El Cumpleaños de Mikaela
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La semana llegaba a su fin y me encaminaba a casa absorto en mis pensamientos, hoy era el cumpleños de Mikaela y entre otros regalos más formales le había comprado un juguete que esperaba haría nuestras delicias, se trataba de un huevo vibrador, otro juguete para excitarnos como locos.
Llegaba a casa y no dejaba de pensar en lo que nos esperaba, una cena romántica y excitante en un buen restaurante que había reservado, le había dicho a Mikaela que se pusiese bien guapa, se iba a poner ese vestido, bien ceñido, que siempre la hacía ser el centro de atención cuando se lo ponía, pero esta noche no llevaría nada debajo, marcando su silueta a la perfección.
Cuando entré en casa ella justo salía de la ducha, todavía no había terminado de secarse, estaba frente al espejo, me encanta verla así......muchas veces no había conseguido aguantar y habíamos follado allí mismo, frente al espejo, mirándonos a través de él, ella con las manos apoyadas en el lavabo y yo detrás suyo, con las mías en sus nalgas, unas nalgas turgentes que eran el deseo de todos los hombres y alguna mujer que la miraba con una mezcla de envidia y deseo. Pero hoy no follaríamos, no al menos todavía, la besé el cuello mientras acariciaba su cuerpo desnudo y aún húmedo mientras ella ronroneaba, Juan, estate quieto mi amor, acertó a decir, estás preciosa mi vida, respondí, esta noche vas a deslumbrar a todo el mundo.
Iba a llevar el regalo......y yo el mando en el bolsillo, accionándolo a mi criterio, seguro que sería divertido ver la excitación en su rostro, reconocer esos instantes previos a sus orgasmos, cuando se muerde el labio ligeramente y deja escapar un gemido profundo y ronco, antesala de la explosión de su orgasmo.
Me duché y mientras lo hacía ella se preparaba en nuestra alcoba, se pintó un poco los ojos y los labios, no suele maquillarse mucho, es realmente bella y únicamente se maquilla en contadas ocasiones y un poco, no es necesario más para resaltar su belleza, suele ser la mujer a la que todos desean cuando la ven, las miradas son elocuentes, y me hacen sentir bien orgulloso de ella y a ella también la encanta ser el centro de miradas llenas de deseo.
Raramente alguno ha tratado de propasarse, rápidamente le para los pies y le manda por dónde ha venido, los impertinentes no son de su agrado, aunque si que se presta a una conversación, si se sabe mantener la compostura, eso es algo que me excita enormente, verla coquetear, sentirse atractiva y deseada, el brillo de sus ojos la delata y al llegar a casa acabamos follando como locos al recordarlo.
Al salir ya estaba casi preparada del todo, solo la faltaba ponerse el vestido que tan bien la quedaba, al verla en ropa interior me quedé parado en la puerta....me encanta observarla así en ropa interior, tiene un cuerpo espectacular y ese pequeño corazón tatuado en su pecho hace que las miradas se claven en él.
La dije que esta noche nada de ropa interior. Soltó una carcajada creyendo que era una chanza, pero al ver mi cara entendió que hablaba en serio, y su risa frenó en seco.
-De verdad me estás diciendo eso?
-Desde luego Mikaela, esta noche tu única ropa interior va a ser esta, y la dí el huevo vibrador que acababa de comprar, yo tengo el mando......y controlaré el ritmo, nada más bajo esa ropa, dije señalando el vestido que estaba estirado en la cama.
Sus ojos se entornaron como platos y sonreía nerviosa, pero se despojó de la ropa interior y abrió la caja que la ofrecia con el huevo que llevaría, noté cuando la tomó entre sus manos que se estaba excitando, ese brillo en sus ojos, era el mismo brillo que tiene cuando coquetea en la disco con algún hombre que se la acerca. Se introdujo el huevo y entonces tomé el mando, accioné el botón de marcha y dió un respingo de sorpresa......sonreí y como tenía varias intensidades y ritmos fuí probandolas, ella se movía nerviosa y excitada, cuando lo paré me miró y me dijo muy seria, sabes lo que vas a provocar con esto? La respondí que algo sabía, aunque no estaba seguro de todo, pero que el desenlace estaba claro....se acercó y me besó, me puse la chaqueta y salimos de casa, en previsión de problemas no tomamos nuestro auto y llamamos a un taxi, no quería que por beber alcohol nuestra noche se estropeara, no tardó en llegar el taxi, y cúando abrí la puerta para que ella se acomodara en el asiento trasero, volví a accionar el huevo, casi se da un golpe de la sorpresa, se le escapó un gritito que hizo que el taxista girara la cabeza al oirla.
Como el vestido era corto y ceñido dejaba ver generosamente sus piernas, el taxista no pudo evitar esa mirada que tan bien conocíamos, cargada de deseo. Al entrar yo me dedicó una mirada de envidia, también conocía esa mirada, Mikaela me dijo en voz baja, eres malo, la sonreí e indiqué al taxista la dirección del restaurante donde había reservado.
Durante el trayecto, me dediqué a jugar con el mando el huevo y observar a Mikaela, se movía nerviosa en el asiento, hacía esfuerzos por no dejarse llevar a un orgasmo que crecía dentro de ella, el huevo se había colocado tocándo el cuello de útero y la vibraciones hacían que el orgasmo fuera inevitable, en escasos segundo ví como cerraba los ojos y se mordía los labios, incapaz de articular palabra.....faltaban metros para llegar al restaurante cuando los abrió y al mirarme su cara era un poema, la costaría salir del auto.
Y así fue, el orgasmo que acababa de tener hacía que las piernas le temblaran, los tacones altos tampoco ayudaban. Entramos en el restaurante del brazo, ella temblorosa, y nos dirigimos a la mesa que nos mostraba el encargado. Al sentarse Mikaela lo hizo con alivio, notaba que otro orgasmo empezaba a crecer, me miraba pidiendo por favor que parara, pero no estaba dispuesto a hacerlo, subí la intensidad mientras ojeaba la carta, y dejé el mando encima de la mesa. Ella miraba la carta y apretaba las piernas, al estar sentada el huevo entraba en contacto con su punto g y el cuello del útero, estaba teniendo otro orgasmo que no podía retener por más tiempo, cerró los ojos y apretó la carta, mientras gemía calladamente. Cuando acabó abrió los ojos, me dijo que no podría soportarlo.....Puse el huevo en otro modo más suave y Mikaela asintió, mejor así Juan, me susurró, sonreí y la besé, aquello solo era el principio. Cenamos entre risas y confidencias, alternando pausas y cambios de ritmo con el mando, que hacía que Mikaela tuviera que dejar de comer y cerraba los ojos, o los abría incrédula ante los orgasmos que estaba teniendo. No podré levantarme dijo cuando estábamos en los postres. Claro que lo harás, lo harás ahora e irás al baño..... no podía creerlo, estás loco mi amor? No, estoy orgulloso de tí, mi vida, hazlo, por favor y no te quites el huevo.....lo coloqué al mínimo cuando retiraba su silla y la susurré al oído, que todos vean tu belleza camino del baño mi amor.
