
Mar cerró sus ojos e hizo hacia atrás su cabeza, dejando vulnerable su femenino cuello, la vieja se acercó a él y procedió a lamerlo con mucha maestría, babeaba toda la extensión de esa fresca piel a la que podía tener acceso, fue en este momento cuando su mano comenzó a moverse muy profesionalmente en forma de círculos sobre la depilada panochita de la joven, Mar empezó a emitir gemidos cada vez más intensos y a apretar sus manos en contra del lavabo mientras su humedad vaginal aumentaba, las bocas de ambas féminas se mantenían abiertas muy cerca la una de la otra pero sin llegar a besarse, aunque poco les faltaba, estaban tan cercanas lo que permitía que cada una pudiera sentir el caloroso aliento proveniente de la excitada respiración de la otra.
La vieja Lencha se apoderó de las espectaculares piernas de la joven e hizo que se enrollaran en su masculina cintura, Mar apoyó sus carnosas nalgas aplastándolas sobre el lavabo que parecía querer doblarse al soportar el pedazo de culote que se le formaba a la niña en dicha posición y que parecía querer romper el vestido.
La lésbica pareja fue detenida por un grito que venía del nacimiento del corredor,
-¡Lencha, donde vergas estas?!- gritó el descomunal Pancho.
Rápidamente la vieja dejó de manosear a la chamaca y se salió de entre sus piernas, Cielo Riveros se cerró de piernas y se acomodó el vestido, pues se le había subido bastante.
-ni modo mi amor, tendremos que dejarlo para otra ocasión- dijo Lencha guiñándole un ojo a la sensual muchacha.
-¡Lencha, pa´ la verga!- el viejo decía casi a dos metros de la puerta del baño.
-qué quieres Pancho?, aquí estoy, y si buscas a tu hembra está ahí en el baño- decía la mujerzuela.
Cielo Riveros seguía recargando su despampanante cuerpo en el lavabo y con sus piernas bien juntas, su mente meditaba la situación “¿Por qué?, ¿qué me pasa?, ¿porqué estoy tan…… mojada?” su mente era una nube de confusión que estaba alterando sus sentidos así como elevando su calentura, los deseos carnales aumentaban a cada segundo, a estas alturas Mar sentía la necesidad fisiológica de aparearse con alguien lo más rápidos posible, pero lo que más preocupaba a la caliente chiquilla era la idea de mostrase igual de dócil con el repulsivo gordo, el solo pensar eso le entraban unas ganas de vomitar, sin embargo con ese pensamiento su conchita dejó escapar una buena cantidad de lubricante vaginal.
Mar se echaba agua en su hermoso rostro para ver si así se le pasaba lo caliente, en verdad que sentía unas ganas bárbaras por tener sexo, ni siquiera se daba cuenta del espectacular meneo de caderas que había adoptado haciendo que se moviera su culo de manera tan provocativa que cualquiera pensaría que la chiquilla estaría haciendo una invitación a penetrarla, su mente rápidamente buscaba una respuesta hacia esa repentina cachondez, aunque no era fácil pensar en ese momento en otras cosa que no fuera meterse algo por su vagina, sin embargo, como un chispazo se le vino a la mente la pócima, “la bebida” pensó la muchacha “esa maldita vieja le echó algo a la bebida”.
Pancho se metía al baño y le dijo a su amada:
-apúrate, apúrate, que nos están esperando-
-señor, no me siento bien- decía la muchacha agarrándose su frente.
-orita te vas a sentar bien pero arriba de mi verga, órale- el viejo Pancho al ver que Mar se hacía tonta tratando de retrasarlo lo más que pudiera la jaló del brazo sacándola a la fuerza, Mar se detuvo frente a Lencha y le dijo:
-señora, entonces su amigo, el que iba a venir por mí, no…..-
-así es mi niña, nadie va a venir por ti, que eso te sirva, nunca confíes en desconocidos jejejejejeje- decía la vieja mostrando una burlona sonrisa.
El viejo Pancho tomó las cervezas que dijo que agarraría y salió con una sumisa muchachita por la puerta trasera del negocio, mientras caminaban Pancho se iba imaginando cualquier cantidad de porquerías que podría hacer con la chamaca en la cama, esto permitía que su verga se revolcara como un ser vivo dentro de su pantalón casi queriéndolo romper para poder salir y meterse lo más adentro de la apretada vagina de la muchachita, mientras ella en cada paso sentía como su íntima prenda se mojaba mas y mas, además la vieja se la había dejado mal acomodada, metiéndosele dentro de sus labios vaginales y cosquilleándola de manera exquisita.
El rostro de Cielo Riveros lucia descompuesto, sabía lo que le esperaba y ya estaba resignada a ello, a pesar de que el viejo prácticamente la llevaba empujándola, aun así no perdía las esperanzas de que a última hora ocurriera un milagro que la liberara de ese viejo, con todo este embrollo de la bebida y la calentura que iba creciendo en ella hacían que los aromáticos olores del viejo que hace rato la incomodaban hasta el punto del vómito ahora no le resultaban tan desagradables que digamos, además estos dos factores desarrollaban en Mar una sugestividad nunca vista en ella ya que realizaba el menor movimiento con la mayor femineidad posible con que su desarrollado cuerpo se pudiese comportar.
Llegaron a la casa de Pancho, ubicada detrás de la cantina, dicha casa estaba protegida por una barda de block de 3 metros de altura con vidrios de botellas y alambre de púas recorriendo todo el perímetro, una auténtica fortaleza, antes de entrar la jovencita comenzó a gritar pidiendo auxilio pero era más que obvio que nadie la escucharía, los vecinos mas decentes que antes por ahí residían ya se había marchado tenía tiempo debido a los numerosos asaltos y robos a casa-habitación que empezaron a suceder cuando el anteriormente tranquilo barrio se empezó a llenar de escoria humana, quedando solamente los más cínicos y deshonestos habitantes quienes se habían acostumbrado y resignado a convivir con este tipo de gente.
Una vez dentro la inusual pareja encontró a un singular personaje.
-vaya Pancho ya era hora,- decía el viejo que le había pagado 2000 pesos por tener un poco de diversión y que había podido accesar gracias a una copia de la llave de Pancho.
-esta puta que se le ocurrió ir al tocador cuando le dije que tú también ibas a estar- dijo Pancho.
Mar se llenó de coraje al ver que ese otro viejo era el que se atrevió a pellizcarles las nalgas.
-oye niña, es cierto, te pusiste bonita para mí? Jajajajajajajaja- reía el malsano anciano.
Mar no dijo nada, solo permanecía parada enfrente de esos dos viejos calientes, con su silueta perfecta digna de concurso ligeramente recargada a un costado, ese vestido a la que la suciedad le había dado un aspecto más morboso y se ceñía insinuantemente, sus carnosas y femeninas piernas estilizadas gracias a las zapatillas, esos senos que se balanceaban provocadores ante el mas mínimo movimiento de la chamacona y que asomaban más de la cuenta por el sugerente escote lo que hacía casi imposible para cualquier mortal verla directamente a los ojos, unos labios rosáceos que nada extrañaban el brillo del lápiz labial embarrado en las vergas de Pancho y Felipe, sin duda Cielo Riveros era la femineidad en su máxima expresión, era tal el efecto de descomposición lasciva que despertaba Cielo Riveros en las neuronas masculinas que incluso si el mismo Dios estuviera presente encarnado en el cuerpo de un hombre, lo más seguro era que en vez de ayudarla, él también pagaría por tener un rato de diversión.
-mira todo lo que te vas a comer chiquitita, jejejejejeje,- decía el anciano agarrándose vulgarmente sus genitales y lanzando aullidos, lo que hacía ver lo mentalmente dañado que se encontraba.
Mar no pudo evitar voltear a ver el paquete del viejo, un bulto enorme que se marcaba por debajo del sucio y holgado pantalón de vestir, una poderosa erección que se pensaría imposible en un cuerpo tan viejo y oxidado, una persona a la que la vida le estaba regalando tiempo extra en este mundo, privándonos del cada vez más escaso oxigeno.
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En otro lado de la ciudad Mary y Cruz se preocupaban por su desaparecida amiga, ya tenían rato que habían abandonado el cine porno pero cuando llegaron a la camioneta vieron que la chiquilla no se encontraba, y eso que habían dejado pasar más de una hora esperándola afuera, por sus mentes pasaban toda clase de ideas y posibles lugares en donde podría encontrarse su amiga, pero nunca, que estuviera a punto de ser abusada sexualmente por dos depravados, Mary marcaba a cada rato al celular de su amiga, sin saber que este vibraba debajo de una butaca del cine porno al que asistieron.
-no contesta- decía preocupada Mary a su afeminado amigo.
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Mar reaccionó cuando sintió que una mano bajaba el cierre trasero de su vestido, poco a poco se iba abriendo dejando expuesta una perfecta y breve espalda cubierta solamente por la tira del bra, quiso impedir pero algo dentro de su cuerpo la paralizaba, el cierre seguía bajando muy lentamente hasta llegar a donde la espalda pierde su nombre, una casi extinta tanguita aparecía ante los amorfos ojos del viejo Pancho.
El anciano que estaba sentado en la cama se bajo su pantalón, no traía calzones, así que no era difícil ver un poste que se erigía como cual vela de barco, húmeda de la parte de arriba, venuda, muy deteriorada pero con una firmeza que comprobaba que todavía podía satisfacer a una dama, obviamente estaba haciendo trampa, el viejo se había tomado una sildenafil de 100 mg que para su edad ponía en riesgo su vida, poco le importaba, como él decía: “que mejor morir que clavándome a una deliciosa putita”
-otra vez tomándote esas pastillas pinche Taco- decía Pancho
-es que si no, no paraguas- decía el anciano Eustaquio.
-a ver que día caes de un paro, pinche viejo rabo verde jejejejejeje- dijo Pancho.
El viejo Pancho se quitó su camisa, mostrando un cuerpo lejos de lo marcado, pero de dimensiones muy exageradas, sus brazos eran gordos e imponentes capaces de sacarle un susto a cualquiera y cubiertos de grotescos tatuajes de todo tipo que lo hacían ver más intimidante, su masa corporal era tan tosca que casi comparaba un cuerpo tipo Mark Henry, solo que con mas panza, y con su casi 1.95 de altura le daban un aspecto muy respetable cuando salía a la calle.
El gordo Pancho llegó a la parte del vestido en donde acaba el cierre, con sus manos lo arrancó dejándola en ropa interior, Don Eustaquio al ver ese despampanante cuerpo semidesnudo que estaba por poseer comenzó a pelarse la verga muy vulgarmente, a una velocidad exagerada, moviéndose más su cuerpo que el viejo aparato, emitiendo una risa enferma y mostrando una falsa dentadura, sus labios estaban casi desaparecidos, su huesuda mandíbula de dibujaba perfecta sobre ese cuero viejo.
Pancho llevó a la cama a la joven, sentándola exactamente en medio de ambos disparejos cuerpos, uno gordo intimidante, y el otro seco y de apariencia quebradiza, si no fuera por el sostén se diría que Mar estaba completamente desnuda, pues la tanga desaparecía entre las frondosas carnes de la jovencita al estar sentada y con sus piernas bien cerradas.
-qué bonita niña,- dijo el anciano poniendo una de sus arrugadas manos en el suave muslo de la joven, ella se corrió pero solo se arrimó más a Pancho, el alcoholizado olor de ambos viejos no afectaba la nariz de la joven.
Pancho fue el primero, el gordo tomó a la nena de los cachetes y se abalanzó sobre sus carnosos labios como un desesperado, besándola mientras emitía sonidos extraños, al mismo tiempo Eustaquio lamía las piernas de Cielo Riveros, nada que ver al comparar las carnosas piernas de la nena en contra de los flacos palillos del anciano, esta vez Mar no hizo por luchar, ya que sus manos no llegaron a repeler las cochinas caricias, se quedaron quietas y poco a poco bajaban recargándose en el peludo pecho del viejo, la pobre niña recordaba su posición y sabia que si seguía negándose le podía ir muy mal, así que se había resignado y esperaba a que todo esto pasara rápido, comprendía que debía de mostrarse algo complaciente para evitar despertar la ira de esta mole humana y no terminar con su hermosa carita desfigurada.
Después de ese fogoso beso, el viejo Pancho se separó, mostrando sus labios humedecidos por su propia saliva y la de la jovencita, en la misma condición se encontraban los de Cielo Riveros, ella se separó dando la impresión de que había disfrutado el beso pues su lengua recorrió tímidamente el contorno de sus labios como si quisiera llevarse a su boquita la asquerosa saliva que los empapaba, el anciano seguía en su labor lamiendo cada centímetro de esas interminables piernas, su negra lengua resbalaba por toda la aterciopelada piel como una especie de gusano escurridizo.
-así me gusta puta, que sean mansitas- dijo Pancho y atoró dos de sus dedos en el bra de la chica, y de un jalón su prenda de encaje tuvo la misma suerte que su vestido liberando esos perfectos atributos, Pancho al ver los pezones paraditos, rosaditos y con un brillo espectacular se abalanzó sobre ellos, con una de sus manos amasaba uno y con su boca chupaba el otro, Mar gemía delicadamente sintiendo dos babosas lengua actuar en diferentes partes de su cuerpo, sus manos en vez de intentar separar a los depravados se acercaban a su boquita tapando disimuladamente sus labios al gemir.
Rápidamente el otro viejo, Eustaquio, con ayuda de una navaja cortó ambos laterales de la tanga de Mar y la jaló de la parte de enfrente, sintiendo la pobre muchacha como su prenda resbalaba por entre su culito al abandonarla, quedando completamente desnuda ante este par de degenerados.
Ambos viejos se pusieron de pie, desnudándose completamente en fracciones de segundos y dejando expuestas sin ningún pudor ni respeto sus malolientes vergas, la del viejo Eustaquio con una aceptable longitud de 17 centímetros aunque delgada pero muy venuda y con una cabeza más puntiaguda que redonda, la del gordo Pancho lucia colosal, con sus 22 centímetros, gruesa, muy morena, con una grandísima vena morada surcándole por en medio casi tan gruesa como el dedo meñique de Cielo Riveros y una brillante cabezota que casi parecía una manzana, ambas húmedas por efecto de la lubricación.
-mámalas puta,- ordenó Pancho, Mar veía esos dos trozos apuntándola amenazantemente, ambas vergas parecían bajar pero casi al instante recuperaban su poderío por medio de pulsaciones, las del gordo Pancho casi parecía reventar por lo desmedido de sus punzadas.
Los hermosos ojos de Mar tímidamente veían esos mutantes instrumentos, su boquita se torcía de forma curiosa, ese calorcito rico que invadía su cuerpo aun no desaparecía y los olores jugosos de los machos hacían que su cerebro trabajara para que ese calorcito aumentara, la manita derecha de Mar se levantó y se aferró a la verga de Pancho, podía sentir sus pulsaciones en su suavecita manita, acercó su boca tímidamente y sin pensárselo la engulló de manera golosa y ahí la retuvo, su mente casi no le daba para pensar, simple y sencillamente seguía sus instintos más bajos, como si la parte racional de su cerebro se hubiese apagado y solo quedara funcionando aquella que responde a estímulos carnales, entonces sin mostrar ningún tipo de asco a ese tipo que prácticamente la secuestró y que se había portado con ella como el peor de los patanes, comenzó a mover su salivada lengua delicadamente por toda la apestosa cabeza de esa desproporcionada verga.
-jejejeeeehhhhhhh,- reía fanfarronamente Pancho.
-acá chiquilla, acá hay otra- dijo Eustaquio.
La mano izquierda de Mar se apoderó de la verga del otro hombre, si es que todavía se le podía llamar hombre a esa auténtica reliquia viviente, y comenzó a masturbarla, dicha verga comenzó a escurrir en líquido preseminal hasta parecer como si estuviera orinando.
-ahhhhh, que mano de suavecita, ni un solo callo- decía Eustaquio.
Poco a poco la boca de la jovencita se inundaba de lubricante de la verga de Pancho, hasta que llegó un momento en que su bucal capacidad cúbica fue incapaz de retener tanto salado líquido, teniendo de esta manera que tragar todo esa babosa secreción para evitar ahogarse, observándose por su garganta como bajaban los sorbos acompañados de su saliva con destino a su estómago.
-y deberías de sentir su boca, jajajaja- decía Pancho
-pues qué esperas pásamela- Pancho sacó su verga de la boca de Cielo Riveros de manera dificultosa ya que la chica dio la impresión de no querer desprenderse de ella.
-mámasela a este pobre viejito, jejejejejejejeje- la chica solo veía a aquellos dos animales que se estaban dando un agasajo con su boca.
De la misma manera Mar se metió el trozo del anciano, empezando a recoger el grueso hilo preseminal que colgaba de él hasta llegar a su glande y enroscando su lengua alrededor suyo, Taco al sentir el comprimir de semejantes labios casi se corre, aguantando su vaciada teniendo que apretar el mismo su verga, tenía mucho que no le chupaban su podrido aparato con esa golosidad que estaba utilizando la joven Cielo Riveros que del puro gusto movía una de sus piernas en un movimiento similar a como cuando un perro menea su pata cuando se le rasca la panza.
-jejejejejeje, que puta eres, se ve que te encanta la verga, y la verga vieja, mira que en una sola noche mamársela a tres, no cualquiera- dijo Pancho
Cielo Riveros no escuchaba todos los insultos dirigidos a ella, estando tan concentrada en su labor y con el efecto del afrodisiaco poniendo de su parte, sus ojos estaban idos, como si no mirara a ningún lado, solo su boca al emitir ligeros gemidos, murmullos succionadores, mojados sonidos y su cabeza al moverse mientras realizaba sus chupadas eran las únicas señales de vida que mostraba.
Ahora procedía a masturbar la verga de Pancho con su mano, ambos órganos masculinos desprendía un olor insalubre, sin embargo los sentidos de Cielo Riveros estaban tan distorsionados por el efecto de la bebida que ni siquiera los sentía, al contrario, se relamía los labios cada vez que podía sintiendo el sabor del líquido preseminal, pasaba su boca de un miembro a otro, ensalivándolos y mezclando dentro de ella el sabor hediondo de ambas vergas, la saliva comenzó a caer y prácticamente bañaba sus enormes pechos que parecían haberse hechos más grandes.
Los desnudos viejos permanecían parados al lado de la joven, Eustaquio con los brazos sobre la cabecita de la niña y temblando de sus piernas y Pancho su masa corpórea casi inamovible y con sus brazos agarrando su enorme cintura, una cintura tan abultada que parecía que tenía una llanta de tractor como lonja.
-que ganas tengo de mamarle la pepita a esta chiquilla- dijo Eustaquio
-no se la mamas porque no quieres- respondió Pancho.
- jejejeje, acomódamela- dijo el vejestorio.
-a ver putita vamos a acomodarnos- dijo Pancho.
-nooo, Donn- dijo Cielo Riveros, sin embargo recordó lo violento que podía ponerse el marrano si no se hacia lo que el quería.
Pancho levantó a Cielo Riveros, dada su fortaleza no le costó mucho, como levantar un muñeco de trapo, y la acomodó en la cama, acomodándose él detrás de ella y sujetándole ambos brazos con sus toscas manos y aprisionando su breve cintura con sus peludas pantorrillas, la pobre niña para su sorpresa se abrió de piernas como un acto reflejo, mostrándole a Eustaquio su exquisita panochita ya brillosa por sus fluidos vaginales.
Eustaquio comenzó a mover su mandíbula de manera graciosa, acomodando su postiza dentadura dentro de su sepulcra boca y hundió su anciano rostro en la mojada intimidad de la joven.
-ahhhhh, que rico, ya se me había olvidado como huelen las niñas,- aspiraba Eustaquio levantando su horrenda cara empapada en jugos vaginales llenando sus podridos pulmones de ese femenino aroma que se desprendía del sexo de la nena.
El viejo comenzó a lamer de manera obscena la panochita de la joven como un perro tomando agua, pasaba su lengua por toda la extensión haciendo que Mar comenzara a derretirse en gemidos debido a las placenteras sensaciones que le regalaba el apuesto caballero, poco le importaba gemir y revelar su nivel de calentura, la joven y más que nada su sexo reconocían que este viejito estaba haciendo bien su trabajo.
Eustaquio casi enterraba su podrida boca dentro de esa bien cuidada vagina, dejándola llenas de babas y absorbiendo los jugos que de ella salían, su postiza dentadura se le movía constantemente y tenía que acomodarla a cada rato, entonces el viejo con aprobación de Pancho se acomodó entre las carnosas piernas de Cielo Riveros con la intención de penetrarla.
Cielo Riveros veía con terror como ese auténtico muerto viviente se acercaba cada vez más a ella (su anciano rostro parecía como de un zombie acercándose al cuello de su víctima) pero no podía hacer nada para evitarlo, sus manos estaban inhabilitadas, el viejo llevó su negra boca y le robó un malsano beso a Cielo Riveros, su lengua se metía hasta casi llegar a la campanilla, haciendo que las ganas de vomitar en Mar tuvieran presencia, parece ser que el efecto del afrodisiaco ya estaba pasando o será que ni ese brebaje podía ocultar el asco a un anciano como este.
Una de las arrugadas y temblorosas manos de Eustaquio agarró su acorazada verga y empezó a tallarla en ese húmedo sexo, las talladas iban de izquierda a derecha haciendo que los muslos internos de la niña se llenaran de lubricante formando un puente lúbrico entre ellos, casi parecía que Taco le quería comer la boca a la niña, el viejo estaba tan desesperado que también besaba y lamía de manera repulsiva el rostro de la joven, llenándolo de babas que escurrían por toda su cara, Cielo Riveros ya debería tener unas tres capas de babas cubriendo su hermoso rostro.
