LA ETERNIDAD DEL AMOR MADRE E HIJO
por
Roberto
género
incesto
Este relato se basa en parte en las crónicas del barón de Münchhausen quien desarrolla el don de la inmortalidad y como por amor este don termina siendo una carga para él. -- Cuando llegué a mi mayoría de edad, el día que cumplí 18 años, mi madre Emma me regaló la más maravillosa e inolvidable fiesta de cumpleaños de mi vida. Esa noche fuimos a cenar, los dos solos, en un restaurante de moda. Ella estuvo maravillosa, con un vestido negro, a medio muslo con breteles, escote sugerente, sin sujetador, medias negras transparentes, zapatos aguja tacón medio, peinada simple con cola y envuelta en su perfume finísimo y con chispitas doradas a su alrededor. Y por primera vez la “estrené” la penetré por su vagina, por su ano, besé sin límite de tiempo, sus tetas, su boca enamorada, en una noche de lujuria, amor, deseo, sensualidad, espiritualidad y todo lo que hace a lo humano y divino. Nunca voy a entender cómo ese día con tanto Amor puesto en juego no nos disolvimos en la nada, no nos difundimos en el vacío del infinito, fueron litros y litros de leche, flujo vaginal, saliva transpiración, caricias interminables recorridas por toda la piel, por los pezones, su ano, etc. que nos regalamos los dos antes de caer, horas después rendidos por el cansancio y el agotamiento total de nuestra potencia sexual. Y ese fue el comienzo de nuestra maratón de Amor que duró largos e infinitamente hermosos años. . Yo tuve 18 y mi madre Emma tuvo alrededor de 35 años y desde entonces somos uno solo, el hermafrodita del alquimista medieval. Hoy yo tengo 60 o sea ella tiene cerca de 80 años, lozanos, interesantes y hermosos, sin embargo voy viendo yo todavía luzco lúcido y joven, pero ella está comenzando ya a transitar su camino hacia la decadencia lógica que dan los años. Y a ello viene a cuento este relato: . En mis años de adolescencia juventud me interioricé mucho con lo relacionado al Ocultismo, conocí Maestros astrólogos, videntes y otros que me dejaron enseñanzas ocultas y secretas, que compartí con iniciados y compañeros, viajé por Argentina, Paraguay, Brasil, Colombia y Londres en Gran Bretaña, la Meca de orientalismo Indio, y por ello cuando encontré circunstancialmente o asistí a conferencias de Maestros traté de asimilar lo más posible sus enseñanzas. En un momento, llegué integrar cenáculos casi secretos. . En un cenáculo exclusivo al que pude asistir una noche a la luz de las velas, conocí al célebre conde Gagliostro, el famoso ocultista quien, entre otras cosas, absorbía la esencia de los alimentos sin necesidad de comer ni beber, en un momento me miró fijamente, se me heló la sangre y me preguntó ¿Qué desearías para ti si pudieras cumplir un deseo? Me sorprendió que el famoso conde se dignara a fijase en mí y le contesté sin dudar, -- La inmortalidad -– Me miró casi sin prestarme atención, dio media vuelta y escuché murmuró cuando se iba -– Hecho -– No sentí nada, mi cuerpo y mi mente no tuvieron cambios. . El tiempo siguió pasando, mi vida con mi amada Emma seguía siendo un cuento de hadas, mi negocio estaba prosperando, yo no me casé ni tuve hijos si bien, adopté como propio a un joven familiar, adolescente que vino a vivir con nosotros y sentía sería quien se encargaría de mis cosas en el futuro. Se acercaba el fin de año y en casa decidí hacer una cena con mis empleados, mis amigos, proveedores y clientes. El ambiente era festivo, fui recibiendo uno a uno a mis invitados y cuando estuvieron sentados todos, listos para la cena salí del salón, cargué a ella en brazos pues no podía caminar por su edad avanzada, la senté amorosamente a la mesa, le di un beso en la boca, y comenzamos a comer, a los postres, ella me dijo – Estoy cansada por favor llévame arriba – Me levanté la cargué en mis brazos, la llevé solícito al dormitorio, la dejé al cuidado de una mucama y volví a la cena, todo fue ameno y me fueron saludando al despedirse. . Al otro día llamé a mis abogados, a directivos de la empresa y a mi sobrino y les comuniqué – Voy a retirarme de la empresa, la que quedará a cargo de mi sobrino secundado por un consejo de asesores, les deseo a todos el mayor de los éxitos - Me despedí dando gracias a Dios y a todos. Y levanté la reunión. . Al otro día bien temprano desperté a Emma, la higienicé, levanté y vestí, le di el desayuno y le dije – Hoy vamos a emprender un nuevo tramo de nuestro destino – En mis brazos la cargué y la entré en mi automóvil, la senté confortablemente, puse una manta sobre sus piernas, me despedí del personal doméstico, abracé a mi sobrino, le dije – Éxito, gracias por todo y eres el dueño ahora de todo, Adiós – Y arranqué y me dirigí a una institución para ancianos suburbana, muy costosa, miré a Emma quien dormitaba arrullada por el movimiento. Llegué a la puerta de entrada, aparqué a un costado y miré al cielo exclamando -- ¡¡Dios mío libérame de la carga de la inmortalidad. Ya no la quiero!! -- . Escuché el sonido de un trueno y un relámpago cegador, por el espejo retrovisor vi como mi piel se iba arrugando, mis cabellos se volvieron súbitamente blancos, sonreí, apreté la mano de Emma y enfilé hacia la entrada. . FIN
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