Debuto con el Colo

por
género
gay

Unos días después el Colo me viene a buscar y me dice que tiene más fotos para que veamos y guiándome hasta el galpón del fondo de su casa dónde él escondía las revistas, sacó dos y las repartimos, era verano, no llevábamos mucha ropa, apenas unos pantaloncitos cortos y una remera, debajo de los pantalones obvio que vestíamos un bóxer de tela que en aquella época eran bastante rústicos.
Ya no nos reíamos con lo que veíamos, nos asombraba y comentábamos los tamaños de tetas, vaginas y pitos; la verdad que no sé quien de los dos empezó pero enseguida iniciamos una conversación sexual, si nos masturbábamos, si habíamos visto a una mujer desnuda alguna vez, si estábamos excitados o no y fue entonces que recuerdo al Colo bajarse el pantalón y sacar su pene duro, con la cabeza bien roja y tocarse, me invitó a hacer lo mismo y lo obedecí (tal cuál fue toda mi vida, obedecer) obviamente nos masturbamos hasta acabar cada uno en su lugar, nos limpiamos un poco y seguimos nuestras vidas como si nada hubiera pasado; pero creo que ése fue el primer paso a una vida sin retorno para mí.
Los días seguían pasando, con mi amigo nos veíamos muy seguido, pero sin que nada pasara y además yo tenía otro grupo de amigos del barrio con los que también nos encontrábamos para el fútbol, quizás por eso mi amistad con el Colo se profundizó con el tiempo. Yo seguía con las masturbaciones en soledad, ni idea de que continuidad tendrían, pero sí sé que las confesaba para poder comulgar cada domingo.
Pero un verano por la tarde cuando ya el sol no pegaba tan fuerte me invitó al galpón y me dijo que tenías revistas nuevas, obvio que fui enseguida y en cuanto llegamos nos ubicamos sobre una manta que él había preparado en el piso, en su casa no había nadie y sacó la revista para mirarla, esta vez era una sola por lo que nos sentamos uno al lado del otro. Empezamos a pasar las paginas y obviamente a excitarnos, pero al cabo de unos minutos el Colo se bajó la ropa y quedó tan solo con una remera tocándose el pene duro y erecto que resaltaba sobre su piel blanca y pecosa, yo tardé un poco debido a mi timidez, pero en cuanto los dos estuvimos en la misma situación y muy cerca uno del otro su aroma produjo algo dentro mío que no puedo describir, me puse nervioso, pero no dudé en tocarlo, ni sabía porqué lo hacía, pero mi deseo era más fuerte que mi timidez, él no decía nada, dejó de mirar la revista y apoyado sobre sus manos se quedó quieto como esperando…….. mientras una de mis manos tocaba su ingle y casi lo acariciaba, con la otra dejaba la revista en el piso y me manoseaba un poco.
-Tocame los huevos. Me dijo y así lo hice.
Empezó como a gemir y ya mis manos estaban abocadas a darle placer en su pija caliente, fue cuando ambos nos arrodillamos y yo lo masturbaba mientras él me tocaba la suave cola adolescente, no recuerdo cuánto tardó en saltar su semen a la manta, pero no fue mucho y entonces yo me pajeé hasta hacer lo mismo para luego ambos quedarnos acostados uno al lado del otro. Hablamos sobre si nos había gustado lo que hicimos y ambos nos sentíamos bien, me preguntó si yo lo había hecho con alguien más le dije que no y pregunté lo mismo obteniendo la misma respuesta Pasó un tiempo y mi amigo tomó nuevamente la revista para mirarla mientras estaba acostado y no tardó mucho en llegar a una nueva excitación, no pude resistirme a tocarlo, me puse de costado y acaricié sus huevos, sentir el aroma a semen mezclado con el perfume de su piel me excitaba y obviamente mi pene también se erguía, dejó la revista a un lado e iniciamos un manoseo que nos llevó a estar ya desnudos uno muy pegado al otro necesitando sentirnos, nos acariciamos mucho hasta que oímos que la camioneta del padre llegaba y entonces nos vestimos y salimos a saludar.
