Viaje a León Guanajuato
por
Shiryu
género
exhibicionismo
El trabajo que tengo me obliga a viajar mucho. Prácticamente pudiera decir que delas 52 semanas del año fácilmente 38 las viajaba. Este trabajo lo comencé antes de casarme, así que para cuando lo hice ya tenía año y medio chambeando y mi esposa sabía que tendría que quedarse sola bastante tiempo. Ella es médico, chaparrita, de 1.58 mts., pelo negro ondulado como 10 centímetros debajo de los hombros, casi tirándole a chino, delgada, con unas nalguitas paraditas y piernas torneadas por haber practicado durante mucho tiempo basquetbol, senos medianos, muy adecuados a su figura.
Ella estaba encantada con todo lo que le contaba de mis viajes, de las ciudades que visitaba y de la misma logística de los traslados. Nos casamos primero por el civil y 6 meses después por la Iglesia. En algún momento entre éstas dos intentamos que me acompañara a algún viaje pero mi suegra lo impidió porque “lo que importa es la boda por la Iglesia”, así que no era posible que saliera de su casa sin casarse como es debido. Se imaginarán que con éste tipo de pensamiento que se podría esperar de la forma en que mi esposa fue educada, una forma tan rígida y anticuada que se reflejaba por ejemplo en su forma de vestir, pues era poco común que usara minifaldas, blusas de tirantes, pantalones apretados, etc., ya no digamos no usar ropa interior o cosas que como voyeur me encantaban, pues me gusta exhibir a mis parejas.
Ya cuando nos casamos comencé el lavadero de cabeza para cambiar su forma de vestir, animándola a usar shorts de vestir, blusas de tirantes, minifaldas, etc., imaginen el gusto que tenía cuando mi suegra le comentaba algo de como vestía y ella le contestaba, si mamá. Mi esposo está de acuerdo, es más el mismo me compra la ropa, con lo que ya se quedaba callada.
Pues bien ella tiene familiares en la ciudad de Guadalajara y que tenía como 8 años que no veía cuando me sale un viaje por el rumbo, (teníamos apenas 4 meses de casados por la Iglesia, es decir ya vivíamos juntos), comenzaba con audiencia en una semana en Aguascalientes el martes, el miércoles en León y el viernes en Guadalajara, además de que me facilitarían un vehículo para trasladarme. Le comenté a mi esposa y le dije, estaría bien que me alcanzaras en León y te fueras conmigo a Guadalajara y aprovecharas para visitar a tu familia. Ella me dijo que no sabía ya que tendría que buscar quien la supliera los días que faltara al consultorio.
Se llegó el viaje y desarrolle la primera parte del viaje, el mismo martes en la tarde llegue a León sin novedad. Ahí desde siempre me quedaba en el Hotel Real Rex, en contra esquina casi de la plaza principal, en una habitación como suite en el 7 piso, que estaba ubicada en una de las esquinas del edificio, con ventanales en las paredes contiguas formando una escuadra que iban del piso al techo. Fue como a las 4:30 am del miércoles que me desperté para ir al baño que checo el celular y me doy cuenta que tengo tres llamadas perdidas de mi mujer, lo cual me alarmó pues pensé que algo grave había pasado. Le marco y me dice que siempre si pudo viajar y ya estaba en la central de autobuses de León, que si pasaba por ella, en chinga me medio vestí y salí por ella. Ya cuando veníamos de regreso la regañe pues se arriesgó mucho sin avisarme, que hubiera pasado si me hubiera despertado más tarde, o si hubiera decidido quedarme a dormir en Aguascalientes y salir temprano a León, no se tantas cosas, y ella me dijo, ya no te enojes era una sorpresa, con una carita de angelito que me desarmó.
Llegando de inmediato se dio un regaderaso, saliendo envuelta en una toalla. Caminó hasta la orilla de la cama y asegurándose en que captaba toda mi atención desanudo la toalla dejándola caer al piso quedando de frente a mí, lo cual fue una escena muy erótica para mí que aún ahora no he podido sacar de mi cabeza, sin embargo la sorpresa era que se había depilado su área genital, (por lo mismo de su educación, no había podido convencerla de depilarse y su mata era muy abundante), dejando sólo un poco como un pequeño rectangulito por arriba de su vagina, elevando mi excitación al máximo tan es así que me abalance sobre ella besándola apasionadamente, recostándola en la cama y comenzando a pasar mis manos por todo su cuerpo, llegando al clímax cuando le introduje dos dedos en su vagina que para entonces ya estaba mojadísima lo que facilito la tarea. Estuve introduciendo mis dedos como por dos minutos, anunciándome con la intensidad de sus gemidos que iba a terminar, sin embargo le saque los dedos y coloque mi pene, dejándosela ir toda de golpe, grito espectacularmente, me sorprendí que en ningún momento de recepción no hubieran llamado argumentando que había huéspedes quejándose de los ruidos.
Pasaron como 10 minutos cogiendo cuando ella se estando arriba de mí pero dándome la espalda, que dejó de moverse ya que, como comenzaba a amanecer, los primero rayos del sol se colaban por uno de los ventanales y le daban justo en la cara, sin embargo eran tantas aún sus ganas de continuar que se zafó de conmigo y me dijo que iba a cerrar las cortinas, se rodó por la cama para llegar a la orilla y comenzar a caminar con dirección al ventanal, por un momento en cuanto se puso de pie y que la vi así, completamente desnuda, de espaldas viendo su trasero respingón, con los rayos del sol a su alrededor que se me vino una idea a la cabeza, salí de la cama lo más rápido que pude para caminar a dos pasos atrás de ella sin que se diera cuenta y en el momento en que estiró la mano izquierda para agarrar la cortina, la tome primero con ambas manos de la cintura atrayéndola hacia mí, luego con la mano derecha hice presión en la parte baja de la espalda para que quedara empinada delante de mí, coloque el pie derecho en medio de los suyos y empuje su pie derecho para que lo separara de su pie izquierdo y entonces ya con más oportunidad coloque mi pene en la entrada de su vagina y de nuevo la penetré tan fuerte que ella tuvo que apoyar sus manos en el ventanal para no caerse hacia adelante.
