La jovencita Laura II

por
género
dominación

No quiso esperar ni otro día cuando Laura se presentó de nuevo en mi casa no sin enviarme media hora antes un whatsapp para decirme que iba a pasar el día y la noche en casa y que se había excitado imaginando que iba a estar a mi plena disposición y aclaró entre comillas “haz conmigo lo que quieras”. Al principio imaginé otro encuentro tipo al anterior sólo que yo tomaba el mando, cosa que me excitaba, pero luego caí en que pasar todo el día juntos... no sé, era excesivo que tuviera todo el control. Entonces caí en cosas que había leído en la que el dominante se tomaba su tiempo en todo, y eso era que no iba a follármela nada más entrar. Decidí disfrutar de ella y su preciosa presencia. Me advirtió que iba a permanecer callada. No venía a hablar... Pues con estas se presentó en la puerta con una falda cortita, y una blusa blanca. Maquillada. La verdad que preciosa. Muy atractiva. Y a mi disposición. Iba a ser difícil.
Traía una bolsa con comida, por lo que eso nos podíamos olvidar.
La otra sorpresa fue una tablet en la que empezó a poner vídeos de mujeres dominadas, algunas con jaulas, otras atadas, sometidas a dos bandas... Yo nunca había hecho algo así y no me veía muy capaz. No sabía ni por donde empezar. Laura era mi sumisa, por lo que dejando los vídeos puestos, se arrodilló en el suelo en medio del saloncito, esperando que pasaa algo, que yo tomara lai inciativa.
-Nunca he hecho algo así... no sé cómo empezar. Me excitas, mucho, pero así, quieta...

No dijo una palabra. La miré detenidamente, sentado. Me levanté y me arrodillé a su lado, alcé un poco la falda y metí la mano en las braguitas para sentir su sexo. Estaba empapado. Aquella situación ya le excitaba. A mí también. Le cogí una mano y sacándome la polla la posé sobre ella. Terminó de endurecerse entre sus dedos.
-Joder tía, como me pones... Te ponía a cuatro patas y te follaba ahora, pero...

PRIMERA PARTE

Sin más se inclinó hacia el suelo y se bajó las bragas por detrás hasta los muslos dejando su culo expuesto para que la follara. Sin pretender ir demasiado deprisa llevé la mano a su trasero y se lo comencé a acariciar. La di un azote.
-¿Todo mío...?
Me llevé un dedo a la boca y lo chupe para luego introducirle la punta en su delicado ojete. Lo saqué y palpé de nuevo su húmedo sexo. Laura iba a mil. Miré el abultado miembro sobresaliendo por encima del pantalón. Saqué el dedo y me puse de pie. Ella se irguió permaneciendo de rodillas. Me desprendí del pantalón dejando la polla al aire. Ella me miraba. Desabroché su camisa y la dejé abierta, me senté en una silla cogiendo la tablet y me puse a ver algunos de los vídeos de dominación que tenía.
-¿Todo esto te pone a mil?
Asintió con la cabeza.
-Y no vas a hablar... pero sí negar o asentir, y obedecer, claro.
De nuevo asintió mirando mi polla.
-Me pones más cachondo cuando me miras así. Eres todo un reto porque te enculaba...
Cómo con un resorte se volvió a inclinar y se giró mostrándome su precioso culo. Mi deseo era indescriptible. Su ano era prieto y su coño se entreabría totalmente mojado. Me fui a la habitación y traje el bote de lubricante, vertí un buen chorro sobre mi mano y posándole los dedos sobre su coño, embadurné hacia arriba arrastrando el lubricante hasta más allá de su delicado ano. Laura soltó un gemido. Moví la mano suavemente hacia arriba y hacia abajo extendiendo a conciencia el lubricante. Alzó el culo cachonda perdida como una perra en celo. Presioné la yema de uno de mis dedos por el ojete. Lo hice varias veces porque me encantaba verla contornear contenida.
-Me estoy disparando a límites que ni pensaba... Si por lo que sea me excedo quiero que me lo digas. Me dices por ejemplo, “melocotón” y paro.
Empujé el dedo y se lo metí en el culo otra vez, sólo la punta. Me gustaba su estrechez. Lo saqué, subí las braguitas y me senté de nuevo.
-Gírate de nuevo hacia mí.