El desnivelado viejo intentaba meter su lengua en las fosas nasales de la jovencita, ella solo ladeaba su colorada cara tratando de evitar esa zafada acción pero el viejo era tan insistente que terminaba acorralándola, en un movimiento hábil para la edad del cadavérico logró meter a su inmunda boca la respingadita nariz de Cielo Riveros y la absorbía como si quisiera tragarse su mucosa, el viejo Pancho apoyó a su compañero y con sus manotas tomó el rostro de Cielo Riveros de los costados de manera que impedía cualquier movimiento lateral del rostro de la joven mientras que sus peludas piernas se habían enrollado en los frágiles brazos de la joven cajera.
-que asqueroso eres Taco, ya métele la verga de una vez o te la quito- dijo Pancho
-no Pancho, no me la quites, es….. es que…..esta niña esta rebuena, como quisiera tener una así en mi casa, me la cogería todo el tiempo, cuanto quieres por ella?, te la compro, te la compro- dijo el cerdo asqueroso de Taco, tratando a Cielo Riveros como un objeto que se vende.
-nada Taco, esta putita no está en venta, esta es para mi uso personal, pero si me llegó a encontrar otra así ya veremos jejejejejeje- dijo Pancho
El viejo Taco volvió a profanar la ya no tan aseada boca de la niña, en un arranque de desesperante besuqueo su dentadura cayó dentro de la boca de Mar, ella intentaba sacarla pero sus brazos estaban sometidos por Pancho con sus piernas en una especie de llave de lucha libre, la prótesis dental se le fue mal y hacia que Mar pareciera como si se estuviera ahogando, a pesar de que la pobre joven trataba desesperada de quitarla con su lengua esta no tenía la fuerza ni equilibrio suficiente como para liberar su boquita de tan cochambroso aparato, el viejo Taco se carcajeaba y aplaudía por la escena para el cómica mostrando una boca cubierta solo de dientes inferiores y se abalanzó sobre ella a comerle nuevamente la boca y hacerle prácticamente una transfusión de saliva, teniendo la niña que tragarla para no ahogarse.
-creo que ya con esto chiquilla, ahora te perforare ese tamalito, jejejejejeje- reía el vejete, el viejo dijo esas palabras tan cerca de la boca de la necrofílica Cielo Riveros, sintiendo la nena todo el aliento a muerto.
“Dios mío que sea rápido” rezaba la nena.
Los ojos de Mar se abrieron al máximo, el asqueroso viejo la había penetrado de un solo empujón todo gracias a la lubricación de ambos órganos reproductivos, le había metido esa verga (con todo y pelos) casi en estado de descomposición lo más profundo que le pudiera llegar, sin dejar fuera de esa vagina ni un milímetro de esa podrida pija llena de manchas hepáticas, el viejo como pudo se empezó a menear, pareciera que era el solo el que se movía pues las embestidas de su flacucho cuerpo no tenía la fuerza suficiente como para mover la voluptuosa anatomía de su compañera de cama, incluso el viejo tomaba impulso con sus pies y simulaba estar escalando la perfecta anatomía de la chamaca.
-mírame puta, mírame, mira el podrido rostro del viejo que te está metiendo la verga,- ordenaba el perturbado Taco mientras jadeaba como un perro y realizaba sonidos similares a rebuznos.
Mar obedeció al viejo y aunque ella no lo hacía a propósito miró a ese decrépito y ojeroso rostro con esa verde hermosura que forzosamente tenían que mostrar sus ojos, era imposible no ser cautivado por semejante mirada, excepto estos viejos que pareciera que la juvenil mirada solo los desequilibraba mas, Pancho retiró con asco la dentadura del otro vejete de la boca de Mar haciendo que la chica tosiera.
-que puerco Taco, con razón ya ni pagando cogen contigo-
El vejete sudaba más que un caballo, su arrugado abdomen escurría en sudor mientras penetraba a Cielo Riveros como un perro excitado, Pancho se había apoderado de la boquita de Mar y le metía su babosa lengua hasta la campanilla, la chiquilla solo deseaba que ya fuera el otro día.
-te gusta verdad putita- decía el viejo pancho al oído de su sensual víctima.
Cielo Riveros podía sentir el eco de esas palabras dentro de su cabeza.
-lo estas disfrutando verdad, jejejejeje, te encanta la riata,-
Eustaquio no paraba de penetrara a la jovencita, quien sabe de donde sacaba toda esa energía, su ritmo cardiaco había rebasado por mucho la media, la cueva de Cielo Riveros era un auténtico lago y cada embestida que recibía era acompañada por un morboso sonido húmedo que podía ser escuchado por el desproporcionado trío.
-nooooooo, ustedesss aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, dan ascooooooooooooooommmmmmmmmmmm- decía a medias la pobre Cielo Riveros quien sufría las vulgares embestidas.
-asco, y porque estas tan mojada?- dijo Pancho.
- y porque gruñes como una puerca? Jejejejejejejeje- dijo Taco
-no seeeeeeeeeee hhhhhhhhhhhhhhhmmmmmmmm, aaaaayyyyyyy déjenmeeeeeeeee por favooorrrrrrrrrrr-
-cállate puta, jejejejejejeje, esto es mejor que metérsela a la muñeca inflable que tengo en la casa, ahhh, tenía mucho tiempo que no la metía en una pepa tan calientita- dijo Eustaquio, y aceleró aun mas sus animalescos movimientos.
Mar trataba sin éxito de retener los gemidos, las embestidas eran tan intensas que parecía como si estuviera siendo cogida por una especie de máquina que no necesita descanso, el viejo llevaba algo de tiempo que no bajaba el ritmo, se escuchaba el golpeteo de ambos cuerpo sudados, risas de ambos viejos burlándose de esa pobre mártir, y pujidos de dolor consecuentes a los movimientos del viejo tan violentos y que lastimaban a Cielo Riveros por dentro al meterle la verga de manera torcida.
Eustaquio llegó a un punto que su verga se deslizaba a una velocidad tremenda, arrancándole suspiros a la joven apoyándose de su cintura mientras la penetraba, la verga comenzó a rozar de manera tan apasionada su sensible e hinchado clítoris, los labios de Mar permanecían en cada momento abiertos solo emitiendo gemidos cada vez más orgásmicos, indicando que el clímax estaba cerca.
“no puede ser me voy a correr, me voy a correr, noooooooooo, estooooo se sienteeeeee……………………. ricooooo”, pensaba la chiquilla quien a pesar de ser un moribundo viejo la estaba haciendo correrse como una burra.
-te vas a correr verdad zorra, te estás apretando- dijo el sofocado viejo.
-ahhhhh, nooooooo, pareeeeeeeeeeeeeeee, ahhhhhhhhhhhhhh- gritaba la orgásmica joven, mientras intentaba mover sus brazos para impedir que Taco le regalara un orgasmo, obviamente no podía, Pancho la estaba inmovilizando.
-sigue Taco, acábatela, dale duro, dale duro, ya la tienes,- alentaba el viejo Pancho.
-aaaaahhhhhhhhhhhh, me vengoooooooooooooooo, malditooooooooo viejooooooooooooooo me vengooooooooooooooooooooo aaaahhhhhhhhmmmmmffffffffffffffff- Cielo Riveros se vino en un bestial orgasmo y producto de la fuerza de su corrida apretó sus potentes piernas contra el debilucho cuerpo del vejete, los músculos de las piernas de Cielo Riveros se contraían tanto que casi parte en dos a su violador, para poco a poco volver a ponerse flojita y exhalar un prolongado suspiro.
Taco estaba feliz, parecía como si la vida le hubiera regresado a su decadente cuerpo, como si se hubiese nutrido con los fluidos vaginales de la chica que se regaban por toda su apestosa verga y gran parte de la cama, sacó su verga que no había perdido dureza, el putrefacto miembro goteaba en flujos y se mantenía más roja que nunca, al igual que la sensible vagina de Mar.
-Pancho, Pancho viste, viste como hice que se corriera, y aquellas putas cantineras que no me creen que todavía puedo, anda sácame una foto para enseñárselas anda y acomódamela de perrito, le quiero dar como la perra que es- decía el zafado vejete.
Pancho sacó la foto con el viejo Taco posando como un campeón, la niña al escuchar el flashazo despertó de su orgásmico estado.
-nooo, q… que hace?, no me tome fotos- decía la nena dificultosamente, sin embargo el viejo no le tomó la palabra, los femeninos puntos de vista no eran tomados en cuenta por tan machista sujeto.
-cállate, deja de ladrar perra caliente, jejejejeje perra caliente jejejejeje, si yo fuera tu dueño te tendría prohibido hablar y solo te permitiría ladrar como la perra que eres, y te metería una correa por el culo y solo podrías moverte como una vil perra, y harías tus necesidades como las perras, porque para mí no eres más que una perra que solo sirve para preñarla y que nos de mas perritas, entendiste, es más las perras valen más que tú- decía el desequilibrado anciano a una jovencita con unas ganas inmensas por llorar ante tales palabras.
-basta de pláticas-dijo Pancho.
Pancho acomodó esa sensual anatomía femenina, ahora el viejo Taco se acomodaba detrás de ella, y de un empujón metió nuevamente su miembro en la conchita de Mar.
-ayyyyy,- dijo Mar al sentir nuevamente esa verga dentro de ella, a pesar de estar hechizada sabía perfectamente lo que le estaban haciendo y recordaba el orden exacto de las anteriores y crudas palabras, por eso sus ojos comenzaron a dejar caer lágrimas de impotencia por no poder hacer nada, y más que eso por dejar que un bastardo así la penetrara, haber disfrutando de la anterior cogida y haberse corrido como una perra.
-jejejejejeje, eso perra, aúlla, aúlla, aaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu- decía Taco volviendo a mostrar que su cerebro tenía alguna especie de desorden psicológico.
Taco empezó a bombear nuevamente a la joven moviéndose desesperado como si quisiera que su verga le saliera a Mar por la boca, las perfectas nalgas de la joven (que aun marcaban el cinturonazo que le dio Felipe hace poco más de una hora) chocaban contra ese despellejado cuerpo, el desnutrido viejo golpeaba las frondosas posaderas de la jovencita dejándoselas mas rojas aun y haciendo ademanes como si estuviera montando a caballo, el viejo aullaba y gritaba como un loco (como si le estuvieran metiendo a él un palo por el culo), Pancho reía al ver lo trastornado de su amigo.
Pancho aprovechó su posición para meter a la boca de la niña su enorme palanca, los viejos llegaron a efectuar por un prolongado momento una perfecta sincronía, es decir, mientras Taco penetraba a Mar por su panocha, el viejo Pancho lo hacían de la misma manera pero por su boca, los ojos de la niña se ponían blancos y enormes ríos lagrimales escurrían de ellos ya que la fuerza de Pancho era muy superior a la del otro violador, la enorme verga morena desaparecía por completo dentro de esa rosácea boquita, los pelos púbicos que cubrían la base del miembro llegaban a meterse y enredarse con los finos vellos que protegían las fosas nasales de la mujercita, debido a la potencia de los masculinos embates llegaba a formarse un ligero bulto en la garganta de Mar cada que el viejo Pancho embestía a tan preciosa jovencita ya que su verga se deslizaba alegremente encorvándose hacia la garganta.
Hubo un momento en que Pancho hacia que Mar se ensartara en la verga de Taco; es decir, el viejo Taco se dio cuenta de que los empujones de Pancho tenia por mucho más fuerza que los suyos, así que se quedó quieto con su verga dentro de la joven panocha admirando el perfecto culo de la nena, esa exquisita forma que el cuerpo femenino adquiere en la perruna posición, Pancho embestía la boca de la niña con tanto vigor que hacía que ella misma echara su cuerpo hacia atrás debido a la fuerza del impacto, lo que hacía que solita se ensartara en la verga del otro viejo sin querer, y cuando la joven intentaba desatorarse de Taco ya estaba recibiendo otro empujón que la hacía volver a clavarse.
Pancho sacó su maloliente verga de la húmeda boca, Mar emitió un quejido casi de parto cuando se liberó, la saliva era el elemento viscoso más presente en esa inmunda cama ya que cayó como cascada de la carnosa boquita, de repente Mar empezó a gemir nuevamente, pues Taco aceleró sus enfermos movimientos, el difunto la tomó de los cabellos y la atraía hacia él, mientras Pancho le volvía a comer su boquita sin importar que su verga hubiera estado alojada ahí segundos antes, la niña presa de la calentura movía su lengua tratando de llegar lo más lejos de la boca de tan desagradable sujeto a la vez que con una de sus finas manos masturbaba la poderosa verga del seboso queriéndolo vaciar lo antes posible con la esperanza de que este no la penetrara, podía sentir ese aliento característicamente alcohólico en ella, incluso al humear en sus amarillentas encías la jovencita quitaba restos de comida alojada entre las cariadas piezas dentales del gordo, prácticamente haciéndole un lavado a esa pútrida boca.
El viejo Taco penetraba sin misericordia esa castigada panochita, comenzaba a gritar y a balbucear palabras que no se podían entender debido a las babas que inundaban su chimuela boca y a una especie de espuma que se formaba por tanta bacteriana saliva que sin detenerse su producción caía hasta el cuerpo de la nena resbalándose por su espalda.
Pancho posicionó a Cielo Riveros, prácticamente enterrando el rostro de la joven en la sucia cama, el viejo ejercía presión en la espalda de Mar, inmovilizando en este acto el cuerpo y los brazos de la nena que se sometían cruzados por su breve espalda, Taco se encargó de mantener elevado ese provocador culo, penetrándolo sin tregua, era la única parte de Cielo Riveros que seguía levantada, y así continuo hasta que Cielo Riveros no pudo más y se desbordó en otro orgasmo, quedando con sus sudados glúteos levantados y sometida debajo del monstruoso cuerpo de Pancho, respirando entrecortadamente.
El anciano Eustaquio continuo penetrándola sin importarle su estado, comenzó a bajar el nivel de intensidad pues sentía su corrida próxima, fue en uno de estos periodos en que el viejo no pudo evitar retrasar su eyaculación por más tiempo y se corrió dentro del fértil útero de Cielo Riveros mostrando una cara de esfuerzo como si estuviera levantando algo extremadamente pesado, una gruesa vena se le marcaba en su delgado cuello producto de la dedicación que exigía mientras expulsaba semen añejo casi agusanado dentro de la joven, el anciano apretaba su verga con crudeza y la exprimía como queriendo sacarle hasta la última gota lechosa de el más alejado reducto testicular, Cielo Riveros reaccionó ante tal depravado acto.
-nooooooooooooooooo, por……. porqueeeeeeeeeeeee, porque se ha venido adentroooo?- dijo una cansada y casi sin fuerza muchachita.
-jejejejejejeje, tranquila chiquilla moquienta, no hay de qué preocuparse, mi leche ya no pega, jejejejeje- dijo el cansado Taco secando con su mano el sudor que corría en su frente y embarrándolo en el cuerpo de la joven, Pancho aprovechó para inmortalizar a la desnivelada pareja con otra comprometedora foto.
Taco sacó su flácida verga, completamente vomitada en semen, su espumosa boca se dirigió al ano de Cielo Riveros y lo lamio aplicándole un sonoro masaje rectal para después con su lengua penetrar ese reducido conducto (dicha lengua se movía serpenteantemente mientras intentaba alojarse dentro del apretado agujero) y por ultimo pegarle una mordida a sus nalgas, el viejo podía oler la fragancia masculina de su esperma aun fresco y que se asomaba tímidamente por el sexo de Cielo Riveros.
-nooooo, pare, pooooor ahí nooooooooooo- dijo Mar asustada de que el viejo loco intentara penetrarla por su culito.
Afortunadamente para ella el viejo se detuvo para incorporarse y dejarse caer en un sillón, sacando de su pantalón una cajetilla de cigarro y llevándose uno a la boca, festejando su triunfal batalla, ya contaba con otra anécdota para relatar a sus nietos.
-ahhhhhh, que cogida te pegué niña, Pancho, de veras no quieres venderme a esta chamaquita, dime, te doy 15 000 ahorita, dime cuanto quieres por ella?- dijo Eustaquio.
Un poco de la historia de Eustaquio, el viejo Taco era un ex diputado con grandes amistades en la alta política, y que siempre veló por los intereses de grupos criminalísticos, y que ahora en su retiro de las cámaras, seguía conviviendo con estos desalmados, quienes sin olvidarse de sus aportaciones como fiel contacto y nexo político, cada cierto tiempo le ofrecían culitos de seleccionada manufactura, claro que no dé a gratis, pero al menos se las amansaban.
El viejo Taco seguía recibiendo pensiones exageradas por parte del gobierno, jubilarse en un alto puesto político en México significa casi asegurar un pedazo de lote en la tierra prometida, por eso siempre se la daba de que podía comprarlo todo, un diputado con mucho poder que toda su vida fue corrupto y ambicioso y que todavía seguía codeándose con espectaculares mujeres con las que muchos solo podemos soñar y que como persona era visto por sus familiares, vecinos (su residencia no se ubicaba por esa malandra zona), amigos y conocidos como un hombre pulcro y recto, todo un caballero, sin imaginarse lo perturbado que se encontraba la garrocha andante.
-no está en venta……………………………….. por ahora- respondió Pancho.
- a ver putilla, no te duermas que ahora voy yo- dijo Pancho y acomodó a la joven otra vez boca arriba, metiéndosele entre sus sudados muslos a manera de predecir otra morbosa sesión de sexo oral.
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En otra parte de esta gran ciudad, Mary y Cruzito ya habían llegado a casa, estaba preocupados por su amiga porque no contestó ninguna de sus llamadas.
-y si le marcas a su papá, a lo mejor se haya chocado de esperarnos y se vino sola y ya esté en su casa- decía Cruz
-no manches, y si no está, que vamos a decir si se supone que se quedaría a dormir conmigo- contestaba Mary, si algo tenía el papá de Cielo Riveros es que era muy reglamentario con su única hija y si Mar no se encontraba en el lugar en donde le había dicho que estaría, era capaz de ir a buscarla y traérsela de los cabellos, sin embargo le había dado permiso de quedarse a dormir con Mary pues consideraba a esta chica como una jovencita seria, desconociendo la fama que poseía esa chiquilla.
-ay mana, que problema- decía el amariconado.
-ay Mar, en dónde andarás?,- se preguntaba Mary preocupada volviendo a marcar al número de su amiga.
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El viejo había comenzado con lamidas sutiles, sus dedos le servían para abrir esa entrada que poco antes había sido cobardemente penetrada, podía aspirar el aroma de esa vieja verga impregnado en el joven sexo de la chica, saboreaba el repulsivo semen que se encontraba embarrado en todo el sexo de la joven y con su lengua lo empujaba para que no abandonara su recinto vaginal.
La lengua del viejo se movía como si tuviera vida, el viejo procedió a lamer no solo su sexo, sino también la parte que se encuentra entre el sexo y donde inicia el muslo, regresó a su sexo para seguir lamiéndolo pero pronto cambio y ahora con su boca cubría toda la panochita, lo succionaba tragándose la gran cantidad de fluidos que de la vagina de Mar se escapaban, succionaba como si estuviera succionado el jugo de una naranja, el chipo del viejo había adquirido una forma similar a una nariz de cochino.
Con un movimiento brusco e involuntario Mar dio un grito y de igual modo acomodó sus piernas para enrollarlas en la cabeza del viejo, este dejó de succionar pero sin cambiar la posición de su boca metía su lengua dentro de la húmeda cuevita de Mar, moviéndola en forma de circulo y penetrándola a una velocidad brutal, la chica empujó la cabeza del viejo apretándola con sus potentes piernas, al mismo tiempo su cuerpo se enroscaba presentando contracciones orgásmicas, señales evidentes de que el viejo estaba haciendo que nuevamente se corriera.
-nooooooooooo, señoooooorrrr, no me chupeeeeeeeeeeeeeeeeeeee- grataba la ardiente chiquilla, pero al viejo poco y nada le importaba, el seguía degustando ese manjar prohibido, ese suculento batido de flujos y que lo animaban a continuar, y menos se detenía al contemplar el hermoso rostro fruncido orgásmicamente de una muchachita preciosa que recién acababa de conocer.
“nooo, otra vez noooooooooooooooooooooo” dijo Mar para después desplomarse en otro orgasmo.
Mar enrolló sus piernas por sobre la nuca del viejo y expulsó una gran cantidad de fluidos que fueron a parar a la boca de Pancho quien saboreaba hasta la última gota de tan peculiar caldo, escupía sobre el sexo de Mar y volvía a tragar la exótica mezcla compuesta también por restos de semen de aborrecible Taco.
El viejo se incorporó y colocó su poderosa herramienta venuda sobre los frágiles labios vaginales de Mar, la talló por encima de ellos arrancándole suspiros a la muchachita y poniendo más que colorados los pómulos, cachetes y zona T del hermoso rostro de la joven, la piel de todo su curvilíneo cuerpo se erizó, el viejo comenzó con un movimiento muy lento como si estuviera penetrando a la chica pero su verga no se incrustaba dentro de su sexo, solo se tallaba por encima de esa zanjita que sudaba a chorros, la verga se paseaba por el clítoris de la muchachita en toda su morena extensión, todo esto continuo hasta que la verga del viejo fue prácticamente abrazada por los labios vaginales externos de Cielo Riveros.