Para mí fue la gloria, lo debo aceptar, en ese momento no pensé en ella, sino en la excitación que el estar haciéndolo en frente del ventanal, ya con los primeros rayos del sol, con el riesgo se ser vistos (aunque estuviéramos en un 7 piso), fue maravilloso. La estuve bombeando minutos, al principios ella quiso quitarse diciéndome que estaba loco, que nos podían ver, que vergüenza, sin embargo la intensidad de las penetraciones poco a poco fueron reduciendo su rechazo, hasta que comenzó de nuevo a gemir intensamente e, inclusive a moverse ella misma al encuentro de mi pene. Estaba ensimismado en mi propio placer cuando ella quiso detenerse y me dijo, nos están viendo, nos están viendo, yo ni por un momento me cambie de posición y seguí en lo mío. Quien nos ve, me dijo, en el edificio de enfrente, (que es otro hotel que entonces se llamaba Howard Johnson Centro Histórico de tres pisos), en la azotea estaba una persona barriendo, para ser preciso un hombre como de unos entre 50 o 60 años.
Entonces quise acercarme para alcanzar a verlo e hice que mi mujer caminara dos pasos acercándose más aún al ventanal, distancia a la que pude ya percibir al hombre, y lejos de desanimarme me prendió aún más, así que, sin dejar de bombear, le tome los senos con mis manos y comencé a sobárselos, esto la encendió de tal forma que medio se olvidó del hombre aquel y regresó a concentrarse en el placer que sentía. De reojo volteaba a ver a nuestro espectador y ya sostenía con una sola mano la escoba y con la otra se sobaba la verga por encima de su overol. Momentos después mi mujer me aviso que iba a terminar y le comenzaron a temblar las piernas, así que con la mano derecha le tome su pelo y lo tire hacia atrás logrando que se arqueara un poco y comencé a penetrarla más profundo preparando mi propia venida, cuando ella gritó…”se lo sacó, se lo sacó, se está masturbando”, y terminó en un fantástico grito, tumbándose de rodillas ahí delante de mí, voltee de inmediato a ver al hombre y efectivamente se estaba masturbando, se había sacado el pene y se la estaba jalando, ya no aguante, voltee a mi esposa para que estuviera de frente y descargue sobre ella llenándole las tetas y la cara de semen, me imagino que nuestro espectador adivino que termine rociando a mi mujer pues casi de inmediato se lo sacudió y lo regresó dentro del overol, dio la vuelta y se encamino a la esquina contraria de donde estaba desapareciendo por una puerta.
Eso fue otro nivel, mi esposa se levantó sin decir nada, entro al baño y cuando salió ya se había limpiado, metiéndose a las sabanas así desnuda. Tuve que salir a mi compromiso laboral, así que desperté a mi mujer para avisarle que llegaría como a las 2 pm, para que estuviera lista para ir a comer y luego a ese atracón de compras que quería hacer en búsqueda de zapatos y artículos de piel y por los cuales la ciudad de León Guanajuato es muy conocida.
Cuando llegue por ella, estaba vestida con una blusa gris que sin embargo si levantaba los brazos se le subía hasta mostrar el ombligo, un pantalón blanco de vestir pero para mi sorpresa pegado a su cuerpo, lo suficiente para alcanzar a adivinar el contorno de una pequeña tanga con triangulitos muy pequeños, pantalón el cual hubiera sido muy difícil de vestir si no se hubiera depilado ya que por la abundancia de su vello púbico éste se hubiera advertido perfectamente en el pantalón, además de unas zapatillas de tacón, lo cual levantaba ese culito respingón que se carga. Decidimos comer en el hotel de enfrente, pues tenían bufet.
En el recorrido hacia el restaurante tuvimos que cruzar por la recepción del otro hotel, sin embargo, sin embargo de repente, alguien me jaló por el brazo deteniendo mi andar, pero mi esposa no se dio cuenta y siguió caminando, era el hombre de la azotea, diciéndome muy quedito para que sólo yo lo escuchara que había estado muy buena la sesión y que el cuerpo de mi amante es de los que le gustan a él, chiquitas para moldearlas y ponerlas en cualquier posición que a uno se le antoje, yo me le quedaba viendo pues de repente no sabía que responder, me dijo más vale que la cuides porque hay muchos buitres, espero que mañana a la misma hora me vuelvas a dar show, soltándome el brazo.
Entonces busque a mi mujer con la mirada, dándome cuenta que ya iba como unos 8 metros por delante de mí, pero comprendí entonces algunas de las palabras del hombre percatándome que dos muchachos iban caminando detrás de ella, básicamente fijando la mirada en su trasero y en el triangulito de su tanga, sin perder detalle de ellas. De nuevo me prendí al ver a mi mujer deseada por otros cabrones, así que la alcance y no dije nada. Comimos muy bien, mi mujer me dijo que deseaba regresar a la habitación para descansar un poco y lavarse los dientes antes de salir de compras.
Cuando estábamos en la habitación, aún no podía quitarme de la cabeza la mirada de los muchachos sobre el trasero de mi esposa y se vino una idea que cambió en mucho nuestras vidas. Cuando salió del baño puse cara de encabronado, diciéndome ella que si ya nos íbamos, pero yo solo le contestaba aja….ummm, me dijo, pues que tienes y ya le dije lo que pasó con los muchachos, ella se apeno mucho, pero a final de cuentas me dijo que se sentía agusto con la ropa y que no se iba a cambiar. Le dije claro que te vas a cambiar, quítate el pantalón, le ordene, así no vas a salir. Ella por unos momentos se negaba, pero luego asintió y se quitó el pantalón, en ese momento me abalance sobre ella, la baje la tanga y comencé a chuparle sus labios vaginales y su clítoris, tan fuerte que ella llegó un momento en que se le doblaron las piernas y cayó sentándose en la cama, yo continué en mi tarea hasta que se vino. Sin decir palabra se levantó y fue a limpiarse, regresando a donde estaba la maleta, la detuve y le dije, que vas a hacer, a buscar algo más que ponerme, le dije que no que estaba bien lo que traía, me metí al baño a lavarme los dientes y cuando salí estaba de rodillas en el suelo buscando algo debajo de la cama, se veía espectacular pues me daba una perfecta vista de su culo, con ganas de penetrarla ahí mismo, sin embargo pudo más mi morbo y le pregunte que se le había perdido, me dijo que no encontraba la tanga que traía. Ah si mi vida, resulta que si quieres salir tendrá que ser sin calzón, tanga, bikini, lo que sea que te cubra. Ella abrió los ojos sorprendida y me dijo, no, como crees, ese pantalón no se pone sin nada.