Y así fué, las cabezas se giraban y las miradas disimuladas se posaban en su cuerpo camino del baño, se notaba que no llevaba ropa interior bajo el vestido no había más marcas que las de su cuerpo y sus nalgas se balanceaban como meciendo las miradas de deseo.
Al salir se dirigió hacia mí con su mirada clavada en mis ojos, y al sentarse me dijo en voz muy baja.....sabes lo que has logrado? No sabía a qué se refería. Ni idea la contesté. Mi flujo caía por mis muslos cuando iba al baño y creo que todo el restaurante se dio cuenta, se podía oler perfectamente, eres malo.
Se me escapó una sonrisa y traté de tranquilizarla, no se habrán dado cuenta, el olor de la comida seguro que habrá sido lo que olían. Acabamos los postres y salimos al exterior.
-Te apetece tomar una copa y bailar un rato? La dije mientras rodeaba su cintura.
-Si vamos.
Había varias discos en las cercanías y solíamos ir de vez en cuando. Caminamos despacio intercambiando impresiones acerca de la cena y de cómo se había desarrollado, has comprado un huevo del demonio, me soltó de repente, me va a matar. Y reimos a dúo cuando lo dijo, la enseñé el mando y dije, lo que te va es a proporcionar momentos gloriosos, mi vida.
Entramos en la disco y nos acomodamos en una zona un tanto apartada, había varias parejas charlando y otras bailando despreocupadamente en la pista. Llegó un camarero y al tomarnos nota de las consumiciones dirigió la mirada a las piernas de Mikaela, ya que estábamos sentados en un sofá bajo y a duras penas lograba taparla, sus piernas lucían en todo su esplendor.
Aproveché ese momento para cambiar el ritmo de la vibración y como Mikaela todavía no había decidido que tomar, el camarero estaba de pie frente a ella mientras ella trataba de disimular como buenamente podía. Finalmente pidió un combinado y en cuánto el camarero se giró me miró y soltó un manotazo cariñoso, estás travieso hoy!!!!!!
Cruzó las piernas y se recostó en el asiento, sabía que iba a tener un nuevo orgasmo y decidió dejarse llevar para tenerlo antes de que volviera el camarero con las bebidas, no quería correrse delante de él.
Echamos unos tragos y salimos a bailar, nos gusta bailar y solemos comentar las miradas que nos dedican, más a ella, claro, aunque las mujeres también nos miran y juraría que se excitan al hacerlo.
Entre el vino de la cena y las copas al rato estábamos más desinhibidos y calientes, Mikaela tiene una forma muy sexi de bailar y notaba su calor pegado a mi cuerpo, entre las piernas y su mirada cambia, esa mirada de perra en celo que se la pone cuando se pone caliente es inconfundible.
Y en esas estábamos cuando apareció Erika, su hermana, venía con Pablo, su marido, Erika parecía que había bebido por demás y Pablo iba detrás con cara de circunstancias, Erika me arrancó a Mikaela de los brazos y se fundió con ella en un abrazo, mientras la besaba y la felicitaba por su cumpleaños. Cuando la soltó se fue hacia Pablo que me estaba saludando y le agarró para bailar. Definitivamente estaba un poco bebida.
Y al pasar bailando a nuestro lado me dijo casi gritando Juan!!!!!!!! Mi cuñado favorito!!!!!! No te he saludado tan siquiera y me besó en los labios sin previo aviso. Y siguió bailando entre risas mientras nosotros tres nos mirábamos atónitos. Erika estaba desatada de verdad, era un torbellino.
Después de un buen rato fuimos a sentarnos y refrescarnos, beber un poco y charlar, Erika duró poco quieta, y tomando de las manos a Mikaela la arratró de nuevo a la pista, estaban poniendo una canción bien sensual y la verdad es que era todo un espéctaculo verlas bailar juntas.
Aproveché para activar de nuevo el huevo y Mikaela me miró al instante. La saqué la lengua y guiñé un ojo, el próximo orgasmo sería en la pista de baile, ante todos. Así fue, coinciendo con el final de la canción Mikaela gritó y tuvo el orgasmo más salvaje de lo que llevábamos de noche. Se abrazó a Erika, para no perder el equilibrio y una con la conciencia un poco nublada por el alcohol y Mikaela por el orgasmo, acabaron besándose en mitad de la pista, mientras comenzaba otra canción, no menos sensual, la noche prometía sensaciones fantásticas.
Mikaela se abrazaba a su hermana cada vez de modo más sensual, el orgasmo había acabado de despertar su lado más salvaje, alguna vez me había contado de las ganas que tenía de probar el sexo con otra mujer, pero ni en mis mejores sueños lo había imaginado con su hermana.
Estaba realmente buena, muchas veces me había sorprendido mirándola el culo a ella y me excitaba enormemente verlas bailar así. Mi cuñado tampoco perdía la vista de ellas, contoneándose en la pista cada vez de manera más obscena. Toda la disco las miraba más o menos descaradamente, y eso parecía excitarlas aún más.
Vi a Mikaela susurrarle algo a su hermana, y como ella la miraba con los ojos incrédulos, y dejaba de bailar, unos instantes después se acercaba hasta dónde estábamos nosotros y dando un trago miró a su marido, y seguidamente a mí. Disimuladamente se metió la mano bajo el vestido y se bajó el tanga que llevaba tirándoselo al regazo, al tiempo que nos extendía los brazos invitándonos a bailar.
Le dimos la mano y nos levantamos para ir hacia la pista dónde Mikaela bailaba en lo que parecía un éxtasis, puse su vibrador al máximo y cuando llegué a su lado empezó a tener un nuevo orgasmo, la abrazé por atrás al tiempo que besaba su cuello mientras se corría de nuevo, notaba como temblaba y se estremecía.