El viejo juntaba saliva para después dejar caer una gran cantidad sobre el sexo de la joven, ella gemía con solo sentir la saliva bajar como un río de sus labios vaginales hasta caer a la cama o desviarse hacia donde empieza su culito.
El viejo tomó la cabeza de su verga y la acomodó a manera que quedara a la entrada del sexo de Mar, poco a poco el viejo fue ejerciendo presión, la panochita de Mar resistía todo lo que podía negándose a ser penetrada por ese repugnante sujeto, la verga del viejo era demasiado gruesa para ese canal a pesar de haber sido recién penetrado sin embargo el viejo de un fuerte y seco movimiento de cadera logró penetrarla hasta el fondo, arrancándole un grito a Mar moviéndose desesperada para poder liberarse, el viejo solo se reía de los vanos intentos de la pobre muchacha quien sufría un momento muy fuerte y perturbante para ella.
“me la está metiendo, este viejo asqueroso me la está metiendo, que ascoooooo” decía Mar en su mente como respuesta a la retorcida, anormal e irrazonable copulación que se llevaba a cabo en ese momento en la casa de un viejo malnacido.
-ah, qué rica estas chamaca, que apretada tienes tu panocha, ni porque te la metió Taco- dijo el gordo.
-eehhh, esa perra ya se volvió a cerrar, pa´ la otra le meto un bate de beisbol- dijo el distinguido Taco.
-jejejejeje, lo que pasa es que la tienes flaquita, verdad putita, que se siente tener hasta dentro una verga de verdad, ehh?- dijo Pancho, Mar no contestó nada, solo su nariz hacia señales de que estaba conteniendo el llanto.
El viejo arremetía muy despacio, disfrutaba del momento, de la espectacular vista del cuerpo de la nena cubierto por millares de gotas de sudor recién salido y que olían a esencia pura de mujer, su sudor era una especie de perfume natural; sus pechos se levantaban como montañas, el viejo disfrutaba de ver esa breve cintura al igual que ese abdomen completamente plano y levemente marcado por las contracciones abdominales que hacia la niña contrastando en comparación con su obeso cuerpo peludo, disfrutaba el ver como su grueso y moreno aparato se perdía entre los delicados y rosaditos labios vaginales de Mar y cuando la gruesa vara venía de reversa podía verse como salía empapada en jugos lubricantes, abriéndose más los labios vaginales cuando la cabezota estaba por salir, pero, sin sacarla completamente, el viejo volvía a enterrársela repitiendo otra vez el procedimiento.
El viejo aceleró un poco sus movimientos, ahora con sus manos se apoyaba de la breve cintura de Mar, atrayéndola hacia él en cada una de sus embestidas, haciendo que el femenino cuerpo se moviera y por ende sus senos comenzaran con un provocador danzar logrando que algunas gotas de sudor que los cubrían comenzaran a rodar cuesta abajo.
El viejo ya había acelerado otro poco su mete y saca, ahora apoyaba sus brazos en la cama, entre sus poderosos brazos quedaba el apetecible cuerpo de Cielo Riveros, el viejo había echado un poco su obeso cuerpo hacia adelante para apoyarse mejor, sus brazos yacían sosteniendo esa pesada masa marcándosele todo un sistema de venas que los hacían ver más intimidantes, el sudor de su grasoso rostro corría como pequeños riachuelos buscando caída y logrando encontrarla principalmente en su nariz y barbilla, cayendo hacia el frágil cuerpo de Cielo Riveros, formándosele en su vientre un pequeño lago de sudor.
Los ojos negros y rojos por el efecto de la cerveza del viejo se cruzaron con los verdes y seductores de Cielo Riveros, ambos se vieron directamente a los ojos por pocos segundos, hasta que los de Mar voltearon a otro lado debido a la mirada tan pesada que tenía el viejo y a lo incómodo de la situación.
Mar se estaba reconociendo como una hembra en celo que disfrutaba lo que estaba viviendo, a pesar de lo desagradable de la masculina persona era imposible que con esa maestría culiadora la jovencita no sintiera estimulantes descargas de júbilo y éxtasis que muy difícil se logran ocultar, poco a poco su rostro se descomponía en facetas placenteras y risueñas que por más que la joven quería esconder simple y sencillamente no podía, y más repugnante, estaba reconociendo al macho que la estaba poseyendo sin importar que se tratara de un despreciable sujeto, machista, cobarde, y que se valía del sufrimiento de otras personas para sacar la mayor cantidad de provecho que pudiera sin importar los momentos tormentosos que hacía pasar a sus víctimas, pero por otro lado lo veía como un macho bruto, fuerte, dominante, en parte lo feo también ayudaba a que su morbo aumentara mas; contrario a ella, una muchachita tan femenina y débil, que sin importar lo que hiciera nunca iba a poder contra la fortaleza del viejo, esa sensación de sometimiento sumado a los efectos de la bebida la habían derrumbado a tal grado de abrazarse tímidamente a tan desagradable persona.
El viejo llevó una de sus manos al cuello de Cielo Riveros para apretarlo levemente (según él) pero con la fuerza suficiente como para que Mar sintiera dificultosa su respiración, la sometida joven llevó ambas manos aferrándose del brazo del viejo, intentando liberarse pero le era imposible, la joven volteó a ver al viejo y veía un rostro desbordado en la depravación, este apretaba sus dientes y de sus fosas nasales auténticos humos de calor salían al tiempo que bufaba como un toro.
-s…. seeeñoorrr m…. asfixiaaa….. cooooooffffffff, coooffffffffff- dijo Cielo Riveros.
El viejo colocó sus brazos ahora rodeando y aferrándose al cuerpo de Cielo Riveros, pegando su sudado cuerpo al de ella, quien solo se dejó aferrar por esos venudos y poderosos brazos, el viejo comenzó a penetrarla nuevamente, el rostro que ponía la niña denotaba que estaba sintiendo la penetración hasta el fondo casi tocándole con el glande la pared uterina y revelaba el grado de excitación que la envolvía, poco a poco sus piernas fueron enrollándose alrededor del seboso cuerpo del viejo.
Pancho con una de sus manos levantaba la cabeza de Mar apoyándola por sobre su nuca, sus dedos se perdían entre los castaños cabellos de la joven, y la otra mano levantaba el curvilíneo cuerpo de la parte de sus caderas, esas caderas tan desarrolladas que hacían ver a Mar una hembra que había llegado al punto ideal para la concepción, prácticamente se la cogía en el aire.
Su fértil útero recibía al desagradable intruso y se llenaba de líquido preseminal, ya que el miembro del viejo babeaba este líquido a chorros, Mar no comprendía cómo es que un viejo tan feo, gordo, sucio, borracho y lépero podía coger con esta maestría, sentía un placer nunca antes experimentado que la estaba llevando al borde de otro orgasmo que la dejaría rendida y a merced de un viejo completamente desconocido que esa misma noche la suerte le había sonreído y todo le había salido a la perfección al grado que ya tenía a la jovencita en su cama, desnuda, estimulada y con su oloroso trozo dentro, muy adentro de ella.
El viejo llevó su séptica boca hasta los senos de Mar, esos globos de carne que se movían en cada embestida del viejo y que ya tenía rato que lo estaban provocando visualmente, los succionaba y jugaba con sus pezones moviendo su lengua en forma de círculo, Mar sentía esa lengua babosa y caliente recorrer cada centímetro de sus pechos, estas caricias y la penetración la tenían totalmente entregada, por momentos gemía mientras sus labios denotaban una especie de morbosa risa.
Los gemidos de Mar y el viejo resonaban por todo el cuarto, era lo único que se podía escuchar además de el golpeteo que provenía de las embestidas que hacían chocar ambos cuerpos sudados que por momentos alcanzaba velocidades tan agresivas escuchándose un sonido similar como si una señora estuviera haciendo tortillas a mano, lo que hacía que Mar se diluyera en quejidos y aferrara sus manitas a la sudada sábana que cubría la vieja cama de Pancho.
La verga del viejo hacia maravillas en el colorado botoncito que casi parecía querer salir disparado de tan hinchado que se encontraba, Mar se mordía su labio inferior al mismo tiempo que seguía gimiendo tan fuerte que casi dejaba sordo al gordo, su cuerpo se convulsionaba de nuevo avisando que sería sacudida por otro orgasmo, esta vez jaló la sábana prácticamente tapando su voluptuoso cuerpo junto con el del viejo, haciendo que Taco por un momento dejara de observar la panorámica vista a cambio de una sábana que se movía fornicadoramente.
-te gusta puta, te gusta sentir mi verga dentro verdad?, nada mas con verte se da uno cuenta de que te encanta la verga- preguntaba el ya algo cansado viejo mientras no dejaba de perforarla.
-aaaah, aaaahh, aaaahhh, aaaahhhh, mmmmmmmmmmmhhhhhhhh,- era lo que el viejo tenía como respuesta por parte de Cielo Riveros.
-te gusta, dime que te gusta mi verga, dímelo, puta hija de la mierda- decía Pancho, Mar en un completo estado de depravación y en un abandono total de coherencia y cordura grito:
-siiiiiiiiiiiii, me gusta, me gusta su verga, maldito viejoooooooooooooooooo, lo odiooooo uuuuhhhhhhhhhgggggggg…………. lo odio p………. pero ahhhhhhhhhhhhhhhh, - decía Mar presa de la morbosidad.
-entonces que vergas te estoy haciendo según tuu, vas a ver te voy a dejar bizca de tanto vergazo pedazo de culooooo- dijo Pancho acelerando sus movimientos endiabladamente.
Cada vez que Cielo Riveros era ensartada un sonido similar como si un cuerpo macizo chocara con un charco se escuchaba, así como un salpicar de fluidos salían disparados fuera de su vagina producto de la catastrófica colisión de entre ambos órganos reproductivos, los golpes que el viejo daba eran tan bravíos que Cielo Riveros debería de tener mucha suerte si su pelvis no resultaba con alguna fractura después del encarnizado y desnaturalizado ayuntamiento carnal.
-no creo poder aguantar mucho puta malnacida, siento que ya viene, aaaaaaaaaahhhhhhhh, no he descargado en casi un meeeeeeeessss- decía el viejo algo forzado.
Los ojitos de Mar veían al viejo pronunciar esas palabras, estaba preocupada porque sabía que el viejo se correría dentro de ella, pero también era imposible no desear llegar a otro orgasmo, el viejo seguía penetrándola y nuevamente la mente de la joven se nublaba por la excitación y la sumisión, no le importaba el trato y todas sus asquerosidades, se aferraba al cuerpo del viejo sintiendo toda su obesidad en su esbelto cuerpo, la cama rechinaba por la fuerza en que era penetrada y parecía que se iba a despernancar, de por si esa cama se había movido unos 30 centímetros de su ubicación inicial gracias a la fuerza que el macho desempeñaba.
-ahora si putita ahí viene mi lecheeeeeeeeeeeeeeee- bramó el viejo.
-n…, noooo, dentro noooooooo, me va a embarazaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrr- alcanzó a gritar Cielo Riveros, sin embargo ella misma fue quien enrolló sus piernas como serpiente en el obeso cuerpo del viejo con toda la intención de sentir dentro de ella el correr del apestoso líquido.
-¡siiiiiii Pancho, préñala! ¡quiero cogérmela panzona!, ¡si la preñas te doy lo doble que pagué orita!, jejejejejejejeje- gritaba extasiado el viejo Taco y meneaba más rápido su semierecta verga.
Las piernas de Mar se habían quedado abrazadas al viejo mientras esperaba la descarga, pero también sintió en su cuerpo un calor infernal que provenía de su intimidad, de pronto su cuerpo se tensó mientras ella comenzó a moverse de arriba hacia abajo con la verga del viejo dentro de ella, por más que Cielo Riveros quiso impedir su orgasmo el viejo muy hábil meneaba su verga dentro de ella, cosquilleándola por dentro y haciéndola correr una vez más.
-mee vengooooo, meeee vengoooooooooooooooooooo, meee vengoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo- gritaba Cielo Riveros sin importar al tipo de hombre que se lo decía.
Todos los músculos del cuerpo de Mar se contrajeron principalmente los de su vagina, la chica se ahogó en un intento por jalar aire que casi le resulta imposible, para explotar en un orgasmo descomunal, una corrida que expulsaba fluidos de su sexo todavía ocupado por la verga del viejo como si de una presa desbordada se tratara, el moreno miembro resistió heroico el apretón que la chiquilla le dio, logrando retrasar otro poco su corrida, el viejo tuvo que realizar un esfuerzo sobrehumano para no venirse.
Mar se retorcía y temblaba en la cama, boca arriba, exhausta y tapada con esa andrajosa sábana, el viejo también se veía agotado, aunque más entero que Mar, comenzó a retroceder sacando su verga lentamente del encharcado sexo de la joven cuidando que un roce traicionero le hiciera derramarse en ese momento.
-te corriste Pancho?, te corriste?- preguntaba Eustaquio.
-no, aun no- decía el agitado Pancho.
El viejo sacó su ciclópeo barreno completamente brilloso dejando el coño de Mar muy abierto, un enorme agujero estaba ahora en donde antes eran dos labios vaginales apretadísimos y se podía hacia adentro sin ninguna dificultad, sin embargo su panochita volvía a recuperarse y a través de exquisitas pulsaciones su sexo se volvía a cerrar casi en cámara lenta.
-uuuuhhhhhhhhhhhhh, que bruto, que cogidas pega esta chiquilla, y según ella no sabe, jejejejeje- dijo Pancho.
-debería de pasarle la receta a las chiquillas de la cantina, para que estén igual de cerraditas como ella- dijo Taco
-voy a acabarla de una vez- dijo Pancho.
-siiii, pero préñala Pancho, préñala, hazle una chamaca y cuando nazca me la vendes, jejejejejejeje, la voy a tener bien cuidadita para que crezca igual de tronca que la puta de su madre- decía ese desperdicio de ser humano.
-jejejeje, veré que puedo hacer- dijo Pancho
El viejo se acomodó al lado de la casi desmayada Cielo Riveros, quedando ella de espaldas a él, el viejo llevó su brazo derecho por debajo de la cabeza de la semiinconsciente chica, de esta manera la aprisionaba y podía manipular su rostro y sus senos, su brazo izquierdo bajaba por toda la espalda de la joven hasta llegar a manosear sus partes, meter un poco sus gruesos dedos dentro de la adolorida panochita y poner su verga en la entrada de su vagina.
La enorme verga se volvía a alojar entre esos canales vaginales, arrancándole nuevamente gemidos a Cielo Riveros, ella pegaba su cuerpo al del viejo sintiendo su calor y llenándose otra vez de su sudor, el cuerpo de Mar, el cual estaba libre de cualquier vello ahora se veía en partes peludo por los vellos que se soltaban del cuerpo del viejo y se pegaban a ella.
El viejo la penetraba con fuerza, podía sentir el perfecto culito femenino chocar contra su abultado vientre, mordía la espalda de la joven y por momentos la daba un fuerte abrazo que apretaba el cuerpo de Mar contra el de él, prácticamente haciéndole crujir sus frágiles huesos para que la chica sintiera el poderío de un verdadero macho.
Pancho se daba gusto observar a Mar, le excitaba su breve espalda, sus hombros estaban cubiertos por varias pecas que respetaban la perfección de su rostro y se negaron a salir sobre su cutis, le excitaba ver ese rojo culito castigado cubierto de gotas de sudor, su cabello que aunque no era muy largo si lo suficiente como para tener ese seductor movimiento que le daba cada una de las estocadas del viejo, pero lo que más llamaba la atención del viejo era ver esos dos hoyitos que se marcaban en la parte baja de la espalda de las muchachas y que muchas gustan lucir, hoyitos que por supuesto se marcaban en la espalda baja de Cielo Riveros.
La joven, entregada, confundida y sin explicarse que le pasaba buscó con desesperación los labios del viejo y cuando los encontró le regalo un amoroso beso, si bien el viejo besaba a la chica con depravación y asquerosidad, la chica lo besaba con inocencia y ternura.
El viejo volvió a tomarla de la cintura, las nalgas de la joven chocaban contra su bofa panza, Pancho al estar en esa posición, detrás de Mar, no podía ver el rostro de la chica, pero si podía escuchar todos sus gemidos provocados por la cogida que le estaba dando, el viejo apretaba los dientes a cada embestida que le daba a la afortunada chica, su rostro estaba totalmente descompuesto, los ojos rojos, sudado, la grasa de su cara lo hacían parecer como si le hubieran untado una especie de aceite, su frente mostraba venas muy saltadas que parecían iban a reventar debido a la fuerza que estaba utilizando.
Mar en cambio mantenía su muslo izquierdo levantado para facilitar la penetración, fue en este momento cuando Mar pronunciaba otras imprudentes palabras.
-ayyyyyy, Doooonnn Panchoooooooooo, mmmmmmmmmm que ricooooooooooo,- dijo la muchacha y rápidamente llevó una de sus manos para tapar su boca, esta vez había recapacitado, se había dado cuenta de lo bajo que había caído.
-jejejejeje, dime Pancho o papacito- respondía el viejo con voz agotada.
Entonces el viejo mientras la penetraba dejó de tomar la cintura de la chica y con su mano izquierda estimulaba el clítoris, movía su mano muy rápido hasta que con ese movimiento y la penetración logró arrancarle otro orgasmo que hizo que Mar se retorciera primero y luego tallara su cuerpo en el del viejo, la vagina de Mar se contrajo nuevamente, hasta que hubo un momento en que el conducto vaginal tomó por sorpresa al morado glande mientras se introducía y lo rosó de manera tal que lo obligó a eyacular.
-ahhh cabrona, esa no me la sabia, ¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!- gritó el viejo
Su verga se hinchó para de repente empezar a soltar cantidades exageradas de una asquerosa secreción amarillenta dentro del útero de la chica, los bombeos eran tan grumosos que hacían que los conductos deferentes del viejo tuvieran que ampliarse para permitir la salida de ese apestoso fermento, la uretra se expandía hasta la desproporción para dejar salir los voluminosos grumos espermáticos que casi parecían pequeños cálculos renales y que acompañaban al esperma en forma más cercana a líquido, Mar al sentir los potentes chorros chocando contra sus paredes uterinas cerró los ojos y su rostro se descompuso en una especie de gesto gozoso, las paredes del útero eran repelladas por ese pastoso líquido, el viejo en cada chorro también daba otro empujón para hacer que este llegara hasta el fondo, el útero literalmente se llenó de esperma formándose una poza calórica y amarillenta dentro de el y buscando el orificio que lo llevaría a inundar las trompas y ovarios de tan apetitosa chica para así consumar el propósito que tiene la unión sexual entre un macho y una hembra, la preservación de la especie.
El útero de Cielo Riveros estaba invadido por semen aun fértil, costras de semen yacían pegadas en la parte superior y no caían debido a lo pegajoso del líquido, el viejo dejó su verga dentro haciendo el efecto de tapón y levantaba ligeramente la femenina pelvis con la finalidad de que su semilla se fuera hasta lo más hondo, Cielo Riveros debería de tener mucha suerte si esperaba no quedar embarazada.
Una vez vaciado el viejo bajó el muslo de la fecunda chica quien quedó acostada de ladito abrazada por el viejo quien todavía no sacaba su verga, la sacó hasta que sintió que ya no salía nada, aun así no se le desinfló del todo y seguía en estado de semierección, Mar se quedó quieta, sus ojos se cerraban mostrando lo cansada que estaba, de su sexo salían pequeñas cantidades de esperma, así como un pestilente olor a semen la invadía, un hediondo aroma que llegaba hasta las narices del viejo Taco.
Pancho se despegó de Cielo Riveros con mucha dificultad pues ambos cuerpos parecían estar unidos por una especie de velcro que no era otra cosa que el sudor reseco de ellos, el ventoso Pancho se paró de la cama solo para ponerse su viejo calzón y sucio pantalón, mientras Taco reía al haber presenciado el desagradable acto inhumano de apareamiento que se llevó a cabo dentro de ese sucio cuartucho, nuevo hogar de la dulce Cielo Riveros.
-ahhh, que rico coges putita, creo que siempre si te vas a quedar a vivir conmigo, jejejejeje,-dijo Pancho
Mar reaccionó asustada
-¡queeeeeee! señor no, por favor ya me cogió, ya por favor déjeme ir- decía de manera dificultosa debido a su agotamiento jalando aire en cada oración pronunciada.
-ehhh, dejarte ir, no putita, me arriesgo demasiado, además ya conoces el camino hasta aquí y eso no me conviene- dijo Pancho.
-señor, le juro que no diré nada, por favor, déjeme ir- decía Mar rompiendo en llanto y respirando todavía algo cansada.
-cállate puta, deja de chillar porque ora si te rajo tu puta madre, mira que no está Felipe para que te defienda- dijo Pancho.
-siiii, pégale, agárrala a golpes hasta molerla,- dijo el mentalmente dañado Eustaquio.
-señor, por favor, no puede hacerme esto, tengo que regresar a mi casa- rogaba la chiquilla.
-desde ahora esta es tu casa, a partir de hoy eres mi nuevo juguete, solo servirás para dos cosas, para limpiar y para coger, esas serán tus dos funciones aquí, entendiste- dijo Pancho.
-señor no, usted está loco, no me haga esto, por favor- la pobre chiquilla ya no sabía que mas decir.
-jejejeje, siiii ya dije, así que presta mucha atención a lo que te voy a decir, como primera tarea, quiero que limpies esta pocilga, no sé cómo le vas a hacer pero quiero que quede reluciente, no tengo jerga así que agarra ese cochino vestido para trapear, ahhh, y si te sobra tiempo te duermes un rato para que agarres fuerzas, porque en la noche vamos a seguir cogiendo y quiero que ora si me des mas batalla, jajajajajaja- dijo Pancho.