Le dije, el problema con los muchachos fue que te veían descaradamente la tanga, así que sin tanga se acabó el problema. Póntelo para ver cómo se te ve. Ella obedeció y se lo puso, inmediatamente camino al espejo de cuerpo completo que se encontraba a un lado de la puerta del cuarto, estuvo como 2 minutos viéndose de frente, de perfil, de espalda, hasta que dijo, ¿tú quieres que salga así?, le dije, mi vida te ves espectacular, además mañana temprano salimos a Guadalajara, nadie más en este hotel o en la ciudad te conoce o te volverá a ver, así que no veo nada de malo.
Ella debió darse cuenta, porque era muy notorio, pero su calentura y mis palabras la convencieron de hacerlo, su pequeño rectangulito de vello púbico era notorio y, si ya estabas con la vista fija en esa parte, el camel toe que se cargaba te enviaba al cielo, por atrás si bien es cierto que no se le hundía completamente la raya del pantalón, si lo suficiente para que no fuera tanta la imaginación que usaras para percibir sus nalguitas. En fin, salimos y nos dirigimos a el área que está en frente de la central de león que es donde se consiguen zapatos y demás a muy buen precio, son fácil como 8 o 9 cuadras de frente por como 5 de fondo de puros negocios de vente de esos artículos, por lo que dejé el carro en el estacionamiento de la central y de ahí en más caminamos. Fueron fácil como 4 horas de caminata, y eso que nos fuimos porque se trono un transformador de la luz y ya oscuro nos tuvimos que retirar.
Si, fue todo un espectáculo ver a mi mujer pasearse prácticamente exhibiendo sus nalgas y su pubis, cache a más de 8 fijando la vista en la parte baja de mi mujer, lo cual me trajo por todo ese tiempo con el pene en alto, doliéndome por no explotar. Inclusive en donde se probaba zapatos y los que atendían eran hombres, le cedían la silla y estaban al pendiente de ella, olvidándose incluso de que yo la acompañaba, situándose siempre frente a ella. Un momento en el que ya habíamos comenzado a caminar de regreso al carro, la banqueta estaba obstruida por dos señores que estaban bajando la cortina de su negocio, sin embargo en eso paso un carro iluminando hacia donde estábamos y pudieron darse cuenta del espectáculo de mi mujer, sin embargo como otros no fueron disimulados y mi esposa se percató de a donde se dirigía su vista, se recargo en mi hombro y me dijo al oído, estoy muy caliente, creo que me voy a chorrear.
Como pudimos, porque mi mujer camino muy lento apretando las piernas para no venirse, llegamos al carro y luego al hotel. Acomodo sus compras y me dijo que no tenía hambre pero que quería tomarse una bebida, sin embargo en el hotel no había bar, por lo que de nueva cuenta decidimos ir al hotel de enfrente que si tenía. Cuando estábamos esperando el elevador, me dijo que se le había olvidado ponerse perfume y me pidió la llave de la habitación. Se tardó como 2 minutos y regresó, oprimí de nuevo al botón del ascensor, se abrieron las puertas y nos metimos. Debo comentar que todo el pasillo del hotel y donde estaba el ascensor no estaban encendidas las luces, así que no vi nada extraño en mi mujer, pero ya cuando entramos al elevador que si estaba muy bien iluminado, pude percatarme de que se le notaban en la blusa sus pezones parados. Me quedé estupefacto, no reaccioné, mi mujer se dio cuenta y me dijo, ya me apretaba el sostén, además de que es tu castigo por armar el numerito antes de salir del hotel en la tarde, cuando pude notar que es lo que querías, todo el rato lo trajiste bien parado y no dejabas de voltear para ver quienes se me quedaban viendo.
Me sorprendí más con su respuesta. Como ya estaba oscuro, el camino por la calle para acceder al otro hotel no presentó mayor problema, sin embargo ya cuando entramos al hotel fue otra cosa, porque si era notorio como se denotaban sus pezones por la blusa, as que ahí voy de nuevo viendo como los hombres de le quedaban viendo a mi mujer hasta llegar al bar, en donde en el mismo, de momento no había nadie más que un mesero y el cajero, nos sentamos y ordenamos micheladas con cerveza victoria. He de comentar que mi mujer no sabe tomar cerveza, a la primera se le sube, es más resistente con las bebidas, así que como habrán de adivinar, se puso alegre. Para esto varios de los hombres que se le quedaron viendo a mi mujer comenzaron a entrar al bar para pedir bebidas y sentarse en las mesas alrededor de nosotros.
Al fondo del bar había una mesa de billar que estaba sola, mi esposa se levantó, camino hacia mí, me extendió su mano y me dijo, mi vida vamos a jugar billar, cosa que definitivamente ella no sabe, lo cual me sorprendió, pero quise seguirle el juego para ver a donde nos llevaba. Cuando fui a pedir las bolas y los tacos al cajero del bar y regrese a la mesa, mi esposa ya traía una michelada nueva en la mano, a lo que le pregunte que por que había pedido otra, me dijo que ella no la pidió, sino que llegó el mesero y se la dio advirtiéndole que uno de los caballeros de la mesa 2 se la había enviado, voltee a esa dirección, y un hombre como de 40 años, pelo castaño, me imagino que alto porque estaba sentado, pero de esos que trabajan bastante en gimnasio que están marcados, pero que llevan camisas abiertas de algunos botones para que se les vea el pecho, y que parecen querer reventar las mangas de las camisas con sus músculos, levantó su mano con una medida en señal de saludo, yo solo asentí con la cabeza y regrese a donde estaba recargada mi mujer en la mesa de billar. Le pregunté que si estaba bien, contestándome que seguía muy cachonda y la verdad quería distanciarse de donde estaban todos porque sentí como no le quitaban la mirada de encima y no podía apaciguar su excitación.