Me vas a tener así toda la noche me susurro, ronroneaba como una gatita en celo. Me pareció notar el perfume de su sexo en el aire, y se lo dije, estás perfumando el aire con tu aroma. Se empezó a reir a carcajadas, eso me acaba de decir mi hermana!!!!! La he dicho que no llevaba nada debajo y lo que tengo en mi coñito y ha sido cuando os ha ido a buscar, me parece que esta noche va a ser única. Cuando acabó de decirme eso se giró y me besó apasionadamente, mientras se apretaba a mi polla que estaba ya dura, la visión de ambas hermanas bailando como si hiciesen el amor nos había excitado a mi cuñado y a mí hasta el máximo. Empezamos a bailar y notaba sus manos recorriendo mi culo, apretándome contra su cuerpo caliente y sudadito, el baile la estaba excitando tanto que decidí apagar la vibración durante unos instantes.
Al rato me pareció notar otra mano, una voz me dijo al oído, eres un mal hombre Juan. Al girarme era mi cuñada la que me miraba con ojos encendidos, detrás de ella mi cuñado sonreía, se lo acababa de contar, miré a Mikaela y esta también me sonrió. Vas a pagar por esto Juan......su mirada era decidida y brillante, enigmática.
Durante un buen rato bailamos los cuatro, cada vez más pegados, nos rozabamos, sonreíamos y acariciabamos más abiertamente, miraba a mi cuñado y me asentía con la cabeza; como dando su aprobación.
Mi cuñada se acercó y rodeó con sus brazos mi cintura, diciendo a Mikaela, Pablo es tuyo, ve con él. Se acomodó mi pierna entre las suyas y comenzó a bailar sensualmente sobre ella, se frotaba descaradamente, mientras clavaba su mirada en mis ojos, se levantó el vestido y su piel desnuda mojaba mi pantalón, estaba tan excitada que mojaba mi pantalón!!!!!!!
Se nos está yendo de las manos, pensé, y miré de reojo a Mikaela cómo hacía lo propio con Pablo, al volver la mirada hacia Erika esta me dijo, no te m*****ará, verdad? Mi cara debía de ser un poema.....no sabía que decirla.
Que lo había imaginado muchas veces?
Que estaba deseando?
Solo acerté a negar con la cabeza y balbucear, no, para nada. Y bajar un poco la mano de su cintura hacía sus nalgas que se contoneaban con mi pierna entre ellas.
Su boca se acercó a mi oído y me dijo......me estoy corriendo ahora mismo, y sus labios se apretaron contra los míos mientras su lengua buscaba la mía y se enroscaba en ella. Empujó las caderas y suspiró mientras aflojaba y me decía con voz ronca de la excitación, dejémonos de bailes y vamos a casa, hoy no están las niñas.
Agarró mi mano y mientras íbamos hacía nuestra mesa les dijo a Mikaela y Pablo.
-A casa, tortolitos!!!!!
Les ví besándose y mi polla dió un salto de alegría, la mirada de Mikaela era fiera, como me mira cuando la excitación la sobrepasa y quiere que la parta en dos, me lo suele decir así. Se pone las manos en sus nalgas y separándolas me lo dice, párteme en dos, cabrón.
Esa mirada familiar me acabó de convencer, algo habían tramado en la pista mientras bailaban solas.
Salimos a la calle y el aire fresco de la noche nos daba en el rostro.
-Bien chicos, seguimos la fiesta en casa, estáis preparados?
Pablo y yo nos miramos. Y respondimos casi al unísono.
-Para todo!!!!!!
Un taxi se acercaba vacío y levanté la mano para llamar su atención. Mikaela se agarró de mi mano y Erika de la otra en cuanto la bajé al parar el taxi a nuestro lado.
-Tú atrás, con nosotras, Juan.
Mikaela entró primero y dejó ver su culo al hacerlo, Erika lo vió y me dijo, eres un pervertido delicioso Juan.
No había más de diez o quince minutos en coche hasta su casa, que por la noche se hicieron más cortos sin tráfico en las calles, las dos chicas llevaban sus manos en mi entrepierna y el taxista miraba de reojo por el retrovisor y a Pablo seguidamente, ellas se miraban y sonreían.
Su otra mano jugueteaba debajo de sus vestidos, cuando llegamos las tenía apoyadas en mis hombros teniendo a dúo un nuevo orgasmo que dejó en el taxi ese delicioso aroma a sexo.
Pablo pagó al taxista mientras Erika salía y me mostraba su culo al hacerlo, se giró y giñando un ojo me sonrió extendiéndome la mano. Ayudé a Mikaela a bajar del coche, las piernas aún la temblaban tras el último orgasmo. Nos dirijimos hacía la puerta abrazados los cuatro. Pablo abrió y pasaron Mikaela y Erika, se contoneaban exageradamente a propósito. Era su forma de provocarnos aún más, como si hiciese falta!!!!!!!!
Al cerrar se giraron a la vez y se quitaron el vestido una a la otra, mientras nosotros mirábamos extasiados. Al acabar se dirigieron al sofá haciéndonos señales con el dedo pícaramente para que las siguiéramos. Lo hicimos lentamente, ver a aquellas dos bellezas desnudas caminar así era una bendición.
Se sentaron y al llegar a su altura no dejaron que nos sentasemos, empezaron a quitarnos la ropa enseguida. Manos expertas nos despojaron de nuestra ropa en un visto y no visto, y cuando estábamos solo en calzoncillos el bulto era tan evidente, que no pudieron evitar sonreir y hacer bromas con la mancha que lucían, el líquido preseminal había sido tanto que la mancha era muy grande.
Cuando bajaron los calzones nuestras pollas saltaron hacia el techo, estaban las dos duras y brillantes, se inclinaron hacia ellas y empezaron a mamarlas al unísono mientras miraban alternativamente arriba y a un lado, a nuestros rostros y a cómo lo hacían los otros.
Aquello resultaba tremendamente excitante. Mikaela es una consumada comedora de pollas y su hermana no le iba a la zaga, las dos estaban llevándonos a la gloria con sus bocas, su lenguas y sus miradas llenas de vicio. Como si lo hubiesen hablado antes dejaron de hacerlo casi a la vez, y dándonos un cachete en las nalgas nos hicieron saber que era hora de cambiar.