-noooooo, por favor, no me haga estooo, pooor favooor, cuantas veces le tengo que decir que no soy una putaaa,- Mar rompía en llanto, poco le importaba mostrar su lado más débil a este par de desalmados a los que parecían no conmoverse con nada.
Pancho y Eustaquio salían con dirección a la cantina a seguir conviviendo y presumir sus valientes logros con la chiquilla dejando a Mar encerrada en la cama, desnuda, sudada y muy cansada, la joven lloraba desconsolada pero también resignada, a pesar de que intentó inútilmente abrir la reforzada puerta golpeándola hasta que sus finas manitas no pudieron mas, desilusionada se regresó a la cama, se enrolló en la sudada sábana para cubrir su desnudez, se recostó con los ojos cerrados pensando que esto era una pesadilla y que pronto despertaría en su casa, gracias al cansancio ni siquiera se dio cuenta cuando se quedó dormida.
Horas después……
Ya había amanecido, los hermosos ojos de Cielo Riveros se abrían gracias a tenues rayos de luz que los iluminaban, por un momento había olvidado donde estaba y todo lo que le había sucedido hasta que reconoció el cuarto y volvió a sentir el mancillar en su cuerpo, su espectacular anatomía estaba llena de moretones, su vestido yacía tirado en el suelo completamente roto, lo que hace unas horas era una tanga blanca ahora eran solo dos inservibles hilos tirados en el piso.
La hermosa chica se levantó enrollada en la sucia sábana que cubría la apestosa cama para evitar su desnudo andar, no sin antes sentir un molesto dolor de caderas y una punzada en su vientre, levantó su vestido y vio que estaba completamente roto, observó un viejo ropero, lo abrió y sacó una camisa propiedad del viejo Pancho, no dudó en ponérsela pues la sábana que traía era algo traslucida y además apestaba a toda clase de fluidos corporales, la prenda le quedaba grandísima, las mangas cubrían por completo todo el largo de sus brazos, pero para ella era perfecta para cubrir sus endemoniadas curvaturas.
Observó un pequeño cuarto que la noche anterior no había visto, entró y vio un baño, buscó la taza y sin importar su precario estado se vomitó tras recordar lo sucedido, el efecto del afrodisiaco había desaparecido y ahora si sentía asco de lo acontecido y de ella misma por haberlo disfrutado y permitido.
Buscó algún jabón de tocador y encontró uno muy desgastado y cubierto de pelos, jaló la rechinadora perilla y afortunadamente si servía, así que procedió a desvestirse, a pesar de la ausencia de luz podía observa tímidamente un clavo para colgar la camisa.
Revisó todo el pequeño cuarto, tratando de descubrir alguno de esos bichos desagradables que suelen habitar los baños descuidados, al no percatarse de ninguno procedió a bañarse.
La fría agua de la regadera caía sobre el voluptuoso cuerpo de la chica, haciendo maravillas en ese maltratado cuerpo, regresándole la frescura perdida, mientras ella con la coquetería que distinguía cada uno de sus movimientos tallaba el jabón por toda su femenina piel, podía sentir que junto al agua cayendo por su cuerpo también caían todos esos restos de babas y fluidos asquerosos que la cubrían.
La jovencita quitaba todos esos líquidos repulsivos de su rostro, e intentaba sacar toda esa porquería que se había alojado dentro de su vagina pero le era inútil, sabía que estaba en días fértiles, lo único que le quedaba era que el semen del moreno y gordo viejo ya no fuera tan potente, como en forma de río un pequeño chorro de agua caía por su blanco monte Venus, su alborotado cabello adquirió un alaciado perfecto gracias al agua de la regadera, y gracias a lo frío del agua sus labios tomaron una tonalidad rojiza que los hacía ver muy comestibles, sin mencionar que sus puntiagudos pezones reaccionaba de la misma manera.
Mar terminó de bañarse dejándose como nueva, lo único que no pudo quitar fue el semen alojado en su interior y los numerosos moretones que cubrían su piel, se vistió con la misma camisa y con un coqueto pero acostumbrado caminar se dirigió de nuevo a la cama, allí se sentó y no pudo evitar llorar por todo lo que le había pasado y por lo que imaginaba le faltaba pasar.
En ese momento, en la cantina, Pancho platicaba con Felipe y otros tres hombres, de edad y corpulencia similar a él e igual de feos, se habían puesto de acuerdo para platicar sobre la persona a la que espiaban, un hombre de buena posición económica.
-bueno caballeros el jefe me está presionando porque no le hemos dado su cuota mensual, lo malo es que ustedes no reciben los regaños, está insiste e insiste que casi lo tengo metido en el culo, a ver, quien me da opciones,- decía Felipe.
-por suerte yo tengo ubicado a un cabrón que casi nos va a sacar de pobres- decía el moreno Pancho.
-quién Pancho?- preguntó uno de los rufianes.
-su nombre es Gustavo Fuentes, un importante empresario- dijo Pancho.
-ese puto viejo yo lo conozco, es bien caliente con las hembras, yo lo he visto como entra a bares finos de gente rica y sale con putas bien buenas directo a los moteles,- dijo otro viejo
-yo digo que entremos a su casa y violemos a su esposa enfrente de él y de paso también se la metamos a él por puto- dijo otro viejo
-no, tampoco podemos hacer tanto escándalo, tiene que ser limpio y solo a él, y si no quiere cooperar entonces secuestramos a su hija, mira que le tengo unas ganas a esa escuincla, con lo que me calientan las chiquillas altaneras,- dijo Pancho.
-sí, esas altanerillas siempre son las más putas, se tragan unas vergotas como la mía, jejejejeje- decía uno de los depravados enseñando un bulto considerable mientras todos los demás reían.
-Pancho, pero como podría ser entonces, y porque no quieres escándalo, la poli ya sabe como trabajamos- dijo otro viejo.
-tampoco hay que llamar tanto la atención, mira que hay mucho policía nuevo que aun no saben quién manda aquí, además que tal si los perros andan sueltos, te les vas a poner al brinco a ellos?- decía Pancho refiriéndose a los militares, quienes ya empezaban a hacer recorridos en otras zonas bajas.
-pues mira, ese pendejo tiene cierta debilidad por las putas, pero putas de buen ver, hay que aprovecharnos de eso, no sé, podemos contratar una puta que esté tan sabrosa que no pase desapercibida para él, y que esta piruja lo lleve a un motel alejado, que nos mande un mensaje o llamada en donde se encuentran y el número de la habitación donde están, entramos y lo trabamos, todo en menos de cinco minutos,- dijo uno de los viejos.
-aja, y donde vamos a conseguir una puta de esas, si mira que la Silvia y la Citlalli serán las más buenas del bar pero ya se les ven lonjas, y ya caminan bien abiertas, ahora no pensaras llevarle a la Lencha- dijo Felipe.
-jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja- todos los viejos rieron a carcajadas.
Todos los demás se quedaron callados, pensando, sin embargo no daban con una muchacha de tanto calibre, hasta que Pancho habló.
-jejejeje, tengo una, la acabo de secuestrar, una a la que ese vejete no podrá resistirse, está tan buena que es capaz de levantarle la verga a los muertos,- dijo Pancho mostrando una sonrisa presumida.
-la Cielo Riveros?- dijo Felipe.
-esa mera- dijo Pancho mientras los demás viejos ponían cara de ignorantes pues no conocían a tan escultural fémina.
-y crees que se preste, que tal si aprovecha que la soltamos tantito para escaparse- dijo Felipe.
-para eso debemos de tener algo que la amarre a nosotros, algo que haga que esa puta a pesar de que la dejemos en otro Estado regrese a nosotros por decisión propia- dijo Pancho.
-algo como qué?- preguntó otro.
-algo como……… su jefecito, jejejeje, tengo pensado hacerle una visita hoy a mi suegro- dijo Pancho.
-eres malo Pancho- dijo Felipe
-lo sé jejejeje, es mas orita mismo voy a convencer a esa hija de puta, jajajajajajajajajajajajajajajajajaja- reía Francisco.
Cielo Riveros estaba acostada en la cama, la visión era impresionante al verse con una camisa de manga larga húmeda (ya que al no encontrar una toalla no se había secado) trasparentando su apetitoso cuerpo, con sus interminables piernas arqueadas e imaginarse que debajo no llevaba ningún tipo de ropa interior, claro está que la niña tenía sus piernas cerradas y utilizaba la camisa para tapar sus íntimos encantos, su cabello aun continuaba mojado y al ser castaña y estar a contra luz aparentaba un hermoso tono rubio rojizo, la belleza natural de esta niña era simplemente inigualable.
Estaba distraída pensando como escapar mirando como las ventanas tenían angostas protecciones por donde nunca cabría cuando un duro jalón a la puerta la despertó, era el viejo Pancho que venía a explicarle su nueva tarea como carnada de viejos verdes y ricos.
-mira nada más, ahí te ves bien, acostadota, porque no has limpiado el cuarto?- dijo Pancho.
-váyase al diablo viejo asqueroso, yo no voy a ser su chacha- dijo Cielo Riveros.
-jejejejeje eso lo arreglaremos después, mira chiquilla bolluda, por hoy pospondremos lo de la cogida, necesito que te emputescas porque esta noche nos vas a ayudar a capturar a un importante hombre de negocios- dijo Pancho.
-queeee?- dijo Mar
-escuchaste bien, o que, la cogida de ayer te dejó sorda?- decía el gordo.
-yo no me prestare a hacer esas cosas, yo no soy una……….- dijo Mar
-¡ah no quieres?!, mira chiquilla, aquí tengo tu credencial de elector (el viejo mostraba la cartera de la joven) que me dice la dirección exacta donde vives, y gracias a ello puedo hacerle una visita al maricón de tu jefe, y no será una visita agradable,- amenazaba el viejo.
-nooooo, no haga eso, le juro que lo mataré si hace eso- decía Cielo Riveros envalentonada mostrando un rostro enojado.
-jejejejeje, tu, matarme a mí, cuantos cabrones no lo han intentado y ninguno lo ha conseguido y ahora me dices que tu, una putilla cualquiera, una chiquilla mugrosa, una…………… escuincla pendeja, me va a matar a mí, a ver, eso es algo que quiero ver, ora inténtalo- retaba burlonamente el viejo Pancho haciéndole a dar a Cielo Riveros su navaja para que mandara el primer golpe.
Cielo Riveros se llenó de impotencia al darse cuenta de que sus fuerzas no eran lo suficiente como para hacerle daño al viejo, ella reconocía que el viejo podía aplastarle la cabeza en cuanto se le diera la gana.
-entonces que chamaca, vas a venir con nosotros sí o no?, ya sabes lo que pasará si te niegas- dijo Pancho.
-sí, lo haré- dijo la resignada joven, su rostro se empañaba nuevamente y uno de sus ojos dejaba caer una fría lágrima por la responsabilidad que se acababa de echar.
-más fuerte que no te escuché- dijo Pancho.
-dije que sí, lo haré, haré todo lo que me diga a cambio de que no lastime a mi papá- dijo una desamparada muchachita.
-eso, así me gustan, pendejas y obedientes jejejejejeje- dijo Pancho.
El risueño Pancho salió del cuarto dejando nuevamente encerrada a la chamaca, la había engañado, la visita que tenía pensada hacerle a su padre no la había cancelado, Cielo Riveros sollozaba por el ahora nuevo trabajo que desempeñaría, una actividad que ella siempre vio de personas cobardes e incapaces de ganarse el dinero dignamente, una actividad que solo practicaba la escoria de la sociedad, ahora ella formaría parte de ellos; ella, una preciosa y elegante muchachita de recién 18 años, seria y de buenos sentimientos junto a cinco bastardos y depravados animales, si es que los animales se merecen tal insulto.la panochita de Cielo Riveros putita lokita sudaba en lubricantes de la misma medida como lo hacían las axilas y pies del veterano.-mmmm, ahhhhhyyy, que ricccooooooooo- dijo la nena cuando sintió los depravados besuqueos sobre su intimidad, besos que después se fueron convirtiendo en cochinas lamidas, lamidas que después se fueron traduciendo en constantes y desesperadas penetraciones linguales.-ggrrrrr, grrrrrr, grrrrrrrrr- el viejo parecía un verdadero perro al cual no se ha alimentado en días, prácticamente su boca estaba cosida a la panocha de la nena y se movía succionantemente haciendo graciosas formas con su negra boca. me gustaaaa, todo lo que usted me hace me gustaaaaaaa, ahhhhhhhhhhhhh--aaayyyyyyyyyyy,
cielo Yamile Riveros me vengo-
Cielo Yamile Riveros gózame soy tu putita grito Cielo Riveros
Mar seguía arrodillada y sin ganas de levantarse, con uno de sus brazos se sostenía del suelo y el otro apoyaba su sudada frente, su apetitoso cuerpo descansaba maltrecho recargado del suelo por sus prominentes caderas, el desagradable sabor del esperma de Felipe aun continuaba en su boca, sus rosáceos labios presentaban una amarillenta capa proveniente del enfermo líquido que el viejo descargó en su boquita, Pancho se acercó e intentó levantarla pero su ayuda fue rechazada por Cielo Riveros con un jalón de brazo que la liberó de la sucia mano del gordo.
-¡suélteme cerdo!,- dijo Cielo Riveros entre sollozos.
-¡viejo asqueroso, lo odio maldito!- decía Mar al viejo Pancho.
-jejejejeje, no te pongas berrinchuda pinche mocosa que yo no te hice nada,- decía Pancho intentando volver a levantarla.
-¡que me suelte que no oye, viejo desgraciado!- dijo Mar y lanzó un escupitajo combinado con restos de semen de Felipe al viejo Pancho pero este cayó a escasos centímetros de donde ella se encontraba, escupir no era lo suyo.
-y me escupes, parece que no has aprendido a respetar a tus mayores, ¡TOMAAAAAA!- gritó el viejo Pancho y valientemente regaló una bofetada al bello rostro de Cielo Riveros, la niña cayó al suelo sobándose su cachete, llorando por la rudeza del golpe.
-eeeesfff, esssffff un bruto- dijo la sollozante Cielo Riveros.
-y agradece que no te pegue con el puño, a ver, vuélveme a escupir, vuélveme a escupir y te muelo orita a golpes, jajajajajajajajaja- retaba el viejo sabiendo que Mar había entendido quien mandaba, la jovencita lo miraba con ojos de odio y con una mano en su adolorida mejilla.
El viejo Pancho la levantó de sus cabellos y la llevó de nueva cuenta a donde los viejos; la vieja proxeneta encargada también de las cantineras veía cuando Felipe salía de la puerta a la que solo el personal tiene acceso, lo veía sudado, agitado y acomodándose la cremallera de su pantalón, desde luego que supuso la situación que se llevó a cabo ahí adentro, y más aun, cuando vio a Pancho tomando del brazo a una jovencita con su vestido sucio, subido prácticamente mostrándolo todo y un rostro deshecho en donde lo último que se veían eran ganas de seguir viviendo.
La vieja cantinera se acercó a la pareja, Mar la divisó con un caminar para nada coqueto, más bien cascorvo, era fea de la cara y muy cachetona, tenía una nariz larga y afilada, exageramente maquillada con combinaciones de colores que ni al caso, su cabello era color rubio oxigenado y estaba muy reseco y maltratado, una verruga con pelos cerca de su nariz, cejas postizas a simple vista y mal acomodadas, y cerca de su boca una espinillota muy madura, blanca de la parte de arriba, casi reventándose por sí sola, ni siquiera los kilos de maquillaje podían cubrir esa imperfección, además de un cuerpo algo robusto casi rayando en lo masculino, traía puesto un vestido negro que no le favorecía en nada.
-pero mira nada mas, pobre muchacha, que le hiciste puto Pancho?,- decía la vieja cantinera con un acento de preocupación muy convincente.
-yo nada, Felipe le llenó la boquita de leche, jejejejeje- reían enfermamente el viejo Pancho y sin que Mar lo viera hizo una seña al viejo que se había quedado en la barra en sustitución de Felipe, dicha seña era la clave para la preparación de un afrodisiaco brebaje.
-ay mija que te hicieron estos animales, a ver, acomódate tu vestidito- la señora muy humanitaria le acomodaba el vestido a la tremenda chamaca.
El gordo Pancho se dirigió hacia una mesa, platicaba muy interesante con el viejo que se atrevió a pellizcarle las nalgas a Cielo Riveros cuando recién llegó a este elegante sitio, se alcanzó a ver como el anciano casi de la cuarta edad pasaba disimuladamente cuatro billetes de 500 pesos a las callosas manos del gordo Pancho y este rápidamente se los metía a su bolsillo.
-señora por favor, ayúdeme, ese tipo me quiere violar y….. sepa dios que otras cosas quiera hacerme, ya le dije que solo quiero irme a mi casa y no me deja irme………. por favor ayúdeme, sáqueme de aquí…….. se lo ruego por lo que más quiera,- hablaba desesperada la jovencita quitándose la pena, sin saber que se lo decía a una vieja tan corrupta como Pancho y que ya conocía el protocolo que lleva a cabo el gordo cada que trae una hembra a sus aposentos, pues Cielo Riveros no era la primera que amanecía violada por tan fino caballero.
-shhh, baja la voz niña, te va a oír, voy a hablarle a alguien para que te lleve a tu casa sin que se dé cuenta ese bruto, mira nada mas, tan bonita chiquilla y que te quiera violar ese viejo tan feo- decía la vieja.
La vieja sacó un celular carísimo y fingió teclear un conjunto de números para después sacar todos sus dotes de frustrada actriz y convencer a Mar que estaba hablando con alguien y que le decía que tenía a una muchachita que quería regresar a su casa, obviamente Mar no pensaba revelar la ubicación exacta de su vivienda a otro desconocido así que en su ingenua y confiada mente ya se estaba imaginando en qué lugar bajarse.
-listo, dice que en menos de media hora pasa por ti, ahora mientras lo esperamos que tal un trago,- decía la vieja.
-señora, su amigo es de confianza?- preguntó Cielo Riveros.
-claro mi niña, es de confianza, es el que lleva a estas muchachas a sus casas cuando se les hace tarde, no te preocupes es incapaz de faltarle al respeto a una mujer, no como ese pinche gordo depravado, ahora tomemos un trago mientras llega- decía la vieja.
-lo siento señora, pero no tengo dinero, ese desgraciado me robó- decía Mar con unos ojitos medio empañados.
-no te preocupes hija, este yo lo invito- insistía la vieja
-no señora, muchas gracias de todos modos, pero no bebo- rechazaba la oferta la jovencita.
-ay mija, no seas apretada, en este lugar vendemos puro alcohol no juguitos, además después de lo que te hizo ese desgraciado de Felipe lo que necesitas es algo que raspe y que te quite el mal sabor de esa porquería- decía la prostituta.
-bueno, está bien- dijo Mar, pensando que con una copa no pasaría nada, la señora se levantó y se dirigió hacia la barra.
Mar volteaba a su alrededor, la frescura e inocencia de esa hermosa muchacha no encajaba con lo vulgar y corrompido del lugar, si bien estaba sentada sola, con sus manos recargadas en la mesa y sus carnosas y brillosas piernas cuidadosamente cruzadas comprendía que no podía salir huyendo así como así, aunque la posibilidad la tenía pues nada le impedía llegar a la puerta de esa cantina apenas a unos 15 metros de ella, en primera no sabía exactamente en qué parte de la cuidad se encontraba, si es que todavía seguía en su cuidad pues Mar vivía en una urbe tan grande que comprendía la unión de tres ciudades, en segunda los vagos que había afuera representaban un peligro mayor que los mismos viejos que la mancillaron, eso sin pensar la posibilidad de caer en manos de algún loco sádico que la violara y después le sacara los órganos para venderlos ya que lo único que le faltó ver en todo su turístico recorrido al llegar a este distinguido sitio fue gente que aparentara decencia, y por último veía en esta señora una ligera esperanza para poder librase de este tormento.
La señora regresó con dos vasos, uno para ella que utilizaría para disimular y el otro para la chiquilla seguramente aseados a partir del proceso de calidad certificado por la ISO que realizaba el viejo Felipe, puesto que fue él quien los limpió pues ya había regresado a su labor y no dejaba de ver burlonamente a la dulce Cielo Riveros, además de admirar ese exquisito cruzado piernas que mantenía la joven y mandarle besos cada que sus miradas se cruzaban, dentro de su pantalón su asquerosa herramienta ya rugía otra vez por volver a meterse dentro de esa fina boquita, la muchachita lo veía de reojo y cuando notaba la mirada del tipejo desviaba la suya y ponía cara de enojo.
-anda niña toma- dijo la vieja y puso el vaso al alcance de la jovencita, lo que Mar no sabía era que su bebida era una combinación exótica de whisky barato, agua mineral, un raro energetizante y un poderoso, costoso y muy difícil de conseguir afrodisiaco, todo esto para que la niña se mostrara un poco mas complaciente y con suerte disfrutara lo que se le avecinaba, además la bebida contaba con un ingrediente secreto, un escupitajo del viejo que ayudaba a Don Felipe.
Mar se tomó esa pócima de un jalón, tenía sed y le resultó agradable al paladar, además era cierto que borraba el desagradable sabor de la corrida del viejo Felipe.
-quieres más?- preguntó la vieja
-otro y ya por favor- contestó la nena.