Una vez que comenzamos a “jugar”, conté fácil como otras 3 bebidas que le enviaron a mi mujer, me imagino que como no rechazó la primera, los comensales pensaron que no rechazaría otras, lo que efectivamente pasó, solo que ya no la deje seguir tomando pues quería medio controlar en algo la situación. Mientras estuvimos en el billar ella ya sin premeditarlo se mostraba sin remordimiento. Me refiero a que de forma natural solo con el hecho de moverse se daba solo, al pararse al lado de la mesa se notaba su pubis y en algunas ocasiones también sus labios vaginales, a lo que habría que aumentarle el color blanco o lo pegado de su pantalón, o esperando a que yo realizara mi tiro mostrando la dureza de sus pezones en la blusa y, más aún, cuando para alcanzar a pegarle a la bola tenía que inclinarse un poco en la mesa de billar y se mostraban ese culito parado, era una delicia. Aún en su “alegría”, ella era consciente de lo que provocaba, y puedo asegurar que lo disfrutaba, sin embargo pasó lo que tenía que pasar, ella fue al baño por lo menos en 4 ocasiones, lo cual no era problema porque yo la acompañaba al baño y la esperaba para regresar a la mesa de billar, pero yo me había estado aguantando para no dejarla sola, sin embargo ya teníamos una hora y como 20 minutos ahí por lo que ya era mucho, le dije voy al baño, no hables con nadie, no me tardo, no te preocupes contestó-
Me enfile al baño y cuando estaba terminando entra uno de los acompañantes del que envió la primera bebida, solo que se colocó en uno de los lavamanos, y espero a que yo llegara ahí para lavarme las manos, me dijo, oye, que bárbaro con la puta que traes, en donde la conseguiste. Me pareció bastante soso el comentario si es que quería abrir conversación así que no le contesté y me dispuse a secarme. Te pago el doble de lo que le pagaste para que me la dejes, la verdad tengo ganas de romperle la boca y el trasero, le dije bueno, eso no pasara, en primera porque no le pague nada, en segunda es mi esposa, y en tercera no fuiste un poco más humilde al pedirlo, él contestó algo que no había visto y que me sorprendió, pues ella no trae anillo de casada, por eso pensé que no era tu esposa, y como tu si lo traes puesto, la conclusión es que es tu amante o una putilla que te estas comiendo.
En ese momento recordé que en la mesa eran tres los que estaban y sólo uno estaba hablando conmigo, por lo que los otros dos seguían afuera con camino libre mientras éste me distraía, así que de inmediato me dirigí a la salida, mientras el hombre me seguía, espera, espera, no lo tomes así, me disculpo, no termino de decir la palabra cuando salí del baño dirigiendo mi vista hacia la mesa de billar, sin encontrar a mi mujer, gire la cabeza hacia la mesa y si, ahí estaba ella sentada en medio de los otros dos brindando con un vaso de no sé qué, así que me encamine con ellos y antes de llegar me grita el cajero, señor, le encargo las bolas y los tacos por favor, me dio coraje pero reglas son reglas, fui por ellos y se los entregué, caminando de inmediato a la mesa, pero ya no había nadie, buscando vi que ya iban a mitad del lobby y apresure el paso, para esto, los dos que se habían quedado en la mesa caminaban aprisa tomando cada uno de una mano a mi mujer, pero ella no caminaba tan rápido como ellos, sin embargo no era porque la obligaban a caminar y no quería, más bien era por la misma razón de que nos tardamos en llegar al carro en la central, ella apretaba las piernas, así que estaba por chorrearse, estaba excitada.
Cuando los emparejo, ya estaban enfrente de uno de los ascensores, le llamo a mi mujer, y ella voltea de inmediato, mi vida te tardaste mucho, Damián y Jorge nos invitan a continuar la velada, sin embargo si la note como demasiado relajada, y no quise entrar en discusiones, así que la tome de la mano, la atraje conmigo y les dije a los señores que les agradecía por cuidarla, pero ya teníamos que descansar pq salíamos muy temprano, ellos me dijeron que la invitación era real y que la pasaríamos bien, se abrió la puerta del elevador y la meto conmigo, evitando que entraran los otros y picándole a todos los botones del elevador, saliendo en el primer piso y caminando a la escalera, bajando de nuevo a la recepción, percatándome de que ya no estaban, así que salimos del hotel y cruzamos al nuestro.
Ya en nuestra habitación apenas pude reaccionar a lo que acababa de pasar, estos cuates iban a agasajarse con mi mujer, pudo todo terminar mal, además de que independientemente de que mi esposa estaba tomada, nadie me quitaba de la cabeza que algo le habían puesto a la bebida, lo cual fue confirmado ya que se apareció delante de mi completamente desnuda aventándome a la cama, de inmediato se abalanzo a mi pantalón, lo desabrocho y lo bajo casi de un jalón junto con el calzón, liberando mi pene en el acto, lo tomo con una mano y, sin decir agua va comenzó a chupármelo. Eso era la explicación, ya que anteriormente sólo dos veces me había intentado dar una felación y esos rogándole mucho, ya que como médico, me decía que no tenía idea de todos los bichos y bacterias que había en el pene, que le daba asco más que nada por esos conocimientos médicos que tenía, así que el hecho de que ella sola lo buscara me dijo más que mil palabras.
Bueno, pensé, ni modo, tendré que sacrificarme y aprovechar lo que sea que le hayan dado, así que comenzamos a besarnos y yo a manosearla de lo lindo, la acariciaba, jugueteaba con su clítoris, le metía dos y hasta tres dedos en su vagina, y cuando estaba a punto de colocarme en la entrada de su vagina para penetrarla, ella se bajó de la cama, camino hasta el ventanal y abrió la cortina parándose en medio de el a la vista de los que pudieran verla, aunque ya de noche, se recargó en el vidrio con la mano derecha, se empino y con la izquierda por debajo de su cuerpo se abrió los labios vaginales diciéndome, que esperas, cógeme, méteme la verga, dame tu semen, guauuuuu, como entenderán ni me resistí, me deje llevar y se la metí sin piedad, lo hicimos como por hora y media sin descanso, diferentes posiciones, acercamos la mesita, la silla, bueno todo lo que se nos ocurrió, eso sí, siempre frente al ventanal.