Pablo se acercó a Mikaela y yo dí un paso de costado hacia Erika, que se la metió de golpe entera sin dejar de mirarme a los ojos, eso me vuelve loco, Mikaela lo suele hacer cuando quiere que me corra en su boca, me mira y empuja su boca con fuerza comiéndomela hasta que nada queda fuera. La sorpresa fue brutal. Erika salibaba sin parar y rebosaba por sus comisuras, sus ojos se humedecían reprimiendo lágrimas, pero seguía empujando su boca más adentro, casi lo había conseguido, cuando notó que se quedaba sin aire y tuvo que aflojar un poco.
Ahora eramos Pablo y yo quienes mirábamos a nuestro lado para ver a nuestras respectivas parejas comérsela con avidez a otro hombre, yo, confieso lo había pensado a veces, pero nunca, nunca, pensé que sería mi cuñado a quién se la comiese, y menos en mi presencia, con su hermana haciéndome lo propio a mí, ni en mis mejores sueños.
Un chaiselongue iba a ser el destino de las dos. Se colocaron a cuatro, una frente a la otra, pegadas, se miraban y besaban con su culo en pompa mientras nosotros estábamos a su espalda, las mirábamos y lubricábamos su culitos, a Mikaela la encantaba el anal y Erika parece que también lo adoraba.
No tardaron mucho en estar listos para acogernos dentro. Apuntamos nuestras pollas a su entrada y ellas se empezaron a besar cuando apretando ligeramente entrábamos entre sus nalgas. Sabía que Pablo iba a tener una sorpresa, Mikaela pide azotes cuando tenemos sexo anal, se vuelve loca, los pide a gritos, dame más fuerte cabrón, me dice al rato de tenerme bombeando en su trasero.
Erika empujaba su culo hacía mí y Mikaela la besaba y la decía, te lo va a partir, hermanita, ya verás......te lo partirá. Pablo estaba bombeando sin pausa cuando Mikaela empezó a llegar a ese punto en el cuál pide azotes, gime y gime sin parar con esa voz profunda que tiene al excitarse.
-Dame más, cabrón!!!! empezó a decirle, mientras se separaba las nalgas para permitirle entrar más adentro, lo más adentro posible. Estaba llegando al orgasmo, lo reconocí en ese momento gritó, azótame, dame fuerte, cabrón. Deja mis nalgas ardiendo. Mientras decía eso alargué mi mano y recuperé el mando del huevo vibrador, al ponerlo en marcha se empezó a correr, y Pablo la azotó por primera vez, ella gimió y gritó. Más fuerte, no pares, maldita sea, dame duro!!!!!!
Y así lo hizo, azotaba alternativamente sus nalgas con izquierda y derecha el sonido de las nalgadas resonaba en el salón y Erika giró su cabeza, a que esperas Juan? hazlo tú también. Un sueño, creí vivir un sueño. El primer azote fue duro, seco, su nalga tembló deliciosamente al recibirlo y Erika gimió y apoyando su cabeza en el chaiselongue puso su culo todavía más a mi disposición. Fué el primero de una serie de azotes que me llevaron a dejar sus nalgas rojas y ardientes, y a ella a tener un orgasmo que explotó en forma de flujo sobre el sofá y gritos.
Mikaela me miró y sonriendo me dijo, es tu turno, ven aquí y dame como sabes hacerlo. Pablo se acercó a su mujer y yo me coloqué en el sitio que ocupaba hasta hacía unos segundos. Miré el ano de Mikaela, estaba abierto, sus nalgas rojas, pero todavía no la había dado su buena ración. Mi polla se acomodó en la entrada, y sin esfuerzo apenas se perdió dentro, hasta el fondo, mis huevos se apretaron contra sus nalgas, y el primer azote se estrelló en su culo.
Fue duro, pero Mikaela pidió más, como acostumbra, dame más fuerte cabrón, más duro!!!!!!!
No sé cuánto tiempo pasó, pero noté que mis huevos ya no podían retener más tiempo mi leche, y la avisé, me voy a correr!!!!!!!! Erika gritó entonces en mi boca, hazlo en mi boca!!!!!! Y la acercó cuando la saqué del culo de Mikaela, Pablo seguía bombeando en el culo de Erika y Mikaela le pidió su leche para ella, de pronto nos vimos con sus bocas engullendo nuestras pollas en un instante, los ojos de Erika lloraban al sentir mi polla en su garganta, acomodó su respiración a mis embites en cuestión de segundos, Mikaela hizo lo propio y tragaba sin problemas la polla de Pablo que rugía que él también se iba a correr. Las hermanas estaban consiguiendo volvernos locos, y sus dedos masajeaban nuestros anos. Erika dejó mi polla unos instantes y dijo, hermanita, sabes lo que es un masaje prostático?
Mikaela movió su cabeza asintiendo sin aflojar la polla de Pablo, yo ya sabía a qué masaje se refería Erika. Pronto su dedo entró en mi ano y masajeaba mi prostata, y a la vez volvió a engullir mi polla hasta el punto de provocarla una arcada que hizo que la saliba rebosase por sus comisuras y de sus ojos brotasen algunas lágrimas, el masaje me provocaba una sensación que hacía que mis orgasmos fuesen brutales. Y no tardé mucho en reconocer ese momento que hace irreversible el orgasmo. Apreté su cabeza contra mi polla mientras unos chorros tremendos de esperma brotaban de mi polla directamente en su exófago. Ella me miraba y sus ojos llorosos sonreían. Mis piernas flaqueaban y estaba teniendo convulsiones de placer. Su dedo se aceleró aún más mientras yo me vacíaba por completo, y me apoyaba en el chaiselongue para no caerme.
Pablo se corrió unos segundos después, pero de forma igualmente brutal. Esta mujeres sabían como llevarnos al cielo, desde luego. Sabíamos que somos afortunados, y esta noche nos confirmaba que éramos aún más de lo que jamás hubiésemos soñado. Quedamos tendidos en el sofá, agotados, felices, con la felicidad dibujada en nuestro rostro tratando de recuperar el aliento. Cuando me fue posible me levanté y fuí a por agua, y a mi vuelta charlamos sobre lo ocurrido, para sorpresa de todos, lo sucedido era algo que ninguno había pensado nunca, aunque si que nos habíamos imaginado situaciones parecidas, en ninguna de ellas las dos hermanas estaban juntas, finalmente no somos tan distintos los hombres y las mujeres.