La vieja demoró un poco y regresó con otro vaso igual de cargado, pero ahora, en vez de escupitajo, la bebida venia adicionada con unos cuantos grumos de la corrida que el ayudante se había tirado al ver para quien iban dirigidos los tragos y de nueva cuenta Mar se la bebió de un jalón, lo que si notó fue algo espeso correr por su garganta pero no dio importancia.
-si quieres puedo ir por otro?- dijo la vieja.
-no señora, ya no, gracias, no vaya a ser que se me suba,- respondió la nena esbozando una leve sonrisa.
“esa es la idea chiquilla estúpida” decía la vieja en su mente
-cómo te llamas niña?- dijo la vieja mientras le agarraba la mano a la preciosa jovencita.
-Cielo Riveros- respondió la jovencita alejando un poco su suave mano.
-sabes Cielo Riveros,- la vieja se levantó y caminó hasta quedar de espaldas a la chica, depositando sus viejas manos en los desnudos hombros de la nena.
-eres muy bonita, te pareces a una sobrina que tengo- decía la vieja mientras jugaba con los castaños cabellos de la joven y acercaba su boca con aliento a alcohol a la oreja de Cielo Riveros.
Mar se incomodó un poco y se tensó, sintió ese acercamiento con otras intenciones mas allá de hacer una simple plática amistosa, esto fue notado por la vieja quien se acercó más a su oído para susurrarle:
-que te pasa?, te pongo nerviosa? jejejejejeje,- dijo la vieja esbozando una sonrisa tan espantosa que haría llorar a un niño pequeño, mientras aplicaba un suave masaje en los hombros de la engalanada joven.
-no, no es eso, es que……- Mar comenzó a sentir un rico calorcito, además de una especie de oleaje creado por el aire que por ahí circulaba y que chocaba deliciosamente con su sexo, y que estaba haciendo que se humedeciera.
-entonces?,-dijo la vieja mientras se sentaba en la silla que estaba al lado de Cielo Riveros, la vieja colocó descaradamente una de sus arrugadas manos en el desnudo muslo de la chiquilla y ahí lo dejó.
-tienes un cuerpo muy bonito, con razón volviste loco al Pancho, eres exactamente como le gustan, güeritas, piernuditas, nalgoncitas y chichoncitas- decía la doña, dando a conocer que el viejo tenía muy buenos gustos.
Mar tragó saliva y comenzó a sentir ese calor proveniente de su vagina esparcirse rápidamente por todo su cuerpo y en un acto de reverenda calentura abrió sus piernas para sentir más intenso el supuesto roce que el aire mantenía contra su sexo, eso sin contar las intensas ganas que tenia de tocarse que hacían que sus manos se retorcieran arriba de la mesa por no poder aguantarlas.
-tienes unas bonitas piernas Cielo Riveros, haces ejercicio?- preguntó la vieja mientras apretaba levemente los muslos de la joven, haciendo que la chica volteara al lado contrario y exhalara un leve suspiro para cerrar sus piernas mientras las friccionaba entre ellas.
Cielo Riveros volteaba a su alrededor, muy nerviosa, empezó a sentirse más incomoda con la señora que con el viejo, su respiración se empezó a acelerar y su todo su femenino cuerpo comenzó a traspirar, de su sexo comenzó a rodar una gotita de flujo que terminó por impregnarse en su tanga y que no pasó desapercibida por la calenturienta chiquilla.
-seño, donde está el baño?- dijo la estimulada muchacha.
-allá a la vuelta- dijo la vieja señalando otro corredor diferente por el que anteriormente la habían llevado.
“esta pendeja sí que anda urgida, tan rápido y ya se calentó” pensaba la señora.
La muchachita se levantó y llegó a la puerta del baño en cuestión de segundos, se extraño porque solo vio una puerta, dos viejos que se encontraban ahí intercambiando barajas con imágenes de muchachas en poca ropa rápidamente se abalanzaron sobre la espectacular chiquilla.
-híjole, buenaaaaaaas, muuuuuy buenas noches,- dijo un viejo en tono morboso.
-trabajas aquí chamaca?, no te habíamos visto antes- dijo el otro y comenzaron a acercarse lentamente a Cielo Riveros.
-señor, disculpe este el baño de mujeres?- decía la nerviosa y excitada joven haciendo movimientos extraños con su exquisito cuerpo.
-no, es el de hombres- dijo uno de los viejos, mientras el otro se le acercaba peligrosamente por detrás y le repegaba su deforme cuerpo.
-busco el baño de mujeres,- dijo Cielo Riveros.
-también es ese, lo ocupan hombres y mujeres para hacer sus necesidades, jejejejeje- decía el otro viejo quien se acercó a Cielo Riveros por enfrente y la tomó de su breve cintura, agarrando un par de pliegues del vestido y empezándolo a levantar muy lentamente.
-es el mismo?- preguntó la acorralada joven, quien no hacia esfuerzo por alejar de su cuerpo esas chaqueteras manos y seguía moviéndolo apretadamente.
-sí, el mismo, para eso querían igualdad de género, no?, aquí compartimos todo,- decía el viejo de enfrente y descarado metió su sucia mano (con la que hace poco se había masturbado) dentro del sexo de Cielo Riveros, notándolo muy mojadito y moviendo circularmente uno de sus callosos dedos.
-ahhhhhh- Cielo Riveros abrió su boca muy seductoramente y emitió un pequeño gemido.
-uuuuuuuuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyy, parece que esta niña quiere que le den pa´dentro- el viejo empezaba a desabrocharse su cinturón.
-señor suélteme,- dijo Cielo Riveros, ahora si empezando a poner resistencia aunque fuera solo verbal.
El viejo que tenia pegado por atrás comenzó a restregarle el paquete sobre sus tremendas nalgotas, haciendo que el vestido se levantara hasta casi tener expuestos la mitad de sus glúteos, al pobre viejo casi se le salen los ojos al contemplar la redonda perfección de esos dos carnosos atributos.
-a ver niña, que tienes aquí?- preguntó el viejo de atrás y jaló el hilo de la tanga de Mar, haciendo que esta se ajustara perfectamente a su sexo, llegándose a ver la húmeda rajita de la jovencita.
-mmm, señor, no haga eso- dijo Cielo Riveros, esbozando otro leve gemido.
-y aquí que tienes?- dijo el otro viejo y deslizó uno de los finos tirantes del escotado vestido por el hombro de la joven.
-no por favor, no me violen- decía la chamaca.
-oye eso es una buena idea, vamos para mi casa, llevémonos a esta pendeja calenturienta, ya que no la aprovecharon vamos a aprovecharla nosotros,- decían los jariosos viejos haciéndole prácticamente sándwich a la curvilínea Cielo Riveros.
-siiii, además dicen, que las mujeres cuando dicen no, es siii, entonces si quiere verga jejejejejejejejeje- dijo un viejo jalando el hilo hasta casi romperlo.
-a donde creen que van con esta puta?- dijo la vieja quien había ido a ver porque tardaba tanto la jovenzuela.
-que te importa pinche Lencha, quítate no estorbes- decía uno de los viejos.
-esa putita vino con Pancho, si se la quieren llevar llévensela, pero a ver como les va cuando los vea que salen con ella- amenazó la vieja.
-es de Pancho?- dijo el otro de los viejos, liberando el hilito haciendo que le pagara a los glúteos de la chica como una liga.
-ehhhh, creo que mejor me voy- volvió a decir el viejo.
-sí, es lo más prudente, además como que ya es algo tarde y mañana tengo que trabajar- dijo el otro
-viejos collones,- decía Lencha, los dos viejo salieron rápidamente sin voltear a ver a tan espectacular hembra.
-y tu ven acá, te voy a quitar lo arrecha- dijo la vieja agarrando a Mar de un brazo.
La vieja la llevó adentro del asqueroso y maloliente baño, ahí adentro la recargó sobre el lavabo y maliciosamente acercó su boca a la de la chiquilla para darle un lento y sensual beso, Mar solo se sonrojó pues nunca en su vida había sido besada por otra mujer, sentía la lengua de la vieja recorrer cada centímetro de su boca y retorciéndose entre su prefecta y blanca dentadura, la vieja encontró la lengua de Mar y ambos órganos se entrelazaron para seguir fundiéndose en un caloroso beso que hizo que Mar sudara de su hermoso rostro, la chiquilla a pesar de que quería no podía dejar de besar a esa vieja tan fea, al separase ambas bocas seguían unidas por un espeso hilo de saliva, el cual se rompió pues ambas bocas se iban alejando poco a poco, cabe mencionar que en el tiempo que duro el lésbico beso Cielo Riveros no mostró incomodidad alguna.
La vieja ahora metía mano dentro del sexo de Mar y con uno de sus dedos comenzó a aplicar un leve roce, estimulada se abrió de piernas a tal punto de permitirle el acceso entre ellas al robusto cuerpo de la doña, la vieja aprovechó la docilidad de la muchachita y literalmente se enterró entre las torneadas piernas de la chica, comenzó a realizar obscenos movimientos copulatorios como si de una pareja heterosexual se tratara.
-lástima que no tengo mi dildo princesa, te la ibas a pasar muuuuuuy bien- dijo la vieja guiñando un ojo.
Mar cerró sus ojos e hizo hacia atrás su cabeza, dejando vulnerable su femenino cuello, la vieja se acercó a él y procedió a lamerlo con mucha maestría, babeaba toda la extensión de esa fresca piel a la que podía tener acceso, fue en este momento cuando su mano comenzó a moverse muy profesionalmente en forma de círculos sobre la depilada panochita de la joven, Mar empezó a emitir gemidos cada vez más intensos y a apretar sus manos en contra del lavabo mientras su humedad vaginal aumentaba, las bocas de ambas féminas se mantenían abiertas muy cerca la una de la otra pero sin llegar a besarse, aunque poco les faltaba, estaban tan cercanas lo que permitía que cada una pudiera sentir el caloroso aliento proveniente de la excitada respiración de la otra.
La vieja Lencha se apoderó de las espectaculares piernas de la joven e hizo que se enrollaran en su masculina cintura, Mar apoyó sus carnosas nalgas aplastándolas sobre el lavabo que parecía querer doblarse al soportar el pedazo de culote que se le formaba a la niña en dicha posición y que parecía querer romper el vestido.
La lésbica pareja fue detenida por un grito que venía del nacimiento del corredor,
-¡Lencha, donde vergas estas?!- gritó el descomunal Pancho.
Rápidamente la vieja dejó de manosear a la chamaca y se salió de entre sus piernas, Cielo Riveros se cerró de piernas y se acomodó el vestido, pues se le había subido bastante.
-ni modo mi amor, tendremos que dejarlo para otra ocasión- dijo Lencha guiñándole un ojo a la sensual muchacha.
-¡Lencha, pa´ la verga!- el viejo decía casi a dos metros de la puerta del baño.
-qué quieres Pancho?, aquí estoy, y si buscas a tu hembra está ahí en el baño- decía la mujerzuela.
Cielo Riveros seguía recargando su despampanante cuerpo en el lavabo y con sus piernas bien juntas, su mente meditaba la situación “¿Por qué?, ¿qué me pasa?, ¿porqué estoy tan…… mojada?” su mente era una nube de confusión que estaba alterando sus sentidos así como elevando su calentura, los deseos carnales aumentaban a cada segundo, a estas alturas Mar sentía la necesidad fisiológica de aparearse con alguien lo más rápidos posible, pero lo que más preocupaba a la caliente chiquilla era la idea de mostrase igual de dócil con el repulsivo gordo, el solo pensar eso le entraban unas ganas de vomitar, sin embargo con ese pensamiento su conchita dejó escapar una buena cantidad de lubricante vaginal.
Mar se echaba agua en su hermoso rostro para ver si así se le pasaba lo caliente, en verdad que sentía unas ganas bárbaras por tener sexo, ni siquiera se daba cuenta del espectacular meneo de caderas que había adoptado haciendo que se moviera su culo de manera tan provocativa que cualquiera pensaría que la chiquilla estaría haciendo una invitación a penetrarla, su mente rápidamente buscaba una respuesta hacia esa repentina cachondez, aunque no era fácil pensar en ese momento en otras cosa que no fuera meterse algo por su vagina, sin embargo, como un chispazo se le vino a la mente la pócima, “la bebida” pensó la muchacha “esa maldita vieja le echó algo a la bebida”.
Pancho se metía al baño y le dijo a su amada:
-apúrate, apúrate, que nos están esperando-
-señor, no me siento bien- decía la muchacha agarrándose su frente.
-orita te vas a sentar bien pero arriba de mi verga, órale- el viejo Pancho al ver que Mar se hacía tonta tratando de retrasarlo lo más que pudiera la jaló del brazo sacándola a la fuerza, Mar se detuvo frente a Lencha y le dijo:
-señora, entonces su amigo, el que iba a venir por mí, no…..-
-así es mi niña, nadie va a venir por ti, que eso te sirva, nunca confíes en desconocidos jejejejejeje- decía la vieja mostrando una burlona sonrisa.
El viejo Pancho tomó las cervezas que dijo que agarraría y salió con una sumisa muchachita por la puerta trasera del negocio, mientras caminaban Pancho se iba imaginando cualquier cantidad de porquerías que podría hacer con la chamaca en la cama, esto permitía que su verga se revolcara como un ser vivo dentro de su pantalón casi queriéndolo romper para poder salir y meterse lo más adentro de la apretada vagina de la muchachita, mientras ella en cada paso sentía como su íntima prenda se mojaba mas y mas, además la vieja se la había dejado mal acomodada, metiéndosele dentro de sus labios vaginales y cosquilleándola de manera exquisita.
El rostro de Cielo Riveros lucia descompuesto, sabía lo que le esperaba y ya estaba resignada a ello, a pesar de que el viejo prácticamente la llevaba empujándola, aun así no perdía las esperanzas de que a última hora ocurriera un milagro que la liberara de ese viejo, con todo este embrollo de la bebida y la calentura que iba creciendo en ella hacían que los aromáticos olores del viejo que hace rato la incomodaban hasta el punto del vómito ahora no le resultaban tan desagradables que digamos, además estos dos factores desarrollaban en Mar una sugestividad nunca vista en ella ya que realizaba el menor movimiento con la mayor femineidad posible con que su desarrollado cuerpo se pudiese comportar.
Llegaron a la casa de Pancho, ubicada detrás de la cantina, dicha casa estaba protegida por una barda de block de 3 metros de altura con vidrios de botellas y alambre de púas recorriendo todo el perímetro, una auténtica fortaleza, antes de entrar la jovencita comenzó a gritar pidiendo auxilio pero era más que obvio que nadie la escucharía, los vecinos mas decentes que antes por ahí residían ya se había marchado tenía tiempo debido a los numerosos asaltos y robos a casa-habitación que empezaron a suceder cuando el anteriormente tranquilo barrio se empezó a llenar de escoria humana, quedando solamente los más cínicos y deshonestos habitantes quienes se habían acostumbrado y resignado a convivir con este tipo de gente.
Una vez dentro la inusual pareja encontró a un singular personaje.
-vaya Pancho ya era hora,- decía el viejo que le había pagado 2000 pesos por tener un poco de diversión y que había podido accesar gracias a una copia de la llave de Pancho.
-esta puta que se le ocurrió ir al tocador cuando le dije que tú también ibas a estar- dijo Pancho.
Mar se llenó de coraje al ver que ese otro viejo era el que se atrevió a pellizcarles las nalgas.
-oye niña, es cierto, te pusiste bonita para mí? Jajajajajajajaja- reía el malsano anciano.
Mar no dijo nada, solo permanecía parada enfrente de esos dos viejos calientes, con su silueta perfecta digna de concurso ligeramente recargada a un costado, ese vestido a la que la suciedad le había dado un aspecto más morboso y se ceñía insinuantemente, sus carnosas y femeninas piernas estilizadas gracias a las zapatillas, esos senos que se balanceaban provocadores ante el mas mínimo movimiento de la chamacona y que asomaban más de la cuenta por el sugerente escote lo que hacía casi imposible para cualquier mortal verla directamente a los ojos, unos labios rosáceos que nada extrañaban el brillo del lápiz labial embarrado en las vergas de Pancho y Felipe, sin duda Cielo Riveros era la femineidad en su máxima expresión, era tal el efecto de descomposición lasciva que despertaba Cielo Riveros en las neuronas masculinas que incluso si el mismo Dios estuviera presente encarnado en el cuerpo de un hombre, lo más seguro era que en vez de ayudarla, él también pagaría por tener un rato de diversión.
-mira todo lo que te vas a comer chiquitita, jejejejejeje,- decía el anciano agarrándose vulgarmente sus genitales y lanzando aullidos, lo que hacía ver lo mentalmente dañado que se encontraba.
Mar no pudo evitar voltear a ver el paquete del viejo, un bulto enorme que se marcaba por debajo del sucio y holgado pantalón de vestir, una poderosa erección que se pensaría imposible en un cuerpo tan viejo y oxidado, una persona a la que la vida le estaba regalando tiempo extra en este mundo, privándonos del cada vez más escaso oxigeno.
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En otro lado de la ciudad Mary y Cruz se preocupaban por su desaparecida amiga, ya tenían rato que habían abandonado el cine porno pero cuando llegaron a la camioneta vieron que la chiquilla no se encontraba, y eso que habían dejado pasar más de una hora esperándola afuera, por sus mentes pasaban toda clase de ideas y posibles lugares en donde podría encontrarse su amiga, pero nunca, que estuviera a punto de ser abusada sexualmente por dos depravados, Mary marcaba a cada rato al celular de su amiga, sin saber que este vibraba debajo de una butaca del cine porno al que asistieron.
-no contesta- decía preocupada Mary a su afeminado amigo.
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Mar reaccionó cuando sintió que una mano bajaba el cierre trasero de su vestido, poco a poco se iba abriendo dejando expuesta una perfecta y breve espalda cubierta solamente por la tira del bra, quiso impedir pero algo dentro de su cuerpo la paralizaba, el cierre seguía bajando muy lentamente hasta llegar a donde la espalda pierde su nombre, una casi extinta tanguita aparecía ante los amorfos ojos del viejo Pancho.
El anciano que estaba sentado en la cama se bajo su pantalón, no traía calzones, así que no era difícil ver un poste que se erigía como cual vela de barco, húmeda de la parte de arriba, venuda, muy deteriorada pero con una firmeza que comprobaba que todavía podía satisfacer a una dama, obviamente estaba haciendo trampa, el viejo se había tomado una sildenafil de 100 mg que para su edad ponía en riesgo su vida, poco le importaba, como él decía: “que mejor morir que clavándome a una deliciosa putita”
-otra vez tomándote esas pastillas pinche Taco- decía Pancho
-es que si no, no paraguas- decía el anciano Eustaquio.
-a ver que día caes de un paro, pinche viejo rabo verde jejejejejeje- dijo Pancho.
El viejo Pancho se quitó su camisa, mostrando un cuerpo lejos de lo marcado, pero de dimensiones muy exageradas, sus brazos eran gordos e imponentes capaces de sacarle un susto a cualquiera y cubiertos de grotescos tatuajes de todo tipo que lo hacían ver más intimidante, su masa corporal era tan tosca que casi comparaba un cuerpo tipo Mark Henry, solo que con mas panza, y con su casi 1.95 de altura le daban un aspecto muy respetable cuando salía a la calle.
El gordo Pancho llegó a la parte del vestido en donde acaba el cierre, con sus manos lo arrancó dejándola en ropa interior, Don Eustaquio al ver ese despampanante cuerpo semidesnudo que estaba por poseer comenzó a pelarse la verga muy vulgarmente, a una velocidad exagerada, moviéndose más su cuerpo que el viejo aparato, emitiendo una risa enferma y mostrando una falsa dentadura, sus labios estaban casi desaparecidos, su huesuda mandíbula de dibujaba perfecta sobre ese cuero viejo.
Pancho llevó a la cama a la joven, sentándola exactamente en medio de ambos disparejos cuerpos, uno gordo intimidante, y el otro seco y de apariencia quebradiza, si no fuera por el sostén se diría que Mar estaba completamente desnuda, pues la tanga desaparecía entre las frondosas carnes de la jovencita al estar sentada y con sus piernas bien cerradas.
-qué bonita niña,- dijo el anciano poniendo una de sus arrugadas manos en el suave muslo de la joven, ella se corrió pero solo se arrimó más a Pancho, el alcoholizado olor de ambos viejos no afectaba la nariz de la joven.
Pancho fue el primero, el gordo tomó a la nena de los cachetes y se abalanzó sobre sus carnosos labios como un desesperado, besándola mientras emitía sonidos extraños, al mismo tiempo Eustaquio lamía las piernas de Cielo Riveros, nada que ver al comparar las carnosas piernas de la nena en contra de los flacos palillos del anciano, esta vez Mar no hizo por luchar, ya que sus manos no llegaron a repeler las cochinas caricias, se quedaron quietas y poco a poco bajaban recargándose en el peludo pecho del viejo, la pobre niña recordaba su posición y sabia que si seguía negándose le podía ir muy mal, así que se había resignado y esperaba a que todo esto pasara rápido, comprendía que debía de mostrarse algo complaciente para evitar despertar la ira de esta mole humana y no terminar con su hermosa carita desfigurada.
Después de ese fogoso beso, el viejo Pancho se separó, mostrando sus labios humedecidos por su propia saliva y la de la jovencita, en la misma condición se encontraban los de Cielo Riveros, ella se separó dando la impresión de que había disfrutado el beso pues su lengua recorrió tímidamente el contorno de sus labios como si quisiera llevarse a su boquita la asquerosa saliva que los empapaba, el anciano seguía en su labor lamiendo cada centímetro de esas interminables piernas, su negra lengua resbalaba por toda la aterciopelada piel como una especie de gusano escurridizo.