Después le pregunte por el anillo, y me dijo que cuando estaba quitándose el sostén, como lo hacia en friega, se atoró con una de las puntas y salió volando, pero como ya quería salir no lo buscó, pero ya sabía que estaría en algún ligar del piso. A partir de ahí jamás acepto un trago o una bebida si no se la llevaba yo o estaba ahí con ella, ya no se perdía en las fiestas o bares para que no sucediera lo que pasó esa vez y comenzamos a experimentar, ella exhibiéndose y yo viendo como otros la desean, e, inclusive, se la cogen.
Ella estaba encantada con todo lo que le contaba de mis viajes, de las ciudades que visitaba y de la misma logística de los traslados. Nos casamos primero por el civil y 6 meses después por la Iglesia. En algún momento entre éstas dos intentamos que me acompañara a algún viaje pero mi suegra lo impidió porque “lo que importa es la boda por la Iglesia”, así que no era posible que saliera de su casa sin casarse como es debido. Se imaginarán que con éste tipo de pensamiento que se podría esperar de la forma en que mi esposa fue educada, una forma tan rígida y anticuada que se reflejaba por ejemplo en su forma de vestir, pues era poco común que usara minifaldas, blusas de tirantes, pantalones apretados, etc., ya no digamos no usar ropa interior o cosas que como voyeur me encantaban, pues me gusta exhibir a mis parejas.
Ya cuando nos casamos comencé el lavadero de cabeza para cambiar su forma de vestir, animándola a usar shorts de vestir, blusas de tirantes, minifaldas, etc., imaginen el gusto que tenía cuando mi suegra le comentaba algo de como vestía y ella le contestaba, si mamá. Mi esposo está de acuerdo, es más el mismo me compra la ropa, con lo que ya se quedaba callada.
Pues bien ella tiene familiares en la ciudad de Guadalajara y que tenía como 8 años que no veía cuando me sale un viaje por el rumbo, (teníamos apenas 4 meses de casados por la Iglesia, es decir ya vivíamos juntos), comenzaba con audiencia en una semana en Aguascalientes el martes, el miércoles en León y el viernes en Guadalajara, además de que me facilitarían un vehículo para trasladarme. Le comenté a mi esposa y le dije, estaría bien que me alcanzaras en León y te fueras conmigo a Guadalajara y aprovecharas para visitar a tu familia. Ella me dijo que no sabía ya que tendría que buscar quien la supliera los días que faltara al consultorio.
Se llegó el viaje y desarrolle la primera parte del viaje, el mismo martes en la tarde llegue a León sin novedad. Ahí desde siempre me quedaba en el Hotel Real Rex, en contra esquina casi de la plaza principal, en una habitación como suite en el 7 piso, que estaba ubicada en una de las esquinas del edificio, con ventanales en las paredes contiguas formando una escuadra que iban del piso al techo. Fue como a las 4:30 am del miércoles que me desperté para ir al baño que checo el celular y me doy cuenta que tengo tres llamadas perdidas de mi mujer, lo cual me alarmó pues pensé que algo grave había pasado. Le marco y me dice que siempre si pudo viajar y ya estaba en la central de autobuses de León, que si pasaba por ella, en chinga me medio vestí y salí por ella. Ya cuando veníamos de regreso la regañe pues se arriesgó mucho sin avisarme, que hubiera pasado si me hubiera despertado más tarde, o si hubiera decidido quedarme a dormir en Aguascalientes y salir temprano a León, no se tantas cosas, y ella me dijo, ya no te enojes era una sorpresa, con una carita de angelito que me desarmó.
Llegando de inmediato se dio un regaderaso, saliendo envuelta en una toalla. Caminó hasta la orilla de la cama y asegurándose en que captaba toda mi atención desanudo la toalla dejándola caer al piso quedando de frente a mí, lo cual fue una escena muy erótica para mí que aún ahora no he podido sacar de mi cabeza, sin embargo la sorpresa era que se había depilado su área genital, (por lo mismo de su educación, no había podido convencerla de depilarse y su mata era muy abundante), dejando sólo un poco como un pequeño rectangulito por arriba de su vagina, elevando mi excitación al máximo tan es así que me abalance sobre ella besándola apasionadamente, recostándola en la cama y comenzando a pasar mis manos por todo su cuerpo, llegando al clímax cuando le introduje dos dedos en su vagina que para entonces ya estaba mojadísima lo que facilito la tarea. Estuve introduciendo mis dedos como por dos minutos, anunciándome con la intensidad de sus gemidos que iba a terminar, sin embargo le saque los dedos y coloque mi pene, dejándosela ir toda de golpe, grito espectacularmente, me sorprendí que en ningún momento de recepción no hubieran llamado argumentando que había huéspedes quejándose de los ruidos.
Pasaron como 10 minutos cogiendo cuando ella se estando arriba de mí pero dándome la espalda, que dejó de moverse ya que, como comenzaba a amanecer, los primero rayos del sol se colaban por uno de los ventanales y le daban justo en la cara, sin embargo eran tantas aún sus ganas de continuar que se zafó de conmigo y me dijo que iba a cerrar las cortinas, se rodó por la cama para llegar a la orilla y comenzar a caminar con dirección al ventanal, por un momento en cuanto se puso de pie y que la vi así, completamente desnuda, de espaldas viendo su trasero respingón, con los rayos del sol a su alrededor que se me vino una idea a la cabeza, salí de la cama lo más rápido que pude para caminar a dos pasos atrás de ella sin que se diera cuenta y en el momento en que estiró la mano izquierda para agarrar la cortina, la tome primero con ambas manos de la cintura atrayéndola hacia mí, luego con la mano derecha hice presión en la parte baja de la espalda para que quedara empinada delante de mí, coloque el pie derecho en medio de los suyos y empuje su pie derecho para que lo separara de su pie izquierdo y entonces ya con más oportunidad coloque mi pene en la entrada de su vagina y de nuevo la penetré tan fuerte que ella tuvo que apoyar sus manos en el ventanal para no caerse hacia adelante.