Esa experiencia ha supuesto un punto de inflexión en nuestras relaciones, las comidas familiares ahora son más habituales, divertidas y morbosas...
Llegaba a casa y no dejaba de pensar en lo que nos esperaba, una cena romántica y excitante en un buen restaurante que había reservado, le había dicho a Mikaela que se pusiese bien guapa, se iba a poner ese vestido, bien ceñido, que siempre la hacía ser el centro de atención cuando se lo ponía, pero esta noche no llevaría nada debajo, marcando su silueta a la perfección.
Cuando entré en casa ella justo salía de la ducha, todavía no había terminado de secarse, estaba frente al espejo, me encanta verla así......muchas veces no había conseguido aguantar y habíamos follado allí mismo, frente al espejo, mirándonos a través de él, ella con las manos apoyadas en el lavabo y yo detrás suyo, con las mías en sus nalgas, unas nalgas turgentes que eran el deseo de todos los hombres y alguna mujer que la miraba con una mezcla de envidia y deseo. Pero hoy no follaríamos, no al menos todavía, la besé el cuello mientras acariciaba su cuerpo desnudo y aún húmedo mientras ella ronroneaba, Juan, estate quieto mi amor, acertó a decir, estás preciosa mi vida, respondí, esta noche vas a deslumbrar a todo el mundo.
Iba a llevar el regalo......y yo el mando en el bolsillo, accionándolo a mi criterio, seguro que sería divertido ver la excitación en su rostro, reconocer esos instantes previos a sus orgasmos, cuando se muerde el labio ligeramente y deja escapar un gemido profundo y ronco, antesala de la explosión de su orgasmo.
Me duché y mientras lo hacía ella se preparaba en nuestra alcoba, se pintó un poco los ojos y los labios, no suele maquillarse mucho, es realmente bella y únicamente se maquilla en contadas ocasiones y un poco, no es necesario más para resaltar su belleza, suele ser la mujer a la que todos desean cuando la ven, las miradas son elocuentes, y me hacen sentir bien orgulloso de ella y a ella también la encanta ser el centro de miradas llenas de deseo.
Raramente alguno ha tratado de propasarse, rápidamente le para los pies y le manda por dónde ha venido, los impertinentes no son de su agrado, aunque si que se presta a una conversación, si se sabe mantener la compostura, eso es algo que me excita enormente, verla coquetear, sentirse atractiva y deseada, el brillo de sus ojos la delata y al llegar a casa acabamos follando como locos al recordarlo.
Al salir ya estaba casi preparada del todo, solo la faltaba ponerse el vestido que tan bien la quedaba, al verla en ropa interior me quedé parado en la puerta....me encanta observarla así en ropa interior, tiene un cuerpo espectacular y ese pequeño corazón tatuado en su pecho hace que las miradas se claven en él.
La dije que esta noche nada de ropa interior. Soltó una carcajada creyendo que era una chanza, pero al ver mi cara entendió que hablaba en serio, y su risa frenó en seco.
-De verdad me estás diciendo eso?
-Desde luego Mikaela, esta noche tu única ropa interior va a ser esta, y la dí el huevo vibrador que acababa de comprar, yo tengo el mando......y controlaré el ritmo, nada más bajo esa ropa, dije señalando el vestido que estaba estirado en la cama.
Sus ojos se entornaron como platos y sonreía nerviosa, pero se despojó de la ropa interior y abrió la caja que la ofrecia con el huevo que llevaría, noté cuando la tomó entre sus manos que se estaba excitando, ese brillo en sus ojos, era el mismo brillo que tiene cuando coquetea en la disco con algún hombre que se la acerca. Se introdujo el huevo y entonces tomé el mando, accioné el botón de marcha y dió un respingo de sorpresa......sonreí y como tenía varias intensidades y ritmos fuí probandolas, ella se movía nerviosa y excitada, cuando lo paré me miró y me dijo muy seria, sabes lo que vas a provocar con esto? La respondí que algo sabía, aunque no estaba seguro de todo, pero que el desenlace estaba claro....se acercó y me besó, me puse la chaqueta y salimos de casa, en previsión de problemas no tomamos nuestro auto y llamamos a un taxi, no quería que por beber alcohol nuestra noche se estropeara, no tardó en llegar el taxi, y cúando abrí la puerta para que ella se acomodara en el asiento trasero, volví a accionar el huevo, casi se da un golpe de la sorpresa, se le escapó un gritito que hizo que el taxista girara la cabeza al oirla.
Como el vestido era corto y ceñido dejaba ver generosamente sus piernas, el taxista no pudo evitar esa mirada que tan bien conocíamos, cargada de deseo. Al entrar yo me dedicó una mirada de envidia, también conocía esa mirada, Mikaela me dijo en voz baja, eres malo, la sonreí e indiqué al taxista la dirección del restaurante donde había reservado.
Durante el trayecto, me dediqué a jugar con el mando el huevo y observar a Mikaela, se movía nerviosa en el asiento, hacía esfuerzos por no dejarse llevar a un orgasmo que crecía dentro de ella, el huevo se había colocado tocándo el cuello de útero y la vibraciones hacían que el orgasmo fuera inevitable, en escasos segundo ví como cerraba los ojos y se mordía los labios, incapaz de articular palabra.....faltaban metros para llegar al restaurante cuando los abrió y al mirarme su cara era un poema, la costaría salir del auto.
Y así fue, el orgasmo que acababa de tener hacía que las piernas le temblaran, los tacones altos tampoco ayudaban. Entramos en el restaurante del brazo, ella temblorosa, y nos dirigimos a la mesa que nos mostraba el encargado. Al sentarse Mikaela lo hizo con alivio, notaba que otro orgasmo empezaba a crecer, me miraba pidiendo por favor que parara, pero no estaba dispuesto a hacerlo, subí la intensidad mientras ojeaba la carta, y dejé el mando encima de la mesa. Ella miraba la carta y apretaba las piernas, al estar sentada el huevo entraba en contacto con su punto g y el cuello del útero, estaba teniendo otro orgasmo que no podía retener por más tiempo, cerró los ojos y apretó la carta, mientras gemía calladamente. Cuando acabó abrió los ojos, me dijo que no podría soportarlo.....Puse el huevo en otro modo más suave y Mikaela asintió, mejor así Juan, me susurró, sonreí y la besé, aquello solo era el principio. Cenamos entre risas y confidencias, alternando pausas y cambios de ritmo con el mando, que hacía que Mikaela tuviera que dejar de comer y cerraba los ojos, o los abría incrédula ante los orgasmos que estaba teniendo. No podré levantarme dijo cuando estábamos en los postres. Claro que lo harás, lo harás ahora e irás al baño..... no podía creerlo, estás loco mi amor? No, estoy orgulloso de tí, mi vida, hazlo, por favor y no te quites el huevo.....lo coloqué al mínimo cuando retiraba su silla y la susurré al oído, que todos vean tu belleza camino del baño mi amor.