-así me gusta puta, que sean mansitas- dijo Pancho y atoró dos de sus dedos en el bra de la chica, y de un jalón su prenda de encaje tuvo la misma suerte que su vestido liberando esos perfectos atributos, Pancho al ver los pezones paraditos, rosaditos y con un brillo espectacular se abalanzó sobre ellos, con una de sus manos amasaba uno y con su boca chupaba el otro, Mar gemía delicadamente sintiendo dos babosas lengua actuar en diferentes partes de su cuerpo, sus manos en vez de intentar separar a los depravados se acercaban a su boquita tapando disimuladamente sus labios al gemir.
Rápidamente el otro viejo, Eustaquio, con ayuda de una navaja cortó ambos laterales de la tanga de Mar y la jaló de la parte de enfrente, sintiendo la pobre muchacha como su prenda resbalaba por entre su culito al abandonarla, quedando completamente desnuda ante este par de degenerados.
Ambos viejos se pusieron de pie, desnudándose completamente en fracciones de segundos y dejando expuestas sin ningún pudor ni respeto sus malolientes vergas, la del viejo Eustaquio con una aceptable longitud de 17 centímetros aunque delgada pero muy venuda y con una cabeza más puntiaguda que redonda, la del gordo Pancho lucia colosal, con sus 22 centímetros, gruesa, muy morena, con una grandísima vena morada surcándole por en medio casi tan gruesa como el dedo meñique de Cielo Riveros y una brillante cabezota que casi parecía una manzana, ambas húmedas por efecto de la lubricación.
-mámalas puta,- ordenó Pancho, Mar veía esos dos trozos apuntándola amenazantemente, ambas vergas parecían bajar pero casi al instante recuperaban su poderío por medio de pulsaciones, las del gordo Pancho casi parecía reventar por lo desmedido de sus punzadas.
Los hermosos ojos de Mar tímidamente veían esos mutantes instrumentos, su boquita se torcía de forma curiosa, ese calorcito rico que invadía su cuerpo aun no desaparecía y los olores jugosos de los machos hacían que su cerebro trabajara para que ese calorcito aumentara, la manita derecha de Mar se levantó y se aferró a la verga de Pancho, podía sentir sus pulsaciones en su suavecita manita, acercó su boca tímidamente y sin pensárselo la engulló de manera golosa y ahí la retuvo, su mente casi no le daba para pensar, simple y sencillamente seguía sus instintos más bajos, como si la parte racional de su cerebro se hubiese apagado y solo quedara funcionando aquella que responde a estímulos carnales, entonces sin mostrar ningún tipo de asco a ese tipo que prácticamente la secuestró y que se había portado con ella como el peor de los patanes, comenzó a mover su salivada lengua delicadamente por toda la apestosa cabeza de esa desproporcionada verga.
-jejejeeeehhhhhhh,- reía fanfarronamente Pancho.
-acá chiquilla, acá hay otra- dijo Eustaquio.
La mano izquierda de Mar se apoderó de la verga del otro hombre, si es que todavía se le podía llamar hombre a esa auténtica reliquia viviente, y comenzó a masturbarla, dicha verga comenzó a escurrir en líquido preseminal hasta parecer como si estuviera orinando.
-ahhhhh, que mano de suavecita, ni un solo callo- decía Eustaquio.
Poco a poco la boca de la jovencita se inundaba de lubricante de la verga de Pancho, hasta que llegó un momento en que su bucal capacidad cúbica fue incapaz de retener tanto salado líquido, teniendo de esta manera que tragar todo esa babosa secreción para evitar ahogarse, observándose por su garganta como bajaban los sorbos acompañados de su saliva con destino a su estómago.
-y deberías de sentir su boca, jajajaja- decía Pancho
-pues qué esperas pásamela- Pancho sacó su verga de la boca de Cielo Riveros de manera dificultosa ya que la chica dio la impresión de no querer desprenderse de ella.
-mámasela a este pobre viejito, jejejejejejejeje- la chica solo veía a aquellos dos animales que se estaban dando un agasajo con su boca.
De la misma manera Mar se metió el trozo del anciano, empezando a recoger el grueso hilo preseminal que colgaba de él hasta llegar a su glande y enroscando su lengua alrededor suyo, Taco al sentir el comprimir de semejantes labios casi se corre, aguantando su vaciada teniendo que apretar el mismo su verga, tenía mucho que no le chupaban su podrido aparato con esa golosidad que estaba utilizando la joven Cielo Riveros que del puro gusto movía una de sus piernas en un movimiento similar a como cuando un perro menea su pata cuando se le rasca la panza.
-jejejejejeje, que puta eres, se ve que te encanta la verga, y la verga vieja, mira que en una sola noche mamársela a tres, no cualquiera- dijo Pancho
Cielo Riveros no escuchaba todos los insultos dirigidos a ella, estando tan concentrada en su labor y con el efecto del afrodisiaco poniendo de su parte, sus ojos estaban idos, como si no mirara a ningún lado, solo su boca al emitir ligeros gemidos, murmullos succionadores, mojados sonidos y su cabeza al moverse mientras realizaba sus chupadas eran las únicas señales de vida que mostraba.
Ahora procedía a masturbar la verga de Pancho con su mano, ambos órganos masculinos desprendía un olor insalubre, sin embargo los sentidos de Cielo Riveros estaban tan distorsionados por el efecto de la bebida que ni siquiera los sentía, al contrario, se relamía los labios cada vez que podía sintiendo el sabor del líquido preseminal, pasaba su boca de un miembro a otro, ensalivándolos y mezclando dentro de ella el sabor hediondo de ambas vergas, la saliva comenzó a caer y prácticamente bañaba sus enormes pechos que parecían haberse hechos más grandes.
Los desnudos viejos permanecían parados al lado de la joven, Eustaquio con los brazos sobre la cabecita de la niña y temblando de sus piernas y Pancho su masa corpórea casi inamovible y con sus brazos agarrando su enorme cintura, una cintura tan abultada que parecía que tenía una llanta de tractor como lonja.
-que ganas tengo de mamarle la pepita a esta chiquilla- dijo Eustaquio
-no se la mamas porque no quieres- respondió Pancho.
- jejejeje, acomódamela- dijo el vejestorio.
-a ver putita vamos a acomodarnos- dijo Pancho.
-nooo, Donn- dijo Cielo Riveros, sin embargo recordó lo violento que podía ponerse el marrano si no se hacia lo que el quería.
Pancho levantó a Cielo Riveros, dada su fortaleza no le costó mucho, como levantar un muñeco de trapo, y la acomodó en la cama, acomodándose él detrás de ella y sujetándole ambos brazos con sus toscas manos y aprisionando su breve cintura con sus peludas pantorrillas, la pobre niña para su sorpresa se abrió de piernas como un acto reflejo, mostrándole a Eustaquio su exquisita panochita ya brillosa por sus fluidos vaginales.
Eustaquio comenzó a mover su mandíbula de manera graciosa, acomodando su postiza dentadura dentro de su sepulcra boca y hundió su anciano rostro en la mojada intimidad de la joven.
-ahhhhh, que rico, ya se me había olvidado como huelen las niñas,- aspiraba Eustaquio levantando su horrenda cara empapada en jugos vaginales llenando sus podridos pulmones de ese femenino aroma que se desprendía del sexo de la nena.
El viejo comenzó a lamer de manera obscena la panochita de la joven como un perro tomando agua, pasaba su lengua por toda la extensión haciendo que Mar comenzara a derretirse en gemidos debido a las placenteras sensaciones que le regalaba el apuesto caballero, poco le importaba gemir y revelar su nivel de calentura, la joven y más que nada su sexo reconocían que este viejito estaba haciendo bien su trabajo.
Eustaquio casi enterraba su podrida boca dentro de esa bien cuidada vagina, dejándola llenas de babas y absorbiendo los jugos que de ella salían, su postiza dentadura se le movía constantemente y tenía que acomodarla a cada rato, entonces el viejo con aprobación de Pancho se acomodó entre las carnosas piernas de Cielo Riveros con la intención de penetrarla.
Cielo Riveros veía con terror como ese auténtico muerto viviente se acercaba cada vez más a ella (su anciano rostro parecía como de un zombie acercándose al cuello de su víctima) pero no podía hacer nada para evitarlo, sus manos estaban inhabilitadas, el viejo llevó su negra boca y le robó un malsano beso a Cielo Riveros, su lengua se metía hasta casi llegar a la campanilla, haciendo que las ganas de vomitar en Mar tuvieran presencia, parece ser que el efecto del afrodisiaco ya estaba pasando o será que ni ese brebaje podía ocultar el asco a un anciano como este.
Una de las arrugadas y temblorosas manos de Eustaquio agarró su acorazada verga y empezó a tallarla en ese húmedo sexo, las talladas iban de izquierda a derecha haciendo que los muslos internos de la niña se llenaran de lubricante formando un puente lúbrico entre ellos, casi parecía que Taco le quería comer la boca a la niña, el viejo estaba tan desesperado que también besaba y lamía de manera repulsiva el rostro de la joven, llenándolo de babas que escurrían por toda su cara, Cielo Riveros ya debería tener unas tres capas de babas cubriendo su hermoso rostro.
El desnivelado viejo intentaba meter su lengua en las fosas nasales de la jovencita, ella solo ladeaba su colorada cara tratando de evitar esa zafada acción pero el viejo era tan insistente que terminaba acorralándola, en un movimiento hábil para la edad del cadavérico logró meter a su inmunda boca la respingadita nariz de Cielo Riveros y la absorbía como si quisiera tragarse su mucosa, el viejo Pancho apoyó a su compañero y con sus manotas tomó el rostro de Cielo Riveros de los costados de manera que impedía cualquier movimiento lateral del rostro de la joven mientras que sus peludas piernas se habían enrollado en los frágiles brazos de la joven cajera.
-que asqueroso eres Taco, ya métele la verga de una vez o te la quito- dijo Pancho
-no Pancho, no me la quites, es….. es que…..esta niña esta rebuena, como quisiera tener una así en mi casa, me la cogería todo el tiempo, cuanto quieres por ella?, te la compro, te la compro- dijo el cerdo asqueroso de Taco, tratando a Cielo Riveros como un objeto que se vende.
-nada Taco, esta putita no está en venta, esta es para mi uso personal, pero si me llegó a encontrar otra así ya veremos jejejejejeje- dijo Pancho
El viejo Taco volvió a profanar la ya no tan aseada boca de la niña, en un arranque de desesperante besuqueo su dentadura cayó dentro de la boca de Mar, ella intentaba sacarla pero sus brazos estaban sometidos por Pancho con sus piernas en una especie de llave de lucha libre, la prótesis dental se le fue mal y hacia que Mar pareciera como si se estuviera ahogando, a pesar de que la pobre joven trataba desesperada de quitarla con su lengua esta no tenía la fuerza ni equilibrio suficiente como para liberar su boquita de tan cochambroso aparato, el viejo Taco se carcajeaba y aplaudía por la escena para el cómica mostrando una boca cubierta solo de dientes inferiores y se abalanzó sobre ella a comerle nuevamente la boca y hacerle prácticamente una transfusión de saliva, teniendo la niña que tragarla para no ahogarse.
-creo que ya con esto chiquilla, ahora te perforare ese tamalito, jejejejejeje- reía el vejete, el viejo dijo esas palabras tan cerca de la boca de la necrofílica Cielo Riveros, sintiendo la nena todo el aliento a muerto.
“Dios mío que sea rápido” rezaba la nena.
Los ojos de Mar se abrieron al máximo, el asqueroso viejo la había penetrado de un solo empujón todo gracias a la lubricación de ambos órganos reproductivos, le había metido esa verga (con todo y pelos) casi en estado de descomposición lo más profundo que le pudiera llegar, sin dejar fuera de esa vagina ni un milímetro de esa podrida pija llena de manchas hepáticas, el viejo como pudo se empezó a menear, pareciera que era el solo el que se movía pues las embestidas de su flacucho cuerpo no tenía la fuerza suficiente como para mover la voluptuosa anatomía de su compañera de cama, incluso el viejo tomaba impulso con sus pies y simulaba estar escalando la perfecta anatomía de la chamaca.
-mírame puta, mírame, mira el podrido rostro del viejo que te está metiendo la verga,- ordenaba el perturbado Taco mientras jadeaba como un perro y realizaba sonidos similares a rebuznos.
Mar obedeció al viejo y aunque ella no lo hacía a propósito miró a ese decrépito y ojeroso rostro con esa verde hermosura que forzosamente tenían que mostrar sus ojos, era imposible no ser cautivado por semejante mirada, excepto estos viejos que pareciera que la juvenil mirada solo los desequilibraba mas, Pancho retiró con asco la dentadura del otro vejete de la boca de Mar haciendo que la chica tosiera.
-que puerco Taco, con razón ya ni pagando cogen contigo-
El vejete sudaba más que un caballo, su arrugado abdomen escurría en sudor mientras penetraba a Cielo Riveros como un perro excitado, Pancho se había apoderado de la boquita de Mar y le metía su babosa lengua hasta la campanilla, la chiquilla solo deseaba que ya fuera el otro día.
-te gusta verdad putita- decía el viejo pancho al oído de su sensual víctima.
Cielo Riveros podía sentir el eco de esas palabras dentro de su cabeza.
-lo estas disfrutando verdad, jejejejeje, te encanta la riata,-
Eustaquio no paraba de penetrara a la jovencita, quien sabe de donde sacaba toda esa energía, su ritmo cardiaco había rebasado por mucho la media, la cueva de Cielo Riveros era un auténtico lago y cada embestida que recibía era acompañada por un morboso sonido húmedo que podía ser escuchado por el desproporcionado trío.
-nooooooo, ustedesss aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, dan ascooooooooooooooommmmmmmmmmmm- decía a medias la pobre Cielo Riveros quien sufría las vulgares embestidas.
-asco, y porque estas tan mojada?- dijo Pancho.
- y porque gruñes como una puerca? Jejejejejejejeje- dijo Taco
-no seeeeeeeeeee hhhhhhhhhhhhhhhmmmmmmmm, aaaaayyyyyyy déjenmeeeeeeeee por favooorrrrrrrrrrr-
-cállate puta, jejejejejejeje, esto es mejor que metérsela a la muñeca inflable que tengo en la casa, ahhh, tenía mucho tiempo que no la metía en una pepa tan calientita- dijo Eustaquio, y aceleró aun mas sus animalescos movimientos.
Mar trataba sin éxito de retener los gemidos, las embestidas eran tan intensas que parecía como si estuviera siendo cogida por una especie de máquina que no necesita descanso, el viejo llevaba algo de tiempo que no bajaba el ritmo, se escuchaba el golpeteo de ambos cuerpo sudados, risas de ambos viejos burlándose de esa pobre mártir, y pujidos de dolor consecuentes a los movimientos del viejo tan violentos y que lastimaban a Cielo Riveros por dentro al meterle la verga de manera torcida.
Eustaquio llegó a un punto que su verga se deslizaba a una velocidad tremenda, arrancándole suspiros a la joven apoyándose de su cintura mientras la penetraba, la verga comenzó a rozar de manera tan apasionada su sensible e hinchado clítoris, los labios de Mar permanecían en cada momento abiertos solo emitiendo gemidos cada vez más orgásmicos, indicando que el clímax estaba cerca.
“no puede ser me voy a correr, me voy a correr, noooooooooo, estooooo se sienteeeeee……………………. ricooooo”, pensaba la chiquilla quien a pesar de ser un moribundo viejo la estaba haciendo correrse como una burra.
-te vas a correr verdad zorra, te estás apretando- dijo el sofocado viejo.
-ahhhhh, nooooooo, pareeeeeeeeeeeeeeee, ahhhhhhhhhhhhhh- gritaba la orgásmica joven, mientras intentaba mover sus brazos para impedir que Taco le regalara un orgasmo, obviamente no podía, Pancho la estaba inmovilizando.
-sigue Taco, acábatela, dale duro, dale duro, ya la tienes,- alentaba el viejo Pancho.
-aaaaahhhhhhhhhhhh, me vengoooooooooooooooo, malditooooooooo viejooooooooooooooo me vengooooooooooooooooooooo aaaahhhhhhhhmmmmmffffffffffffffff- Cielo Riveros se vino en un bestial orgasmo y producto de la fuerza de su corrida apretó sus potentes piernas contra el debilucho cuerpo del vejete, los músculos de las piernas de Cielo Riveros se contraían tanto que casi parte en dos a su violador, para poco a poco volver a ponerse flojita y exhalar un prolongado suspiro.
Taco estaba feliz, parecía como si la vida le hubiera regresado a su decadente cuerpo, como si se hubiese nutrido con los fluidos vaginales de la chica que se regaban por toda su apestosa verga y gran parte de la cama, sacó su verga que no había perdido dureza, el putrefacto miembro goteaba en flujos y se mantenía más roja que nunca, al igual que la sensible vagina de Mar.
-Pancho, Pancho viste, viste como hice que se corriera, y aquellas putas cantineras que no me creen que todavía puedo, anda sácame una foto para enseñárselas anda y acomódamela de perrito, le quiero dar como la perra que es- decía el zafado vejete.
Pancho sacó la foto con el viejo Taco posando como un campeón, la niña al escuchar el flashazo despertó de su orgásmico estado.
-nooo, q… que hace?, no me tome fotos- decía la nena dificultosamente, sin embargo el viejo no le tomó la palabra, los femeninos puntos de vista no eran tomados en cuenta por tan machista sujeto.
-cállate, deja de ladrar perra caliente, jejejejeje perra caliente jejejejeje, si yo fuera tu dueño te tendría prohibido hablar y solo te permitiría ladrar como la perra que eres, y te metería una correa por el culo y solo podrías moverte como una vil perra, y harías tus necesidades como las perras, porque para mí no eres más que una perra que solo sirve para preñarla y que nos de mas perritas, entendiste, es más las perras valen más que tú- decía el desequilibrado anciano a una jovencita con unas ganas inmensas por llorar ante tales palabras.
-basta de pláticas-dijo Pancho.
Pancho acomodó esa sensual anatomía femenina, ahora el viejo Taco se acomodaba detrás de ella, y de un empujón metió nuevamente su miembro en la conchita de Mar.
-ayyyyy,- dijo Mar al sentir nuevamente esa verga dentro de ella, a pesar de estar hechizada sabía perfectamente lo que le estaban haciendo y recordaba el orden exacto de las anteriores y crudas palabras, por eso sus ojos comenzaron a dejar caer lágrimas de impotencia por no poder hacer nada, y más que eso por dejar que un bastardo así la penetrara, haber disfrutando de la anterior cogida y haberse corrido como una perra.
-jejejejejeje, eso perra, aúlla, aúlla, aaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu- decía Taco volviendo a mostrar que su cerebro tenía alguna especie de desorden psicológico.
Taco empezó a bombear nuevamente a la joven moviéndose desesperado como si quisiera que su verga le saliera a Mar por la boca, las perfectas nalgas de la joven (que aun marcaban el cinturonazo que le dio Felipe hace poco más de una hora) chocaban contra ese despellejado cuerpo, el desnutrido viejo golpeaba las frondosas posaderas de la jovencita dejándoselas mas rojas aun y haciendo ademanes como si estuviera montando a caballo, el viejo aullaba y gritaba como un loco (como si le estuvieran metiendo a él un palo por el culo), Pancho reía al ver lo trastornado de su amigo.
Pancho aprovechó su posición para meter a la boca de la niña su enorme palanca, los viejos llegaron a efectuar por un prolongado momento una perfecta sincronía, es decir, mientras Taco penetraba a Mar por su panocha, el viejo Pancho lo hacían de la misma manera pero por su boca, los ojos de la niña se ponían blancos y enormes ríos lagrimales escurrían de ellos ya que la fuerza de Pancho era muy superior a la del otro violador, la enorme verga morena desaparecía por completo dentro de esa rosácea boquita, los pelos púbicos que cubrían la base del miembro llegaban a meterse y enredarse con los finos vellos que protegían las fosas nasales de la mujercita, debido a la potencia de los masculinos embates llegaba a formarse un ligero bulto en la garganta de Mar cada que el viejo Pancho embestía a tan preciosa jovencita ya que su verga se deslizaba alegremente encorvándose hacia la garganta.
Hubo un momento en que Pancho hacia que Mar se ensartara en la verga de Taco; es decir, el viejo Taco se dio cuenta de que los empujones de Pancho tenia por mucho más fuerza que los suyos, así que se quedó quieto con su verga dentro de la joven panocha admirando el perfecto culo de la nena, esa exquisita forma que el cuerpo femenino adquiere en la perruna posición, Pancho embestía la boca de la niña con tanto vigor que hacía que ella misma echara su cuerpo hacia atrás debido a la fuerza del impacto, lo que hacía que solita se ensartara en la verga del otro viejo sin querer, y cuando la joven intentaba desatorarse de Taco ya estaba recibiendo otro empujón que la hacía volver a clavarse.
Pancho sacó su maloliente verga de la húmeda boca, Mar emitió un quejido casi de parto cuando se liberó, la saliva era el elemento viscoso más presente en esa inmunda cama ya que cayó como cascada de la carnosa boquita, de repente Mar empezó a gemir nuevamente, pues Taco aceleró sus enfermos movimientos, el difunto la tomó de los cabellos y la atraía hacia él, mientras Pancho le volvía a comer su boquita sin importar que su verga hubiera estado alojada ahí segundos antes, la niña presa de la calentura movía su lengua tratando de llegar lo más lejos de la boca de tan desagradable sujeto a la vez que con una de sus finas manos masturbaba la poderosa verga del seboso queriéndolo vaciar lo antes posible con la esperanza de que este no la penetrara, podía sentir ese aliento característicamente alcohólico en ella, incluso al humear en sus amarillentas encías la jovencita quitaba restos de comida alojada entre las cariadas piezas dentales del gordo, prácticamente haciéndole un lavado a esa pútrida boca.