Para mí fue la gloria, lo debo aceptar, en ese momento no pensé en ella, sino en la excitación que el estar haciéndolo en frente del ventanal, ya con los primeros rayos del sol, con el riesgo se ser vistos (aunque estuviéramos en un 7 piso), fue maravilloso. La estuve bombeando minutos, al principios ella quiso quitarse diciéndome que estaba loco, que nos podían ver, que vergüenza, sin embargo la intensidad de las penetraciones poco a poco fueron reduciendo su rechazo, hasta que comenzó de nuevo a gemir intensamente e, inclusive a moverse ella misma al encuentro de mi pene. Estaba ensimismado en mi propio placer cuando ella quiso detenerse y me dijo, nos están viendo, nos están viendo, yo ni por un momento me cambie de posición y seguí en lo mío. Quien nos ve, me dijo, en el edificio de enfrente, (que es otro hotel que entonces se llamaba Howard Johnson Centro Histórico de tres pisos), en la azotea estaba una persona barriendo, para ser preciso un hombre como de unos entre 50 o 60 años.
Entonces quise acercarme para alcanzar a verlo e hice que mi mujer caminara dos pasos acercándose más aún al ventanal, distancia a la que pude ya percibir al hombre, y lejos de desanimarme me prendió aún más, así que, sin dejar de bombear, le tome los senos con mis manos y comencé a sobárselos, esto la encendió de tal forma que medio se olvidó del hombre aquel y regresó a concentrarse en el placer que sentía. De reojo volteaba a ver a nuestro espectador y ya sostenía con una sola mano la escoba y con la otra se sobaba la verga por encima de su overol. Momentos después mi mujer me aviso que iba a terminar y le comenzaron a temblar las piernas, así que con la mano derecha le tome su pelo y lo tire hacia atrás logrando que se arqueara un poco y comencé a penetrarla más profundo preparando mi propia venida, cuando ella gritó…”se lo sacó, se lo sacó, se está masturbando”, y terminó en un fantástico grito, tumbándose de rodillas ahí delante de mí, voltee de inmediato a ver al hombre y efectivamente se estaba masturbando, se había sacado el pene y se la estaba jalando, ya no aguante, voltee a mi esposa para que estuviera de frente y descargue sobre ella llenándole las tetas y la cara de semen, me imagino que nuestro espectador adivino que termine rociando a mi mujer pues casi de inmediato se lo sacudió y lo regresó dentro del overol, dio la vuelta y se encamino a la esquina contraria de donde estaba desapareciendo por una puerta.
Eso fue otro nivel, mi esposa se levantó sin decir nada, entro al baño y cuando salió ya se había limpiado, metiéndose a las sabanas así desnuda. Tuve que salir a mi compromiso laboral, así que desperté a mi mujer para avisarle que llegaría como a las 2 pm, para que estuviera lista para ir a comer y luego a ese atracón de compras que quería hacer en búsqueda de zapatos y artículos de piel y por los cuales la ciudad de León Guanajuato es muy conocida.
Cuando llegue por ella, estaba vestida con una blusa gris que sin embargo si levantaba los brazos se le subía hasta mostrar el ombligo, un pantalón blanco de vestir pero para mi sorpresa pegado a su cuerpo, lo suficiente para alcanzar a adivinar el contorno de una pequeña tanga con triangulitos muy pequeños, pantalón el cual hubiera sido muy difícil de vestir si no se hubiera depilado ya que por la abundancia de su vello púbico éste se hubiera advertido perfectamente en el pantalón, además de unas zapatillas de tacón, lo cual levantaba ese culito respingón que se carga. Decidimos comer en el hotel de enfrente, pues tenían bufet.
En el recorrido hacia el restaurante tuvimos que cruzar por la recepción del otro hotel, sin embargo, sin embargo de repente, alguien me jaló por el brazo deteniendo mi andar, pero mi esposa no se dio cuenta y siguió caminando, era el hombre de la azotea, diciéndome muy quedito para que sólo yo lo escuchara que había estado muy buena la sesión y que el cuerpo de mi amante es de los que le gustan a él, chiquitas para moldearlas y ponerlas en cualquier posición que a uno se le antoje, yo me le quedaba viendo pues de repente no sabía que responder, me dijo más vale que la cuides porque hay muchos buitres, espero que mañana a la misma hora me vuelvas a dar show, soltándome el brazo.
Entonces busque a mi mujer con la mirada, dándome cuenta que ya iba como unos 8 metros por delante de mí, pero comprendí entonces algunas de las palabras del hombre percatándome que dos muchachos iban caminando detrás de ella, básicamente fijando la mirada en su trasero y en el triangulito de su tanga, sin perder detalle de ellas. De nuevo me prendí al ver a mi mujer deseada por otros cabrones, así que la alcance y no dije nada. Comimos muy bien, mi mujer me dijo que deseaba regresar a la habitación para descansar un poco y lavarse los dientes antes de salir de compras.
Cuando estábamos en la habitación, aún no podía quitarme de la cabeza la mirada de los muchachos sobre el trasero de mi esposa y se vino una idea que cambió en mucho nuestras vidas. Cuando salió del baño puse cara de encabronado, diciéndome ella que si ya nos íbamos, pero yo solo le contestaba aja….ummm, me dijo, pues que tienes y ya le dije lo que pasó con los muchachos, ella se apeno mucho, pero a final de cuentas me dijo que se sentía agusto con la ropa y que no se iba a cambiar. Le dije claro que te vas a cambiar, quítate el pantalón, le ordene, así no vas a salir. Ella por unos momentos se negaba, pero luego asintió y se quitó el pantalón, en ese momento me abalance sobre ella, la baje la tanga y comencé a chuparle sus labios vaginales y su clítoris, tan fuerte que ella llegó un momento en que se le doblaron las piernas y cayó sentándose en la cama, yo continué en mi tarea hasta que se vino. Sin decir palabra se levantó y fue a limpiarse, regresando a donde estaba la maleta, la detuve y le dije, que vas a hacer, a buscar algo más que ponerme, le dije que no que estaba bien lo que traía, me metí al baño a lavarme los dientes y cuando salí estaba de rodillas en el suelo buscando algo debajo de la cama, se veía espectacular pues me daba una perfecta vista de su culo, con ganas de penetrarla ahí mismo, sin embargo pudo más mi morbo y le pregunte que se le había perdido, me dijo que no encontraba la tanga que traía. Ah si mi vida, resulta que si quieres salir tendrá que ser sin calzón, tanga, bikini, lo que sea que te cubra. Ella abrió los ojos sorprendida y me dijo, no, como crees, ese pantalón no se pone sin nada.