LA DUCHA

Se dio la vuelta con el rostro sudoroso y la boca entreabierta. Llevó la vista a la polla, que exponía sentado con las piernas separadas.
-¿Te gusta mirarme?
Asintió.
-A mí me daría un poco de palo, si no me mirases cómo lo haces. Me devoras. Si dejase que me la chuparas ahora, cosa que deseo, me iba a correr en cero coma. Me voy a duchar. Vente conmigo.
Me levanté y la cogí de la mano para llevarla al baño. Se sentó en el váter y yo me quité la camiseta para empezar a ducharme. Laura me miraba con las piernas abiertas y su sexo mojado marcado en las bragas.
-Quítate la camisa y vente conmigo. Las braguitas y el sujetador no. Déjatelos puestos.
Se puso de pie y obedeció. Se metió conmigo. Empecé a mojarla con la alcachofa en la mano, Eché la brguita a un lado y le enchufé el coño. Le gustaba. Me puse jabón en las manos y empecé a extendérselo por el cuerpo. Para entonces mi polla ya estaba como una piedra y en alguna ocasión rozaba con su cuerpo. Froté las manos por todo su cuerpo disfrutando de cada una de sus curvas y de la suavidad de su piel. Me di cuenta de que lo que me hacía disfrutar era tenerla siempre cachonda perdida. Lo que no tenía claro es cuánto aguantaría yo. Por eso la ducha.
Laura disfrutaba de mis caricias jabonosas. La miré a la cara y la besé y ahñi enganchamos nuestras bocas haciendo latente cómo estábamos ambos. Metí ambas manos en las bragas hacia su precioso trasero pegando la polla contra su cuerpo. Fuí deslizando las manos hacia adelante, una por cada lado de su cadera y apreté mi mano derecha entre sus piernas. Su sexo estaba increiblemente mojado. Lo enjaboné bien haciéndole disfrutar de unas intensas caricias que la hicieron retorcer de gusto. Dejamos de besarnos y le bajé las braguitas dejándolas caer al suelo. Ella me miró silenciosa pero con una expresión desencajada de gusto.
De nuevo la enchufé con el agua bajando algo más la temperatura. No podíamos segur así sin terminar follando, y quería disfrutar viéndola de aquella manera.
Le quité el sujetador dejando su precioso pecho al aire, y se lo magreé también con jabón enguagándola después.Nos secamos y salimos de la ducha.
-¿Tienes más braguitas?
Asintió.
Me fuí a la habitación donde estaba su bolsa y ahí se me ocurrió coger mejor uno de mis calzoncillos. Se lo puse y ella sonrió.
-¿Te pone también...? Bueno, a mí ponerme tus braguitas también me pondría cachondo, pero no sé cómo va a encajar esto... -Le dije señalando la polla tiesa.
Laura sonrió.

RELAX

Tras la ducha nos fuimos a sentar al saloncito.
-No sé como vas... Ya te dije que es nuevo para mí y no sé muy bien como hacerlo ¿Tú vas bien?
-A mil.
Me estremeció escucharla y me quedé en silencio mirándola. Aquella chica menuda y con un precioso cuerpo me gustaba mucho. Con todo aquello, a veces tenía la sensación de enlo quecerme, de excitarme de una manera casi incontenible. Parecía que a ella también.
Era temprano para comer, así que cogí la tablet para verla con ella. Se la dí y le pedí que me mostrase algunos de los que le gustaban especialmente. Tenía unos veintitantos. Abrió uno y lo avanzó hasta la escena de una chica tendida en la cama boca abajo y un tío follándosela por detrás encima de ella; luego cambió a otra en la que tumbada boca arriba y la cabeza vuelta hacia atrás, el mismo tío le metía la polla hasta casi el fondo de la boca; otra más ya cambiando de vídeo, una chica joven atada en x a la cama y masturbada a lo bestia por el alfa, haciéndole saborear luego su glande a capricho de él; también tumbada, hacerle lamer y chupar el ojete de él...; o tenerla con un consolador metido en el culo.
-Joder Laura... -Quedé en silencio un instante- No te quiero dar pistas, pero me encantan las ideas, y se me ocurren algunas más.