Y así fué, las cabezas se giraban y las miradas disimuladas se posaban en su cuerpo camino del baño, se notaba que no llevaba ropa interior bajo el vestido no había más marcas que las de su cuerpo y sus nalgas se balanceaban como meciendo las miradas de deseo.
Al salir se dirigió hacia mí con su mirada clavada en mis ojos, y al sentarse me dijo en voz muy baja.....sabes lo que has logrado? No sabía a qué se refería. Ni idea la contesté. Mi flujo caía por mis muslos cuando iba al baño y creo que todo el restaurante se dio cuenta, se podía oler perfectamente, eres malo.
Se me escapó una sonrisa y traté de tranquilizarla, no se habrán dado cuenta, el olor de la comida seguro que habrá sido lo que olían. Acabamos los postres y salimos al exterior.
-Te apetece tomar una copa y bailar un rato? La dije mientras rodeaba su cintura.
-Si vamos.
Había varias discos en las cercanías y solíamos ir de vez en cuando. Caminamos despacio intercambiando impresiones acerca de la cena y de cómo se había desarrollado, has comprado un huevo del demonio, me soltó de repente, me va a matar. Y reimos a dúo cuando lo dijo, la enseñé el mando y dije, lo que te va es a proporcionar momentos gloriosos, mi vida.
Entramos en la disco y nos acomodamos en una zona un tanto apartada, había varias parejas charlando y otras bailando despreocupadamente en la pista. Llegó un camarero y al tomarnos nota de las consumiciones dirigió la mirada a las piernas de Mikaela, ya que estábamos sentados en un sofá bajo y a duras penas lograba taparla, sus piernas lucían en todo su esplendor.
Aproveché ese momento para cambiar el ritmo de la vibración y como Mikaela todavía no había decidido que tomar, el camarero estaba de pie frente a ella mientras ella trataba de disimular como buenamente podía. Finalmente pidió un combinado y en cuánto el camarero se giró me miró y soltó un manotazo cariñoso, estás travieso hoy!!!!!!
Cruzó las piernas y se recostó en el asiento, sabía que iba a tener un nuevo orgasmo y decidió dejarse llevar para tenerlo antes de que volviera el camarero con las bebidas, no quería correrse delante de él.
Echamos unos tragos y salimos a bailar, nos gusta bailar y solemos comentar las miradas que nos dedican, más a ella, claro, aunque las mujeres también nos miran y juraría que se excitan al hacerlo.
Entre el vino de la cena y las copas al rato estábamos más desinhibidos y calientes, Mikaela tiene una forma muy sexi de bailar y notaba su calor pegado a mi cuerpo, entre las piernas y su mirada cambia, esa mirada de perra en celo que se la pone cuando se pone caliente es inconfundible.
Y en esas estábamos cuando apareció Erika, su hermana, venía con Pablo, su marido, Erika parecía que había bebido por demás y Pablo iba detrás con cara de circunstancias, Erika me arrancó a Mikaela de los brazos y se fundió con ella en un abrazo, mientras la besaba y la felicitaba por su cumpleaños. Cuando la soltó se fue hacia Pablo que me estaba saludando y le agarró para bailar. Definitivamente estaba un poco bebida.
Y al pasar bailando a nuestro lado me dijo casi gritando Juan!!!!!!!! Mi cuñado favorito!!!!!! No te he saludado tan siquiera y me besó en los labios sin previo aviso. Y siguió bailando entre risas mientras nosotros tres nos mirábamos atónitos. Erika estaba desatada de verdad, era un torbellino.
Después de un buen rato fuimos a sentarnos y refrescarnos, beber un poco y charlar, Erika duró poco quieta, y tomando de las manos a Mikaela la arratró de nuevo a la pista, estaban poniendo una canción bien sensual y la verdad es que era todo un espéctaculo verlas bailar juntas.
Aproveché para activar de nuevo el huevo y Mikaela me miró al instante. La saqué la lengua y guiñé un ojo, el próximo orgasmo sería en la pista de baile, ante todos. Así fue, coinciendo con el final de la canción Mikaela gritó y tuvo el orgasmo más salvaje de lo que llevábamos de noche. Se abrazó a Erika, para no perder el equilibrio y una con la conciencia un poco nublada por el alcohol y Mikaela por el orgasmo, acabaron besándose en mitad de la pista, mientras comenzaba otra canción, no menos sensual, la noche prometía sensaciones fantásticas.
Mikaela se abrazaba a su hermana cada vez de modo más sensual, el orgasmo había acabado de despertar su lado más salvaje, alguna vez me había contado de las ganas que tenía de probar el sexo con otra mujer, pero ni en mis mejores sueños lo había imaginado con su hermana.
Estaba realmente buena, muchas veces me había sorprendido mirándola el culo a ella y me excitaba enormemente verlas bailar así. Mi cuñado tampoco perdía la vista de ellas, contoneándose en la pista cada vez de manera más obscena. Toda la disco las miraba más o menos descaradamente, y eso parecía excitarlas aún más.
Vi a Mikaela susurrarle algo a su hermana, y como ella la miraba con los ojos incrédulos, y dejaba de bailar, unos instantes después se acercaba hasta dónde estábamos nosotros y dando un trago miró a su marido, y seguidamente a mí. Disimuladamente se metió la mano bajo el vestido y se bajó el tanga que llevaba tirándoselo al regazo, al tiempo que nos extendía los brazos invitándonos a bailar.
Le dimos la mano y nos levantamos para ir hacia la pista dónde Mikaela bailaba en lo que parecía un éxtasis, puse su vibrador al máximo y cuando llegué a su lado empezó a tener un nuevo orgasmo, la abrazé por atrás al tiempo que besaba su cuello mientras se corría de nuevo, notaba como temblaba y se estremecía.