Le dije, el problema con los muchachos fue que te veían descaradamente la tanga, así que sin tanga se acabó el problema. Póntelo para ver cómo se te ve. Ella obedeció y se lo puso, inmediatamente camino al espejo de cuerpo completo que se encontraba a un lado de la puerta del cuarto, estuvo como 2 minutos viéndose de frente, de perfil, de espalda, hasta que dijo, ¿tú quieres que salga así?, le dije, mi vida te ves espectacular, además mañana temprano salimos a Guadalajara, nadie más en este hotel o en la ciudad te conoce o te volverá a ver, así que no veo nada de malo.
Ella debió darse cuenta, porque era muy notorio, pero su calentura y mis palabras la convencieron de hacerlo, su pequeño rectangulito de vello púbico era notorio y, si ya estabas con la vista fija en esa parte, el camel toe que se cargaba te enviaba al cielo, por atrás si bien es cierto que no se le hundía completamente la raya del pantalón, si lo suficiente para que no fuera tanta la imaginación que usaras para percibir sus nalguitas. En fin, salimos y nos dirigimos a el área que está en frente de la central de león que es donde se consiguen zapatos y demás a muy buen precio, son fácil como 8 o 9 cuadras de frente por como 5 de fondo de puros negocios de vente de esos artículos, por lo que dejé el carro en el estacionamiento de la central y de ahí en más caminamos. Fueron fácil como 4 horas de caminata, y eso que nos fuimos porque se trono un transformador de la luz y ya oscuro nos tuvimos que retirar.
Si, fue todo un espectáculo ver a mi mujer pasearse prácticamente exhibiendo sus nalgas y su pubis, cache a más de 8 fijando la vista en la parte baja de mi mujer, lo cual me trajo por todo ese tiempo con el pene en alto, doliéndome por no explotar. Inclusive en donde se probaba zapatos y los que atendían eran hombres, le cedían la silla y estaban al pendiente de ella, olvidándose incluso de que yo la acompañaba, situándose siempre frente a ella. Un momento en el que ya habíamos comenzado a caminar de regreso al carro, la banqueta estaba obstruida por dos señores que estaban bajando la cortina de su negocio, sin embargo en eso paso un carro iluminando hacia donde estábamos y pudieron darse cuenta del espectáculo de mi mujer, sin embargo como otros no fueron disimulados y mi esposa se percató de a donde se dirigía su vista, se recargo en mi hombro y me dijo al oído, estoy muy caliente, creo que me voy a chorrear.
Como pudimos, porque mi mujer camino muy lento apretando las piernas para no venirse, llegamos al carro y luego al hotel. Acomodo sus compras y me dijo que no tenía hambre pero que quería tomarse una bebida, sin embargo en el hotel no había bar, por lo que de nueva cuenta decidimos ir al hotel de enfrente que si tenía. Cuando estábamos esperando el elevador, me dijo que se le había olvidado ponerse perfume y me pidió la llave de la habitación. Se tardó como 2 minutos y regresó, oprimí de nuevo al botón del ascensor, se abrieron las puertas y nos metimos. Debo comentar que todo el pasillo del hotel y donde estaba el ascensor no estaban encendidas las luces, así que no vi nada extraño en mi mujer, pero ya cuando entramos al elevador que si estaba muy bien iluminado, pude percatarme de que se le notaban en la blusa sus pezones parados. Me quedé estupefacto, no reaccioné, mi mujer se dio cuenta y me dijo, ya me apretaba el sostén, además de que es tu castigo por armar el numerito antes de salir del hotel en la tarde, cuando pude notar que es lo que querías, todo el rato lo trajiste bien parado y no dejabas de voltear para ver quienes se me quedaban viendo.
Me sorprendí más con su respuesta. Como ya estaba oscuro, el camino por la calle para acceder al otro hotel no presentó mayor problema, sin embargo ya cuando entramos al hotel fue otra cosa, porque si era notorio como se denotaban sus pezones por la blusa, as que ahí voy de nuevo viendo como los hombres de le quedaban viendo a mi mujer hasta llegar al bar, en donde en el mismo, de momento no había nadie más que un mesero y el cajero, nos sentamos y ordenamos micheladas con cerveza victoria. He de comentar que mi mujer no sabe tomar cerveza, a la primera se le sube, es más resistente con las bebidas, así que como habrán de adivinar, se puso alegre. Para esto varios de los hombres que se le quedaron viendo a mi mujer comenzaron a entrar al bar para pedir bebidas y sentarse en las mesas alrededor de nosotros.
Al fondo del bar había una mesa de billar que estaba sola, mi esposa se levantó, camino hacia mí, me extendió su mano y me dijo, mi vida vamos a jugar billar, cosa que definitivamente ella no sabe, lo cual me sorprendió, pero quise seguirle el juego para ver a donde nos llevaba. Cuando fui a pedir las bolas y los tacos al cajero del bar y regrese a la mesa, mi esposa ya traía una michelada nueva en la mano, a lo que le pregunte que por que había pedido otra, me dijo que ella no la pidió, sino que llegó el mesero y se la dio advirtiéndole que uno de los caballeros de la mesa 2 se la había enviado, voltee a esa dirección, y un hombre como de 40 años, pelo castaño, me imagino que alto porque estaba sentado, pero de esos que trabajan bastante en gimnasio que están marcados, pero que llevan camisas abiertas de algunos botones para que se les vea el pecho, y que parecen querer reventar las mangas de las camisas con sus músculos, levantó su mano con una medida en señal de saludo, yo solo asentí con la cabeza y regrese a donde estaba recargada mi mujer en la mesa de billar. Le pregunté que si estaba bien, contestándome que seguía muy cachonda y la verdad quería distanciarse de donde estaban todos porque sentí como no le quitaban la mirada de encima y no podía apaciguar su excitación.