TOMANDO EL CONTROL. Primeros Pasos

Recordé que en la bolsa ella había traído los accesorios del día anterior, así que me levanté y fui a buscarlos. Yo tenía el control. Me presenté con la pequeña bolsa en la que había unos cuantos juguetes sexuales, que saqué sobre la mesa. Entre ellos escogí uno anal, pequeño y grueso en su parte mas ancha, ideal para dilatarle el recto.
-Ponte pie y échate sobre la mesa con el culito en pompa.
Se levantó obediente y volviéndose hacia la mesa se tumbó sobre ella sin separar los pies del suelo. Le bajé el calzoncillo hasta las rodillas y me arrodillé con el lubricante y el consolador en la mano. Le dí un par de azotes que enrojecieron la cachas. Le gustó. Decidí explorar aquello por lo que le azoté unas cuantas veces más dejando tiempo entre ellas y palpando la humedad de su coño, que iba empapándose poco a poco. Su culo enrojecido me excitaba, cómo escuchar sus pequeños gritos a cada azote.
-¡Me encanta tu culito enrojecido! ¡Qué rico!
Acerqué la lengua y abriendo sus cachas con una mano empecé a lamerle el ano. No tardo en contornearse de nuevo. Pasé los dedos entre los labios de su coño mientras lamía. Rezumaba. No pude resistir meter un dedo en su vagina mientras empujaba la lengua. Comenzaba a gemir cachonda perdida sobre la mesa. Recordé contenerme de nuevo por ella y por mí. Me imaginé pajeándome y corriéndome sobre ella. Vertí lubricante entre sus cachas y lo extendí hacia abajo pringando su ojete y rozando su delicioso coño. A Laura le temblaban las piernas. Cogí el consolador anal y rozando entre las cachas deslicé su punta hasta el coño, hurgué suavemente y se lo metí en la vagina. Laura gimió de gusto abriendo sus muslos más y con el coño empapado en flujo y lubricante. Yo estaba entusiasmado, embriagado de gusto. sosteniendo el consolador dentro con la mano izquierda, le posé el dedo medio de la otra mano sobre el ano y lo removí con suavidad. Laura gemía y era increíble escucharla. Lo apunté y se lo fuí metiendo despacio. El dedo desaparecía en sus entrañas entrando con suavidad gracias a la buena antidad de lubricante que humedecía la zona. Lo apreté hasta los nudillos y asesté unos pequeños empellones. Ella gemía de placer.
-Ahhh, ufff....
Saqué el dedo despacio y se lo lamí un par de veces. Estaba más dilatado. Lo metí de nuevo hasta el fondo y lo removí un poco hacia atrás, adelante, lo giré y lo saqué junto al consolador de su coño dejándola vacía ambos orificios.
-¡Estás tremendamente rica...! ¡Uf....! No imaginas como estoy...
Cambié el consolador de mano para probar en su estrecho ojete. El ancho era similar al de mi polla, cosa que me producía ilusión y placer. Aunque estaba bastante cachonda, empecé a masturbarla con la mano libre al tiempo que empujaba la punta del consolador.
-No sé si te va a doler...
Laura no dijo nada pero gemía y resoplaba. Lo empujé un poco más y su ano se fue abriendo despacio. Un tercio de su ancho ya me parecía lo que el dedo. Masturbé para oirla de nuevo gemir y empujé el segundo tercio. Su culo se abría con cierta resistencia. Retrocedí el tercio y eché lubricante de nuevo. Volví a la tarea de masturbar su clítoris muy despacio y empujar de nuevo el segundo tercio. Laura soltó un pequeño gemido de dolor. Masturbé con más insistencia y se lo metí hasta verlo desaparecer en su culo. Gimió de dolor, de placer. Golpeé la parte final ancha del consolador. Pasé la mano por todo su coño, empapado. Me aseguré de que no salía y le subí el calzoncillo dejándoselo metido adentro. Me puse de pie y la miré, sumisa sobre la mesa, de culo y en calzoncillos. Con el consolador en sus entrañas. La ayudé a incorporarse. Los dos nos miramos y sabíamos cómo estábamos. Se sentó en el salón y yo me fui de nuevo a duchar, esta vez con agua fría hasta deshacer el calentón.

SABOREANDO. Primera Sesión.