El viejo Taco penetraba sin misericordia esa castigada panochita, comenzaba a gritar y a balbucear palabras que no se podían entender debido a las babas que inundaban su chimuela boca y a una especie de espuma que se formaba por tanta bacteriana saliva que sin detenerse su producción caía hasta el cuerpo de la nena resbalándose por su espalda.
Pancho posicionó a Cielo Riveros, prácticamente enterrando el rostro de la joven en la sucia cama, el viejo ejercía presión en la espalda de Mar, inmovilizando en este acto el cuerpo y los brazos de la nena que se sometían cruzados por su breve espalda, Taco se encargó de mantener elevado ese provocador culo, penetrándolo sin tregua, era la única parte de Cielo Riveros que seguía levantada, y así continuo hasta que Cielo Riveros no pudo más y se desbordó en otro orgasmo, quedando con sus sudados glúteos levantados y sometida debajo del monstruoso cuerpo de Pancho, respirando entrecortadamente.
El anciano Eustaquio continuo penetrándola sin importarle su estado, comenzó a bajar el nivel de intensidad pues sentía su corrida próxima, fue en uno de estos periodos en que el viejo no pudo evitar retrasar su eyaculación por más tiempo y se corrió dentro del fértil útero de Cielo Riveros mostrando una cara de esfuerzo como si estuviera levantando algo extremadamente pesado, una gruesa vena se le marcaba en su delgado cuello producto de la dedicación que exigía mientras expulsaba semen añejo casi agusanado dentro de la joven, el anciano apretaba su verga con crudeza y la exprimía como queriendo sacarle hasta la última gota lechosa de el más alejado reducto testicular, Cielo Riveros reaccionó ante tal depravado acto.
-nooooooooooooooooo, por……. porqueeeeeeeeeeeee, porque se ha venido adentroooo?- dijo una cansada y casi sin fuerza muchachita.
-jejejejejejeje, tranquila chiquilla moquienta, no hay de qué preocuparse, mi leche ya no pega, jejejejeje- dijo el cansado Taco secando con su mano el sudor que corría en su frente y embarrándolo en el cuerpo de la joven, Pancho aprovechó para inmortalizar a la desnivelada pareja con otra comprometedora foto.
Taco sacó su flácida verga, completamente vomitada en semen, su espumosa boca se dirigió al ano de Cielo Riveros y lo lamio aplicándole un sonoro masaje rectal para después con su lengua penetrar ese reducido conducto (dicha lengua se movía serpenteantemente mientras intentaba alojarse dentro del apretado agujero) y por ultimo pegarle una mordida a sus nalgas, el viejo podía oler la fragancia masculina de su esperma aun fresco y que se asomaba tímidamente por el sexo de Cielo Riveros.
-nooooo, pare, pooooor ahí nooooooooooo- dijo Mar asustada de que el viejo loco intentara penetrarla por su culito.
Afortunadamente para ella el viejo se detuvo para incorporarse y dejarse caer en un sillón, sacando de su pantalón una cajetilla de cigarro y llevándose uno a la boca, festejando su triunfal batalla, ya contaba con otra anécdota para relatar a sus nietos.
-ahhhhhh, que cogida te pegué niña, Pancho, de veras no quieres venderme a esta chamaquita, dime, te doy 15 000 ahorita, dime cuanto quieres por ella?- dijo Eustaquio.
Un poco de la historia de Eustaquio, el viejo Taco era un ex diputado con grandes amistades en la alta política, y que siempre veló por los intereses de grupos criminalísticos, y que ahora en su retiro de las cámaras, seguía conviviendo con estos desalmados, quienes sin olvidarse de sus aportaciones como fiel contacto y nexo político, cada cierto tiempo le ofrecían culitos de seleccionada manufactura, claro que no dé a gratis, pero al menos se las amansaban.
El viejo Taco seguía recibiendo pensiones exageradas por parte del gobierno, jubilarse en un alto puesto político en México significa casi asegurar un pedazo de lote en la tierra prometida, por eso siempre se la daba de que podía comprarlo todo, un diputado con mucho poder que toda su vida fue corrupto y ambicioso y que todavía seguía codeándose con espectaculares mujeres con las que muchos solo podemos soñar y que como persona era visto por sus familiares, vecinos (su residencia no se ubicaba por esa malandra zona), amigos y conocidos como un hombre pulcro y recto, todo un caballero, sin imaginarse lo perturbado que se encontraba la garrocha andante.
-no está en venta……………………………….. por ahora- respondió Pancho.
- a ver putilla, no te duermas que ahora voy yo- dijo Pancho y acomodó a la joven otra vez boca arriba, metiéndosele entre sus sudados muslos a manera de predecir otra morbosa sesión de sexo oral.
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En otra parte de esta gran ciudad, Mary y Cruzito ya habían llegado a casa, estaba preocupados por su amiga porque no contestó ninguna de sus llamadas.
-y si le marcas a su papá, a lo mejor se haya chocado de esperarnos y se vino sola y ya esté en su casa- decía Cruz
-no manches, y si no está, que vamos a decir si se supone que se quedaría a dormir conmigo- contestaba Mary, si algo tenía el papá de Cielo Riveros es que era muy reglamentario con su única hija y si Mar no se encontraba en el lugar en donde le había dicho que estaría, era capaz de ir a buscarla y traérsela de los cabellos, sin embargo le había dado permiso de quedarse a dormir con Mary pues consideraba a esta chica como una jovencita seria, desconociendo la fama que poseía esa chiquilla.
-ay mana, que problema- decía el amariconado.
-ay Mar, en dónde andarás?,- se preguntaba Mary preocupada volviendo a marcar al número de su amiga.
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El viejo había comenzado con lamidas sutiles, sus dedos le servían para abrir esa entrada que poco antes había sido cobardemente penetrada, podía aspirar el aroma de esa vieja verga impregnado en el joven sexo de la chica, saboreaba el repulsivo semen que se encontraba embarrado en todo el sexo de la joven y con su lengua lo empujaba para que no abandonara su recinto vaginal.
La lengua del viejo se movía como si tuviera vida, el viejo procedió a lamer no solo su sexo, sino también la parte que se encuentra entre el sexo y donde inicia el muslo, regresó a su sexo para seguir lamiéndolo pero pronto cambio y ahora con su boca cubría toda la panochita, lo succionaba tragándose la gran cantidad de fluidos que de la vagina de Mar se escapaban, succionaba como si estuviera succionado el jugo de una naranja, el chipo del viejo había adquirido una forma similar a una nariz de cochino.
Con un movimiento brusco e involuntario Mar dio un grito y de igual modo acomodó sus piernas para enrollarlas en la cabeza del viejo, este dejó de succionar pero sin cambiar la posición de su boca metía su lengua dentro de la húmeda cuevita de Mar, moviéndola en forma de circulo y penetrándola a una velocidad brutal, la chica empujó la cabeza del viejo apretándola con sus potentes piernas, al mismo tiempo su cuerpo se enroscaba presentando contracciones orgásmicas, señales evidentes de que el viejo estaba haciendo que nuevamente se corriera.
-nooooooooooo, señoooooorrrr, no me chupeeeeeeeeeeeeeeeeeeee- grataba la ardiente chiquilla, pero al viejo poco y nada le importaba, el seguía degustando ese manjar prohibido, ese suculento batido de flujos y que lo animaban a continuar, y menos se detenía al contemplar el hermoso rostro fruncido orgásmicamente de una muchachita preciosa que recién acababa de conocer.
“nooo, otra vez noooooooooooooooooooooo” dijo Mar para después desplomarse en otro orgasmo.
Mar enrolló sus piernas por sobre la nuca del viejo y expulsó una gran cantidad de fluidos que fueron a parar a la boca de Pancho quien saboreaba hasta la última gota de tan peculiar caldo, escupía sobre el sexo de Mar y volvía a tragar la exótica mezcla compuesta también por restos de semen de aborrecible Taco.
El viejo se incorporó y colocó su poderosa herramienta venuda sobre los frágiles labios vaginales de Mar, la talló por encima de ellos arrancándole suspiros a la muchachita y poniendo más que colorados los pómulos, cachetes y zona T del hermoso rostro de la joven, la piel de todo su curvilíneo cuerpo se erizó, el viejo comenzó con un movimiento muy lento como si estuviera penetrando a la chica pero su verga no se incrustaba dentro de su sexo, solo se tallaba por encima de esa zanjita que sudaba a chorros, la verga se paseaba por el clítoris de la muchachita en toda su morena extensión, todo esto continuo hasta que la verga del viejo fue prácticamente abrazada por los labios vaginales externos de Cielo Riveros.
El viejo juntaba saliva para después dejar caer una gran cantidad sobre el sexo de la joven, ella gemía con solo sentir la saliva bajar como un río de sus labios vaginales hasta caer a la cama o desviarse hacia donde empieza su culito.
El viejo tomó la cabeza de su verga y la acomodó a manera que quedara a la entrada del sexo de Mar, poco a poco el viejo fue ejerciendo presión, la panochita de Mar resistía todo lo que podía negándose a ser penetrada por ese repugnante sujeto, la verga del viejo era demasiado gruesa para ese canal a pesar de haber sido recién penetrado sin embargo el viejo de un fuerte y seco movimiento de cadera logró penetrarla hasta el fondo, arrancándole un grito a Mar moviéndose desesperada para poder liberarse, el viejo solo se reía de los vanos intentos de la pobre muchacha quien sufría un momento muy fuerte y perturbante para ella.
“me la está metiendo, este viejo asqueroso me la está metiendo, que ascoooooo” decía Mar en su mente como respuesta a la retorcida, anormal e irrazonable copulación que se llevaba a cabo en ese momento en la casa de un viejo malnacido.
-ah, qué rica estas chamaca, que apretada tienes tu panocha, ni porque te la metió Taco- dijo el gordo.
-eehhh, esa perra ya se volvió a cerrar, pa´ la otra le meto un bate de beisbol- dijo el distinguido Taco.
-jejejejeje, lo que pasa es que la tienes flaquita, verdad putita, que se siente tener hasta dentro una verga de verdad, ehh?- dijo Pancho, Mar no contestó nada, solo su nariz hacia señales de que estaba conteniendo el llanto.
El viejo arremetía muy despacio, disfrutaba del momento, de la espectacular vista del cuerpo de la nena cubierto por millares de gotas de sudor recién salido y que olían a esencia pura de mujer, su sudor era una especie de perfume natural; sus pechos se levantaban como montañas, el viejo disfrutaba de ver esa breve cintura al igual que ese abdomen completamente plano y levemente marcado por las contracciones abdominales que hacia la niña contrastando en comparación con su obeso cuerpo peludo, disfrutaba el ver como su grueso y moreno aparato se perdía entre los delicados y rosaditos labios vaginales de Mar y cuando la gruesa vara venía de reversa podía verse como salía empapada en jugos lubricantes, abriéndose más los labios vaginales cuando la cabezota estaba por salir, pero, sin sacarla completamente, el viejo volvía a enterrársela repitiendo otra vez el procedimiento.
El viejo aceleró un poco sus movimientos, ahora con sus manos se apoyaba de la breve cintura de Mar, atrayéndola hacia él en cada una de sus embestidas, haciendo que el femenino cuerpo se moviera y por ende sus senos comenzaran con un provocador danzar logrando que algunas gotas de sudor que los cubrían comenzaran a rodar cuesta abajo.
El viejo ya había acelerado otro poco su mete y saca, ahora apoyaba sus brazos en la cama, entre sus poderosos brazos quedaba el apetecible cuerpo de Cielo Riveros, el viejo había echado un poco su obeso cuerpo hacia adelante para apoyarse mejor, sus brazos yacían sosteniendo esa pesada masa marcándosele todo un sistema de venas que los hacían ver más intimidantes, el sudor de su grasoso rostro corría como pequeños riachuelos buscando caída y logrando encontrarla principalmente en su nariz y barbilla, cayendo hacia el frágil cuerpo de Cielo Riveros, formándosele en su vientre un pequeño lago de sudor.
Los ojos negros y rojos por el efecto de la cerveza del viejo se cruzaron con los verdes y seductores de Cielo Riveros, ambos se vieron directamente a los ojos por pocos segundos, hasta que los de Mar voltearon a otro lado debido a la mirada tan pesada que tenía el viejo y a lo incómodo de la situación.
Mar se estaba reconociendo como una hembra en celo que disfrutaba lo que estaba viviendo, a pesar de lo desagradable de la masculina persona era imposible que con esa maestría culiadora la jovencita no sintiera estimulantes descargas de júbilo y éxtasis que muy difícil se logran ocultar, poco a poco su rostro se descomponía en facetas placenteras y risueñas que por más que la joven quería esconder simple y sencillamente no podía, y más repugnante, estaba reconociendo al macho que la estaba poseyendo sin importar que se tratara de un despreciable sujeto, machista, cobarde, y que se valía del sufrimiento de otras personas para sacar la mayor cantidad de provecho que pudiera sin importar los momentos tormentosos que hacía pasar a sus víctimas, pero por otro lado lo veía como un macho bruto, fuerte, dominante, en parte lo feo también ayudaba a que su morbo aumentara mas; contrario a ella, una muchachita tan femenina y débil, que sin importar lo que hiciera nunca iba a poder contra la fortaleza del viejo, esa sensación de sometimiento sumado a los efectos de la bebida la habían derrumbado a tal grado de abrazarse tímidamente a tan desagradable persona.
El viejo llevó una de sus manos al cuello de Cielo Riveros para apretarlo levemente (según él) pero con la fuerza suficiente como para que Mar sintiera dificultosa su respiración, la sometida joven llevó ambas manos aferrándose del brazo del viejo, intentando liberarse pero le era imposible, la joven volteó a ver al viejo y veía un rostro desbordado en la depravación, este apretaba sus dientes y de sus fosas nasales auténticos humos de calor salían al tiempo que bufaba como un toro.
-s…. seeeñoorrr m…. asfixiaaa….. cooooooffffffff, coooffffffffff- dijo Cielo Riveros.
El viejo colocó sus brazos ahora rodeando y aferrándose al cuerpo de Cielo Riveros, pegando su sudado cuerpo al de ella, quien solo se dejó aferrar por esos venudos y poderosos brazos, el viejo comenzó a penetrarla nuevamente, el rostro que ponía la niña denotaba que estaba sintiendo la penetración hasta el fondo casi tocándole con el glande la pared uterina y revelaba el grado de excitación que la envolvía, poco a poco sus piernas fueron enrollándose alrededor del seboso cuerpo del viejo.
Pancho con una de sus manos levantaba la cabeza de Mar apoyándola por sobre su nuca, sus dedos se perdían entre los castaños cabellos de la joven, y la otra mano levantaba el curvilíneo cuerpo de la parte de sus caderas, esas caderas tan desarrolladas que hacían ver a Mar una hembra que había llegado al punto ideal para la concepción, prácticamente se la cogía en el aire.
Su fértil útero recibía al desagradable intruso y se llenaba de líquido preseminal, ya que el miembro del viejo babeaba este líquido a chorros, Mar no comprendía cómo es que un viejo tan feo, gordo, sucio, borracho y lépero podía coger con esta maestría, sentía un placer nunca antes experimentado que la estaba llevando al borde de otro orgasmo que la dejaría rendida y a merced de un viejo completamente desconocido que esa misma noche la suerte le había sonreído y todo le había salido a la perfección al grado que ya tenía a la jovencita en su cama, desnuda, estimulada y con su oloroso trozo dentro, muy adentro de ella.
El viejo llevó su séptica boca hasta los senos de Mar, esos globos de carne que se movían en cada embestida del viejo y que ya tenía rato que lo estaban provocando visualmente, los succionaba y jugaba con sus pezones moviendo su lengua en forma de círculo, Mar sentía esa lengua babosa y caliente recorrer cada centímetro de sus pechos, estas caricias y la penetración la tenían totalmente entregada, por momentos gemía mientras sus labios denotaban una especie de morbosa risa.
Los gemidos de Mar y el viejo resonaban por todo el cuarto, era lo único que se podía escuchar además de el golpeteo que provenía de las embestidas que hacían chocar ambos cuerpos sudados que por momentos alcanzaba velocidades tan agresivas escuchándose un sonido similar como si una señora estuviera haciendo tortillas a mano, lo que hacía que Mar se diluyera en quejidos y aferrara sus manitas a la sudada sábana que cubría la vieja cama de Pancho.
La verga del viejo hacia maravillas en el colorado botoncito que casi parecía querer salir disparado de tan hinchado que se encontraba, Mar se mordía su labio inferior al mismo tiempo que seguía gimiendo tan fuerte que casi dejaba sordo al gordo, su cuerpo se convulsionaba de nuevo avisando que sería sacudida por otro orgasmo, esta vez jaló la sábana prácticamente tapando su voluptuoso cuerpo junto con el del viejo, haciendo que Taco por un momento dejara de observar la panorámica vista a cambio de una sábana que se movía fornicadoramente.
-te gusta puta, te gusta sentir mi verga dentro verdad?, nada mas con verte se da uno cuenta de que te encanta la verga- preguntaba el ya algo cansado viejo mientras no dejaba de perforarla.
-aaaah, aaaahh, aaaahhh, aaaahhhh, mmmmmmmmmmmhhhhhhhh,- era lo que el viejo tenía como respuesta por parte de Cielo Riveros.
-te gusta, dime que te gusta mi verga, dímelo, puta hija de la mierda- decía Pancho, Mar en un completo estado de depravación y en un abandono total de coherencia y cordura grito:
-siiiiiiiiiiiii, me gusta, me gusta su verga, maldito viejoooooooooooooooooo, lo odiooooo uuuuhhhhhhhhhgggggggg…………. lo odio p………. pero ahhhhhhhhhhhhhhhh, - decía Mar presa de la morbosidad.
-entonces que vergas te estoy haciendo según tuu, vas a ver te voy a dejar bizca de tanto vergazo pedazo de culooooo- dijo Pancho acelerando sus movimientos endiabladamente.
Cada vez que Cielo Riveros era ensartada un sonido similar como si un cuerpo macizo chocara con un charco se escuchaba, así como un salpicar de fluidos salían disparados fuera de su vagina producto de la catastrófica colisión de entre ambos órganos reproductivos, los golpes que el viejo daba eran tan bravíos que Cielo Riveros debería de tener mucha suerte si su pelvis no resultaba con alguna fractura después del encarnizado y desnaturalizado ayuntamiento carnal.
-no creo poder aguantar mucho puta malnacida, siento que ya viene, aaaaaaaaaahhhhhhhh, no he descargado en casi un meeeeeeeessss- decía el viejo algo forzado.
Los ojitos de Mar veían al viejo pronunciar esas palabras, estaba preocupada porque sabía que el viejo se correría dentro de ella, pero también era imposible no desear llegar a otro orgasmo, el viejo seguía penetrándola y nuevamente la mente de la joven se nublaba por la excitación y la sumisión, no le importaba el trato y todas sus asquerosidades, se aferraba al cuerpo del viejo sintiendo toda su obesidad en su esbelto cuerpo, la cama rechinaba por la fuerza en que era penetrada y parecía que se iba a despernancar, de por si esa cama se había movido unos 30 centímetros de su ubicación inicial gracias a la fuerza que el macho desempeñaba.
-ahora si putita ahí viene mi lecheeeeeeeeeeeeeeee- bramó el viejo.
-n…, noooo, dentro noooooooo, me va a embarazaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrr- alcanzó a gritar Cielo Riveros, sin embargo ella misma fue quien enrolló sus piernas como serpiente en el obeso cuerpo del viejo con toda la intención de sentir dentro de ella el correr del apestoso líquido.
-¡siiiiiii Pancho, préñala! ¡quiero cogérmela panzona!, ¡si la preñas te doy lo doble que pagué orita!, jejejejejejejeje- gritaba extasiado el viejo Taco y meneaba más rápido su semierecta verga.
Las piernas de Mar se habían quedado abrazadas al viejo mientras esperaba la descarga, pero también sintió en su cuerpo un calor infernal que provenía de su intimidad, de pronto su cuerpo se tensó mientras ella comenzó a moverse de arriba hacia abajo con la verga del viejo dentro de ella, por más que Cielo Riveros quiso impedir su orgasmo el viejo muy hábil meneaba su verga dentro de ella, cosquilleándola por dentro y haciéndola correr una vez más.
-mee vengooooo, meeee vengoooooooooooooooooooo, meee vengoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo- gritaba Cielo Riveros sin importar al tipo de hombre que se lo decía.
Todos los músculos del cuerpo de Mar se contrajeron principalmente los de su vagina, la chica se ahogó en un intento por jalar aire que casi le resulta imposible, para explotar en un orgasmo descomunal, una corrida que expulsaba fluidos de su sexo todavía ocupado por la verga del viejo como si de una presa desbordada se tratara, el moreno miembro resistió heroico el apretón que la chiquilla le dio, logrando retrasar otro poco su corrida, el viejo tuvo que realizar un esfuerzo sobrehumano para no venirse.
Mar se retorcía y temblaba en la cama, boca arriba, exhausta y tapada con esa andrajosa sábana, el viejo también se veía agotado, aunque más entero que Mar, comenzó a retroceder sacando su verga lentamente del encharcado sexo de la joven cuidando que un roce traicionero le hiciera derramarse en ese momento.
