La viuda y su hermana

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Trabajo por todo el mundo; comemos en restaurantes, y actualmente, el restaurante con el que mi empresa colabora para las comidas está dirigido por dos hermosas hermanas jóvenes. Hace dos meses, su hermana mayor, Alba, perdió a su querido "Papi", un hombre unos veinte años mayor que ella, a quien conocía personalmente, que era muy amable e inteligente. Alba, con la ayuda de su hermana Lena, decidió seguir al frente del restaurante. Lena tiene que encargarse de todo y mantener la situación bajo control, también con la ayuda de nosotros, sus clientes habituales y fieles. La semana pasada, Lena me arrastró a casa de su hermana con la excusa de una urgente necesidad de consuelo, consuelo y ánimo, para calmar las lágrimas y la desesperación de Alba por la pérdida de su amado esposo, "Papi". La historia es real; claramente, los nombres de las personas son pura ficción. En cuanto llegamos, encontramos a Alba llorando, despatarrada en una silla, gritando "Papi" a todo pulmón y arrancándose el chándal. Lena, con gran determinación, me acercó y me dijo: «Vamos, toma esta herramienta y chúpala bien; chúpala bien como un helado, como cuando se la quitaste a "Papi". En un instante, Alba se lo tragó todo y empezó a chupar mi herramienta, a decir verdad muy tímida y pequeña, dada la situación repentina, y ciertamente no muy adecuada para una relación sexual repentina. La situación mejoró en unos segundos: Alba chupó y gimió, llamando a gritos a su "Papi", mezclando saliva, lágrimas y mocos, y la mezcla devolvió mi "herramienta" a su tamaño normal; Lena abrió el coño de su hermana e introdujo la lengua hasta el fondo; una mano acarició los pezones de Alba y la otra hurgó en su culo, seguramente preparándolo para otras experiencias. Y eso fue exactamente lo que pasó: mi polla dejó a un lado todos los buenos pensamientos y se deslizó en el hermoso culo de Alba mientras su hermana la penetraba con fuerza. En su coño, con ambas manos, su carnosa boca chupando, por turnos, Sus enormes tetas. Lena, absorta en todo este trabajo, no dejaba de hablarle a su hermana: «Anda, Alba, déjame follarte bien el culo, luego te tocará el coño; te destrozaré las tetas con la lengua y mientras te folla por el culo, te destrozaré el coño, y cuando te destroce el coño, te la meteré por el culo». Duró un buen rato; Lena quería su parte en el culo, la boca y el coño. Alba, que necesitaba mucha más atención, recibió mucha de mí y de su hermana, y mientras le curábamos las pequeñas fugas del culo y el coño, no paraba de gritar: «Papá, más, más, fue precioso». Repito, la historia es real.
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2025-08-11
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