Era difícil quitarme de la cabeza a Laura. En cuanto pensaba en ella la polla se disparaba y embrutecía entre mis piernas. Entré en el salón y apenas un minuto notaba como la excitación se apoderaba de mí. La cogí de la mano y la llevé hacia la habitación y la hice tumbar sobre la cama boca arriba.
-Te voy a dejar aquí porque no paro de ponerme cachondo viéndote. Necesito relajarme.
Me fui al salón y miré los juguetes que había traído. Sumé a ellos el grande que tenía yo, que era totalmente realista, el que me había metido el día anterior. No lo pensé más y me fui a la habitación con él. Se le abrieron los ojos como platos al verlo en mi mano. Me subí a la cama con ella y se lo mostré.
-¿Por el culo o en el coñito?
Negó con la cabeza y no entendí bien a qué se refería.
-Por el culito te meteré la mía, calentita. ¿Vale?
No contestó aunque se la veía inquieta.
Le quité el calzoncillo dejándola totalmente desnuda. Separé sus piernas para ver asomar pegado a su trasero el tope del consolador anal.
-¿Qué tal lo llevas?
Tiré de él lentamente. Cerró los ojos cuando lo ancho asomaba en su culo. Lo deslicé suavemente algunas veces, se lo saqué y volví a hundírselo, cosa que me encantaba, verlo desaparecer. Su coño seguía empapado. Acerqué la boca y tras olisquearlo, le asesté unos buenos lametones de arriba a abajo. Aproveché para ponerme sobre ella formando un delicioso 69. Me erguí y le ordené que chupara mi ojete y que no utilizara las manos. Lo aproximé y sentí el primer roce de su lengua húmeda.
-Mmmm, así... Lame, lame.
La juguetona lengua de Laura se movía dura, mojada. Apreté para sentir su empuje. Apretó la punta en el ano y me relajé para sentirlo entrar un poco. Me contorneé para sentir su lengua alrededor y en el mismo centro. Empecé a gemir de gusto mirando su abdomen, su coño precioso. Me incliné y de nuevo comencé a chuparle la entrepierna. Los dos nos contorneamos enloquecidos en celo. Cogí el consolador grande y paseándolo por la raja del coño, se lo metí en la vagina abriendo sus muslos de par en par. Lo metí casi entero. Alcé la pierna y la desmonté para a su lado ofrecerle mi polla en la boca. Quería jugar con ella entre sus labios. Dos consoladores y mi polla la iban a llevar muy al límite. No pretendía hacerla correr pero sí llevarla al extremo de la excitación.
-Abre los labios...
Giró la cabeza hacia mí y abrió levemente la boca mirando lasciva mi duro miembro. Empujé la polla para posarla sobre sus labios mojados. Sacó la lengua y trató de metérsela.
-No, sólo chupar, lamer...
Yo la sostenía y al tocarme los huevos noté un poco el dolor por contenerme tanto. No sabía si descargar en algún momento sobre ella, cómo hacerlo y si eso luego me restaría excitación. Yo también disfrutaba conteniéndome. Apreté más la punta entre sus labios y dejé que entrara en la boca. La atrapó con lujuria contorneándose en la cama y apretando los labios. Removí el consolador mientras hurgaba la polla en su boca.
-Mmmm... ¿Te gusta chuparla...? Me cuesta contenerme...
Laura se empeñó con movimientos hábiles de cabeza y boca y comenzar a mamar con maestría. Fui follando su boca cada vez más descontrolado. Se la saqué de golpe sudoroso.
-Si sigo me correré...
-¡Mmm....!