Con el Colo no nos veíamos siempre, creo que una vez por semana como mucho, él era un año menor y compañero del colegio de uno de mis hermanos, por lo que a esa edad teníamos amigos diferentes, es así que podía pasar un buen tiempo sin encontrarnos, pero a partir de aquel día todo cambió y nos dimos cuenta que uno necesitaba del otro. Seguimos viéndonos esporádicamente y algunas veces nos masturbábamos uno al otro, ya no importaba ver antes la revista, la cosa pasaba por encontrarnos sacarnos la ropa y manosearnos, en general después de acabar nos quedábamos tocándonos, pero sin demostrar que nos gustaba acariciar al “adolescente” que teníamos al lado.
Pero llegó el otoño y el frío hacía que sea más difícil de desnudarnos en aquél galpón que de por sí era fresco en verano, entonces un día me ofrece ir al camión del padre que tenía un camastro atrás y allá fuimos, era el 25 de mayo, lo recuerdo porque era el feriado y ése día el sol estaba a pleno, por eso nos dejaron salir a dar una vuelta. Y allá fuimos, en aquel momento no hacía falta andar mucho para llegar a un descampado.
-Pasate atrás y sacate la ropa mientras yo estaciono. Obvio que obedecí
Y en cuanto dejó el volante él también se desnudó y vino a acostarse a mi lado. Nos gustaba mucho manosearnos, alguna vez nos besamos también, pero me di cuenta que a él mucho no le agradaba, así y todo lo hacíamos y eso a mí me excitaba mucho (aún hoy me pasa). En aquella ocasión los besos se hicieron un poco más prolongados y el Colo dejó de tocarme, casi como esperando a que hiciera algo más, entonces fui bajando con mis labios, su cuello, sus pezones, su ombligo, su pubis y ahí penetró en mi nariz un aroma que me hizo perder los límites que teníamos y me puse su pija en la boca, esperando a ver que decía mi amante, él empezó a gemir, en mi inexperiencia lo mordí un poco y se quejó, por lo que inicié de nuevo a tragarla
- ¿Te gusta?
-Sí es rica, Respondí
-Despacio que sino voy a acabar.
No estuve mucho tiempo, tenía miedo que me largara el semen y no sabía si eso me gustaría, alguna vez había probado lo que me chorreaba en los dedos, pero nada más.
Entonces él me pidió que me ponga boca abajo y se montó encima, primero sin penetrarme, tan solo arrimando su miembro a mis glúteos, se recostó encima mío y besaba el cuello, hoy me doy cuenta que eso me relajaba, sentía el calor en mi cola y todo hacía que me entregara más aún.
-Vení que te la quiero poner. Dijo mientras salía de encima y me ponía en 4 patas.
En el primer intento sentía mucho dolor, parecía que me ardía
-Esperá, me duele me hacés mal. Dije y fue entonces cuando sentí una sensación que jamás olvidaré; mojó sus dedos con saliva y me la pasó por el ano metiendo levemente uno de ellos. Fue suave conmigo, me trató de forma que me hacía sentir no sólo que me deseaba sino también que me cuidaba; aunque dudo que él fuera consciente de eso.
Y entonces sentí como su pene dilataba mi culito lampiño lentamente mientras sus manos me tomaban por las caderas para moverme hacia él, reconozco que algo me dolía, pero hoy me doy cuenta que estaba esperando ese momento y tan solo busqué que ambos disfrutemos. En cuanto su pubis tocó mis nalgas grité por ese dolor placentero que se siente en la primera vez y entonces el Colo casi perdió el control y no pudo parar de bombearme hasta sentir su explosión en mí al mismo tiempo que mi pene duro chorreaba semen sin haberme tocado.
- ¿Acabaste vos también? Preguntó mientras se apoyaba sobre mi cuerpo
-Creo que sí. Respondí sin saber que había pasado y me relajé acostándome boca abajo, con mi machito encima, posición que nos duró unos minutos más. Pero en un momento él sacó su pene semi erecto y sentí un vacío que me llenó de placer una vez más, al punto que gemí de tal forma que el Colo se asombró.
- ¿Te hice mal?
- Para nada, pero no esperaba eso cuando la sacaste. Me gustó
- Sí a mí también, estuvo bueno, tenemos que hacerlo de nuevo otro día.
Algo que pasó nuevamente una vez más y otra………y otra, así durante al menos 3 años.
escrito el
2025-09-29
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