Una vez que comenzamos a “jugar”, conté fácil como otras 3 bebidas que le enviaron a mi mujer, me imagino que como no rechazó la primera, los comensales pensaron que no rechazaría otras, lo que efectivamente pasó, solo que ya no la deje seguir tomando pues quería medio controlar en algo la situación. Mientras estuvimos en el billar ella ya sin premeditarlo se mostraba sin remordimiento. Me refiero a que de forma natural solo con el hecho de moverse se daba solo, al pararse al lado de la mesa se notaba su pubis y en algunas ocasiones también sus labios vaginales, a lo que habría que aumentarle el color blanco o lo pegado de su pantalón, o esperando a que yo realizara mi tiro mostrando la dureza de sus pezones en la blusa y, más aún, cuando para alcanzar a pegarle a la bola tenía que inclinarse un poco en la mesa de billar y se mostraban ese culito parado, era una delicia. Aún en su “alegría”, ella era consciente de lo que provocaba, y puedo asegurar que lo disfrutaba, sin embargo pasó lo que tenía que pasar, ella fue al baño por lo menos en 4 ocasiones, lo cual no era problema porque yo la acompañaba al baño y la esperaba para regresar a la mesa de billar, pero yo me había estado aguantando para no dejarla sola, sin embargo ya teníamos una hora y como 20 minutos ahí por lo que ya era mucho, le dije voy al baño, no hables con nadie, no me tardo, no te preocupes contestó-
Me enfile al baño y cuando estaba terminando entra uno de los acompañantes del que envió la primera bebida, solo que se colocó en uno de los lavamanos, y espero a que yo llegara ahí para lavarme las manos, me dijo, oye, que bárbaro con la puta que traes, en donde la conseguiste. Me pareció bastante soso el comentario si es que quería abrir conversación así que no le contesté y me dispuse a secarme. Te pago el doble de lo que le pagaste para que me la dejes, la verdad tengo ganas de romperle la boca y el trasero, le dije bueno, eso no pasara, en primera porque no le pague nada, en segunda es mi esposa, y en tercera no fuiste un poco más humilde al pedirlo, él contestó algo que no había visto y que me sorprendió, pues ella no trae anillo de casada, por eso pensé que no era tu esposa, y como tu si lo traes puesto, la conclusión es que es tu amante o una putilla que te estas comiendo.
En ese momento recordé que en la mesa eran tres los que estaban y sólo uno estaba hablando conmigo, por lo que los otros dos seguían afuera con camino libre mientras éste me distraía, así que de inmediato me dirigí a la salida, mientras el hombre me seguía, espera, espera, no lo tomes así, me disculpo, no termino de decir la palabra cuando salí del baño dirigiendo mi vista hacia la mesa de billar, sin encontrar a mi mujer, gire la cabeza hacia la mesa y si, ahí estaba ella sentada en medio de los otros dos brindando con un vaso de no sé qué, así que me encamine con ellos y antes de llegar me grita el cajero, señor, le encargo las bolas y los tacos por favor, me dio coraje pero reglas son reglas, fui por ellos y se los entregué, caminando de inmediato a la mesa, pero ya no había nadie, buscando vi que ya iban a mitad del lobby y apresure el paso, para esto, los dos que se habían quedado en la mesa caminaban aprisa tomando cada uno de una mano a mi mujer, pero ella no caminaba tan rápido como ellos, sin embargo no era porque la obligaban a caminar y no quería, más bien era por la misma razón de que nos tardamos en llegar al carro en la central, ella apretaba las piernas, así que estaba por chorrearse, estaba excitada.
Cuando los emparejo, ya estaban enfrente de uno de los ascensores, le llamo a mi mujer, y ella voltea de inmediato, mi vida te tardaste mucho, Damián y Jorge nos invitan a continuar la velada, sin embargo si la note como demasiado relajada, y no quise entrar en discusiones, así que la tome de la mano, la atraje conmigo y les dije a los señores que les agradecía por cuidarla, pero ya teníamos que descansar pq salíamos muy temprano, ellos me dijeron que la invitación era real y que la pasaríamos bien, se abrió la puerta del elevador y la meto conmigo, evitando que entraran los otros y picándole a todos los botones del elevador, saliendo en el primer piso y caminando a la escalera, bajando de nuevo a la recepción, percatándome de que ya no estaban, así que salimos del hotel y cruzamos al nuestro.
Ya en nuestra habitación apenas pude reaccionar a lo que acababa de pasar, estos cuates iban a agasajarse con mi mujer, pudo todo terminar mal, además de que independientemente de que mi esposa estaba tomada, nadie me quitaba de la cabeza que algo le habían puesto a la bebida, lo cual fue confirmado ya que se apareció delante de mi completamente desnuda aventándome a la cama, de inmediato se abalanzo a mi pantalón, lo desabrocho y lo bajo casi de un jalón junto con el calzón, liberando mi pene en el acto, lo tomo con una mano y, sin decir agua va comenzó a chupármelo. Eso era la explicación, ya que anteriormente sólo dos veces me había intentado dar una felación y esos rogándole mucho, ya que como médico, me decía que no tenía idea de todos los bichos y bacterias que había en el pene, que le daba asco más que nada por esos conocimientos médicos que tenía, así que el hecho de que ella sola lo buscara me dijo más que mil palabras.
Bueno, pensé, ni modo, tendré que sacrificarme y aprovechar lo que sea que le hayan dado, así que comenzamos a besarnos y yo a manosearla de lo lindo, la acariciaba, jugueteaba con su clítoris, le metía dos y hasta tres dedos en su vagina, y cuando estaba a punto de colocarme en la entrada de su vagina para penetrarla, ella se bajó de la cama, camino hasta el ventanal y abrió la cortina parándose en medio de el a la vista de los que pudieran verla, aunque ya de noche, se recargó en el vidrio con la mano derecha, se empino y con la izquierda por debajo de su cuerpo se abrió los labios vaginales diciéndome, que esperas, cógeme, méteme la verga, dame tu semen, guauuuuu, como entenderán ni me resistí, me deje llevar y se la metí sin piedad, lo hicimos como por hora y media sin descanso, diferentes posiciones, acercamos la mesita, la silla, bueno todo lo que se nos ocurrió, eso sí, siempre frente al ventanal.
Después le pregunte por el anillo, y me dijo que cuando estaba quitándose el sostén, como lo hacia en friega, se atoró con una de las puntas y salió volando, pero como ya quería salir no lo buscó, pero ya sabía que estaría en algún ligar del piso. A partir de ahí jamás acepto un trago o una bebida si no se la llevaba yo o estaba ahí con ella, ya no se perdía en las fiestas o bares para que no sucediera lo que pasó esa vez y comenzamos a experimentar, ella exhibiéndose y yo viendo como otros la desean, e, inclusive, se la cogen.
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