Entreabrió la boca deseosa de volver a tenerla dentro. Se la volví a introducir con la punta goteando líquido seminal. Sus labios apretaron aún más. Lo quería todo adentro. Se la saqué de nuevo y la dejé rogándome con la mirada, con el contorneo de su cuerpo. No sé si se podría correr en esas circustancias. Le saqué el consolador del coño y se abrió para que la follase. Yo estaba enloquecido de gusto. Deseaba follarla. Salí de la habitación completamente extasiado y muy cachondo. Resoplando como ella. Me senté y me relajé en el salón, dejé que bajara mi excitación. Me dolían los huevos.
-Necesito correrme. -Afirmé en voz alta.
Me levanté y fui a por Laura que trataba de relajarse como yo, recuperarse de la alta excitación. Pero en su caso iba a durar más.
-Ven conmigo.
Se levantó y me siguió. Llegamos al salón y sacándole el consolador del culo creo que ella imaginó que iba a encularla.
Me apoyé de pie en la mesa y le pedí que se arrodillara. Señalé al suelo delante mío. Se arrodilló frente a mi polla.
-No puedo contenerme más. Me duelen los huevos. Quiero que me hagas una paja. Hasta el final. Quiero que me hagas explotar en tu cara.
Sabía que era más contención para ella, pero deseaba seguir teniéndola así. Aquello le iba excitar más pero sabía que la paja iba a ser tremenda al sentir como agarró apretando sus dedos en mi dura polla.
-Nada de boca. -Dije estremecido de gusto-. Sólo paja.
Templada, empezó a sacudírmela despacio. No iba a tener prisa pero yo tampoco estaba para aguantar demasiado. Se frotó la mono en el coño para humedecerse los dedos y la atrapó otra vez. Pajeó despacio siguiendo el movimiento de su mano con un leve vaivén de cabeza, como si mamara. Cerré los ojos y dejé sentir como su mano iba y venía, lenta pero con ritmo. Empecé a gemir aumentando mi excitación. Mi cuerpo iba tensándose. Las piernas, el abdomen... Empecé a moverme y ella permanecía igual, con ritmo y apretados sus dedos. Escupió para humedecer la punta. Una, dos y tres veces. Me iba a correr en poco. Me separé de la mesa moviendo mi pubis totalmente muerto de gusto. Entonces su mano enloqueció y empezó a sacudir con fuerza y golpes secos de su mano contra mi cuerpo.
-Ahh, ahh, ahh... ¡Así, así..., así...! Uf, uf, uf... !Sigue, sigue cielo...!
Abrí los ojos para ver su rostro frente al glande. Iba a recoger todo sobre su delicioso rostro. Gemí con más intensidad y sentí como un relámpago el primer chorro de semen que golpeó con fuerza sobre su nariz y un carrillo. Su mano sacudía intensamente para exprimir intensas oleadas de lefa que fue dejando salpicar por su rostro; los ojos, la nariz de nuevo, la frente y por último abrió la boca para saborear las últimas gotas. Desobedeciendo se metió la punta para extraer, apretando con mano y labios hasta la última oleada de placer, de gusto, de semen. Inclinado sobre ella, mamó el final de la corrida y dejé que lo hiciera hasta que quedé exhausto. Me dejé caer sobre la silla totalmente agotado contemplando a la preciosa sumisa que me había realizado una de las mejores pajas de mi vida. Dejó el semen goteando por su rostro para que lo contemplase.
-Eres tremenda Laura. Ha sido... tremendo. Vete a la habitación. Te quiero limpiar yo.
Se levantó con una obediencia brutal. Tenía que estar a mil pero se marchó impasible. Cuando sentí que me recuperaba, me hice más consciente de su esfuerzo y de su situación. Cogí una toalla humedecida en agua y fui a limpiarle el rostro con sumo cuidado.
-Era imposible hacerlo mejor. Ha sido tremendo. Vas a tener tu recompensa.
Habiéndola limpiado, nos besamos en la boca con pasión. La suya era más que evidente. Me fuí dejándola allí y pidiéndole que aprovechara para relajarse.