Me vas a tener así toda la noche me susurro, ronroneaba como una gatita en celo. Me pareció notar el perfume de su sexo en el aire, y se lo dije, estás perfumando el aire con tu aroma. Se empezó a reir a carcajadas, eso me acaba de decir mi hermana!!!!! La he dicho que no llevaba nada debajo y lo que tengo en mi coñito y ha sido cuando os ha ido a buscar, me parece que esta noche va a ser única. Cuando acabó de decirme eso se giró y me besó apasionadamente, mientras se apretaba a mi polla que estaba ya dura, la visión de ambas hermanas bailando como si hiciesen el amor nos había excitado a mi cuñado y a mí hasta el máximo. Empezamos a bailar y notaba sus manos recorriendo mi culo, apretándome contra su cuerpo caliente y sudadito, el baile la estaba excitando tanto que decidí apagar la vibración durante unos instantes.
Al rato me pareció notar otra mano, una voz me dijo al oído, eres un mal hombre Juan. Al girarme era mi cuñada la que me miraba con ojos encendidos, detrás de ella mi cuñado sonreía, se lo acababa de contar, miré a Mikaela y esta también me sonrió. Vas a pagar por esto Juan......su mirada era decidida y brillante, enigmática.
Durante un buen rato bailamos los cuatro, cada vez más pegados, nos rozabamos, sonreíamos y acariciabamos más abiertamente, miraba a mi cuñado y me asentía con la cabeza; como dando su aprobación.
Mi cuñada se acercó y rodeó con sus brazos mi cintura, diciendo a Mikaela, Pablo es tuyo, ve con él. Se acomodó mi pierna entre las suyas y comenzó a bailar sensualmente sobre ella, se frotaba descaradamente, mientras clavaba su mirada en mis ojos, se levantó el vestido y su piel desnuda mojaba mi pantalón, estaba tan excitada que mojaba mi pantalón!!!!!!!
Se nos está yendo de las manos, pensé, y miré de reojo a Mikaela cómo hacía lo propio con Pablo, al volver la mirada hacia Erika esta me dijo, no te m*****ará, verdad? Mi cara debía de ser un poema.....no sabía que decirla.
Que lo había imaginado muchas veces?
Que estaba deseando?
Solo acerté a negar con la cabeza y balbucear, no, para nada. Y bajar un poco la mano de su cintura hacía sus nalgas que se contoneaban con mi pierna entre ellas.
Su boca se acercó a mi oído y me dijo......me estoy corriendo ahora mismo, y sus labios se apretaron contra los míos mientras su lengua buscaba la mía y se enroscaba en ella. Empujó las caderas y suspiró mientras aflojaba y me decía con voz ronca de la excitación, dejémonos de bailes y vamos a casa, hoy no están las niñas.
Agarró mi mano y mientras íbamos hacía nuestra mesa les dijo a Mikaela y Pablo.
-A casa, tortolitos!!!!!
Les ví besándose y mi polla dió un salto de alegría, la mirada de Mikaela era fiera, como me mira cuando la excitación la sobrepasa y quiere que la parta en dos, me lo suele decir así. Se pone las manos en sus nalgas y separándolas me lo dice, párteme en dos, cabrón.
Esa mirada familiar me acabó de convencer, algo habían tramado en la pista mientras bailaban solas.
Salimos a la calle y el aire fresco de la noche nos daba en el rostro.
-Bien chicos, seguimos la fiesta en casa, estáis preparados?
Pablo y yo nos miramos. Y respondimos casi al unísono.
-Para todo!!!!!!
Un taxi se acercaba vacío y levanté la mano para llamar su atención. Mikaela se agarró de mi mano y Erika de la otra en cuanto la bajé al parar el taxi a nuestro lado.
-Tú atrás, con nosotras, Juan.
Mikaela entró primero y dejó ver su culo al hacerlo, Erika lo vió y me dijo, eres un pervertido delicioso Juan.
No había más de diez o quince minutos en coche hasta su casa, que por la noche se hicieron más cortos sin tráfico en las calles, las dos chicas llevaban sus manos en mi entrepierna y el taxista miraba de reojo por el retrovisor y a Pablo seguidamente, ellas se miraban y sonreían.
Su otra mano jugueteaba debajo de sus vestidos, cuando llegamos las tenía apoyadas en mis hombros teniendo a dúo un nuevo orgasmo que dejó en el taxi ese delicioso aroma a sexo.
Pablo pagó al taxista mientras Erika salía y me mostraba su culo al hacerlo, se giró y giñando un ojo me sonrió extendiéndome la mano. Ayudé a Mikaela a bajar del coche, las piernas aún la temblaban tras el último orgasmo. Nos dirijimos hacía la puerta abrazados los cuatro. Pablo abrió y pasaron Mikaela y Erika, se contoneaban exageradamente a propósito. Era su forma de provocarnos aún más, como si hiciese falta!!!!!!!!
Al cerrar se giraron a la vez y se quitaron el vestido una a la otra, mientras nosotros mirábamos extasiados. Al acabar se dirigieron al sofá haciéndonos señales con el dedo pícaramente para que las siguiéramos. Lo hicimos lentamente, ver a aquellas dos bellezas desnudas caminar así era una bendición.
Se sentaron y al llegar a su altura no dejaron que nos sentasemos, empezaron a quitarnos la ropa enseguida. Manos expertas nos despojaron de nuestra ropa en un visto y no visto, y cuando estábamos solo en calzoncillos el bulto era tan evidente, que no pudieron evitar sonreir y hacer bromas con la mancha que lucían, el líquido preseminal había sido tanto que la mancha era muy grande.
Cuando bajaron los calzones nuestras pollas saltaron hacia el techo, estaban las dos duras y brillantes, se inclinaron hacia ellas y empezaron a mamarlas al unísono mientras miraban alternativamente arriba y a un lado, a nuestros rostros y a cómo lo hacían los otros.
Aquello resultaba tremendamente excitante. Mikaela es una consumada comedora de pollas y su hermana no le iba a la zaga, las dos estaban llevándonos a la gloria con sus bocas, su lenguas y sus miradas llenas de vicio. Como si lo hubiesen hablado antes dejaron de hacerlo casi a la vez, y dándonos un cachete en las nalgas nos hicieron saber que era hora de cambiar.