-te corriste Pancho?, te corriste?- preguntaba Eustaquio.
-no, aun no- decía el agitado Pancho.
El viejo sacó su ciclópeo barreno completamente brilloso dejando el coño de Mar muy abierto, un enorme agujero estaba ahora en donde antes eran dos labios vaginales apretadísimos y se podía hacia adentro sin ninguna dificultad, sin embargo su panochita volvía a recuperarse y a través de exquisitas pulsaciones su sexo se volvía a cerrar casi en cámara lenta.
-uuuuhhhhhhhhhhhhh, que bruto, que cogidas pega esta chiquilla, y según ella no sabe, jejejejeje- dijo Pancho.
-debería de pasarle la receta a las chiquillas de la cantina, para que estén igual de cerraditas como ella- dijo Taco
-voy a acabarla de una vez- dijo Pancho.
-siiii, pero préñala Pancho, préñala, hazle una chamaca y cuando nazca me la vendes, jejejejejejeje, la voy a tener bien cuidadita para que crezca igual de tronca que la puta de su madre- decía ese desperdicio de ser humano.
-jejejeje, veré que puedo hacer- dijo Pancho
El viejo se acomodó al lado de la casi desmayada Cielo Riveros, quedando ella de espaldas a él, el viejo llevó su brazo derecho por debajo de la cabeza de la semiinconsciente chica, de esta manera la aprisionaba y podía manipular su rostro y sus senos, su brazo izquierdo bajaba por toda la espalda de la joven hasta llegar a manosear sus partes, meter un poco sus gruesos dedos dentro de la adolorida panochita y poner su verga en la entrada de su vagina.
La enorme verga se volvía a alojar entre esos canales vaginales, arrancándole nuevamente gemidos a Cielo Riveros, ella pegaba su cuerpo al del viejo sintiendo su calor y llenándose otra vez de su sudor, el cuerpo de Mar, el cual estaba libre de cualquier vello ahora se veía en partes peludo por los vellos que se soltaban del cuerpo del viejo y se pegaban a ella.
El viejo la penetraba con fuerza, podía sentir el perfecto culito femenino chocar contra su abultado vientre, mordía la espalda de la joven y por momentos la daba un fuerte abrazo que apretaba el cuerpo de Mar contra el de él, prácticamente haciéndole crujir sus frágiles huesos para que la chica sintiera el poderío de un verdadero macho.
Pancho se daba gusto observar a Mar, le excitaba su breve espalda, sus hombros estaban cubiertos por varias pecas que respetaban la perfección de su rostro y se negaron a salir sobre su cutis, le excitaba ver ese rojo culito castigado cubierto de gotas de sudor, su cabello que aunque no era muy largo si lo suficiente como para tener ese seductor movimiento que le daba cada una de las estocadas del viejo, pero lo que más llamaba la atención del viejo era ver esos dos hoyitos que se marcaban en la parte baja de la espalda de las muchachas y que muchas gustan lucir, hoyitos que por supuesto se marcaban en la espalda baja de Cielo Riveros.
La joven, entregada, confundida y sin explicarse que le pasaba buscó con desesperación los labios del viejo y cuando los encontró le regalo un amoroso beso, si bien el viejo besaba a la chica con depravación y asquerosidad, la chica lo besaba con inocencia y ternura.
El viejo volvió a tomarla de la cintura, las nalgas de la joven chocaban contra su bofa panza, Pancho al estar en esa posición, detrás de Mar, no podía ver el rostro de la chica, pero si podía escuchar todos sus gemidos provocados por la cogida que le estaba dando, el viejo apretaba los dientes a cada embestida que le daba a la afortunada chica, su rostro estaba totalmente descompuesto, los ojos rojos, sudado, la grasa de su cara lo hacían parecer como si le hubieran untado una especie de aceite, su frente mostraba venas muy saltadas que parecían iban a reventar debido a la fuerza que estaba utilizando.
Mar en cambio mantenía su muslo izquierdo levantado para facilitar la penetración, fue en este momento cuando Mar pronunciaba otras imprudentes palabras.
-ayyyyyy, Doooonnn Panchoooooooooo, mmmmmmmmmm que ricooooooooooo,- dijo la muchacha y rápidamente llevó una de sus manos para tapar su boca, esta vez había recapacitado, se había dado cuenta de lo bajo que había caído.
-jejejejeje, dime Pancho o papacito- respondía el viejo con voz agotada.
Entonces el viejo mientras la penetraba dejó de tomar la cintura de la chica y con su mano izquierda estimulaba el clítoris, movía su mano muy rápido hasta que con ese movimiento y la penetración logró arrancarle otro orgasmo que hizo que Mar se retorciera primero y luego tallara su cuerpo en el del viejo, la vagina de Mar se contrajo nuevamente, hasta que hubo un momento en que el conducto vaginal tomó por sorpresa al morado glande mientras se introducía y lo rosó de manera tal que lo obligó a eyacular.
-ahhh cabrona, esa no me la sabia, ¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!- gritó el viejo
Su verga se hinchó para de repente empezar a soltar cantidades exageradas de una asquerosa secreción amarillenta dentro del útero de la chica, los bombeos eran tan grumosos que hacían que los conductos deferentes del viejo tuvieran que ampliarse para permitir la salida de ese apestoso fermento, la uretra se expandía hasta la desproporción para dejar salir los voluminosos grumos espermáticos que casi parecían pequeños cálculos renales y que acompañaban al esperma en forma más cercana a líquido, Mar al sentir los potentes chorros chocando contra sus paredes uterinas cerró los ojos y su rostro se descompuso en una especie de gesto gozoso, las paredes del útero eran repelladas por ese pastoso líquido, el viejo en cada chorro también daba otro empujón para hacer que este llegara hasta el fondo, el útero literalmente se llenó de esperma formándose una poza calórica y amarillenta dentro de el y buscando el orificio que lo llevaría a inundar las trompas y ovarios de tan apetitosa chica para así consumar el propósito que tiene la unión sexual entre un macho y una hembra, la preservación de la especie.
El útero de Cielo Riveros estaba invadido por semen aun fértil, costras de semen yacían pegadas en la parte superior y no caían debido a lo pegajoso del líquido, el viejo dejó su verga dentro haciendo el efecto de tapón y levantaba ligeramente la femenina pelvis con la finalidad de que su semilla se fuera hasta lo más hondo, Cielo Riveros debería de tener mucha suerte si esperaba no quedar embarazada.
Una vez vaciado el viejo bajó el muslo de la fecunda chica quien quedó acostada de ladito abrazada por el viejo quien todavía no sacaba su verga, la sacó hasta que sintió que ya no salía nada, aun así no se le desinfló del todo y seguía en estado de semierección, Mar se quedó quieta, sus ojos se cerraban mostrando lo cansada que estaba, de su sexo salían pequeñas cantidades de esperma, así como un pestilente olor a semen la invadía, un hediondo aroma que llegaba hasta las narices del viejo Taco.
Pancho se despegó de Cielo Riveros con mucha dificultad pues ambos cuerpos parecían estar unidos por una especie de velcro que no era otra cosa que el sudor reseco de ellos, el ventoso Pancho se paró de la cama solo para ponerse su viejo calzón y sucio pantalón, mientras Taco reía al haber presenciado el desagradable acto inhumano de apareamiento que se llevó a cabo dentro de ese sucio cuartucho, nuevo hogar de la dulce Cielo Riveros.
-ahhh, que rico coges putita, creo que siempre si te vas a quedar a vivir conmigo, jejejejeje,-dijo Pancho
Mar reaccionó asustada
-¡queeeeeee! señor no, por favor ya me cogió, ya por favor déjeme ir- decía de manera dificultosa debido a su agotamiento jalando aire en cada oración pronunciada.
-ehhh, dejarte ir, no putita, me arriesgo demasiado, además ya conoces el camino hasta aquí y eso no me conviene- dijo Pancho.
-señor, le juro que no diré nada, por favor, déjeme ir- decía Mar rompiendo en llanto y respirando todavía algo cansada.
-cállate puta, deja de chillar porque ora si te rajo tu puta madre, mira que no está Felipe para que te defienda- dijo Pancho.
-siiii, pégale, agárrala a golpes hasta molerla,- dijo el mentalmente dañado Eustaquio.
-señor, por favor, no puede hacerme esto, tengo que regresar a mi casa- rogaba la chiquilla.
-desde ahora esta es tu casa, a partir de hoy eres mi nuevo juguete, solo servirás para dos cosas, para limpiar y para coger, esas serán tus dos funciones aquí, entendiste- dijo Pancho.
-señor no, usted está loco, no me haga esto, por favor- la pobre chiquilla ya no sabía que mas decir.
-jejejeje, siiii ya dije, así que presta mucha atención a lo que te voy a decir, como primera tarea, quiero que limpies esta pocilga, no sé cómo le vas a hacer pero quiero que quede reluciente, no tengo jerga así que agarra ese cochino vestido para trapear, ahhh, y si te sobra tiempo te duermes un rato para que agarres fuerzas, porque en la noche vamos a seguir cogiendo y quiero que ora si me des mas batalla, jajajajajaja- dijo Pancho.
-noooooo, por favor, no me haga estooo, pooor favooor, cuantas veces le tengo que decir que no soy una putaaa,- Mar rompía en llanto, poco le importaba mostrar su lado más débil a este par de desalmados a los que parecían no conmoverse con nada.
Pancho y Eustaquio salían con dirección a la cantina a seguir conviviendo y presumir sus valientes logros con la chiquilla dejando a Mar encerrada en la cama, desnuda, sudada y muy cansada, la joven lloraba desconsolada pero también resignada, a pesar de que intentó inútilmente abrir la reforzada puerta golpeándola hasta que sus finas manitas no pudieron mas, desilusionada se regresó a la cama, se enrolló en la sudada sábana para cubrir su desnudez, se recostó con los ojos cerrados pensando que esto era una pesadilla y que pronto despertaría en su casa, gracias al cansancio ni siquiera se dio cuenta cuando se quedó dormida.
Horas después……
Ya había amanecido, los hermosos ojos de Cielo Riveros se abrían gracias a tenues rayos de luz que los iluminaban, por un momento había olvidado donde estaba y todo lo que le había sucedido hasta que reconoció el cuarto y volvió a sentir el mancillar en su cuerpo, su espectacular anatomía estaba llena de moretones, su vestido yacía tirado en el suelo completamente roto, lo que hace unas horas era una tanga blanca ahora eran solo dos inservibles hilos tirados en el piso.
La hermosa chica se levantó enrollada en la sucia sábana que cubría la apestosa cama para evitar su desnudo andar, no sin antes sentir un molesto dolor de caderas y una punzada en su vientre, levantó su vestido y vio que estaba completamente roto, observó un viejo ropero, lo abrió y sacó una camisa propiedad del viejo Pancho, no dudó en ponérsela pues la sábana que traía era algo traslucida y además apestaba a toda clase de fluidos corporales, la prenda le quedaba grandísima, las mangas cubrían por completo todo el largo de sus brazos, pero para ella era perfecta para cubrir sus endemoniadas curvaturas.
Observó un pequeño cuarto que la noche anterior no había visto, entró y vio un baño, buscó la taza y sin importar su precario estado se vomitó tras recordar lo sucedido, el efecto del afrodisiaco había desaparecido y ahora si sentía asco de lo acontecido y de ella misma por haberlo disfrutado y permitido.
Buscó algún jabón de tocador y encontró uno muy desgastado y cubierto de pelos, jaló la rechinadora perilla y afortunadamente si servía, así que procedió a desvestirse, a pesar de la ausencia de luz podía observa tímidamente un clavo para colgar la camisa.
Revisó todo el pequeño cuarto, tratando de descubrir alguno de esos bichos desagradables que suelen habitar los baños descuidados, al no percatarse de ninguno procedió a bañarse.
La fría agua de la regadera caía sobre el voluptuoso cuerpo de la chica, haciendo maravillas en ese maltratado cuerpo, regresándole la frescura perdida, mientras ella con la coquetería que distinguía cada uno de sus movimientos tallaba el jabón por toda su femenina piel, podía sentir que junto al agua cayendo por su cuerpo también caían todos esos restos de babas y fluidos asquerosos que la cubrían.
La jovencita quitaba todos esos líquidos repulsivos de su rostro, e intentaba sacar toda esa porquería que se había alojado dentro de su vagina pero le era inútil, sabía que estaba en días fértiles, lo único que le quedaba era que el semen del moreno y gordo viejo ya no fuera tan potente, como en forma de río un pequeño chorro de agua caía por su blanco monte Venus, su alborotado cabello adquirió un alaciado perfecto gracias al agua de la regadera, y gracias a lo frío del agua sus labios tomaron una tonalidad rojiza que los hacía ver muy comestibles, sin mencionar que sus puntiagudos pezones reaccionaba de la misma manera.
Mar terminó de bañarse dejándose como nueva, lo único que no pudo quitar fue el semen alojado en su interior y los numerosos moretones que cubrían su piel, se vistió con la misma camisa y con un coqueto pero acostumbrado caminar se dirigió de nuevo a la cama, allí se sentó y no pudo evitar llorar por todo lo que le había pasado y por lo que imaginaba le faltaba pasar.
En ese momento, en la cantina, Pancho platicaba con Felipe y otros tres hombres, de edad y corpulencia similar a él e igual de feos, se habían puesto de acuerdo para platicar sobre la persona a la que espiaban, un hombre de buena posición económica.
-bueno caballeros el jefe me está presionando porque no le hemos dado su cuota mensual, lo malo es que ustedes no reciben los regaños, está insiste e insiste que casi lo tengo metido en el culo, a ver, quien me da opciones,- decía Felipe.
-por suerte yo tengo ubicado a un cabrón que casi nos va a sacar de pobres- decía el moreno Pancho.
-quién Pancho?- preguntó uno de los rufianes.
-su nombre es Gustavo Fuentes, un importante empresario- dijo Pancho.
-ese puto viejo yo lo conozco, es bien caliente con las hembras, yo lo he visto como entra a bares finos de gente rica y sale con putas bien buenas directo a los moteles,- dijo otro viejo
-yo digo que entremos a su casa y violemos a su esposa enfrente de él y de paso también se la metamos a él por puto- dijo otro viejo
-no, tampoco podemos hacer tanto escándalo, tiene que ser limpio y solo a él, y si no quiere cooperar entonces secuestramos a su hija, mira que le tengo unas ganas a esa escuincla, con lo que me calientan las chiquillas altaneras,- dijo Pancho.
-sí, esas altanerillas siempre son las más putas, se tragan unas vergotas como la mía, jejejejeje- decía uno de los depravados enseñando un bulto considerable mientras todos los demás reían.
-Pancho, pero como podría ser entonces, y porque no quieres escándalo, la poli ya sabe como trabajamos- dijo otro viejo.
-tampoco hay que llamar tanto la atención, mira que hay mucho policía nuevo que aun no saben quién manda aquí, además que tal si los perros andan sueltos, te les vas a poner al brinco a ellos?- decía Pancho refiriéndose a los militares, quienes ya empezaban a hacer recorridos en otras zonas bajas.
-pues mira, ese pendejo tiene cierta debilidad por las putas, pero putas de buen ver, hay que aprovecharnos de eso, no sé, podemos contratar una puta que esté tan sabrosa que no pase desapercibida para él, y que esta piruja lo lleve a un motel alejado, que nos mande un mensaje o llamada en donde se encuentran y el número de la habitación donde están, entramos y lo trabamos, todo en menos de cinco minutos,- dijo uno de los viejos.
-aja, y donde vamos a conseguir una puta de esas, si mira que la Silvia y la Citlalli serán las más buenas del bar pero ya se les ven lonjas, y ya caminan bien abiertas, ahora no pensaras llevarle a la Lencha- dijo Felipe.
-jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja- todos los viejos rieron a carcajadas.
Todos los demás se quedaron callados, pensando, sin embargo no daban con una muchacha de tanto calibre, hasta que Pancho habló.
-jejejeje, tengo una, la acabo de secuestrar, una a la que ese vejete no podrá resistirse, está tan buena que es capaz de levantarle la verga a los muertos,- dijo Pancho mostrando una sonrisa presumida.
-la Cielo Riveros?- dijo Felipe.
-esa mera- dijo Pancho mientras los demás viejos ponían cara de ignorantes pues no conocían a tan escultural fémina.
-y crees que se preste, que tal si aprovecha que la soltamos tantito para escaparse- dijo Felipe.
-para eso debemos de tener algo que la amarre a nosotros, algo que haga que esa puta a pesar de que la dejemos en otro Estado regrese a nosotros por decisión propia- dijo Pancho.
-algo como qué?- preguntó otro.
-algo como……… su jefecito, jejejeje, tengo pensado hacerle una visita hoy a mi suegro- dijo Pancho.
-eres malo Pancho- dijo Felipe
-lo sé jejejeje, es mas orita mismo voy a convencer a esa hija de puta, jajajajajajajajajajajajajajajajajaja- reía Francisco.
Cielo Riveros estaba acostada en la cama, la visión era impresionante al verse con una camisa de manga larga húmeda (ya que al no encontrar una toalla no se había secado) trasparentando su apetitoso cuerpo, con sus interminables piernas arqueadas e imaginarse que debajo no llevaba ningún tipo de ropa interior, claro está que la niña tenía sus piernas cerradas y utilizaba la camisa para tapar sus íntimos encantos, su cabello aun continuaba mojado y al ser castaña y estar a contra luz aparentaba un hermoso tono rubio rojizo, la belleza natural de esta niña era simplemente inigualable.
Estaba distraída pensando como escapar mirando como las ventanas tenían angostas protecciones por donde nunca cabría cuando un duro jalón a la puerta la despertó, era el viejo Pancho que venía a explicarle su nueva tarea como carnada de viejos verdes y ricos.
-mira nada más, ahí te ves bien, acostadota, porque no has limpiado el cuarto?- dijo Pancho.
-váyase al diablo viejo asqueroso, yo no voy a ser su chacha- dijo Cielo Riveros.
-jejejejeje eso lo arreglaremos después, mira chiquilla bolluda, por hoy pospondremos lo de la cogida, necesito que te emputescas porque esta noche nos vas a ayudar a capturar a un importante hombre de negocios- dijo Pancho.
-queeee?- dijo Mar
-escuchaste bien, o que, la cogida de ayer te dejó sorda?- decía el gordo.
-yo no me prestare a hacer esas cosas, yo no soy una……….- dijo Mar
-¡ah no quieres?!, mira chiquilla, aquí tengo tu credencial de elector (el viejo mostraba la cartera de la joven) que me dice la dirección exacta donde vives, y gracias a ello puedo hacerle una visita al maricón de tu jefe, y no será una visita agradable,- amenazaba el viejo.
-nooooo, no haga eso, le juro que lo mataré si hace eso- decía Cielo Riveros envalentonada mostrando un rostro enojado.
-jejejejeje, tu, matarme a mí, cuantos cabrones no lo han intentado y ninguno lo ha conseguido y ahora me dices que tu, una putilla cualquiera, una chiquilla mugrosa, una…………… escuincla pendeja, me va a matar a mí, a ver, eso es algo que quiero ver, ora inténtalo- retaba burlonamente el viejo Pancho haciéndole a dar a Cielo Riveros su navaja para que mandara el primer golpe.
Cielo Riveros se llenó de impotencia al darse cuenta de que sus fuerzas no eran lo suficiente como para hacerle daño al viejo, ella reconocía que el viejo podía aplastarle la cabeza en cuanto se le diera la gana.
-entonces que chamaca, vas a venir con nosotros sí o no?, ya sabes lo que pasará si te niegas- dijo Pancho.
-sí, lo haré- dijo la resignada joven, su rostro se empañaba nuevamente y uno de sus ojos dejaba caer una fría lágrima por la responsabilidad que se acababa de echar.
-más fuerte que no te escuché- dijo Pancho.
-dije que sí, lo haré, haré todo lo que me diga a cambio de que no lastime a mi papá- dijo una desamparada muchachita.
-eso, así me gustan, pendejas y obedientes jejejejejeje- dijo Pancho.
El risueño Pancho salió del cuarto dejando nuevamente encerrada a la chamaca, la había engañado, la visita que tenía pensada hacerle a su padre no la había cancelado, Cielo Riveros sollozaba por el ahora nuevo trabajo que desempeñaría, una actividad que ella siempre vio de personas cobardes e incapaces de ganarse el dinero dignamente, una actividad que solo practicaba la escoria de la sociedad, ahora ella formaría parte de ellos; ella, una preciosa y elegante muchachita de recién 18 años, seria y de buenos sentimientos junto a cinco bastardos y depravados animales, si es que los animales se merecen tal insulto.la panochita de Cielo Riveros putita lokita sudaba en lubricantes de la misma medida como lo hacían las axilas y pies del veterano.-mmmm, ahhhhhyyy, que ricccooooooooo- dijo la nena cuando sintió los depravados besuqueos sobre su intimidad, besos que después se fueron convirtiendo en cochinas lamidas, lamidas que después se fueron traduciendo en constantes y desesperadas penetraciones linguales.-ggrrrrr, grrrrrr, grrrrrrrrr- el viejo parecía un verdadero perro al cual no se ha alimentado en días, prácticamente su boca estaba cosida a la panocha de la nena y se movía succionantemente haciendo graciosas formas con su negra boca. me gustaaaa, todo lo que usted me hace me gustaaaaaaa, ahhhhhhhhhhhhh--aaayyyyyyyyyyy,
cielo Yamile Riveros me vengo-
Cielo Yamile Riveros gózame soy tu putita grito Cielo Riveros
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