SU TURNO. Segunda Sesión.

Era su turno y quería cumplir. Me había hecho una apasionante paja y quería recompensarla tras comer en el salon tranquilamente. Le había puesto antes la falda y la blusa sin nada más debajo. Yo permanecí desnudo. Tras la comida y sabiéndome yo con menos carga al haberme corrido, pensé que era un buen momento para dejarle a ella un rato de control que no iba a ser más que dejarme follar un rato a su antojo bajo mi orden y hasta que yo le dijera. Cogí una esterilla y la puse en el suelo del salón y me tumbé en ella boca arriba. Laura me miró.
-Ven Laura. Quiero que me cabalgues. Es la recompensa por la paja. No sé cuanto te dejaré, pero la polla es para ti, es el postre. Pero no te quites la falda. Lleva antes los platos a la cocina.
Mientras ella se marchaba, yo aproveche para ponerme a tono la polla. Ella me miraba mientras me acariciaba. Cuando volvió se puso sobre mí. La polla ya estaba tiesa. Su absoluta obediencia le hizo sin más, cogerme el miembro y apuntándolo en su sexo, dejarse caer sobre mí empalándose en el miembro. Cerró los ojos de gusto. Yo también lo hice al calor de su vagina. En principio mi intencion era dejarla hasta el final correrse sobre mí, pero todo dependía de si yo aguantaba sin hacerlo antes. Montada sobre mí con la polla hasta el fondo puso sus manos sobre mi pecho y empezó a cabalgarme lentamente dejando la polla deslizar de distintas maneras en su vagina. La blusa entreabierta me dejaba ver por momentos su deliciosas tetitas.
-Preciosa. Preciosa mía. Qué bonita... Me encantas...
-Mmmm, mm, mmm...
Laura disfrutaba a la carta con sus movimientos libremente, dejando marcar el ritmo. Yo intentaba no centrarme demasiado. Deseaba aguantarle hasta el final. El movimiento de su cuerpo iba como estilizándose, su cadera se movía de forma sensual aprovechando la polla a su antojo dentro del coño. Al verla que se iba excitando más y más le di una nueva orden.
-¡Para cielo, para...! Lauri, quiero que te la metas por el culo.
Su expresión aunque leve, pareció de desaprobación. No creo que fuese por su ojete, sino más bien porque deseaba correrse con la polla dentro de su vagina.
-Por el culito -Volví a decirle- A palo seco. Ensaliva si quieres la polla.
Se mojó los dedos en saliva y extrajo la polla de su coño y decidida, acarició con la saliva la punta y apoyó el ano sobre ella. Su mirada era violenta, desafiante pero igualmente estaba obedeciendo. Apretó con su peso sujetando con firmeza la polla y su ojete se abrió enguyéndose el grueso glande en sus entrañas.
-Ahhggg...., agghhhh...
-Así, así... eso es...
Noté la presión de la estrechez pero ahí estaba hundiéndose por el delicado ojete. Su expresión desencajada lo decía todo. Le dolía pero le acompañaba un intenso placer más allá de la obediencia con la que se había comprometido.
-¡Qué rica Laura, qué rica...! ¡Toda para adentro...! ¡Toda tuya!
-Agg, ahhhgg...
Cerró los ojos hasta empalarse medio miembro. Acaricié su trasero mirando las tetitas por la blusa entreabierta.
-Entera, la quiero dentro entera.
Se dejó posar hasta sentarse sobre mí con la polla dentro. El calor de su ojete era intenso. Empecé a mover el miembro levemente en sus intestinos y ella sudorosa lo encajó dolorida y sumisa.
-¡Qué gusto! ¡Estrechito...!
Laura gemía asintiendo con los ojos cerrados y aquella expresión de placer-dolor en su rostro. Abrí la blusa para observar sus preciosos pechos. Sus pezones estaban erectos. Poco a poco la polla se deslizaba más suavemente y a ella le gustaba, tanto el duro miembro dentro, como sentirse sometida y tan deseada. Al verla tan dispuesta se la saqué y de nuevo volví a hundírsela en la vagina.
-¡Fóllame Laura, hasta que te corras! ¡Es mi recompensa!
Empezó a cabalgarme enloquecida. Miré como lo hacía, de qué forma descontrolada se movía. Creí que podría aguantar hasta que ella acabara. Acaricié su trasero mientras me follaba salvajemente. También moví mi pubis acompañándole en sus embites. Giré con su cuerpo hacia un lado dejándola caer en el suelo y sobre ella seguí follándola sujetando sus manos como si la forzara. Ella gemía y me pedía más.
-¡Ahh, ahhh...! ¡Más, más...! Sigue, sigue, siiiguee...
Alejado de correrme y tratando de sostener mi excitación para no alcanzar mi punto de no retorno, la seguí follando con tanta fuerza y deseo que no tardó en correrse totalmente abierta y entregada en cuerpo y alma a mí. Su coño latía y ella resoplaba con la boca abierta jadeando con desesperación. La follé hasta que pude ver que no podía más, que ya estaba extasiada de gusto. Paré y la besé la cara con la polla dentro. Aún latía su sexo. Solté sus manos y la dejé libre un instante para que se recuperase. Despacio extraje el miembro de su coño chorreante.
-¡Deliciosa...!
Me eche a un lado tumbado a su lado para ver como recobraba poco a poco la respiración, y tras unos minutos me levanté y me fui a duchar. Ella me acompañó cuando estaba duchándome y terminamos juntos enjabonándola de nuevo pero esta vez sin más connotación que la ducha en sí.
Laura se mostró algo diferente desde ese momento. No mal pero quizá había terminado con su papel de sumisión. Sin decir mucho, tras la ducha se vistió para volver con compañía horas mas tarde.

(continuará)

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2023-11-03
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