Pablo se acercó a Mikaela y yo dí un paso de costado hacia Erika, que se la metió de golpe entera sin dejar de mirarme a los ojos, eso me vuelve loco, Mikaela lo suele hacer cuando quiere que me corra en su boca, me mira y empuja su boca con fuerza comiéndomela hasta que nada queda fuera. La sorpresa fue brutal. Erika salibaba sin parar y rebosaba por sus comisuras, sus ojos se humedecían reprimiendo lágrimas, pero seguía empujando su boca más adentro, casi lo había conseguido, cuando notó que se quedaba sin aire y tuvo que aflojar un poco.
Ahora eramos Pablo y yo quienes mirábamos a nuestro lado para ver a nuestras respectivas parejas comérsela con avidez a otro hombre, yo, confieso lo había pensado a veces, pero nunca, nunca, pensé que sería mi cuñado a quién se la comiese, y menos en mi presencia, con su hermana haciéndome lo propio a mí, ni en mis mejores sueños.
Un chaiselongue iba a ser el destino de las dos. Se colocaron a cuatro, una frente a la otra, pegadas, se miraban y besaban con su culo en pompa mientras nosotros estábamos a su espalda, las mirábamos y lubricábamos su culitos, a Mikaela la encantaba el anal y Erika parece que también lo adoraba.
No tardaron mucho en estar listos para acogernos dentro. Apuntamos nuestras pollas a su entrada y ellas se empezaron a besar cuando apretando ligeramente entrábamos entre sus nalgas. Sabía que Pablo iba a tener una sorpresa, Mikaela pide azotes cuando tenemos sexo anal, se vuelve loca, los pide a gritos, dame más fuerte cabrón, me dice al rato de tenerme bombeando en su trasero.
Erika empujaba su culo hacía mí y Mikaela la besaba y la decía, te lo va a partir, hermanita, ya verás......te lo partirá. Pablo estaba bombeando sin pausa cuando Mikaela empezó a llegar a ese punto en el cuál pide azotes, gime y gime sin parar con esa voz profunda que tiene al excitarse.
-Dame más, cabrón!!!! empezó a decirle, mientras se separaba las nalgas para permitirle entrar más adentro, lo más adentro posible. Estaba llegando al orgasmo, lo reconocí en ese momento gritó, azótame, dame fuerte, cabrón. Deja mis nalgas ardiendo. Mientras decía eso alargué mi mano y recuperé el mando del huevo vibrador, al ponerlo en marcha se empezó a correr, y Pablo la azotó por primera vez, ella gimió y gritó. Más fuerte, no pares, maldita sea, dame duro!!!!!!
Y así lo hizo, azotaba alternativamente sus nalgas con izquierda y derecha el sonido de las nalgadas resonaba en el salón y Erika giró su cabeza, a que esperas Juan? hazlo tú también. Un sueño, creí vivir un sueño. El primer azote fue duro, seco, su nalga tembló deliciosamente al recibirlo y Erika gimió y apoyando su cabeza en el chaiselongue puso su culo todavía más a mi disposición. Fué el primero de una serie de azotes que me llevaron a dejar sus nalgas rojas y ardientes, y a ella a tener un orgasmo que explotó en forma de flujo sobre el sofá y gritos.
Mikaela me miró y sonriendo me dijo, es tu turno, ven aquí y dame como sabes hacerlo. Pablo se acercó a su mujer y yo me coloqué en el sitio que ocupaba hasta hacía unos segundos. Miré el ano de Mikaela, estaba abierto, sus nalgas rojas, pero todavía no la había dado su buena ración. Mi polla se acomodó en la entrada, y sin esfuerzo apenas se perdió dentro, hasta el fondo, mis huevos se apretaron contra sus nalgas, y el primer azote se estrelló en su culo.
Fue duro, pero Mikaela pidió más, como acostumbra, dame más fuerte cabrón, más duro!!!!!!!
No sé cuánto tiempo pasó, pero noté que mis huevos ya no podían retener más tiempo mi leche, y la avisé, me voy a correr!!!!!!!! Erika gritó entonces en mi boca, hazlo en mi boca!!!!!! Y la acercó cuando la saqué del culo de Mikaela, Pablo seguía bombeando en el culo de Erika y Mikaela le pidió su leche para ella, de pronto nos vimos con sus bocas engullendo nuestras pollas en un instante, los ojos de Erika lloraban al sentir mi polla en su garganta, acomodó su respiración a mis embites en cuestión de segundos, Mikaela hizo lo propio y tragaba sin problemas la polla de Pablo que rugía que él también se iba a correr. Las hermanas estaban consiguiendo volvernos locos, y sus dedos masajeaban nuestros anos. Erika dejó mi polla unos instantes y dijo, hermanita, sabes lo que es un masaje prostático?
Mikaela movió su cabeza asintiendo sin aflojar la polla de Pablo, yo ya sabía a qué masaje se refería Erika. Pronto su dedo entró en mi ano y masajeaba mi prostata, y a la vez volvió a engullir mi polla hasta el punto de provocarla una arcada que hizo que la saliba rebosase por sus comisuras y de sus ojos brotasen algunas lágrimas, el masaje me provocaba una sensación que hacía que mis orgasmos fuesen brutales. Y no tardé mucho en reconocer ese momento que hace irreversible el orgasmo. Apreté su cabeza contra mi polla mientras unos chorros tremendos de esperma brotaban de mi polla directamente en su exófago. Ella me miraba y sus ojos llorosos sonreían. Mis piernas flaqueaban y estaba teniendo convulsiones de placer. Su dedo se aceleró aún más mientras yo me vacíaba por completo, y me apoyaba en el chaiselongue para no caerme.
Pablo se corrió unos segundos después, pero de forma igualmente brutal. Esta mujeres sabían como llevarnos al cielo, desde luego. Sabíamos que somos afortunados, y esta noche nos confirmaba que éramos aún más de lo que jamás hubiésemos soñado. Quedamos tendidos en el sofá, agotados, felices, con la felicidad dibujada en nuestro rostro tratando de recuperar el aliento. Cuando me fue posible me levanté y fuí a por agua, y a mi vuelta charlamos sobre lo ocurrido, para sorpresa de todos, lo sucedido era algo que ninguno había pensado nunca, aunque si que nos habíamos imaginado situaciones parecidas, en ninguna de ellas las dos hermanas estaban juntas, finalmente no somos tan distintos los hombres y las mujeres.
Esa experiencia ha supuesto un punto de inflexión en nuestras relaciones, las comidas familiares ahora son más habituales, divertidas y morbosas...
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